RUEDA JALÓN

v. con ayuut. de la provincia, audiencia terr. y aióciudad de Zaragoza (b leg.), с», g. de Aragon, partido judicial de la Alraunia ;4j Sit. en la ribera der. del г. Jalun, go/a de buena ventilación y su Clima es saludable. Tiene sobre 90 Casas de media fáb.; escuela de niños bien concurrida; igt parr. ^Sta. Ana;, de primer ascenso, servida por un cura de provisión real ó del ordinalio según el mes de la vacante; un oratorio en las Masías del Solillo, y un cementerio capaz y ventilado. Coulina el ТЕНИ- por N. con el de Plasencia de Jalón; E. Urrea ; S. Lumpiaque , y O. oirá vez el de Plasencia. El Terreno es bástanle llano y de buena calidad, parlo del cual se fertiliza con las aguas del r. Jalón que corre hacia el N. en busca del Ebro. Los Caminos son transa versales y su oslado nada lisongero. El Correo se recibe tres veces á la semana. Prod.: granos, aceite, vino, legumbres frutas y algunas verduras; mantiene ganado lanar y bay caza de conejos, liebres y perdices. I.nd.: la agrícola y un molino de aceite. Pobl.: 87 veciudad, 414 aim. Cap. Puod.: 1*418,320 reales Imp.: 81,600. СО.чтн.: 17,943. V Historia. Esta v fue ciudad muy impórtenle con el nombre de Rula ó Rota por el tiempo de los reyes musulmanes de Zaragoza, quienes se retiraban á ella cuando los alborotos y guerras civiles les obligaban á dejar su corle, y apoyarse en un punto de mayor defensa. Fue señor de ella GiafarAruad-Sayfoldanlah, hijo de Abd-el-Melek rey de Zaragoza. Se equivocó el respetable Mariana, suponiendo que el mencionado Giafar, á quien llama Zafadola fue «señor de Rola, pueblo asentado en la (joca del r. Guadalquivir»; Giafar ó Ebu Falasch como también dicen otros, aparentó deseos de entregar la ciudad de Rota á los cristianos en 1084, y cousus tratos alrajo á ella, no al mismo Alfonso como prelendia, pe» ro sí muchos gallardos caballeros, entre los que se contaban los infantes ü. Sandio y D. Ramiro Garces, hijos del rey do Navarra, el conde Ñuño Alvarez de Lara, el conde González Salvadorez, apellidado cuatro mauo=, y otros muchos, todos los que fueron alevosamente muertos en el momento de abrirle« las puertas para la simulada entrega. Fue muy sentido este desastre. Abd-el-Melek puso últimamente su corte en ella, y por fin la entregó á D. Alonso el Batallador, poco después que lo hizo de Zaragoza. -•