VILLANUEVA DE MEYA

la descripción de este pueblo bajo el nombre de Vilanova ó Villanueva de Meya se halla en la pág. 73 de este tomo (16); mas sin embargo , celosos de la mayor exactitud de nuestra obra, y aprovechando todas las noticias que podemos obtener, no queremos privar á nuestros lectores de la parte de historia moderna perteneciente á esta v . , ni á sus heroicos hab. del merecido elogio que adquirieron sus constantes sacrificios, su valor y abnegación.

Villanueva fue una de las primeras población de Cataluña, qu« no vacilaron en declararse por el legítimo gobierno de la reina, en la última guerra civil; su decidido pronunciamiento demostrado con actos positivos y espontáneos, atrajo sobre ella el odio de las facciones que recorrían el terr. catalán una de estas acaudillada por el Bos de Eróles, invadió la v. el 8 de abril de 1834, la saqueó y prendió á las personas mas influyentes , que pudieron comprar su vida por una eshorbitante cantidad que les exigiera el gefe de la facción.

Con este acto de vandalismo acreció el entusiasmo, de sus hab., en vez de entibiarse , y solicitaron de las autoridades se les concedieran armas para defender la causa constitucional al par que sus hogares. Armados ya, lanzáronse al teatro de la guerra , persiguieron en campo abierto á los carlistas, oponiendo obstáculos á sus planes. La facción de Borges al pasar por el término de esta v. sacrificó á tres inofensivos vecinos, que sorprendió en sus labores, arrebatando al mismo tiempo 500 cabezas de ganado lanar y 130 de vacuno. A consecuencia de una orden del gefe s. – perior militar, abandonaron estos hab. la población en 18 de agosto de 1835, con una abnegación heroica sin dar oídos á las palabras de conciliación y olvido que salían de las filascarlistas.

Estas ocuparon después la v., ensayando todo género de atrocidades; cometieron asesinatos /hicieron un saqueo general; demolieron las fortificaciones é incendiaron las casas de las personas mas comprometidas por el gobierno de la raina. Diez meses estuvieron ausentes de sus hogares los defensores de Villanueva, prestando toda clase do servicios ya en guarniciones ya en campaña. En cumplimiento de otra orden superior volvieron sus defensores á la y. en 22 de junio de 1836 ; mas solo hallaron escombros y ruinas, donde dejaron cómodas y aun lujosas habitaciones; su indignación en aquel acto fueigual á su lealtad y patriotismo con las ruinas de los edificios levantáronse nuevas forticaciones, y juróse nuevamente defender á todo trancela causa que con tanto ardimiento sostenían. Inútiles los esfuerzos de los carlistas para vencer en generosa lidá, este puñado de valientes , apelaron á la seducción > l o grando que unos cuantos miserables en combinado plan con ellos introdujesen en la v. al anochecer 3 individuos de la facción á título de vendedores de sal. Estos sorprendieron en la madrugada del 18 de mayo de 4837 al centinela del fuerte de la iglesia, apoderándose de la guardia y se hicieron dueños del recinto de aquella fortificación. Un nacional que estaba de centinela en el campanario, observó esta ocurrencia; mas no hallando medios de alarmar la población, adoptó una medida estrema; sin examinar la elevación de la tone. ella; y si bien cayó recibiendo graves heridas y contusiones, conservó aun el suficiente valor para producir la alarma en los nacionales y patriotas que dormían tranquilos. Armanse estos precipitadamente ; acuden á la iglesia, y son recibidos por el mortífero fuego de los carlistas que en tropel habíanse apoderado del fuerte. Los defensores de Villanueva sin plan, sin orden, sin mirar los peligros, consultan solo su desesperación , y confiados en su valor, trepan los murosque ellos mismos levantaran, y á la bayoneta reconquistan el recinto que los facciosos respetaron siempre á pesar de sus numerosas fuerzas. Al pie de estos muros hallaron honrosa muerte 2 nacionales beneméritos y derramaron su sangre en defensa de la causa constitucional 8 distinguidos patriotas; entre ellos nuestro particular amigo D. José Castejon ; el fuerte quedó reconquistado; pero los enemigos se habían apoderado del pueblo ; y exasperados á la vista de tanto heroísmo, repitieron sus ataques contra la iglesia, abrieron minas para volarla , hicieron uso de la artillería, pusieron en juego amenazas horrorosas y dulces promesas, ofreciendo honrosa capitulación; todo fue despreciado por estos valientes y contestado con alegres vítores á la rema y á las libertades patrias. Mas los invasores desahogaron su cólera con un nuevo y total saqueo, é incendiaron 200 casas después de haber asesinado bárbaramente á 31 vecinos pacíficos é inofensivos en la mañana de la sorpresa. Afortunadamente el 22 de mayo, cuando ya escaseaban los víveres y municiones , se presentó una columna de tropas de la reina, y los rebeldes desistieron de su empresa. Difícil es bosquejar cual corresponde el cuadro que presentaba en aquel dia la inmortal Villanueva; milicianos, patriotas y soldados del ejército abrazábanse mutuamente ; unos admirando el valor y constancia de los sitiados, otros deplorando tanta desgracia , tanta ruina ; pero todos jurando morir antes que ceder el triunfo á sus contrarios. El comandante déla columna dispuso la evacuación y abandono de Villanueva, pues que ya no habia casas donde alvergarse, ni víveres con que subsistir.

A pesar de tantos horrores, nada fue bastante á entibiar el entusiasmo de estos decididos patricios; la compañía de nacionales pasó á guarnecer á Artesa de Segre otros comprometidos patriotas, peleando en distos puntos de la provincia hostilizaban á los carlistas , y todos á la vez sufriendo las privaciones consiguientes á la emigración. EM3 de enero de 1839 para completar la destrucción de esta v. pusieron fuego los facciosos á las pocas casas que habian quedado en pie. En octubre del mismo año, elevaron al Congreso nacional una representación suscrita en Artesa los defensores de Villanueva, pidiendo se les aliviase su infortunio y los males que sufrían á consecuencia de la desastrosa lucha que con tanta gloria habian sostenido en defensa de la reina y de las instituciones. Es de creer que el Gobierno de S. M. haya dispensado á estos hab. la alta protección á que se han hecho acreedores, pues la población se va reedificando notablemente, y reparándose en lo posible sus considerables pérdidas.