MADRID

audiencia t e r r . . en cuya capital residen los tribunales superiores de la nación, c*g. de Castilla la Nueva, arz.

de de Toledo y de Santiago, arcual corresponde la provincia de Avila. La componen la provincia dc Segovia, que e s la mas sept.; la de Guadalajara, que se prolonga por el E . ; la de Toledo al SO.; la de Avila, al NO. y la de Madrid de la que toma nombre , y ocupa casi el centro de las o t r a s . Su s i t . es e n t r e los 39° 19′ 41° 34′ lat. y los 4° 34′ long. occidental 2o 44′ oriental del merid. de Madrid, con clima en lo general estremado t a n t o en frió como en calor , pero sano por la pureza de los aires y las aguas, y por la buena calidad de los alimentos.

Confina por el N. con la audiencia de Burgos y sns provincia de Burgos y Soria; por el NO. con la de Zaragoza, por la provincia

de este nombre; por el E. con la espresada audiencia y su provincia

de Teruel, y con la de Albacete por su prov» de Cuenc a , si bien esta es el límite S. de la de Guadalajara , pues por debajo de ella viene á formar el límite E. de una pequeña parte de la provincia de Madrid, y de toda la de Toledo; por el S. confina con la mencionada audiencia de Albacete y su provincia de Ciudad-Real; al O. con la de Cáceres por la’provincia de e s t e nombre, y con la de Valladolid por su provincia de Salamanca, y al NO. con esta misma audiencia y provincia de su nombre. Tiene de superficie 4544 leg. cnadradas con 7 c . , 678 v . , 932 L. y 68 a l d . , cas. y d e s p . , que al todo forman 4540 ayuntamiento divididos en los partido judicial y con la población que resulta del siguiente estado. (Ver en el original)

Elevado el t e r r . de la audiencia de Madrid, mas que otro a l guno de la península, se levantan en él muchas cordillera, parte unas y prolongaciones otras del grandioso sistema de montanas ibéricas las principales empezando por el SE., son la de Molina qne cruza de E. á O. todo el partido de su nombre; de ella se estienden algunos brazos hacia el interior de la provincia de Guadalajara ; es notable por los muchos bosques de pinos niaderales que la pueblan, junto con otros árboles y arbustos (levarías especies, gran cantidad de plantas medicínales y aromáticas, y sus ricas y abundantes yerbas de pasto,’ (¡ue mantenían antes numerosos hatos de ganado lanar merino, muy reducidos en el dia por la devastación de las guerras, y por la baja de precio que han esperímentado nuestras lañasen el e s t r a n j e r o . Por el Ñ. dc la referida provincia de Guadalajara, y desde el O. de la de Zaragoza, vienen derramándose en dirección S. los e s tribos áeiMoncayo, en cabezos áridos y sin otra vegetación que algun tomillo, plantas y yerbas de especies diferentes, y con el nombre de sierra de Muedo, que toma á c o r t a dist.

del L. de Chercojes, provincia de Soria, formando una pequeña reyuefta va á unirse con la anterior c o r d . , recibiendo por los del pais en su’conjuncion, el nombre de sierra Ministra y de la naturaleza la vegetación arbórea que negó álos cabezos de que t r a e su origen; por la p a r t e de Alcolea del Pinar se ven muchas encinas y carrascas, con cuyo fruto se mantienen numerosas piaras de cerdos en e s t e mismo púntese parten las aguas dirigiéndose las unas al S. y las otras al N.; desde aqui vuelve á adquirir nuevo impulso la elevación del t e r r e n o , presentando sucesivamente cerros mas elevados y mas poblados de árboles que los anteriores, V describiendo los límites divisorios de la provincia de Soria con las de Guadalajara v Madrid, se corren hacia el O. con el nombre de s i e n a Pela, desde su arranque de la denominadaMfnistm, que cambia luego por el de sierra de Bello, el cual abandona también al llegar á su mayor a l t u r a , por cuya razón se lo da el nombre de Somosierra entonces parece habe m jr adquirido nueva fuerza la vegetación, viéndose sus cías, faldas y declives cubiertos de árboles de distintas c i . – fértil de la monarquía. Con el espresado nombre penetra distintas direcciones por la provincia de Segovia, la cual llena de asperezas y cortaduras, al paso que proporciona á sus habitantes los mejores pinos, hayas, robles y otros árboles y arbustos, indefinible colección «de plantas, y yerbas de pasto, las mas sabrosas y finas que se conocen. Por la p a r te del NO. forma la división dé aguas entre el Duero y Tajo Sigue siempre la misma dirección con diferentes ondulaciones y se prolonga de NO. á S. con el nombre de Montes Car pétanos, tan ricos en árboles, arbustos, plantas y y e r bas, como los cerros de la parte anterior. Otra vez vuelve á cambiar de nombre, aunque conservando la misma vegetación, desde el cerro denominado indistintamente con los nombres de Montón de Trino, Pan de azúcar, ó Tira barra, desde cuyo punto en toda su dirección al S . , se denomina Sierra de Guadarrama. Espárcese esta desde su origen en diferentes brazos, de los cuales el primero y mas oriental forma los cabezos arenosos, en que se halla situado la capital y corte de la monarquía; otro se dirige al real sitio del Escorial, y atraviesa, cambiando su dirección al O. , la parte mas rherid. de la provincia dc Avila , y o t r o , prolongándose en línea casi recta de E. á O . , cruza por el centro la espresada provincia, estendiendose por todos lados en ella se la conoce primero con el nombre de sierra áaMalagon.y después con el de sierras de Avila, á la que hacen no menos rica que á la de Segovia, en árboles maderables y pastos sustanciosos.

El mismo origen que las cordillera que atravesando todo el N. del t e r r . , se esparraman hacia e l S . , reconocen las que se limitan por este lado , aunque llevan diferentes nombres.

N’o es fácil distinguir con exactitud donde concluye la s i e r ra de Molina y principia ‘la de Cuenca, ni es dable fijarlo, aun con la mas detenida inspección del lugar; pero no es del caso esponer ahora las razones en que se apoya esta proposición.

Lo oportuno es d e c i r , que desde el punto de la confluencia de ambas cordillera ó desde aquel en que los montes de Albarracin toman el nombre de sierra dc Cuenca, se estiende de E. á O . , describiendo un arco, otra cordillera no muy elevada, por todos conocida con el nombre de sierra de la Alcarria-, abundante otro tiempo en espesos bosques de á r boles de distintas especies, ha sufrido grande detrimento con el carboneo, quedando en el dia reducidos los pinares a tres ó cuatro pueblos; abundan en cambio los arbustos, uiatabaja de romero, madroño y sabina, infinita variedad de plantas, que proporcionan á las muchas colmenas, que en todos los pueblos existen, fabricar la mejor cera y la nuel mas blanca y agradable al paladar; abunda también» cn pastos que en nacía ceden á los otros de que se ha hablado.

Por el declive O. del a r c o , d e q u e hemos hecho mérito, se introduce esta cordillera en la provincia de Cuenca por su estremo NO.; y pasando por Tarancon, penetra en la oe Toledo, y va á unirse con los montes dc este nombre, mas ásperos y fragosos que otro alguno, y Henos d e intrincados laberintos y espesuras de árboles. en a’gunas de las que jamás ha penetrado la planta del hombre, tstasmontañas, ricas en vegetación natural, y que tampoco son ingratas, cn los pequeños valles que forrñan aun en sus mayores alturas, á la mano del cultivador son muy esrasas e n Productos minerales; solo en la sierra de Molina y aun en algun punto de la Alcarria se encuentran minerales. La primera es muy abundante en minas de hierro y de lápiz y lene una de cobre en la de Ministra hay minas de plata ó j . 0 ^ 0 argentífero, especialmente en Hiendelaencina, donde Sueit i m i , y a c r e d i t a d a s de Sta. Cecilia, v las llamadas alí/nn y l a f , ° r í « » a ; también en la de Bordera se han abierto do o t r o s ^ e cobre, mas de poca importancia; pudienu .° atribuuiirrssec mmnuvy bhiioenn áí un c,s„u>re,Vnvo , Khijo^ ,Id„e Il„a ciega ambi- C l°n, las minas de plata que se cuenta existen en e s t a provincia

tanto en las espresadas cordillera como en las r e s t a n t e s en la de Alcarria también se ve alguna mina de plata y de carbón, abundando en canteras de piedra de f á b . , caliza y de veso; •os jaspes v los mármoles son muy escasos. Tampoco faltan en ellas las» bolsas ó depósitos de» aguas, que infiltrándose P 0 r las entrañas de las mismas, descienden á los valles foro n d o multitud de fuentes de aguas potables do la mejor calidad las minerales frias v termales son muchas; á la p r i o r a especie Corresponden la fuente de Alameda de la Sagra (4 leg. distante de Toledo), salada y p u r g a n t e ; la de Colmenar Viejo y Vacia-Madrid, saladas también, v purgante muy eficaz; entre las segundas son las mas notables las de Sacedon, las de Buendia, las de Trillo, las de Fuente del Toro ó del Molar y las de San Agustín. Tienen asimismo su origen en las espresadas cordillera multitnd de r i o s , entre los cuales nos contentamos con nombrar el Henares, el Gaya, el Oliana, el Huecar, el Canda, el Luya, Bedija, Ciqueta, Lozoya, Guadarrama. Alberche Molina, Jar ama, Manzanares, Tietar, Tajuña, Tortoles, Guadiera y Moscas, de los cuales los que se deslizan por la p a r t e N. desaguan en la cuenca del Duero, y los que se derraman por el S. van á la cueuca del Tajo, que es el r . drincipal de todo el t e r r. El TERRENO que cubre esta superficie es escelente, y las tierras generalmente buenas y fértiles, si se esceptuan a l gunos cerros ; pero se las ve consumidas por la sequedad, a causa de la poca ventaja que se saca del considerable número de corrientes de agua que la surcan , y de las cuales la mayor parte, sin grandes sacrificios, proporcionarían r i e gos abundantes. Desde los arranques de los cerros que forman las cordillera de que hemos hablado, y aun enmedio de e s tas se ven llanuras espaciosas y grandes valles susceptibles, si se les beneficiase con algunos riegos, de todo género de p r o d . ; de esta clase cs la gran llanura que divide a Guadalajara y Alcalá de Henares; la que se prolonga por encima de esta última ciudad hasta las puertas de Madrid; el t é r m . alto y bajo déla c o r t e ; los Cigarrales y la Sagra de Toledo; cas»í todo el t e r r . de esta provincia y los muchos valles y cañadas que á rada paso se encuentran en las o provincia á que se esliendo la jurisd. de la a u d . ; mas por aquella causa solo producen t r i g o , cebada, cáñamo y lino en corta cantidad, algo de vino,aceite y azafrán,y frutas con escasez. Otras dos causas concurren á t an funesto resultado ; la rutina estacionaria de la agricultura que rechaza todos los adelantos por mas q ue la espericncia haya acreditado su bondad, y la enemiga al Elantío de árboles, único medio que queda para atraer la umedad á la t i e r r a , ya que se miran con t a n t a indiferencia las ricas corrientes dé agua que cruzan todo el t e r r . Si se esceptuan las márg, de los r . donde crecen naturalmente los chopos y los álamos blancos, las nuevas plantaciones muy escasas que hermosean los paseos, y algunas cióles y plazas de la c o r t e y los sitios r e a l e s , apenas se encuentra un árbol en todo el t e r r . , donde el caminante pueda ponerse al abrigo de los rayos del sol. Sensible es que antiguas preocupaciones y consejas mal urdidas sean bastante poderosas para dest r u i r lo que el buen juicio y la ciencia enseñan. Solo una e s – plicacion admite el descuido con qne se miran los riegos y los arbolados, v el ningún progreso en la agricultura; y es que Castilla la Nueva fué siempre esencialmente pastoricia.

En efecto, casi hasta los principios de e s t e siglo la ganadería lanar constituyó la principal riqueza del t e r r . Admiración causa el ver el inmenso número de cabezas de ganado lanar 3ue en él se mantenía de la clase trashumante. En el censo el siglo XVI se ve que solo de las provincia de Segovia y Avila se dirigían á Estremadura 3 millones de reses merinas a g r e gúense á este número los de las otras 3 provincia del t e r r . , no menos ricas que aquellas en esta granjeria , el ganado lanar churro, el c a b r í o , el caballar, y se verá la causa de quedar sin cultivo inmensos espacios de t e r r e n o , á pesar de su b u e na calidad. También es abundante el ganado de c e r d a. No ofrecen hoy los CAMINOS los inconvenientes que hace 40 años presentaban-, en esta época el paso de ciertos p u n tos, por desgracia muy frecuentes , ponía á cada momento en inminente peligro la vida y la propiedad de los viajeros.

Nadie pasa aun en el dia sin que se conturbe su e s p í r i t u , por el Pico del Diablo en la sierra Ministra, por la venta del P u ñal, por los muchos puertos del Guadarrama y Somosierra, por los montes de Toledo, por los de Avila y o t r o s , al recordar la funesta historia de los atentados en» ellos cometidos, y ver las muchas cruces que todavia se conservan, como otros tantos siguos de víctimas sacrificadas por infinitas partidas de salteadores y asesinos que tenían en ellos sus guaridas. Afortunadamente los caminos han recibido incalculables mejoras; y aunque no exentos del todo dc riesgos por el descuido con que se mira su reparación, el establecimiento de la guardia civil, institución digna de todo elogio, asegura el t r a n s i to cn los parajes mas peligrosos.

La iNUfSRTiA. manufacturera ocupaba autes muchos autos de brazos Toledo reunia en su centro multitud de fáb. de agujas, mas de 600 fabricantes de gorros é infinitos telares de lana, en los cuales se consumían al pie de 7,000 q. eran famosas sus fáb. de seda, principalmente las de Talavera de la Reina, cuyos tejidos llaman todaviala atención por sufinura y bondad,»asi como la de las famosas espadas de la capital, única que con algunos telares de paños ordinarios se conservan en la misma. Los paños finos de las fáb. de Segovia o b tuvieron siempre marcada preferencia en los mercados e s tranjeros; pero hace mas de siglo y medióse presentaron en decadencia, llegaron á perder su»cstimacion, y en el dia apenas se fabrican otras manufacturas de lana que paños ordinarios, bayetas , sargas y sayales. Mas recientemente llamaron la atención délos estranjeros las fáb. de paños finos de San Fernando , Guadalajara y Brihuega, cuyos prod. especialmente los tejidos de vicuña, escedian en calidad á los mejores de Sedan y de Inglaterra, si bien les faltaba alguna mayor perfección en los colores pero el ningún método en la adm., el lujo con que se sostenían los establecimientos, el no haber adoptado los agentes moy diarios que proporcionan grandes economías en la fabricación, daban á las manufacturas de estas fáb. un precio mucho mas elevado que el que tenían las estranjeras, y no pudiendo sostener la competencia principiaron á decaer, y últimamente se cerraron; de modo que en el dia ningún a r t . se elabora en las de San Fernando, y las de Guadalajara han quedado reducidas á la elaboración de paños entre finos y ordinarios, buenos en su ciase, pero que ceden en calidad á los de Tarrasa, Alcoy, Ezcaray y otros puntos. La provincia de Avila fué en tiempos antiguos íina de las mas industriosas de la monarquía, y los prod. de su fabricación hallaban la mejor acogida eñ los principales mercados la espulsíon de los j u d i a s , que eran en este pais los manufactureros, puso término á aquel ramo de riqueza, que permaneció en tal estado hasta los primeros años del rey D. Felipe V ¡ muchos esfuerzos hicieron este y D. Carlos IÍ1 por volver á reanimarla fabricación de paños grandes sumas se invirtieron con esle objeto, y grandes ésenciones y privilegios se concedieron á los fabricantes, gero todo fué ineficaz. Viendo esta contradicion el Señor ‘on Carlos III concibió el pensamiento de establecer en Avila una gran fáb. de tejidos de lino y algodón; pero tampoco fué mas feliz, y tuvo el disgusto de ver consumida la e s c e – siva suma de 7 ú 8 millones de r s . invertidos en la construcción del edificio y primeras materias sin resultado. D. F e r nando VII continuó dispensando todo género de protección á la grandiosa fáb. de Avila, y bajo su reinado, habiendo pasado del Estado a l a especulación particular, consiguió verla en su apogeo en el ano 2 3 , aunque muy distante t o davia de las manufacturas estranjeras del mismo género.

Con la caída del gobierno constitucional en la espresada época volvió á decaer la fáb. al último grado de postración.

En el año 1832 por disposición real se entregó gratuitamente por término de 23 años á D. Francisco Mazarredo , quien obtuvo la propiedad en 4844, mediante el canon de 2,500 r s . anuales. De esperar es que los esfuerzos del propietario la eleven á la altura que el primer autor de este pensamiento se propuso. Por lo demasía fabricación en la provincia de Avila se reduce á tejidos ordinarios de lana y lino para el consumo de las familias; pero en compensación sus lanas merecieron siempre la preferencia entre todas las de Castilla, sin embargo de corresponder el mayor número de estas á la clase fina de ganado merino. Como poco ha se dijo, la ind.

de las 4 provincia que se han mencionado desapareció casi enteramente en sus ramos principales con el último siglo eu el dia puede decirse se conservan solo brillantes las fáb. de s e da de Talavera y la de armas de Toledo , puesto que los demas ramos de fabricación, que sin ningún desarrollo se mantienen , son fáb. de jabón, algunas de cueros, de sombrer o s , de s a l i t r e , de papel y otras de escasa importancia. En la provincia de Madrid apenas habia 60 años atrás otras manufacturas quo la rica china del Retiro, la porcelana de la Moncloay las fáb. de cristales de Aranjuez y la Granja; pero de pocos»años á esta parte la fabricación en la p r o v . d e Madrid y principalmente en su c a p . , va adquiriendo notable impulso. El detenernos en hacer una relación del espíritu fabril que se desarrolla en la cap. de la monarquía española, nos separaría del objeto principal de este a r t . , y por ello remitimos á nuestros lectores al de Madrid v. y corte, donde hallarán datos interesantísimos acerca de este particular.

La situación central del t e r r . , la falta de canales de navegación que enlacen las relaciones mercantiles de Madrid con las provincia litorales en el Océano y Mediterráneo hacen muv reducido su comercio ; de modo, que propiamente hablando, puede asegurarse que carece de él el terr.

de la provincia de Madrid.

Si de los datos geográficos y principales elementos que constituyen la riqueza pública», pasamos á considerar los diversos medios que sirven para conservar y fomentar la moralidad de los pueblos, hallaremos en el terr. de la aud.

de Madrid un cuadro á la verdad poco alhagüeño.

La educación, primera fuente ue la moralidad, se halla desgraciadamente, hablando en general, muy descuidada como sucede en las restantes prov». de la monarquía apenas salen los niños de la edad infantil, sin haber recibido quizás la menor instrucción, cuando se ven dedicados á las faenas del campo, ó al oficio que sus padres ejercen surge de aqui, como es natural, aquella libertad en el trato con los mayores, la familiaridad con los padres que rompe el saludable freno de la obediencia; la prematura costumbre del uso de palabras mal sonantes, de licores espirituosos , del juego y las otras pasiones, que preparan un porvenir desgraciado. Ni son tampoco los jóvenes de esta clase los que menoscaban en mayor grado los principios de moralidad; hay otra que produce mas fatales consecuencias , y es la que trae su origen de familias proletarias, que nada debieron á sus padres sino la existencia que disfrutan, quienes se creen exentos de atender á la educación de sus hijos, y aun tienen por un mal que frecuenten las escuelas.

Examínese la historia de esos seres, mas infortunados que criminales á los ojos de Dios, que terminan cn los patíbulos y en los presidios la carrera de sus atentados Gontra la vida y la propiedad de sus conciudadanos, y se verá corresponden casi todos ellos á la expresada cíase.

Dos elementos se conocen en las naciones capaces por sí de neutralizar los efectos del descuido cn la educación; la instrucción pública y la religión. La primera ha recibido, hace algunos años, notables «mejoras ; cuenta con grandes establecimientos bien entendidos cn todas las capitales de p r o v . , sobre todo en las enseñanzas superiores y las intermedias ó preparatorias, y se han multiplicado las escuelas de instrucción primaria superior y elemental. También en algunas cabecera de partido se han establecido colegios de humanidades y otras escuelas de interés particular, perfeccionadas, asi como las públicas, con los adelantos que eu este importante ramo na adquirido y adquiere de nuevo cada dia; mas á pesar de esto, falta mucho para que aparezca satisfactorio el estado de la instrucción primaria. Son muchos los pueblos que carecen de escuelas ; no pocos los que las tienen solo temporales; y grande el número de las que se hallan dirigidas por maestros sin título, faltos de instrucción, y lo que es mas deplorable poco apropósito para inspirar buenas ideas á sus discípulos. Las escuelas de párbulos, institución la mas filantrópica de todas y de mejores resultados morales, no se encuentran en la mayor parte de las capitales, ni menos las de adultos, tan útiles como las anteriores ; pues en ellas se recompensa en poco tiempo la educación desgraciadamente descuidada en los primeros años de la vida. No seria justo inculpar al gobierno por el estado en que se halla la instrucción primaria ; hace muchos años se ocupan cuantos ministerios se han sucedido en fomentarla por todos los medios imaginables , y en vencer la repugnancia que se opone á sus bien meditadas disposiciones por parte de los mas interesados en prestarle su apoyo. Mucho se ha adelantado de 40 anos á esta p a r t e , aun «en medio de la guerra civil y los embates de las opiniones políticas; publico es el ardor con que se trabaja y los esfuerzos que se hacen para perfeccionar y generalizar la instrucción primaria es de esperai que tanto celo no quede ineficaz.

(Continua en el original)