MUSEO DE CIENCIAS NATURALES (HISTORIA DE MADRID)

(calle de Alcalá, núm^ 19.) Desde el reinado de Fernando VI, el Gobierno español parece habia tratado de establecer en Madrid un gabinete de historia natural, á cuyo fus se mandaron r e coger , bajo la dirección de D. Guillermo Bowles, muchos objetos curiosos, cuya custodíale fue igualmente encomendada.

Posteriormente Carlos III, decidido protector de las ciencias naturales, mandó erigirlas en Madrid tres monumentos contiguos; el Observatorio astronómico, el Jardin botánico y el Museo, llamado hoy de pinturas, que por su magnificencia material, nos hacen calcular cuales serian los proyectos científicos, que se proponía aquel ilustrado m o narca.

En efecto, estos tres edificios estaban destinados desde su origen á constituir un solo establecimiento el Museo de Ciencias naturales de Madrid del que nos proponemos dar algunas noticias en este artículo; pues aunque p o co larga la techa de su existencia, no por eso ha dejado de ofrecer diferentes modificaciones antes de llegar al estado en que hoy se encuentra. Destinado el Observotorio para el estudio práctico de la astronomía, y cl j a r d in botánico para el cultivo y la enseñanza de la ciencia de las p l a n t a s , se pensó colocar en el suntuoso edificio del Museo del Prado los gabinetes mineralógicos y zoológicos con las cátedras en que se enseñan estas ciencias, mas las de física y química.

De los t r e s edificios referidos el del Jardin Botanicofue el que a n t e s se concluyó y sirvió á su objeto, é ínterin se terminaba la construcción de los otros dos, se estableció provisionalmente el gabinete de historia natural en el cuarto 2.° de la academia de San Fernando. Después de muchas dificultades, se dio cima por último á la principal obra del Museo del Prado; pero por una fatalidad para las ciencias naturales, ha tenido un destino muy diferente del que se habia propuesto su fundador, por cuyo motivo las ricas colecciones del gabinete de historia natural, siguieron depositadas en el estrecho recinto ya mencionado. Sirvieron de base á estas colecciones los objetos recogidos por D. Guillermo Bowles, y una gran parte de los que formaron el gabinete particular de D. Pedro FrancoDávila,adquiridas por la nación mediante un contrato del Gobierno con este señor, en consecuencia del cual se le nombraba director perpetuo del establecimiento con el sueldo anual de 60,000 r s . y casa.

Por las noticias que hemos podido recoger, se puede asegurar que la parte mineralógica del gabinete fue la que desde luego recibió considerables aumentos, siendo uno de los mayores la magnífica colección que el Gobierno compró al comerciante inglés Mr. Forster , rica en ejemplares de gran tamaño y exacta determinación. Carlos III empleó todos aquellos medios que podian acelerar la terminación de su proyecto; y no contento con las compras que su Gobierno hacia, de cuantas preciosidades se le ofrecían para completar las colecciones del Museo, mandó verificar á diferentes recolectores, espediciones dentro y fuera de la Península con el fin de recoger objetos naturales. Heñían, Neé, Pineda, Mociño, Sessé, Herrgen, Talaker, Espiñeira y muchos botánicos ilustres fueron de este número; debiéndose á la laboriosidad de tan eminentes naturalistas muchas de las r i quezas que en el dia posee nuestro Museo. Tambien contribuyeron á su engrandecimiento las acertadas y terminantes órdenes que el ilustrado monarca hizo espedir á todos sus gobernadores de España ó Indias, mandándoles remitir al establecimiento cuantas producciones naturales se encontrasen en los distritos encomendados á su particular autoridad; consiguiendo de e s t e modo dos útilísimos objetos L.° tener noticia de las riquezas que la naturaleza ofrecía en sus dominios; y 2.° poseer muestra de ellas para admiración de los curiosos y estudio de los naturalistas en la metrópoli de su imperio. Es por demás decir que después de la muerte de Carlos III el Museo de Madrid se resintió de la falta de su protector; sobre todo, cuando los trastornos déla nación fueron desquiciando las mas sólidas obras de los tiempos pasados. Concluida la guerra de la Independencia y desembarazado el Gobierno de sus mas serias atenciones, Fernando YII decretó en 18151a reorganización del citado Museo, reuniendo el gabinete de historia natural, ¡ardin Botánico y Observatorio Astronómico, con la agregación de las cátedras de mineralogía , zoologia, botánica, física, química y astronomía. Puso á su frente una j u n t a llamada de protección compuesta de personas muy i n s t r u i d a s , que indudablemente hubieran llevado la obra á su fin si los deseos que las animaban, hubiesen sido secundados con los medios indispensables; pero el erario de la nación habia quedado exhausto, y no era fácil volver á los tiempos en que Carlos III prodigaba los millones para hacer adelantar las ciencias.

Asi siguió nuestro Museo hasta el mes de setiembre de 1837 en que de nuevo se modificó su parte gubernativa, que fue confiada á otra junta formada por los profesores del mismo establecimiento. Últimamente, los cambios verificados en todos los ramos de instrucción pública, tambien han modificado el referido decreto de 1837, y en el reglamento del Museo aprobado por S. M. en el año de 1847 se ha organizado definitivamente el establecimiento de que tratamos, componiéndole el gabinete de Historia natural, el j a r – din Botánico y las cátedras de mineralogía, geología, anatomía comparada, zoografiay botánica pertenecientes álos estudios superiores. La parte económica y directiva ha quedado á cargo de un gefe local; una j u n t a facultativa compuesta esclusivamente de los profesores de Historia natural de la facultad de ciencias de la universidad de Madrid, tiene encomendado el adelanto de las que son objeto del Museo; la clasificación y arreglo de sus colecciones toca á los c a tedráticos respectivos, aumentándose por los trabajos de los colectores y corresponsales del mismo, no menos que por los cambios verificados con otros establecimientos análogos, y adquisiciones hechas por compra; quedando la enseñanza sujeta á lo prevenido en el último plan de instrucción pública. Estos son los principales puntos del reglamento vigente en el Museo de Madrid; v no hay duda que con su exacta observancia llegará al grado de esplendor que corresponde á un establecimiento de su clase lo decimos con tanta mas seguridad, cuanto que lo prevenido en dicho r e glamento no es un mero ensayo que se trata de hacer, sino una convicción adquirida por la esperiencia de 6 años, durante los cuales no solo se fian formado en este Museo maestros, que están difundiendo la ciencia en las principales universidades del r e i n o , sino que sus colecciones se han duplicado unas, cuadruplicado otras, dado un nuevo orden á todas, y establecido algunas que faltaban casi completamente antes de la época citada, como puede observarse visitando las galerías del gabinete, leyendo sus catálogos, ó bien haciéndose cargo de los párrafos siguientes.- Mineralogía. Puede asegurarse sin temor de ser d e s mentido , que la colección de minerales colocados en las salas públicas de nuestro Museo es la mas notable de cuantas se conocen hoy dia, t a n t o por la magnificencia y tamaño de los ejemplares que la componen , como por su exacta caracterización.

Esta colección verdaderamente regia, sorprende al curioso que por primera vez la visita , habiéndose observado mas de una vez estasiarse delante de sus ejemplares naturalistas de gran nombradia, acostumbrados á ver los museos mas completos de Europa. Con t o d o , la colección de minerales aun no aparenta lo que en realidad e s , pues la construcción poco apropósito de los armarios que la contienen, sobrado altos y cargados de madera han impedido colocar todos los ejemplares al alcance de la vista ; y por otra parte, la estrechez del local, que en la actualidad ocupa el gabinete no permite dar cabida á duplicado número que hay depositados en ciento setenta y tantos cajones que se e n cuentran en los sótanos del Museo , hasta que establecido este en un lugar mas amplio pueda ostentar todas sus riquezas.

La colección pública de mineralogía, ha recibido últimamente una nueva colocación en la que el digno profesor de este ramo, ha procurado conciliar el orden científico con Ja visualidad de los ejemplares, presentando los mas notables por su rareza ó tamaño encima de las mesas que ocupan el centro de las salas con el fin de facilitar su inspección y estudio. Están clasificados por el sistema de Haüy, y en los dos cuerpos medios de la sala l .* desde el número L.» hasta el M.° se hallan las piedras y sales compuestas délos óxidos metálicos llamados tierras y álcalis. El nombre de las e s p e cies se encuentra en los rótulos, y cuando estos tienen n ú – roeros , se les ve al lado del ejemplar ó grupo de ejemplares que comprende. El cuerpo bajo de estos armarios contienen la colección de rocas. Las piedras preciosas, ágatas, jaspes Y otros minerales labrados que son objeto de lujo y adorno, están en los armarios señalados con las letras A. B C. Los combustibles no metálicos, por falta de local en la sala 2 . a , se han puesto en el cuerpo bajo del armario B . , escepto el mamante que está en el de las piedras preciosas. Son notables en esta sala el contenido de sus urnas que encierran ejemplares gigantescos de azufre cristalizado, de lluato de de cal, de carbonato y sulfato de la misma base, de barita sulfatada, magníficos granates, cristales de roca, berilos, esmeraldas etciudad Debajo de un imán natural que sostiene (i¿ libras de peso, se ve un fragmento romboédrico de cal c a r bonatada procedente de Guipúzcoa, cuyo tamaño es colosal.

1 armario de las piedras finas contiene ricas esmeraldas, t o pacios, aguas marinas, y otras mil preciosidades entre las que_no puede dejarse de citar el ópalo girasol, que es de t a maño poco común y sirvió en otro tiempo de adorno á un Sran sultán. También en el armario de las ágatas podríamos señalar ejemplares de valor, y por poco inteligente que sea et curioso que examine su contenido, no dejará de fijar l a v i s – a en un ónice de notables dimensiones y de mucho valoren comercio. Por último, sobre la meseta que s e p a r a d cuerpo alto del bajo de la estantería de esta sala se ve g r a n p a r – e de la colección de mármoles, alabastros, pórfidos, serpen- •nas y otras piedras de esta clase, cuyos criaderos se ha- M A D R I D . 841 veria. La serie de hierros, manganesos, antimonios, cobaltos y arsénicos se halla muy bien representada; y como en la sala anterior, los ejemplares de las urnas, que ocupan las mesas del centro, son sorprendentes por todos conceptos. En una dc estas pueden verse varios aereolitos entre los que se encuentra el que hace 8 años cayó cerca de Logroño. En e s ta sala continua y concluye la colección de marmoles , alabastros y otras piedras procedentes de las canteras de la Península. Ademas de la colección pública de que acabamos de hablar, y del depósito de ejemplares que hemos mencionado y debe considerarse conio parte de la misma, nuestro Museo posee otras colecciones de minerales tambien preciosas en su género. Fastas son d o s ; una que podemos llamar de e s t u d i o , y otra de demostración. La primera de estas colecciones está colocada en la misma cátedra de mineralogía , pudiendo considerarse como el comprobante délas e s plicaciones que en a q i e l sitio hace el distinguido profesor Don Donato García. En efecto, este sabio mineralogista e n canecido en la enseñanza, ha comprendido muy bien que en la de las ciencias naturales sirve de poco la teórica sino va acompañada conla demostración conveniente; y ademas que no hallándose en los libros sino esplicaciones mas ó menos especiosas sobre los hechos de la naturaleza, en vano lucharían los talentos mas privilegiados para arrancarla sus s e cretos , si en sus primeros pasos no les señalase una mano práctica , los tipos que en lo sucesivo han de servirles de punto de partida. Para cumplir con este deber de maestro, na colocado dicho profesorla colección á que nos referimos en una estantería de construcción muy cómoda, en la que los alumnos pueden estudiar y examinar á su gusto los o b jetos sin estraerlos del lugar que ocupan. La colección p r i n cipia por los modelos artificiales de sólidos para el estudio de la cristalografía, losinstrumentos y reactivos necesarios para el examen de las propiedades físicas y químicas de los minerales; viene después la serie de las especies exactament e determinada y rotulada, concluyendo con una colección de rocas tipos para el estudio de la geología. La magnitud de los ejemplares de esta colección es muy inferior á la que tienen los de la pública ; en cambio sin ser nada común el número de especies es mucho mayor y su caracterización exacta. La colección que sirve al profesor García para demost r a r en sus lecciones los caracteres de las especies minerales está contenida en unas gavetas de caoba colocadas en él gabinete de la cátedra. Es tambien escogida, muy numerosa en especies y variedades, y muchas de ellas recogidas en los viages que este catedrático ha hecho para estudiar la p a r ta mineralógica de nuestro pais, cuya circunstancia aumenta sin duda su valor. Sino bastase lo dicho para demostrar las riquezas que este Museo encierra en sus colecciones de minerales, podríamos añadir que por órdenes siempre dimanadas del Gobierno ha facilitado en diferentes épocas de sus depósitos á otros establecimientos de enseñanza colecciones nada despreciables; v recientemente acaba de e n t r e gar 34 para otras tantas universidades, i n s t i t u t o s , ó escuelas especiales de a g r i c u l t u r a , arquitectura medicina é ingenieros, lasque difícilmente hubieran podido obtener iguales, si se hubiesen de comprar en el estrangero, á menos de h a ber invertido en ellas sumas considerables.

Zoologia. Si podemos vanaglariarnos de poseer un g a binete mineralógico de primera clase, no sucede lo mismo con el de zoologia que solo puede llamarse naciente, comparándole con los de Berlin, Londres, París y hasta otros de capitales mas subalternas que la nuestra. Vanas han sido las causas de semejante a t r a s o , y entre ellas podemos señalar como principales no solo la naturaleza destructible de los objetos que componen tales colecciones, sino también la poca importancia que en un principio se dio en nuestro Museo á la zoología, hasta et año de L.835 en que fundó una cátedra la Academia de Ciencias de Barcelona, y en el de 4838 en que et Gobierno dotó con dos cátedras al gabinete de Historia nal ural de Madrid. Desde esta época data el movimiento progresivo que han tomado las colecciones zoológicas \ y puede asegurarse que en los últimos años trascurridos se han aumentado algunas hasta el punto de no haber ya sitio pava colocar las ‘especies que faltan para completarlas. Para conseguir este cambio favorable el Museo ha comprado muchos animales, tanto procedentes del estrangero como de la Península ; contribuyendo al mismo fin las dádivas que ha recibido dc varios establecimientos y particulares, entre las que merecen particular mención la del Museo de P a r i s , las del Dr. Clot-Bey, médico de S. A. el Bajá de Egipto, la de 1). Eduardo Gilly , joven marino cn nuestra estación de Filipinas, la de Mr. Cliedufau cónsul español en Alejandría, y la de D. Eduardo Carr e ñ o , que al morir en París legó toda su hermosa colección entomológica al establecimiento en que aprendió á conocer los secretos de la naturaleza.

Anatomía comparada. Esta colección que está colocada en la primera sala entrando al gabinete por la puerta de la d e r . , es de las mas modernas, puesto que antes del año 37 solo existían algunos ejemplares esqueléticos guardados en una pieza de escasas luces, y varios modelos de cera de visceras y músculos de construcción bastante ant.

y de no mucha exactitud. El profesor encargado de esta enseñanza principió por o r d e n a r , según el sistema de sus lecciones, los ejemplares anatómicos que habia en el Mus e o , y fue aumentándolos en términos que en la actualidad ocupan gran parte de la sala referida, mandada establecer á propuesta suya por real orden de 9 de mayo de 4 844. En el dia esta sala contiene una buena serie de e s queletos de animales vertebrados, que se han preparado la mayor parte en el laboratorio del mismo Museo, teniendo el mérito de ser mas exactos y bien ensamblados que los aue se ven en los gabinetes anatómicos estrangeros llama esde luego la atención de los curiosos la actitud y armazón del esqueleto humano; el del murciélago y topo por su delicadez; el del dugong por su r a r e z a , pues hace pocos años solo existían tres ejemplares mas en los museos dc Europa; el del kanguro tan particular por la disposición y forma de sus est realidades; el de la tortuga que se abre y cierra como una caja para facilitar el examen de su organización interior; el de la c u l e b r a , lagarto, rana, besugo y pez de San P e d r o , cuyas multiplicadas piezas están todas ensambladas por medio de alambres sueltos, y no con sus ligamentos naturales, como hacen en el estrangero, cosa que afea y no permite estudiar bien las formas de las superficies articulares. Muchos otros esqueletos podríamos c i t a r , pero en tal c a s o , mas bien que una sucinta noticia del Museo de Madrid , vendría á ser este escrito su catálogo; sin embargo, antes de pasar adelante no podemos menos de hacer mención de los esqueletos de la ballena y cachalote, cuyos gigantescos ejemplares no sc han colocado armados por «la escasa capacidad del local. La colección de piezas modeladas en cera, cartón, piedra, yeso e t c .

es muy escasa, á pesar de que van comprándose algunas á medida que los fondos del establecimiento lo permiten, pues este no tiene artista destinado á semejante clase de t r a b a j o s , como sucede en otros museos estrangeros. No o b s t a n t e , podemos llamar la atención sobre la s e n e de cráneos modelados en y e s o , que representan diferentes variedades de razas humanas, lo mismo que otras que figuran las piezas esqueléticas del Megalonix v Mastodonte las de cera modelos de la miologiá, esplacnología, angiologia, neurología del hombre y del caballo, los órganos de los s e n t i d o s , el aparato genital de las aves y el cuadro del desarrollo del h u e v o , indicando los fenómenos que presenc i a este desde el primer momento de la incubación hasta el del nacimiento del polluelo. También principia á ofrecer piezas curiosas la colección elermato-esquelética, pues aunque reducida a u n , consta de iodos los elementos necesarios para esplicar lo relativo á este sistema tan interesante en el estudio zoográfico. Finalmente, en está sala se ven colocadas en el armario primero tres momias humanas, dos de indios americanos y la otra de un guanche, en el estado de conservación mas» perfecto á pesar de su larguísima fecha.

Colección de mamíferos. Esta colección se ha clasificado y ordenado en el último arreglo, según el método de Cuvier. La mala disposición y poca capacidad de la sala que la contiene, bastante oscura ademas, ha obligado á colocar en la de aves los grandes ejemplares pertenecientes á los órdenes de paquidermos y rumiantes, y á invertir la numeración de los armarios que son de construcción muy antigua y bastante reducidos. Antes del año 38 apenas se veian representados en esta colección todos los órdenes de la clase, y en la actualidad no solo estos se hallan complet o s , sino que lo están las familias y t r i b u s , poseyendo muchísimos géneros aun de los mas raros , entre los que contaremos la mayor parte de marsupiales que proceden de la Occeania , los monotremas, los manatíes e t c .  faltan sin embargo, bastantes especies de queiropteros, rumiantes y cetáceos, bien que estos últimos no suelen ser muy comunes en ningún museo por la dificultad de su adquisición y volumen de su c u e r p o , que en las especies mayores exigiría costosas preparaciones y salas inmensas para contenerlas. En esta colección, como en las demás zoológicas del Museo, cada ejemplar lleva en su peana una tarj e t a que espresa el número del catálogo, el del género, el de la especie, el nombre genérico , el específico y el del pais de donde proceed ; refiriéndose todo esto á los catálogos modernos del establecimiento, en los que está espresado además, si el objeto se adquirió por compra ó donación , en cuyo último caso se indica el nombre del que hizo el regalo.

Colección de aves. Con respecto á esta colección, clasificada según el sistema de Temminek, posee el Museo los tipos de todos los órdenes, familias y t r i b u s ; pero faltan aun muchos géneros, y sobre todo especies. Su aumento ha sido tal de poco tiempo á esta p a r t e , que se ha cuadruplicado el número de ejemplares, tanto por las compras y recolecciones verificadas en el p a i s , como por los regalos hechos al establecimiento de parte de varios naturalistas nacionales y estrangeros. En esta colección atraen desde luego la atención de los curiosos el magestuoso cóndor, el rapaz buitre de los Alpes, el ligero serpentario, las preciosas aves del Paraíso, la rara menura, las pintadastannagras y nectarinas , los brillantes orthorrinchos y epimacos el a r g o s , lophoforo refulgente, anastoma, ibis religiosa , pico de cuchara y de t i j e r a , cisne negro de la Nueva Holanda, aptenodites», y mil otros habitantes del aire que de poco tiempo á estamparte embellecen la galería ornitológica.

La colección dc nidos y huevos es incipiente y aun no merece nombrarse; pero «se espera que eu breve tomará el desarrollo que se observa en las demás.

Colección de reptiles. Esta colección se ha clasificado por la obra herpetológica de Dumeril y Vibron, por estar al nivel de los últimos adelantos de la ciencia. En ella existen tambien los tipos de los cuatro órdenes con sus familias , faltando solo las C e c i l i a s , br.mquiferosj y bastantes géneros cn todos los órdenes; de modo que resulta ser la mas incompleta en el museo de las series de los animales vertebrados. Sin embargo, aun posee algunas cosas notables entre las cuales citaremos el sphargis coriácea, especie de tortuga marina muy grande y r a r a en las colecciones^ varios iguamideos, los géneros chirotes v n e s s i a , un cunectes, el mavor de los c o n o c i d o s en los gabinetes de Europa; otro gran pitón que acaba de regalar Mr. Chedutai, procedente del interior del África, y varias serpientes ven e n o s a s qué en estos ú l t i m o s años han sido remitidas po el doctor Clot-bev De l o s restos fósiles con que la P a l e ° » » tologío demuestra las formas singulares que tenian los i ptiles antidiluvianos, soto posee modelos en y e , s 0 ‘ c u ¿ origínales pertenecen al Museo de P a r í s , llamando la a cion principalmente los del pterodactylus grandis, ictm saurus communis, tenuirostris é intermedius. .

Colección de peces. Está clasificada esta colección . _ gun los principios adoptados por Cuvier y Y « ^ e ° 7 v¿ su magnifica obra icthiológica aun no eoBOCida, por ur¿ motivo en la última p a r t e de la colección solo se ha sePui el orden establecido en el reino animal de fuvier. Únicamente faltan dos familias en toda la s e r i e , pero son muchas las tribus de que carece el Museo é infinitos los géneros y especies. A pesar de e s t o , la citada colección es de mucho valor científico por contener íntegra la que sirvió á nuestro célebre Parra para escribir su icthiologia de las Antillas, obra que es citada con elogio por los estrangeros. Como antiguamente se cuidó mas de t r a e r á nuestro Museo objetos exóticos, que de recolectar los que produce la Península (*), por eso escasean en la colección de que tratamos los peces de nuestras costas y r i o s ; si bien se ha principiado ya á corregir esta falta con una serie escogida de peces del Mediterráneo formada en Barcelona; varios ejemplares recibidos de la costa cantábrica, y otros de los rios y lagos de España. Tambien debemos repetir aquí el nombre del d o c tor Clot-bey, á cuya generosidad se deben preciosas especies del N i l o , que hubiera sido difícil adquirir aun pagándolas á muy crecido precio, Invertebrados. Las colecciones de animales invertebrados están arregladas según el sistema de Lamarck, que es el adoptado por el profesor en sus lecciones. La clase de los moluscos se halla bastante bien representada, y en ella posee el Museo especies y ejemplares raros y preciosos.

Entre estos últimos citaremos los de la meléagrina niaraaritífera, de los cuales uno tiene dos perlas en una valva, v otro una s o l a , pero de tal oriente y tamaño que su valor no baja de 40,000 r s . ; y entre los primeros la cgprea aurora, una de las mas preciosas del género, que sirve de distintivo á los gefes de las t r i b u s de la Nueva Celandia , y Que ha valido hasta 1,000 francos cada ejemplar, si bien eñ dia su precio no es t a n superior; y la scalaria’preciosa regalada al establecimiento por la reina María Luisa, cuyo precio elevado en los ejemplares de cierto tamaño ha llegado á ser de 100 luises. En la serie de los animales articuados se ha mejorado mucho la colección de crustáceos con la compra hecha últimamente en París de bastantes géneros y especies. La colección de insectos no solo se ha aumentado con la compra recien hecha á Mr. D a s t a s , sino que ha adquirido un valor científico de consideración con la que lego al Museo nuestro malogrado Carreño, en la cual se encuentra la de encipteros de Latreille, que por ser autógrafa tiene un valor inapreciable, tanto mas cuanto que este célebre naturalista ha sidD el legislador de la ciencia entomológica ; conservándose en el establecimiento los materiales que le sirvieronparacscribir una buena parte desusceebradas Familias naturales y Genera insectorum. La c o lección de zoófitos del Museo, si bien por una parte está compuesta de ejemplares notables y poco comunes, se debe confesar por otra que fe falta muellísimo para ser completa.

Es cierto que los animales de este dilatado grupo ofrecen mil dificultades para poderlos conservar, y que acaso »o exista una colección que contenga todas fas especies conocidas; pero muchas mas podrían haberse recogido para a nuestra si el establecimiento tuviese corresponsales c e losos en algunos de los p u e r t o s de la Península y posesiones ultramarinas.

Colección paleontológica. La estrechez de la sala destinada á la colección de los r e s t o s orgánicos antidiluvianos, Y ‘a mala construcción de los armarios que la contienen, no han permitido colocar y ofrecer á la vista del público todas las riquezas que en este género posee nuestro Museo. En la actualidad solo se ven algunos huesos de mamíferos de gran magnitud, varios restos de p e c e s , crustáceos, moluscos v zoófitos fósiles, y algunos fragmentos de lignitos, hojas dc heléchos y otras» producciones vegetales en el mismo e s t a do; mas el dia que permitiéndolo la capacidad del gabinete Puedan estenderse ordenadamente todos los materiales que para dicha colección se tienen reunidos en los depósitos oel Museo, puede asegurarse que no será de las menos importantes ni de las mas escasas. Entre tanto ni sitio hay para colocar debidamente la enorme defensa de elefante y otros restos esqueléticos del mismo animal desenterrados» en los aluviones de San Isidro del Campo el dia 24 de diciembre I ^846 por el profesor Gradls y sus discípulos. A pesar del l amentable estado en que la angostura del local tiene redu cida á la colección de fósiles, la sala en que está colocada es una de las mas concurridas por los naturalistas estrangeros, y con especialidad por los ingleses apasionados á la paleontología, que la visitan con tanto interés v respeto como los mahometanos á su Meca, por contener el singular esqueleto del megaterio, cuyo único ejemplar casi completo da un valor y nombradla especial al museo de Madrid.

En efecto, el megaterio merece grande atención, ya sea considerado por su interés científico ya por el que su m o delación puede producir al Museo. Penetrado de esto el profesor Graells, hace tres años corrigió en lo posible los defectos que se cometieron al armar por primera vez el e s queleto del megaterio; lamentándose dé que estos hayan sido causa de graves é involuntarios errores cometidos en las descripciones que autores de nota hau publicado sobre este ser antidiluviano.