NICOLÁS (SAN)

colina situado en el término de Tamarite, provincia de Huesca, con una iglesia arruinada, que se dedicó á dicho Sto. sobre el ant. cast. de los moros, por haberlo tomado por asalto, en su dia los habitantes de la villa de Tamarite del poder agareno, ausiliados de los de otros pueblos del ant. cond. de Rivagorza. Existen en la actualidad algunas obras de aquel tiempo, entre las que se nota un camino subterráneo, que baja de la cúspide ae la montaña hasta el pie , por donde corre un arroyuelo

NAVELGAS (SAN JUAN)

. feligresia en la provincia y dióc, de Oviedo (11 1/2 leg.), partido judicial de Cangas de Tineo (5 1/2), ayuntamiento

de Tineo ;> . si r. al NO. de la v. de Tineo, con libre ventilación y CLIMA sano. Tiene unas 120 CASAS distribuidas en los I. de Carrizal, Couto, Ferreria, Folledo, Navelgas, Parada, Sabadel, Villargegin y la braña de Fontes. La iglesia parr.

(San Juan Bautista] se halla servida por un cura de primer ascenso y patronato real hay ademas 2 ermitas propias del vecindario. Confina el término N. Narabal; E. Muñalen; S. Zardain y .Miño; y O. S. Fructuoso. En una altura sobre el lugar de Folledo hay vestigios de un fuerte con murallas; y en el parage de Entrepeñas del lugar de Ferreria se ven profundas-escavaciones, y otros restos de obras destinadas á beneficiar miiifis de oro y plata. El TERRENO es montuoso y quebrado pero fértil; contiene algunas praderías y tierras de labor fertilizadas [tur el r. de Navelgas sobre el cual existe un puente de piedra en la parte montuosa é inculta se crian robles, hayas y otros árboles bravos. Atraviesa por esta parr. un CAMINO que conduce desde Galicia y Castilla.

PROD. trigo, centeno, maiz, mijo, patatas, castañas, cáñamo y frutas se cria mucho ganado vacuno , de cerda y lanar hay caza y alguna pesca, IND. la agrícola , molinos harineros y elaboración de cal. COMERCIO se celebra los domingos ua mercado muy concurrido por los habitantes de los pueblos inmediatos para especular en ganados y frutos del pais. PORL. 121 vec, 585 almas CONTR. con SU avunt.

NAVA

ayuntamiento en la provincia, audiencia terr., y diociudad de Oviedo (5 leg.), part, judicial de Inhestó en Berbió (2), ciudad g. de Castilla la Vieja (á Valládolid 50) SIT. al E. de la cap. de provincia, sobre una superficie llana de 1 1 i leg. en cuadro, cubierta de árboles, praderías y tierras cultivadas; piesentando una perspectiva muy variada y deliciosa en todas direcciones, y mirada por el lado del N. parece un escaño á cuya espalda ó lado del S. se forma la montaña denominada Pena Mayor, 3ue se eleva 1,(500 varas sobre el nivel del mar. Reinan toos los vientos; el C L I M A es templado y niu\ benigno, pues en los dias mas calarosos de julio \ agosto nunca pasa el termómetro de Reaumur de 23″, y en lo mas rigoroso del invierno se conserva á los 5O sobre cero; sin embargo, por la proximidad de las montañas se observan con frecuencia nieblas y lluvias, pero la naturaleza geológica de este suelo absorve muy luego las humedades atmosféricas, y los cuerpos hidrométricos no se cargan como en otros puntos de la firov. , ni son tan frecuentes, como en lo general de ella, as infiltraciones de los sistemas seroso , celular y sinovia!, ni tampoco se advierte la cronicidad de males que hay en otras partes. Compréndelas feligresia de Ceceda, San Miguel, Cuenya, San Andrés, Nava, San Bartolomé, y Priandi, Sto. Tomás; las cuales se subdividen en 32 pequeños L. y muchos cas. diseminados. El ayuntamiento reside en la v. de Nava, feligresia del mismo nombre/Conlina el término municipal por N. con los ayuntamiento de Sariego y Cabranes ; al E. con el de Pilona; por S. con el de Labiana; y por O. con los de Bimenes y Siero. Al S. del L. de Buyeres, en la feligresia de Nava , se hallan unas rocas muy elevadas continuación de la montaña de Peña Mayor, que se prolonga desde Pilona y su parr. de Beloncio, por entre este concejo y los de Labiana y Bimenes por espacio de 4/2 leg. de N. á S., y 4 de E. á O. formando cordillera y la línea meridional que separa este ayuntamiento de los de Lahiana y Bimenes. A la falda de dicha eminencia se encuentra el valle de Fuente Santa, y el r. Plá que baja desde el ayuntamiento de Bimenes en donde tiene su origen, cuyo r., aunque de corto caudal, al principio, se aumenta considerablemente luego, que en términos de Nava al S. de la casa de la Ferrería recibe las aguas de la fuente llamada Bobia, tan caudalosa que apenas brota ya tiene suficiente agua para dar impulso á dos molinos,» siendo ademas notable dicha fuente porque anuncia las variaciones atmosféricas con un continuado estruendo que á manera de trueno sordo se oye por la noche en todo el concejo. Desde este punto corre el r. costeando las faldas de Peña Mayor, hasta entrar en el conciudad de Pilona unido con el riach. de Ceceda que nace en la parr. de San Bartolomé. El espresado monte de Peña Mayor aunque áspero é inaccesible en ciertos parages, también tiene en otros diermosas camperas, praderías y yerbas de la mejor calidad á beneficio de las  fuentes perennes y arroyuelos que serpentean por todas partes; asi es, que ofrece pastos tan abuntantes, que los veciudad

de Nava mantienen allí, la mayor parte del año, todos sus ganado?, para cuya guarda tienen casas diseminadas en el monte también es este fecundo en yerbas y plantas medicinales ; y se hallan en distintos sitios señales de vena de hierro, y criaderos de carbón de piedra, tan bueno como el que se encuentra á dist. de 4 leg. en las montañas que siguen hasta enlazarse con las de Langreo ; desarrollándose con estraordinaria brabura los abedules, acebos, álamos, havas, fresnos, espinos, sauces, tejos y robles. A la izquierda

def mencionado r. Plá, en el término de la feligresia de Nava, nace la fuente sulfurosa de Buyeres de Nava á los 20 pies de dist., y con el desnivel de 2 , sobre el borde de dicho r., por diversos grifones que brotan entre un terreno granítico en el espacio de dos toesas cuadradas. Sus aguas muy claras y cristalinas eNAlan un vapor hidrógeno sulfurado mineralizado por un hidro-sulfato sulfurado ; todo el trayecto que recorre está cubierto de unos flecos albuminosos que van adquiriendo un color cada vez mas obscuro según se apartan del origen. Puesta el agua en contacto con la plata pura ó en polvo se ennegrece al momento , y este efecto es causado al parecer por la absorción del hidrógeno sulfurado; y también se observa que después de algunos momentos de contacto pierde el olor , y lo mismo si se trasporta á alguna distancia aunque sea en vasijas cerradas herméticamente, lo que prueba que el principio sulfuroso se halla en un estado de poca condensación, y que no está combinado con muchas bases alcalinas. Los ensayos analíticos practicados por el Dr. D. Ignacio José López, médico director del establecimiento con el aparato del señor Dupasquier, descubren en cada litio de agua (medida aproximativa á 2 cuartillos menores) 0.004,782 gramas de azufre, L.224,023 centímetros cúbicos de ácido sulfihídrico,ó gashidrógeno sulfurado analizada al aire libre pierde á los 8 pasos el equivalente á 0,3 grados sulfihidrométricos que representan 0.262,299 centímetros cúbicos de dicho gas, 0.000,381 gramas de azufre. Todos estos caracteres inducen á creer, que estas aguas llamadas propiamente de reacción, son las mas sutiles que puede presentar la naturaleza, en las que disueltos los sulfatos de magnesia y de calcio con mas materia orgánica se verifica la descomposición rápida de ellos, dando lugar á la espansion del hidrógeno sulfurado por la grande influencia que tienen en ellados agentes atmosféricos. De dichos caracteres tísicos y químicos, y del calor aproximado que tiene á la temperatura humana se deducen los fenómenos fisiológicos y terapéuticos sorprendentes, que produce esta agua tomada en bebida para todas las especies de dispepsias gastrodinas de los enfermos ; en las gastritis y enteritis crónicas ; en todos los principios de desorganización visceral abdominal, si está ligado con un vicio eruptivo cualquiera , ó sostenido por una eNAltación de temperamento linfático; en las opilaciones; en las clorosis infantiles; y en los derrames serosos y sinoviales por el aumento de secreción de orina que ocasiona. Fueron muy célebres desde la mas remota antigüedad estas aguas, como lo acreditaban los vestigios de las obras de arquitectura romana destruidos poco tiempo há para edificar en,su puesto un establecimiento que esté en armonía con lascostumbres y adelantos del siglo. Los C A M I NOS dirigen á la cap. de provincia y al Infiesto en huen estado, á Bimenes, Yillaviciosa y otros puntos, PROD.  escanda, trigo, maiz, centeno, miel, pavías, peras, manzanas, fresa, avellanas, nueces, castañas y lino; se cria ganado vacuno, de cerda , lanar y cabrio; caza mayor y menor, animales dañinos, y pesca de varias clases, IND. la agrícola, molinos harineros, telares de lienzos, elaboración de cidra, de carbón de piedra, fábricas de ollas de barro , de loza lina y ordinaria , de arneros para limpiar el grano, dedicándose también los habitantes á hacer pértigas, y aros para pipas y toneles. Consiste el C O M E R C I O en la estraccion de carbón de piedra, sidra, cereales, pértigas, loza y otros productos sobrantes ; é importación de géneros de vestir y cometibles necesarios, P O B L .  953 veciudad 4353 almas R I Q U E Z A IMP. 533,691 reales C O N T R . , 62,016. Asciende el P R E S U P U E S T O MUNICIPAL á unos 4,000 reales que se cubren con 500 procedentes de propios, y lo que falta por reparto entre los

MUSEO DE CIENCIAS NATURALES (HISTORIA DE MADRID)

(calle de Alcalá, núm^ 19.) Desde el reinado de Fernando VI, el Gobierno español parece habia tratado de establecer en Madrid un gabinete de historia natural, á cuyo fus se mandaron r e coger , bajo la dirección de D. Guillermo Bowles, muchos objetos curiosos, cuya custodíale fue igualmente encomendada.

Posteriormente Carlos III, decidido protector de las ciencias naturales, mandó erigirlas en Madrid tres monumentos contiguos; el Observatorio astronómico, el Jardin botánico y el Museo, llamado hoy de pinturas, que por su magnificencia material, nos hacen calcular cuales serian los proyectos científicos, que se proponía aquel ilustrado m o narca.

En efecto, estos tres edificios estaban destinados desde su origen á constituir un solo establecimiento el Museo de Ciencias naturales de Madrid del que nos proponemos dar algunas noticias en este artículo; pues aunque p o co larga la techa de su existencia, no por eso ha dejado de ofrecer diferentes modificaciones antes de llegar al estado en que hoy se encuentra. Destinado el Observotorio para el estudio práctico de la astronomía, y cl j a r d in botánico para el cultivo y la enseñanza de la ciencia de las p l a n t a s , se pensó colocar en el suntuoso edificio del Museo del Prado los gabinetes mineralógicos y zoológicos con las cátedras en que se enseñan estas ciencias, mas las de física y química.

De los t r e s edificios referidos el del Jardin Botanicofue el que a n t e s se concluyó y sirvió á su objeto, é ínterin se terminaba la construcción de los otros dos, se estableció provisionalmente el gabinete de historia natural en el cuarto 2.° de la academia de San Fernando. Después de muchas dificultades, se dio cima por último á la principal obra del Museo del Prado; pero por una fatalidad para las ciencias naturales, ha tenido un destino muy diferente del que se habia propuesto su fundador, por cuyo motivo las ricas colecciones del gabinete de historia natural, siguieron depositadas en el estrecho recinto ya mencionado. Sirvieron de base á estas colecciones los objetos recogidos por D. Guillermo Bowles, y una gran parte de los que formaron el gabinete particular de D. Pedro FrancoDávila,adquiridas por la nación mediante un contrato del Gobierno con este señor, en consecuencia del cual se le nombraba director perpetuo del establecimiento con el sueldo anual de 60,000 r s . y casa.

Por las noticias que hemos podido recoger, se puede asegurar que la parte mineralógica del gabinete fue la que desde luego recibió considerables aumentos, siendo uno de los mayores la magnífica colección que el Gobierno compró al comerciante inglés Mr. Forster , rica en ejemplares de gran tamaño y exacta determinación. Carlos III empleó todos aquellos medios que podian acelerar la terminación de su proyecto; y no contento con las compras que su Gobierno hacia, de cuantas preciosidades se le ofrecían para completar las colecciones del Museo, mandó verificar á diferentes recolectores, espediciones dentro y fuera de la Península con el fin de recoger objetos naturales. Heñían, Neé, Pineda, Mociño, Sessé, Herrgen, Talaker, Espiñeira y muchos botánicos ilustres fueron de este número; debiéndose á la laboriosidad de tan eminentes naturalistas muchas de las r i quezas que en el dia posee nuestro Museo. Tambien contribuyeron á su engrandecimiento las acertadas y terminantes órdenes que el ilustrado monarca hizo espedir á todos sus gobernadores de España ó Indias, mandándoles remitir al establecimiento cuantas producciones naturales se encontrasen en los distritos encomendados á su particular autoridad; consiguiendo de e s t e modo dos útilísimos objetos L.° tener noticia de las riquezas que la naturaleza ofrecía en sus dominios; y 2.° poseer muestra de ellas para admiración de los curiosos y estudio de los naturalistas en la metrópoli de su imperio. Es por demás decir que después de la muerte de Carlos III el Museo de Madrid se resintió de la falta de su protector; sobre todo, cuando los trastornos déla nación fueron desquiciando las mas sólidas obras de los tiempos pasados. Concluida la guerra de la Independencia y desembarazado el Gobierno de sus mas serias atenciones, Fernando YII decretó en 18151a reorganización del citado Museo, reuniendo el gabinete de historia natural, ¡ardin Botánico y Observatorio Astronómico, con la agregación de las cátedras de mineralogía , zoologia, botánica, física, química y astronomía. Puso á su frente una j u n t a llamada de protección compuesta de personas muy i n s t r u i d a s , que indudablemente hubieran llevado la obra á su fin si los deseos que las animaban, hubiesen sido secundados con los medios indispensables; pero el erario de la nación habia quedado exhausto, y no era fácil volver á los tiempos en que Carlos III prodigaba los millones para hacer adelantar las ciencias.

Asi siguió nuestro Museo hasta el mes de setiembre de 1837 en que de nuevo se modificó su parte gubernativa, que fue confiada á otra junta formada por los profesores del mismo establecimiento. Últimamente, los cambios verificados en todos los ramos de instrucción pública, tambien han modificado el referido decreto de 1837, y en el reglamento del Museo aprobado por S. M. en el año de 1847 se ha organizado definitivamente el establecimiento de que tratamos, componiéndole el gabinete de Historia natural, el j a r – din Botánico y las cátedras de mineralogía, geología, anatomía comparada, zoografiay botánica pertenecientes álos estudios superiores. La parte económica y directiva ha quedado á cargo de un gefe local; una j u n t a facultativa compuesta esclusivamente de los profesores de Historia natural de la facultad de ciencias de la universidad de Madrid, tiene encomendado el adelanto de las que son objeto del Museo; la clasificación y arreglo de sus colecciones toca á los c a tedráticos respectivos, aumentándose por los trabajos de los colectores y corresponsales del mismo, no menos que por los cambios verificados con otros establecimientos análogos, y adquisiciones hechas por compra; quedando la enseñanza sujeta á lo prevenido en el último plan de instrucción pública. Estos son los principales puntos del reglamento vigente en el Museo de Madrid; v no hay duda que con su exacta observancia llegará al grado de esplendor que corresponde á un establecimiento de su clase lo decimos con tanta mas seguridad, cuanto que lo prevenido en dicho r e glamento no es un mero ensayo que se trata de hacer, sino una convicción adquirida por la esperiencia de 6 años, durante los cuales no solo se fian formado en este Museo maestros, que están difundiendo la ciencia en las principales universidades del r e i n o , sino que sus colecciones se han duplicado unas, cuadruplicado otras, dado un nuevo orden á todas, y establecido algunas que faltaban casi completamente antes de la época citada, como puede observarse visitando las galerías del gabinete, leyendo sus catálogos, ó bien haciéndose cargo de los párrafos siguientes.- Mineralogía. Puede asegurarse sin temor de ser d e s mentido , que la colección de minerales colocados en las salas públicas de nuestro Museo es la mas notable de cuantas se conocen hoy dia, t a n t o por la magnificencia y tamaño de los ejemplares que la componen , como por su exacta caracterización.

Esta colección verdaderamente regia, sorprende al curioso que por primera vez la visita , habiéndose observado mas de una vez estasiarse delante de sus ejemplares naturalistas de gran nombradia, acostumbrados á ver los museos mas completos de Europa. Con t o d o , la colección de minerales aun no aparenta lo que en realidad e s , pues la construcción poco apropósito de los armarios que la contienen, sobrado altos y cargados de madera han impedido colocar todos los ejemplares al alcance de la vista ; y por otra parte, la estrechez del local, que en la actualidad ocupa el gabinete no permite dar cabida á duplicado número que hay depositados en ciento setenta y tantos cajones que se e n cuentran en los sótanos del Museo , hasta que establecido este en un lugar mas amplio pueda ostentar todas sus riquezas.

La colección pública de mineralogía, ha recibido últimamente una nueva colocación en la que el digno profesor de este ramo, ha procurado conciliar el orden científico con Ja visualidad de los ejemplares, presentando los mas notables por su rareza ó tamaño encima de las mesas que ocupan el centro de las salas con el fin de facilitar su inspección y estudio. Están clasificados por el sistema de Haüy, y en los dos cuerpos medios de la sala l .* desde el número L.» hasta el M.° se hallan las piedras y sales compuestas délos óxidos metálicos llamados tierras y álcalis. El nombre de las e s p e cies se encuentra en los rótulos, y cuando estos tienen n ú – roeros , se les ve al lado del ejemplar ó grupo de ejemplares que comprende. El cuerpo bajo de estos armarios contienen la colección de rocas. Las piedras preciosas, ágatas, jaspes Y otros minerales labrados que son objeto de lujo y adorno, están en los armarios señalados con las letras A. B C. Los combustibles no metálicos, por falta de local en la sala 2 . a , se han puesto en el cuerpo bajo del armario B . , escepto el mamante que está en el de las piedras preciosas. Son notables en esta sala el contenido de sus urnas que encierran ejemplares gigantescos de azufre cristalizado, de lluato de de cal, de carbonato y sulfato de la misma base, de barita sulfatada, magníficos granates, cristales de roca, berilos, esmeraldas etciudad Debajo de un imán natural que sostiene (i¿ libras de peso, se ve un fragmento romboédrico de cal c a r bonatada procedente de Guipúzcoa, cuyo tamaño es colosal.

1 armario de las piedras finas contiene ricas esmeraldas, t o pacios, aguas marinas, y otras mil preciosidades entre las que_no puede dejarse de citar el ópalo girasol, que es de t a maño poco común y sirvió en otro tiempo de adorno á un Sran sultán. También en el armario de las ágatas podríamos señalar ejemplares de valor, y por poco inteligente que sea et curioso que examine su contenido, no dejará de fijar l a v i s – a en un ónice de notables dimensiones y de mucho valoren comercio. Por último, sobre la meseta que s e p a r a d cuerpo alto del bajo de la estantería de esta sala se ve g r a n p a r – e de la colección de mármoles, alabastros, pórfidos, serpen- •nas y otras piedras de esta clase, cuyos criaderos se ha- M A D R I D . 841 veria. La serie de hierros, manganesos, antimonios, cobaltos y arsénicos se halla muy bien representada; y como en la sala anterior, los ejemplares de las urnas, que ocupan las mesas del centro, son sorprendentes por todos conceptos. En una dc estas pueden verse varios aereolitos entre los que se encuentra el que hace 8 años cayó cerca de Logroño. En e s ta sala continua y concluye la colección de marmoles , alabastros y otras piedras procedentes de las canteras de la Península. Ademas de la colección pública de que acabamos de hablar, y del depósito de ejemplares que hemos mencionado y debe considerarse conio parte de la misma, nuestro Museo posee otras colecciones de minerales tambien preciosas en su género. Fastas son d o s ; una que podemos llamar de e s t u d i o , y otra de demostración. La primera de estas colecciones está colocada en la misma cátedra de mineralogía , pudiendo considerarse como el comprobante délas e s plicaciones que en a q i e l sitio hace el distinguido profesor Don Donato García. En efecto, este sabio mineralogista e n canecido en la enseñanza, ha comprendido muy bien que en la de las ciencias naturales sirve de poco la teórica sino va acompañada conla demostración conveniente; y ademas que no hallándose en los libros sino esplicaciones mas ó menos especiosas sobre los hechos de la naturaleza, en vano lucharían los talentos mas privilegiados para arrancarla sus s e cretos , si en sus primeros pasos no les señalase una mano práctica , los tipos que en lo sucesivo han de servirles de punto de partida. Para cumplir con este deber de maestro, na colocado dicho profesorla colección á que nos referimos en una estantería de construcción muy cómoda, en la que los alumnos pueden estudiar y examinar á su gusto los o b jetos sin estraerlos del lugar que ocupan. La colección p r i n cipia por los modelos artificiales de sólidos para el estudio de la cristalografía, losinstrumentos y reactivos necesarios para el examen de las propiedades físicas y químicas de los minerales; viene después la serie de las especies exactament e determinada y rotulada, concluyendo con una colección de rocas tipos para el estudio de la geología. La magnitud de los ejemplares de esta colección es muy inferior á la que tienen los de la pública ; en cambio sin ser nada común el número de especies es mucho mayor y su caracterización exacta. La colección que sirve al profesor García para demost r a r en sus lecciones los caracteres de las especies minerales está contenida en unas gavetas de caoba colocadas en él gabinete de la cátedra. Es tambien escogida, muy numerosa en especies y variedades, y muchas de ellas recogidas en los viages que este catedrático ha hecho para estudiar la p a r ta mineralógica de nuestro pais, cuya circunstancia aumenta sin duda su valor. Sino bastase lo dicho para demostrar las riquezas que este Museo encierra en sus colecciones de minerales, podríamos añadir que por órdenes siempre dimanadas del Gobierno ha facilitado en diferentes épocas de sus depósitos á otros establecimientos de enseñanza colecciones nada despreciables; v recientemente acaba de e n t r e gar 34 para otras tantas universidades, i n s t i t u t o s , ó escuelas especiales de a g r i c u l t u r a , arquitectura medicina é ingenieros, lasque difícilmente hubieran podido obtener iguales, si se hubiesen de comprar en el estrangero, á menos de h a ber invertido en ellas sumas considerables.

Zoologia. Si podemos vanaglariarnos de poseer un g a binete mineralógico de primera clase, no sucede lo mismo con el de zoologia que solo puede llamarse naciente, comparándole con los de Berlin, Londres, París y hasta otros de capitales mas subalternas que la nuestra. Vanas han sido las causas de semejante a t r a s o , y entre ellas podemos señalar como principales no solo la naturaleza destructible de los objetos que componen tales colecciones, sino también la poca importancia que en un principio se dio en nuestro Museo á la zoología, hasta et año de L.835 en que fundó una cátedra la Academia de Ciencias de Barcelona, y en el de 4838 en que et Gobierno dotó con dos cátedras al gabinete de Historia nal ural de Madrid. Desde esta época data el movimiento progresivo que han tomado las colecciones zoológicas \ y puede asegurarse que en los últimos años trascurridos se han aumentado algunas hasta el punto de no haber ya sitio pava colocar las ‘especies que faltan para completarlas. Para conseguir este cambio favorable el Museo ha comprado muchos animales, tanto procedentes del estrangero como de la Península ; contribuyendo al mismo fin las dádivas que ha recibido dc varios establecimientos y particulares, entre las que merecen particular mención la del Museo de P a r i s , las del Dr. Clot-Bey, médico de S. A. el Bajá de Egipto, la de 1). Eduardo Gilly , joven marino cn nuestra estación de Filipinas, la de Mr. Cliedufau cónsul español en Alejandría, y la de D. Eduardo Carr e ñ o , que al morir en París legó toda su hermosa colección entomológica al establecimiento en que aprendió á conocer los secretos de la naturaleza.

Anatomía comparada. Esta colección que está colocada en la primera sala entrando al gabinete por la puerta de la d e r . , es de las mas modernas, puesto que antes del año 37 solo existían algunos ejemplares esqueléticos guardados en una pieza de escasas luces, y varios modelos de cera de visceras y músculos de construcción bastante ant.

y de no mucha exactitud. El profesor encargado de esta enseñanza principió por o r d e n a r , según el sistema de sus lecciones, los ejemplares anatómicos que habia en el Mus e o , y fue aumentándolos en términos que en la actualidad ocupan gran parte de la sala referida, mandada establecer á propuesta suya por real orden de 9 de mayo de 4 844. En el dia esta sala contiene una buena serie de e s queletos de animales vertebrados, que se han preparado la mayor parte en el laboratorio del mismo Museo, teniendo el mérito de ser mas exactos y bien ensamblados que los aue se ven en los gabinetes anatómicos estrangeros llama esde luego la atención de los curiosos la actitud y armazón del esqueleto humano; el del murciélago y topo por su delicadez; el del dugong por su r a r e z a , pues hace pocos años solo existían tres ejemplares mas en los museos dc Europa; el del kanguro tan particular por la disposición y forma de sus est realidades; el de la tortuga que se abre y cierra como una caja para facilitar el examen de su organización interior; el de la c u l e b r a , lagarto, rana, besugo y pez de San P e d r o , cuyas multiplicadas piezas están todas ensambladas por medio de alambres sueltos, y no con sus ligamentos naturales, como hacen en el estrangero, cosa que afea y no permite estudiar bien las formas de las superficies articulares. Muchos otros esqueletos podríamos c i t a r , pero en tal c a s o , mas bien que una sucinta noticia del Museo de Madrid , vendría á ser este escrito su catálogo; sin embargo, antes de pasar adelante no podemos menos de hacer mención de los esqueletos de la ballena y cachalote, cuyos gigantescos ejemplares no sc han colocado armados por «la escasa capacidad del local. La colección de piezas modeladas en cera, cartón, piedra, yeso e t c .

es muy escasa, á pesar de que van comprándose algunas á medida que los fondos del establecimiento lo permiten, pues este no tiene artista destinado á semejante clase de t r a b a j o s , como sucede en otros museos estrangeros. No o b s t a n t e , podemos llamar la atención sobre la s e n e de cráneos modelados en y e s o , que representan diferentes variedades de razas humanas, lo mismo que otras que figuran las piezas esqueléticas del Megalonix v Mastodonte las de cera modelos de la miologiá, esplacnología, angiologia, neurología del hombre y del caballo, los órganos de los s e n t i d o s , el aparato genital de las aves y el cuadro del desarrollo del h u e v o , indicando los fenómenos que presenc i a este desde el primer momento de la incubación hasta el del nacimiento del polluelo. También principia á ofrecer piezas curiosas la colección elermato-esquelética, pues aunque reducida a u n , consta de iodos los elementos necesarios para esplicar lo relativo á este sistema tan interesante en el estudio zoográfico. Finalmente, en está sala se ven colocadas en el armario primero tres momias humanas, dos de indios americanos y la otra de un guanche, en el estado de conservación mas» perfecto á pesar de su larguísima fecha.

Colección de mamíferos. Esta colección se ha clasificado y ordenado en el último arreglo, según el método de Cuvier. La mala disposición y poca capacidad de la sala que la contiene, bastante oscura ademas, ha obligado á colocar en la de aves los grandes ejemplares pertenecientes á los órdenes de paquidermos y rumiantes, y á invertir la numeración de los armarios que son de construcción muy antigua y bastante reducidos. Antes del año 38 apenas se veian representados en esta colección todos los órdenes de la clase, y en la actualidad no solo estos se hallan complet o s , sino que lo están las familias y t r i b u s , poseyendo muchísimos géneros aun de los mas raros , entre los que contaremos la mayor parte de marsupiales que proceden de la Occeania , los monotremas, los manatíes e t c .  faltan sin embargo, bastantes especies de queiropteros, rumiantes y cetáceos, bien que estos últimos no suelen ser muy comunes en ningún museo por la dificultad de su adquisición y volumen de su c u e r p o , que en las especies mayores exigiría costosas preparaciones y salas inmensas para contenerlas. En esta colección, como en las demás zoológicas del Museo, cada ejemplar lleva en su peana una tarj e t a que espresa el número del catálogo, el del género, el de la especie, el nombre genérico , el específico y el del pais de donde proceed ; refiriéndose todo esto á los catálogos modernos del establecimiento, en los que está espresado además, si el objeto se adquirió por compra ó donación , en cuyo último caso se indica el nombre del que hizo el regalo.

Colección de aves. Con respecto á esta colección, clasificada según el sistema de Temminek, posee el Museo los tipos de todos los órdenes, familias y t r i b u s ; pero faltan aun muchos géneros, y sobre todo especies. Su aumento ha sido tal de poco tiempo á esta p a r t e , que se ha cuadruplicado el número de ejemplares, tanto por las compras y recolecciones verificadas en el p a i s , como por los regalos hechos al establecimiento de parte de varios naturalistas nacionales y estrangeros. En esta colección atraen desde luego la atención de los curiosos el magestuoso cóndor, el rapaz buitre de los Alpes, el ligero serpentario, las preciosas aves del Paraíso, la rara menura, las pintadastannagras y nectarinas , los brillantes orthorrinchos y epimacos el a r g o s , lophoforo refulgente, anastoma, ibis religiosa , pico de cuchara y de t i j e r a , cisne negro de la Nueva Holanda, aptenodites», y mil otros habitantes del aire que de poco tiempo á estamparte embellecen la galería ornitológica.

La colección dc nidos y huevos es incipiente y aun no merece nombrarse; pero «se espera que eu breve tomará el desarrollo que se observa en las demás.

Colección de reptiles. Esta colección se ha clasificado por la obra herpetológica de Dumeril y Vibron, por estar al nivel de los últimos adelantos de la ciencia. En ella existen tambien los tipos de los cuatro órdenes con sus familias , faltando solo las C e c i l i a s , br.mquiferosj y bastantes géneros cn todos los órdenes; de modo que resulta ser la mas incompleta en el museo de las series de los animales vertebrados. Sin embargo, aun posee algunas cosas notables entre las cuales citaremos el sphargis coriácea, especie de tortuga marina muy grande y r a r a en las colecciones^ varios iguamideos, los géneros chirotes v n e s s i a , un cunectes, el mavor de los c o n o c i d o s en los gabinetes de Europa; otro gran pitón que acaba de regalar Mr. Chedutai, procedente del interior del África, y varias serpientes ven e n o s a s qué en estos ú l t i m o s años han sido remitidas po el doctor Clot-bev De l o s restos fósiles con que la P a l e ° » » tologío demuestra las formas singulares que tenian los i ptiles antidiluvianos, soto posee modelos en y e , s 0 ‘ c u ¿ origínales pertenecen al Museo de P a r í s , llamando la a cion principalmente los del pterodactylus grandis, ictm saurus communis, tenuirostris é intermedius. .

Colección de peces. Está clasificada esta colección . _ gun los principios adoptados por Cuvier y Y « ^ e ° 7 v¿ su magnifica obra icthiológica aun no eoBOCida, por ur¿ motivo en la última p a r t e de la colección solo se ha sePui el orden establecido en el reino animal de fuvier. Únicamente faltan dos familias en toda la s e r i e , pero son muchas las tribus de que carece el Museo é infinitos los géneros y especies. A pesar de e s t o , la citada colección es de mucho valor científico por contener íntegra la que sirvió á nuestro célebre Parra para escribir su icthiologia de las Antillas, obra que es citada con elogio por los estrangeros. Como antiguamente se cuidó mas de t r a e r á nuestro Museo objetos exóticos, que de recolectar los que produce la Península (*), por eso escasean en la colección de que tratamos los peces de nuestras costas y r i o s ; si bien se ha principiado ya á corregir esta falta con una serie escogida de peces del Mediterráneo formada en Barcelona; varios ejemplares recibidos de la costa cantábrica, y otros de los rios y lagos de España. Tambien debemos repetir aquí el nombre del d o c tor Clot-bey, á cuya generosidad se deben preciosas especies del N i l o , que hubiera sido difícil adquirir aun pagándolas á muy crecido precio, Invertebrados. Las colecciones de animales invertebrados están arregladas según el sistema de Lamarck, que es el adoptado por el profesor en sus lecciones. La clase de los moluscos se halla bastante bien representada, y en ella posee el Museo especies y ejemplares raros y preciosos.

Entre estos últimos citaremos los de la meléagrina niaraaritífera, de los cuales uno tiene dos perlas en una valva, v otro una s o l a , pero de tal oriente y tamaño que su valor no baja de 40,000 r s . ; y entre los primeros la cgprea aurora, una de las mas preciosas del género, que sirve de distintivo á los gefes de las t r i b u s de la Nueva Celandia , y Que ha valido hasta 1,000 francos cada ejemplar, si bien eñ dia su precio no es t a n superior; y la scalaria’preciosa regalada al establecimiento por la reina María Luisa, cuyo precio elevado en los ejemplares de cierto tamaño ha llegado á ser de 100 luises. En la serie de los animales articuados se ha mejorado mucho la colección de crustáceos con la compra hecha últimamente en París de bastantes géneros y especies. La colección de insectos no solo se ha aumentado con la compra recien hecha á Mr. D a s t a s , sino que ha adquirido un valor científico de consideración con la que lego al Museo nuestro malogrado Carreño, en la cual se encuentra la de encipteros de Latreille, que por ser autógrafa tiene un valor inapreciable, tanto mas cuanto que este célebre naturalista ha sidD el legislador de la ciencia entomológica ; conservándose en el establecimiento los materiales que le sirvieronparacscribir una buena parte desusceebradas Familias naturales y Genera insectorum. La c o lección de zoófitos del Museo, si bien por una parte está compuesta de ejemplares notables y poco comunes, se debe confesar por otra que fe falta muellísimo para ser completa.

Es cierto que los animales de este dilatado grupo ofrecen mil dificultades para poderlos conservar, y que acaso »o exista una colección que contenga todas fas especies conocidas; pero muchas mas podrían haberse recogido para a nuestra si el establecimiento tuviese corresponsales c e losos en algunos de los p u e r t o s de la Península y posesiones ultramarinas.

Colección paleontológica. La estrechez de la sala destinada á la colección de los r e s t o s orgánicos antidiluvianos, Y ‘a mala construcción de los armarios que la contienen, no han permitido colocar y ofrecer á la vista del público todas las riquezas que en este género posee nuestro Museo. En la actualidad solo se ven algunos huesos de mamíferos de gran magnitud, varios restos de p e c e s , crustáceos, moluscos v zoófitos fósiles, y algunos fragmentos de lignitos, hojas dc heléchos y otras» producciones vegetales en el mismo e s t a do; mas el dia que permitiéndolo la capacidad del gabinete Puedan estenderse ordenadamente todos los materiales que para dicha colección se tienen reunidos en los depósitos oel Museo, puede asegurarse que no será de las menos importantes ni de las mas escasas. Entre tanto ni sitio hay para colocar debidamente la enorme defensa de elefante y otros restos esqueléticos del mismo animal desenterrados» en los aluviones de San Isidro del Campo el dia 24 de diciembre I ^846 por el profesor Gradls y sus discípulos. A pesar del l amentable estado en que la angostura del local tiene redu cida á la colección de fósiles, la sala en que está colocada es una de las mas concurridas por los naturalistas estrangeros, y con especialidad por los ingleses apasionados á la paleontología, que la visitan con tanto interés v respeto como los mahometanos á su Meca, por contener el singular esqueleto del megaterio, cuyo único ejemplar casi completo da un valor y nombradla especial al museo de Madrid.

En efecto, el megaterio merece grande atención, ya sea considerado por su interés científico ya por el que su m o delación puede producir al Museo. Penetrado de esto el profesor Graells, hace tres años corrigió en lo posible los defectos que se cometieron al armar por primera vez el e s queleto del megaterio; lamentándose dé que estos hayan sido causa de graves é involuntarios errores cometidos en las descripciones que autores de nota hau publicado sobre este ser antidiluviano.

ESCUELA DE PARVULOS (HISTORIA DE MADRID)

Esta institución que planteó el fabricante y filantrópico inglés, Robert Owen, y que desde luego admitieron y han mejorado casi todos los e s t a dos de Europa, no era desconocida en España desde muy antiguo existían entre nosotros las escuelas de párvulos con el nombre de Amigas, en las q u e , sin distinción de s e x o s , se recogían los niños de corta edad , cuyas madres podian dedicarse á á sus quehaceres, sin temer por la suerte de sus hijos ; pero tambien es verdad se exigia una pequeña retribución, que á veces no podian satisfacer, y que era muy escasa la instrucción que se daba en aquellas escuelas. Desde 1834 principió el Gobierno á mirar con algun interés la instrucción pública , t a n abandonada en aquella época, y desde entonces entró en sus planes el establecimiento de las escuelas de párvulos; mas la situación en que se halló por efecto de la guerra civil, no le permitió realizar este proyecto que confió á la Sociedad Económica Matritense, por real orden de 24 de mayo de 1838 , encargándola formase una asociación destinada esclusivamente al establecimiento y propagación de estas escuelas. Aquella corporación hizo una invitación general á los habitantes de Madrid, y el 15 de julio del mismo año se instaló la Sociedad para propagar y mejorar la educación del pueblo 582 socios reunieron muy en breve 1,320 acciones, y en 4 de agosto de 1839 habia 4 escuelas con unos 480 párvulos la primera se estableció en la calle de Atocha, y á pocos dias se encontraba capaz de competir con las mejores del estranjero á ella siguieron otras no menos notables y la a b i e r t a con tanta oportunidad en la Fábrica dc Tabacos.

La falta de recursos y la poca seguridad de poder reunir fondos suficientes para sostener las escuelas, obligó á la Sociedad á limitar el establecimiento de las que ella misma consideraba indispensables en Madrid; tambien se vio precisada por varias causas, á suprimirla establecida en Chamb e r í , de manera que desde 1841 al 46, solo mantuvo 5 escuelas, y en la última fecha cedió 2 al ayuntamiento; pero aun cuando la Sociedad nunca pudo organizar ni sostener en esta corte el número de escuelas que exige la población, consiguió el objeto para que fue instituida, pues considerando que la mayor dificultad para organizar la enseñanza de los párvulos seria la falta de maestros, determinó dar ala escuela de la calle de Atocha el carácter de normal, y de ella ha salido un gran número de maestros que repartidos por las provincias, dirigen las establecidas en ellas. Y no contenta la Sociedad con este medio encargó la formación de un Manual de la enseñanza de párvulos á una comision de que formaba parte el Sr. D. Mateo Seoane, actual secret a r i o , y que tan relevantes servicios ha prestado á la instrucción del pueblo, con sus grandes conocimientos y asidua laboriosidad. Publicado este manual, ha contribuido á estender la enseñanza, dándola á conocer hasta en sus mas pequeños pormenores.

A los 3 años de la existencia de esta Sociedad, las suscriciones voluntarias de 20 r s . anuales , que al principio ascendían á 1,500 duros, fueron bajando, de manera que en 1844 solo se recaudaron unos 18,000 r s . , decadencia cada vez mas notable y que hubiera obligado á la junta directiva á suspender en todo ó en su mayor parte la enseñanza, sin los auxilios extraordinarios qué ha sabido proporcionarse entre ellos debemos citar la donación hecha por su dignísimo vocal D. Francisco del Acebal y Arratia, del sueldo de la plaza de consejero provincial, aplicada por mitad al sostenimiento de las escuelas y sociedad económica. La Junta ha tenido que luchar tambien con dificultades de otro géner o , pues habiendo el Gobierno donado en 1845 alas monjas que antes lo ocuparan, el conv. de la calle de Atocha, exigieron aquellas se sacase del edificio la escuela normal de que hemos hablado; y la J u n t a , que aun cuando hubiera mirado con indiferencia las cuantiosas sumas invertidas en el establecimiento, se hallaba sin recursos para plantearla en otro l o c a l , se vio obligada á resistir las instancias délas religiosas , para impedir Ta completa destrucción de la primera escuela de párvulos de España e s t a resistencia produjo un pleito, que después de largos trámites y considerables g a s t o s , terminó por un acomodamiento , quedando la escuela en donde fue establecida.

Finalmente, la sociedad sostiene hoy t r e s escuelas que son la normal, de que acabamos de h a b l a r , llamada de > ir i o , en memoria de un célebre español, establecido en Alemanía, que dejó 40,000 r s . con el fin de fundar en España esta clase de instrucción; la s i t . en la calle del Espino qn tomó el nombre del Sr. Montesino, y la de la calle de velarde , que lleva el del Sr. Arias, por los servicios n e c r o s , la Sociedad por estos recomendables vocales de su jun directiva. , v El número de párvulos que concurren á estas escuetas v. á las que están á cargo del a y u n t . , es alterable , conforme las estaciones, pues disminuye bastante en el invierno por I dias de lluvia ó escesivos trios, sin embargo, vamos á p r e – la imposibilidad de llevarlos á los establecimientos en los | sentar el

POLICIA URBANA (HISTORIA DE MADRID)

. Hemos recorrido los principales sitios de Madrid hemos manifestado su estado , sus destinos, su utilidad veamos ahora los trabajos, las atenciones que cada uno de ellos reclaman para mantener la belleza, salubridad, comodidad y ornato que les son propios, como dignos de la cap. de la Monarquía en este sentido nos toca ahora h a blar del empedrado, alumbrado, limpiezas, riegos é incendios , y por último, de las fuentes públicas y relojes de torre , destinados al servicio de los habitantes

PUERTA DE BILBAO (HISTORIA DE MADRID)

(antes de los Potos.) bs muy sencilla y de razonable arquitectura, consistiendo en un arco de medio punto en el centro y dos menores adintelados á uno y otro costado, terminando» el cuerpo central con un frontispicio triangular bajo el cual en una lápida apaisada de igual materia que la r e s t a n t e fábrica que es granito, se lee por la parte de la población la siguiente inscripción con letras de bronce A LOS iiF.nóir.os DEFENSORES Y LIBERTADORES DE LA INVICTA VILLA DE BILBAO. LOS HABITANTES DEL PUEBLO DE MADRID.

y en la parte esterior correspondiendo con la inscripción precedente, PUERTA DE BILBAO

MADRID

partido judicial para la administración de justicia en primera instancia, se halla dividida la corte en 6 juzgados cuyos nombres, distritos municipales, barrios que comprenden y población en vecinos y almas constan del siguiente e s t a d o (Ver en el original)

E s pues la población de Madrid de 202.570 hab.; y siendo el total de los acusados en los 6 juzgados 1,232, resulta éntrelos primeros v los segundos la proporción de 164’i 25 a I de los procesados en todo el año 1843 fueron absueltos «e la instancia 112, libremente 8 1 ; penados pt escotes 976; contumaces 6 3 ; reincidentes e n el mismo delito 8 1 , v en otro diferente 54; 203 contaban de 10 á 20 años de edad; «13 de 20 á 40 v 163 de 40 en adelante; 1,020 eran hombres ? 206 mujeres;» 723 solteros v 485 casados; 546 sabían leer ) escribir; loO egercian profesión científica ó a r t e liberal y o87 artes mecánicas. No consta la edad de 51 procesados, el sexo de 6 , el estado de 7 4 , la – instrucción de 686 ni el ejercicio de 399.

En el mismo período se p e r p e t r a r o n 291 delitos de homiciflio y dé heridas v siendo como se ha dicho 202,570 los m t ) . , la proporción de estos con los delitos es 690’048 á 1; ios instrumentos empleados e n l a ejecución de los delitos ‘nerón 5 armas de fuego de uso lícito v 3 de ilícito, 83 armas blancas permitidas, 14 prohibidas, 60 instrumentos contundentes y 33 instrumentos ó medios no espresados.

Los precedentes resúmenes son lo único que podemos dar siguiendo los datos estadísticos publicados por el Gobierno, porque comprenden en sumas unidas los acusados, sus diferentes circunstancias, los delitos de homicidio y heridas y los instrumentos empleados para su comision en los seis partidos judiciales. No puede por tanto hacerse demostración alguna acerca de la mayor ó menor criminalidad que se advierte en los respectivos cuarteles para llenar este vacio, que en verdad debe considerarse de alguna importancia, hemos formado el estado que sigue, sacado de la e s tadística criminal del mismo año de 43 remitida por la aud.

del t e r r . de Madrid al Supremo Tribunal de Justicia , comprensivo de la población en vecinos v almas, del número de causas y acusados y la edad, sexo’, estado y ocupación de estos con las oportunas proporciones.

La primera observación que del precedente estado emana es, que la población se halla con las causas incohadas en proporción de 308’796 á 1 y con los acusados enla de190’394 á i ; los de 10 á 20 años con los de 20 á 40, en la de ó 238 á 1 y los segundos con los de la última edad de 5’27 á 1; que los hombres se hallan con las mujeres en relación de 4’81 á 1; los solteros con los casados de 1 ’50 á 1; los casados con los viudos de 4’86 á 1, y los que ejercen profesión científica ó arte liberal con los que ejercen artes mecánicas en la de 0’06 á L. bi de las observaciones generales pasamos á la comparación entre los juzgados, tomando por término de ella la población, las causas y los acusados, se ve que el juzgado menos criminal es el de Lavapies, donde la proporción de la población con las causas es 522*897 á 4 , y con los acusados 423’298 á 4 , al cual sigue el de Maravillas que da la proporción de 394’250 á 4 en las causas y de 280’652 en los acusados; y que el máximo de la criminalidad se encuentra en el juzgado del Rio, en el cual la relación entre la población y las causas es 208’626 á 4 y conlos acusados 445’498 á 1 pequeñ a diferencia presenta con este el del Barquillo, en el quelarelacionconel primer término de la comparación cs 263’504 ú \ y con el L.° 462’454 á l .Sorprende enver dad este r e sultado inesperado, si se considera que los dosjuzgados en que sesustanciaron mayor número de causas y hubo mayor número de acusados, son aquellos en que se halla la población mas acomodada y mejor instruida de la corte, y los otros dos ademas de encerrar multitud de familias jornaleras, tienen la nota de abrigar en su seno crecido número de vagos, y gente de vida airada, mas prontos (según suele decirse) de manos que de lengua.

Considerada la criminalidad de la capital de las Españas por los delitos, presenta un cuadro en verdad menos oscuro que lo que es común en las cortes de todas las n a ciones y en los pueblos de gran radio y de crecido número de habitantes. En todo el año 43 según los datos de que nos servimos , no se cometió ningún envenenamiento, ningún parricidio, ninguno de aquellos grandes crímenes que por sus circunstancias horrorosas, pasan á la posteridad el siguiente estado nos da á conocer el número de delitos de inmoralidad, homicidio, suicidio, infanticidio, heridas y contusiones, golpes y malos tratamientos, y r o b o , hurto y estafa que se perpetraron en cada uno de los juzgados y la proporción que guardan con la población La primera observación que del precedente estado emana, es que la población está con el total de los delitos de 1 1 2 ‘ 66 á 1 ; con los delitos de inmoralidad y escándalo de 3 3 7 6 ‘ 1 7 á 1; con los homicidios de 2 8 5 3 ‘ 1 0 á 1 ; con los suicidios de 1 0 , 1 2 8 ‘ 5 0 á 1; con los infanticidios de 2 5 , 3 2 1 ‘ 2 5 á 1; con las heridas de 5 7 3 ‘ 8 5 á 1 ; con los golpes y malos tratamientos dé 1 3 6 8 ‘ 7 2 á 1 ; y con los r o b o s , hurtos y estafas de 2 1 6 ‘ 4 2 á 1 . La segunda, que en Madrid predominan los delitos contraías cosas,resultado satisfactorio, pues cualquiera que sea la gravedad que á l o s atentados de e s t a especie se a t r i b u ya, siempre es menor que la de aquellos que se dirigen cont r a la vida délos ciudadanos, y sus consecuencias no son t an fatales. La tercera viene confirmando lo antes ya dicho; que, sin poder dar una esplicacion satisfactoria, en los juzgados mas céntricos, y donde en consecuencia se halla la población mas culta y mejor acomodada; es mayor el número de delitos y mayor su gravedad para justificar este aserto véanse las casillas correspondientes á los juzgados del Barquillo, Prado y Rio, y compárense con las de los de Lavapies, Maravillas» y Vistillas. ¿Podrá deducirse de aqui la consecuencia de que la criminalidad se halle en razón directa de la c i vilización?

De ningún modo-, convendremos, si se quiere, en que entre las clases mas civilizadas es mayor la relajación de las costumbres, porque, como se dijo eñ el artículo aud., la civilización acorta las distancias entre las diferentes clases de los ciudadanos, aproxima mas los sexos y rebaja la etiqueta y los r e s p e t o s ; porque en las mayores comodidades que disfruta, halla mas medios de saciar sus apetitos ; pero e s t o q u e , bien puede llamarse desarreglo, rara vez pasa á atropellar los principios sagrados de moralidad hasta el e s tremo de convertirse en crimen, y menos en crímenes de aquellos que presuponen bajeza de alma com endremos en que los pocos delitos perpetrados por las espresadas clases van generalmente acompañados de la premeditación, y que se hallan por lo común revestidos de circunstancias agravantes ; pero jamás admitiremos la proposición de que la criminalidad se halle en razón directa de la civilización, por mas que los estados precedentes aparezcan justificándola.

La esperiencia viene todos los dias demostrando lo contrario y no seria tampoco buena lógica, atribuir á laclase civilizada mayor propensión á delinquir, porque en los puntos donde ella habita se abrigue mayor número de delincuentes la causa de este hecho es muy n a t u r a l ; los criminales buscan siempre para morada aquellos puntos que les ofrecen mejor medio de eludir la vindicta pública, é indudable es que h a llan esta garantía mas fácilmente en los juzgados del Barquillo, Prado y Rio que en los o t r o s , por cuanto la vigilancia de las autoridades es mas • descuidada en ellos, por la confianza que la posición social de la generalidad de los h a bitantes les inspira.

En el artículo audiencia (V.) hemos esplicado las causas de la mayor criminalidad en la c o r t e ; creemos que reproducirlas á nada conduciría, mucho mas cuando son de todos t a n c o nocidas.

MADRID

audiencia t e r r . . en cuya capital residen los tribunales superiores de la nación, c*g. de Castilla la Nueva, arz.

de de Toledo y de Santiago, arcual corresponde la provincia de Avila. La componen la provincia dc Segovia, que e s la mas sept.; la de Guadalajara, que se prolonga por el E . ; la de Toledo al SO.; la de Avila, al NO. y la de Madrid de la que toma nombre , y ocupa casi el centro de las o t r a s . Su s i t . es e n t r e los 39° 19′ 41° 34′ lat. y los 4° 34′ long. occidental 2o 44′ oriental del merid. de Madrid, con clima en lo general estremado t a n t o en frió como en calor , pero sano por la pureza de los aires y las aguas, y por la buena calidad de los alimentos.

Confina por el N. con la audiencia de Burgos y sns provincia de Burgos y Soria; por el NO. con la de Zaragoza, por la provincia

de este nombre; por el E. con la espresada audiencia y su provincia

de Teruel, y con la de Albacete por su prov» de Cuenc a , si bien esta es el límite S. de la de Guadalajara , pues por debajo de ella viene á formar el límite E. de una pequeña parte de la provincia de Madrid, y de toda la de Toledo; por el S. confina con la mencionada audiencia de Albacete y su provincia de Ciudad-Real; al O. con la de Cáceres por la’provincia de e s t e nombre, y con la de Valladolid por su provincia de Salamanca, y al NO. con esta misma audiencia y provincia de su nombre. Tiene de superficie 4544 leg. cnadradas con 7 c . , 678 v . , 932 L. y 68 a l d . , cas. y d e s p . , que al todo forman 4540 ayuntamiento divididos en los partido judicial y con la población que resulta del siguiente estado. (Ver en el original)

Elevado el t e r r . de la audiencia de Madrid, mas que otro a l guno de la península, se levantan en él muchas cordillera, parte unas y prolongaciones otras del grandioso sistema de montanas ibéricas las principales empezando por el SE., son la de Molina qne cruza de E. á O. todo el partido de su nombre; de ella se estienden algunos brazos hacia el interior de la provincia de Guadalajara ; es notable por los muchos bosques de pinos niaderales que la pueblan, junto con otros árboles y arbustos (levarías especies, gran cantidad de plantas medicínales y aromáticas, y sus ricas y abundantes yerbas de pasto,’ (¡ue mantenían antes numerosos hatos de ganado lanar merino, muy reducidos en el dia por la devastación de las guerras, y por la baja de precio que han esperímentado nuestras lañasen el e s t r a n j e r o . Por el Ñ. dc la referida provincia de Guadalajara, y desde el O. de la de Zaragoza, vienen derramándose en dirección S. los e s tribos áeiMoncayo, en cabezos áridos y sin otra vegetación que algun tomillo, plantas y yerbas de especies diferentes, y con el nombre de sierra de Muedo, que toma á c o r t a dist.

del L. de Chercojes, provincia de Soria, formando una pequeña reyuefta va á unirse con la anterior c o r d . , recibiendo por los del pais en su’conjuncion, el nombre de sierra Ministra y de la naturaleza la vegetación arbórea que negó álos cabezos de que t r a e su origen; por la p a r t e de Alcolea del Pinar se ven muchas encinas y carrascas, con cuyo fruto se mantienen numerosas piaras de cerdos en e s t e mismo púntese parten las aguas dirigiéndose las unas al S. y las otras al N.; desde aqui vuelve á adquirir nuevo impulso la elevación del t e r r e n o , presentando sucesivamente cerros mas elevados y mas poblados de árboles que los anteriores, V describiendo los límites divisorios de la provincia de Soria con las de Guadalajara v Madrid, se corren hacia el O. con el nombre de s i e n a Pela, desde su arranque de la denominadaMfnistm, que cambia luego por el de sierra de Bello, el cual abandona también al llegar á su mayor a l t u r a , por cuya razón se lo da el nombre de Somosierra entonces parece habe m jr adquirido nueva fuerza la vegetación, viéndose sus cías, faldas y declives cubiertos de árboles de distintas c i . – fértil de la monarquía. Con el espresado nombre penetra distintas direcciones por la provincia de Segovia, la cual llena de asperezas y cortaduras, al paso que proporciona á sus habitantes los mejores pinos, hayas, robles y otros árboles y arbustos, indefinible colección «de plantas, y yerbas de pasto, las mas sabrosas y finas que se conocen. Por la p a r te del NO. forma la división dé aguas entre el Duero y Tajo Sigue siempre la misma dirección con diferentes ondulaciones y se prolonga de NO. á S. con el nombre de Montes Car pétanos, tan ricos en árboles, arbustos, plantas y y e r bas, como los cerros de la parte anterior. Otra vez vuelve á cambiar de nombre, aunque conservando la misma vegetación, desde el cerro denominado indistintamente con los nombres de Montón de Trino, Pan de azúcar, ó Tira barra, desde cuyo punto en toda su dirección al S . , se denomina Sierra de Guadarrama. Espárcese esta desde su origen en diferentes brazos, de los cuales el primero y mas oriental forma los cabezos arenosos, en que se halla situado la capital y corte de la monarquía; otro se dirige al real sitio del Escorial, y atraviesa, cambiando su dirección al O. , la parte mas rherid. de la provincia dc Avila , y o t r o , prolongándose en línea casi recta de E. á O . , cruza por el centro la espresada provincia, estendiendose por todos lados en ella se la conoce primero con el nombre de sierra áaMalagon.y después con el de sierras de Avila, á la que hacen no menos rica que á la de Segovia, en árboles maderables y pastos sustanciosos.

El mismo origen que las cordillera que atravesando todo el N. del t e r r . , se esparraman hacia e l S . , reconocen las que se limitan por este lado , aunque llevan diferentes nombres.

N’o es fácil distinguir con exactitud donde concluye la s i e r ra de Molina y principia ‘la de Cuenca, ni es dable fijarlo, aun con la mas detenida inspección del lugar; pero no es del caso esponer ahora las razones en que se apoya esta proposición.

Lo oportuno es d e c i r , que desde el punto de la confluencia de ambas cordillera ó desde aquel en que los montes de Albarracin toman el nombre de sierra dc Cuenca, se estiende de E. á O . , describiendo un arco, otra cordillera no muy elevada, por todos conocida con el nombre de sierra de la Alcarria-, abundante otro tiempo en espesos bosques de á r boles de distintas especies, ha sufrido grande detrimento con el carboneo, quedando en el dia reducidos los pinares a tres ó cuatro pueblos; abundan en cambio los arbustos, uiatabaja de romero, madroño y sabina, infinita variedad de plantas, que proporcionan á las muchas colmenas, que en todos los pueblos existen, fabricar la mejor cera y la nuel mas blanca y agradable al paladar; abunda también» cn pastos que en nacía ceden á los otros de que se ha hablado.

Por el declive O. del a r c o , d e q u e hemos hecho mérito, se introduce esta cordillera en la provincia de Cuenca por su estremo NO.; y pasando por Tarancon, penetra en la oe Toledo, y va á unirse con los montes dc este nombre, mas ásperos y fragosos que otro alguno, y Henos d e intrincados laberintos y espesuras de árboles. en a’gunas de las que jamás ha penetrado la planta del hombre, tstasmontañas, ricas en vegetación natural, y que tampoco son ingratas, cn los pequeños valles que forrñan aun en sus mayores alturas, á la mano del cultivador son muy esrasas e n Productos minerales; solo en la sierra de Molina y aun en algun punto de la Alcarria se encuentran minerales. La primera es muy abundante en minas de hierro y de lápiz y lene una de cobre en la de Ministra hay minas de plata ó j . 0 ^ 0 argentífero, especialmente en Hiendelaencina, donde Sueit i m i , y a c r e d i t a d a s de Sta. Cecilia, v las llamadas alí/nn y l a f , ° r í « » a ; también en la de Bordera se han abierto do o t r o s ^ e cobre, mas de poca importancia; pudienu .° atribuuiirrssec mmnuvy bhiioenn áí un c,s„u>re,Vnvo , Khijo^ ,Id„e Il„a ciega ambi- C l°n, las minas de plata que se cuenta existen en e s t a provincia

tanto en las espresadas cordillera como en las r e s t a n t e s en la de Alcarria también se ve alguna mina de plata y de carbón, abundando en canteras de piedra de f á b . , caliza y de veso; •os jaspes v los mármoles son muy escasos. Tampoco faltan en ellas las» bolsas ó depósitos de» aguas, que infiltrándose P 0 r las entrañas de las mismas, descienden á los valles foro n d o multitud de fuentes de aguas potables do la mejor calidad las minerales frias v termales son muchas; á la p r i o r a especie Corresponden la fuente de Alameda de la Sagra (4 leg. distante de Toledo), salada y p u r g a n t e ; la de Colmenar Viejo y Vacia-Madrid, saladas también, v purgante muy eficaz; entre las segundas son las mas notables las de Sacedon, las de Buendia, las de Trillo, las de Fuente del Toro ó del Molar y las de San Agustín. Tienen asimismo su origen en las espresadas cordillera multitnd de r i o s , entre los cuales nos contentamos con nombrar el Henares, el Gaya, el Oliana, el Huecar, el Canda, el Luya, Bedija, Ciqueta, Lozoya, Guadarrama. Alberche Molina, Jar ama, Manzanares, Tietar, Tajuña, Tortoles, Guadiera y Moscas, de los cuales los que se deslizan por la p a r t e N. desaguan en la cuenca del Duero, y los que se derraman por el S. van á la cueuca del Tajo, que es el r . drincipal de todo el t e r r. El TERRENO que cubre esta superficie es escelente, y las tierras generalmente buenas y fértiles, si se esceptuan a l gunos cerros ; pero se las ve consumidas por la sequedad, a causa de la poca ventaja que se saca del considerable número de corrientes de agua que la surcan , y de las cuales la mayor parte, sin grandes sacrificios, proporcionarían r i e gos abundantes. Desde los arranques de los cerros que forman las cordillera de que hemos hablado, y aun enmedio de e s tas se ven llanuras espaciosas y grandes valles susceptibles, si se les beneficiase con algunos riegos, de todo género de p r o d . ; de esta clase cs la gran llanura que divide a Guadalajara y Alcalá de Henares; la que se prolonga por encima de esta última ciudad hasta las puertas de Madrid; el t é r m . alto y bajo déla c o r t e ; los Cigarrales y la Sagra de Toledo; cas»í todo el t e r r . de esta provincia y los muchos valles y cañadas que á rada paso se encuentran en las o provincia á que se esliendo la jurisd. de la a u d . ; mas por aquella causa solo producen t r i g o , cebada, cáñamo y lino en corta cantidad, algo de vino,aceite y azafrán,y frutas con escasez. Otras dos causas concurren á t an funesto resultado ; la rutina estacionaria de la agricultura que rechaza todos los adelantos por mas q ue la espericncia haya acreditado su bondad, y la enemiga al Elantío de árboles, único medio que queda para atraer la umedad á la t i e r r a , ya que se miran con t a n t a indiferencia las ricas corrientes dé agua que cruzan todo el t e r r . Si se esceptuan las márg, de los r . donde crecen naturalmente los chopos y los álamos blancos, las nuevas plantaciones muy escasas que hermosean los paseos, y algunas cióles y plazas de la c o r t e y los sitios r e a l e s , apenas se encuentra un árbol en todo el t e r r . , donde el caminante pueda ponerse al abrigo de los rayos del sol. Sensible es que antiguas preocupaciones y consejas mal urdidas sean bastante poderosas para dest r u i r lo que el buen juicio y la ciencia enseñan. Solo una e s – plicacion admite el descuido con qne se miran los riegos y los arbolados, v el ningún progreso en la agricultura; y es que Castilla la Nueva fué siempre esencialmente pastoricia.

En efecto, casi hasta los principios de e s t e siglo la ganadería lanar constituyó la principal riqueza del t e r r . Admiración causa el ver el inmenso número de cabezas de ganado lanar 3ue en él se mantenía de la clase trashumante. En el censo el siglo XVI se ve que solo de las provincia de Segovia y Avila se dirigían á Estremadura 3 millones de reses merinas a g r e gúense á este número los de las otras 3 provincia del t e r r . , no menos ricas que aquellas en esta granjeria , el ganado lanar churro, el c a b r í o , el caballar, y se verá la causa de quedar sin cultivo inmensos espacios de t e r r e n o , á pesar de su b u e na calidad. También es abundante el ganado de c e r d a. No ofrecen hoy los CAMINOS los inconvenientes que hace 40 años presentaban-, en esta época el paso de ciertos p u n tos, por desgracia muy frecuentes , ponía á cada momento en inminente peligro la vida y la propiedad de los viajeros.

Nadie pasa aun en el dia sin que se conturbe su e s p í r i t u , por el Pico del Diablo en la sierra Ministra, por la venta del P u ñal, por los muchos puertos del Guadarrama y Somosierra, por los montes de Toledo, por los de Avila y o t r o s , al recordar la funesta historia de los atentados en» ellos cometidos, y ver las muchas cruces que todavia se conservan, como otros tantos siguos de víctimas sacrificadas por infinitas partidas de salteadores y asesinos que tenían en ellos sus guaridas. Afortunadamente los caminos han recibido incalculables mejoras; y aunque no exentos del todo dc riesgos por el descuido con que se mira su reparación, el establecimiento de la guardia civil, institución digna de todo elogio, asegura el t r a n s i to cn los parajes mas peligrosos.

La iNUfSRTiA. manufacturera ocupaba autes muchos autos de brazos Toledo reunia en su centro multitud de fáb. de agujas, mas de 600 fabricantes de gorros é infinitos telares de lana, en los cuales se consumían al pie de 7,000 q. eran famosas sus fáb. de seda, principalmente las de Talavera de la Reina, cuyos tejidos llaman todaviala atención por sufinura y bondad,»asi como la de las famosas espadas de la capital, única que con algunos telares de paños ordinarios se conservan en la misma. Los paños finos de las fáb. de Segovia o b tuvieron siempre marcada preferencia en los mercados e s tranjeros; pero hace mas de siglo y medióse presentaron en decadencia, llegaron á perder su»cstimacion, y en el dia apenas se fabrican otras manufacturas de lana que paños ordinarios, bayetas , sargas y sayales. Mas recientemente llamaron la atención délos estranjeros las fáb. de paños finos de San Fernando , Guadalajara y Brihuega, cuyos prod. especialmente los tejidos de vicuña, escedian en calidad á los mejores de Sedan y de Inglaterra, si bien les faltaba alguna mayor perfección en los colores pero el ningún método en la adm., el lujo con que se sostenían los establecimientos, el no haber adoptado los agentes moy diarios que proporcionan grandes economías en la fabricación, daban á las manufacturas de estas fáb. un precio mucho mas elevado que el que tenían las estranjeras, y no pudiendo sostener la competencia principiaron á decaer, y últimamente se cerraron; de modo que en el dia ningún a r t . se elabora en las de San Fernando, y las de Guadalajara han quedado reducidas á la elaboración de paños entre finos y ordinarios, buenos en su ciase, pero que ceden en calidad á los de Tarrasa, Alcoy, Ezcaray y otros puntos. La provincia de Avila fué en tiempos antiguos íina de las mas industriosas de la monarquía, y los prod. de su fabricación hallaban la mejor acogida eñ los principales mercados la espulsíon de los j u d i a s , que eran en este pais los manufactureros, puso término á aquel ramo de riqueza, que permaneció en tal estado hasta los primeros años del rey D. Felipe V ¡ muchos esfuerzos hicieron este y D. Carlos IÍ1 por volver á reanimarla fabricación de paños grandes sumas se invirtieron con esle objeto, y grandes ésenciones y privilegios se concedieron á los fabricantes, gero todo fué ineficaz. Viendo esta contradicion el Señor ‘on Carlos III concibió el pensamiento de establecer en Avila una gran fáb. de tejidos de lino y algodón; pero tampoco fué mas feliz, y tuvo el disgusto de ver consumida la e s c e – siva suma de 7 ú 8 millones de r s . invertidos en la construcción del edificio y primeras materias sin resultado. D. F e r nando VII continuó dispensando todo género de protección á la grandiosa fáb. de Avila, y bajo su reinado, habiendo pasado del Estado a l a especulación particular, consiguió verla en su apogeo en el ano 2 3 , aunque muy distante t o davia de las manufacturas estranjeras del mismo género.

Con la caída del gobierno constitucional en la espresada época volvió á decaer la fáb. al último grado de postración.

En el año 1832 por disposición real se entregó gratuitamente por término de 23 años á D. Francisco Mazarredo , quien obtuvo la propiedad en 4844, mediante el canon de 2,500 r s . anuales. De esperar es que los esfuerzos del propietario la eleven á la altura que el primer autor de este pensamiento se propuso. Por lo demasía fabricación en la provincia de Avila se reduce á tejidos ordinarios de lana y lino para el consumo de las familias; pero en compensación sus lanas merecieron siempre la preferencia entre todas las de Castilla, sin embargo de corresponder el mayor número de estas á la clase fina de ganado merino. Como poco ha se dijo, la ind.

de las 4 provincia que se han mencionado desapareció casi enteramente en sus ramos principales con el último siglo eu el dia puede decirse se conservan solo brillantes las fáb. de s e da de Talavera y la de armas de Toledo , puesto que los demas ramos de fabricación, que sin ningún desarrollo se mantienen , son fáb. de jabón, algunas de cueros, de sombrer o s , de s a l i t r e , de papel y otras de escasa importancia. En la provincia de Madrid apenas habia 60 años atrás otras manufacturas quo la rica china del Retiro, la porcelana de la Moncloay las fáb. de cristales de Aranjuez y la Granja; pero de pocos»años á esta parte la fabricación en la p r o v . d e Madrid y principalmente en su c a p . , va adquiriendo notable impulso. El detenernos en hacer una relación del espíritu fabril que se desarrolla en la cap. de la monarquía española, nos separaría del objeto principal de este a r t . , y por ello remitimos á nuestros lectores al de Madrid v. y corte, donde hallarán datos interesantísimos acerca de este particular.

La situación central del t e r r . , la falta de canales de navegación que enlacen las relaciones mercantiles de Madrid con las provincia litorales en el Océano y Mediterráneo hacen muv reducido su comercio ; de modo, que propiamente hablando, puede asegurarse que carece de él el terr.

de la provincia de Madrid.

Si de los datos geográficos y principales elementos que constituyen la riqueza pública», pasamos á considerar los diversos medios que sirven para conservar y fomentar la moralidad de los pueblos, hallaremos en el terr. de la aud.

de Madrid un cuadro á la verdad poco alhagüeño.

La educación, primera fuente ue la moralidad, se halla desgraciadamente, hablando en general, muy descuidada como sucede en las restantes prov». de la monarquía apenas salen los niños de la edad infantil, sin haber recibido quizás la menor instrucción, cuando se ven dedicados á las faenas del campo, ó al oficio que sus padres ejercen surge de aqui, como es natural, aquella libertad en el trato con los mayores, la familiaridad con los padres que rompe el saludable freno de la obediencia; la prematura costumbre del uso de palabras mal sonantes, de licores espirituosos , del juego y las otras pasiones, que preparan un porvenir desgraciado. Ni son tampoco los jóvenes de esta clase los que menoscaban en mayor grado los principios de moralidad; hay otra que produce mas fatales consecuencias , y es la que trae su origen de familias proletarias, que nada debieron á sus padres sino la existencia que disfrutan, quienes se creen exentos de atender á la educación de sus hijos, y aun tienen por un mal que frecuenten las escuelas.

Examínese la historia de esos seres, mas infortunados que criminales á los ojos de Dios, que terminan cn los patíbulos y en los presidios la carrera de sus atentados Gontra la vida y la propiedad de sus conciudadanos, y se verá corresponden casi todos ellos á la expresada cíase.

Dos elementos se conocen en las naciones capaces por sí de neutralizar los efectos del descuido cn la educación; la instrucción pública y la religión. La primera ha recibido, hace algunos años, notables «mejoras ; cuenta con grandes establecimientos bien entendidos cn todas las capitales de p r o v . , sobre todo en las enseñanzas superiores y las intermedias ó preparatorias, y se han multiplicado las escuelas de instrucción primaria superior y elemental. También en algunas cabecera de partido se han establecido colegios de humanidades y otras escuelas de interés particular, perfeccionadas, asi como las públicas, con los adelantos que eu este importante ramo na adquirido y adquiere de nuevo cada dia; mas á pesar de esto, falta mucho para que aparezca satisfactorio el estado de la instrucción primaria. Son muchos los pueblos que carecen de escuelas ; no pocos los que las tienen solo temporales; y grande el número de las que se hallan dirigidas por maestros sin título, faltos de instrucción, y lo que es mas deplorable poco apropósito para inspirar buenas ideas á sus discípulos. Las escuelas de párbulos, institución la mas filantrópica de todas y de mejores resultados morales, no se encuentran en la mayor parte de las capitales, ni menos las de adultos, tan útiles como las anteriores ; pues en ellas se recompensa en poco tiempo la educación desgraciadamente descuidada en los primeros años de la vida. No seria justo inculpar al gobierno por el estado en que se halla la instrucción primaria ; hace muchos años se ocupan cuantos ministerios se han sucedido en fomentarla por todos los medios imaginables , y en vencer la repugnancia que se opone á sus bien meditadas disposiciones por parte de los mas interesados en prestarle su apoyo. Mucho se ha adelantado de 40 anos á esta p a r t e , aun «en medio de la guerra civil y los embates de las opiniones políticas; publico es el ardor con que se trabaja y los esfuerzos que se hacen para perfeccionar y generalizar la instrucción primaria es de esperai que tanto celo no quede ineficaz.

(Continua en el original)

MACARELLA

ald. con ale. de b a r r i o , vulgo lloelinct (lugarteniente), bajo las inmediatas órdenes del a l e de la calle de Murviedro, arrabal de Valencia, á cuyo término, provincia y partido corresponde SIT. en terreno llano á la dist.

de 4 lég. de aquella c , y 4/2 del Mediterráneo comprende 4 7 CASAS de campo y «73»chozas ó b a r r a c a s , las cuales se h a llan diseminadas enteramente á escepcion do las casas de Barcena en número de 45, q u e e s t án unidas á der. ó izquierda

de la carretera de Barcelona; hay escuela de niños á la que concurren 30, y u n a ermita dedicada á la Virgen del Pilar, dependiente de la j u r i s d . ecl. de F o y o s , de cuya parr. son feligreses los habitantes de e s t a ald. El TERRENO que la per-, tenece abraza unas 400 cahizadas de t i e r r a huerta de muy buena calidad, y PROD. t r i g o , maiz, seda, habichuelas, h a bas y hortaliza, POBL. 90 v e c , 350 almas.