POBLET

abadía y ex-moiíasterio real en la provincia de Tarragona {7 leg.), partido jad. de Montbkmch, audiencia lerr., c, g< de Barcelona (ii 3/4), term, de Vimbodi. Aunque solo existen las ruinas de este aot. monasterio, haremos una breve reseña de él, para consignar en nuestra obra una memoria á su magnificencia, que recuerde las glorias, bellezas y opulencia de nuestra cara patria. Se hallaba Sit. en un estenso valle, al pié de una montaña que »ne con las de Prades, como á la mitad de la linea: divisoria que forma el torno de la Espluga de Francolí, y que por la parte del E. trazaba los limites del dilatado espacio que poseía el monasterio, lindando aquel por el N. en toda su ostensión con el term, de Vimbodi hasta la confluencia del torrente de Miltnanda con el riach. Milans; por el O. hasta la Coma del Bisbe, Tejares, Pi de Barceló. término de Validara y Tosal de las ermitas ; y estendiéndose la cima de la montaña por el S. en linea recta desde los límites de Montblanch, Rojíls, Single de tes Cabías, Roger de Encañe, Mas del Pages , la Muleta« Coll del Tillar, Coll de las Masías , hast» los limites de Prades, Vilanova y Validara. El ámbito , cuyos limites acabarnos de describir, forma un paralelógramo mas dilatado por el lado del S. que por el N. : su superficie se hallaba cubierta de bosques, huertas y viñas, fertilizada por abundantes manantiales, y hermosead* con varias granjea y casas de recteo: encerraba canteras de preciosos v vanados jaspes, que сов los robustos y corpulentos robles de sus bosques, prestaron materiales para las suntuosas obras del edicio que nos ocupa. El dia 6 de mayo de 4454 quedó erigido este mowasterio, siendo solamente le capacidad de so iglesia de 8 varae de largo y 6 de ancho. Entre los reyes , ricos señores y nobles magnates, que rivalizaron en la fundación de monasterio* cislercienses, impulsados por el espíritu religioso de aquella época , se distinguieron los reyes de Aragón , mostrándose espléndidos y davidosos con el monasterio de Poblet, á cuyo favor hicieron infinitas concesiones y donaciones ; en su archivo ке conservaban originales estos privilegios, como igualmente las bulas espedidas por varios

pontífices que le dispensaron protección. Asi es q’ue so incremento fue tan rápido, como su poderío, riqueza y magnificencia; fue erigido en sitio real y panteón por los reyes de la corona de Aragón, y las mas ilustres famibas, construyeron también sus sepulcros en aquel recinto, que á pesar de haberse constituido en ré$ia mansión mortuoria, mandó construir en él el rey D. Martin , un palacio de recreo, que aunque no llegó á concluirse, sirvió de cómodo hospedaje á varios reyes en diferentes épocas. Los abades de este monasterio eran mitrados ; su nombramiento en un principio era perpetuo, y últimamente solo por cuatro años; ejercían una autoridad estensa, y rodeados de una especie de corte y ceremonial feudal, habitaban en su palacio especial . y eran reputados por los mas ricos y poderosos señores eclesiásticos , bajo cuyo dominio estaban, rindiéndoles feude y vasallage, los señoríos y abadiatos de Pronafeta, las Garrigas, Segarra , Urgel y el de Algerri en Cataluña, y los de de Cuarle y Aldaya en Valencia. El abadiato de Poblet poseía las granjas ó masías llamadas Mitjana, Riudeabeila, Mihnandu, Caslellfullit y la Pena, y ejercía dominio y jurisdicción en los lugares poblados de Vimbodi, Ferrés, Senant, Montblanqnet, Fulleda, Vinaixá, Omettons t Pobla de Gervols¿ Velusell y Validara, y en los 3 desp. de Torrellás, Cudos y Corregó. En cuanto al dominio espiritual, estaban sujetos al monast., ó á sus abades, la comunidad de San Vicente mártir, estramuros de la ciudad de Valencia ; los prioratos de Nazareen en Barcelona , y de Ntra. Sra. del Tillart situado á la vista de Poblet. Los abades eran también rectores natos do varias iglesia parr., y tenían bajo su patronato algunas vv carias , y un sinnúmero de beneficios en diferentes igK do ciudades, villas y lugares de Catalana y de Valencia. Para Id instrucción de sus jóvenes* profesos , poseían en Huesca , 6 incorporado á su universidad literaria , un colegio mavor dirigido por un rector de la misma orden. La comunidad aumentó considerablemente en poco tiempo al par de su engrandecimiento, de modo qne no siendo suficiente el primitivo edificio para colocar á sus monges y domésticos, »e die» ron á este nueras y capaces dimensiones.

E) monast. se hallaba circuido de un muro de 2,454 Yara« de estension y 6 de altura, con solo una puerta hacia el O., que daba paso al interior , y sobre la cual se hallaba una estatua do la Virgen. Para penetrar al interior, era preciso cruzar una esteosa plaza, en cuyo lado izquierda se hallaba una 1 inea de edificios, ocupados por los oficios de carpintería, herrería, cerragería, carreteros у того* de labranza. Entre el mencionado muro, y el cuerpo principal del edificio esta-‘ ba la despensa, cocina, graneros, silos, bodegas, habitaciones de religiosos ancianos, y el dormitorio y locutorio de los conversos. Al citado cuerpo daba paso una magnifica portada de piedra, que llamaban la Dorada, por hallarse su* puertas revestidas con fuertes hojas de bronce labrado y dorado, adornada con los escudos de Aragón, Sicilia y Castilla, el símbolo de Poblet, y timbres de dos abades; y entre otros varios relieves en la parte superior , se veían tambiénlas armas de Aragón y Ñapóles rodeadas de cruces de Jem* salen. En este sitio se verificaba el recibimiento á las personas reales. A la derecha de esta portada se hallaba una capilla dedicada á la Virgen del Rosario y al caballero áan Jorge. Desde aquella so pasaba al atrio, cuyas paredes cubrían diferentes pinturas al frasco , y á la salida se veia otra plaza, que á su derecha contenia la hospedería y el palacio abacial con «ra vasto jardín; á su izquierda la primitiva iglesia dedicada á Sta. Catalina, y frente1 una capilla pequeña, bajo la advocación de la Virgen del Ciprés. Inmediato á la primera y C»*ntigua al hospital de enfermos pobres, en que se les prestaba asilo y asistencia á los criados del monasl. y passgcros, tenia el mooge portero su habitación. La clausura se hallaba cercada con una verdadera fortificación; la total circunferencia de sus cuatro lienzos, iguales «n eslensiou, media 780 varas , 44 4/Î de elevación y ï 1/5 de espesor f la obra’ era de cantería , coronada con antepechos, trôneras y empavesadas; se empezó á construir por óroVn del rev 6. Pedro IV de Aragón, en 4367 y se concluyó en 43*7. En torno de sus lienzos^ó murallas tenia colocados nfíilkarmente para se defensa, 4Î torreones almenados ; el muró solo tenia dos entradas; la principe! conducía á la iglesia mayo» , y sus puertas estaban forradas con planchas denronce labradas de es« culturas y relieves; la otr» daba poso á la clausura, y era la llamada real, flanqueada y protegida рог S torreones almenados, en cuyas paredes se ostentaban los escudos de Aragón y Cataluña. Aun existen en pió los arcos, eu parte derruidos, que sostenían los 2 claustn» que adornaban el interior; encima de uno de estos, llamado de San Esteban, se bailaba la enfermería de los religiosos ; el otro era un punto céntrico que comunicaba con todas las piezas principales del monast. ; en ambos se manifiesta todavía la elegancia y gusto do Bu obra , por la belleza de sus delgadas y altas columnas góticas, y el improbo trabajo de sus labores. El segundo cuerpo o galería superior, apoyada soore la cornisa de los citados arcos, es del mismo orden y gusto; auu se ven en las paredes de los corredores la« puertas que comunicaban con el noviciado, calefactorio, refectorioy cociua, cuyas oficinas estaban contiguas á la botica , horno y bodega. El refectorio era una pieza de una sola nave de 33 varas de largo y 42 de ancho; á su entrada, que formaba una especio de pórtico , ae elevaba una bóveda de jaspe sostenida por 4 columnas, que cubría un tazón de la misma piedra de 82 palmos de circunferencia , v que recibía el agua por 34 canos. La sala capitular es la ¿nica pieza que se conserva casi del todo entera, y era la mas notable del monast. por su beUeza; la puerta está adornada con un grupo de 9 columnas góticas á cada lado, que sostienen un arco semicircular ; la «ala e* un cuadro perfecto , con 3 naves apoyadas sobre 4 elevadas columnas, do cuyos capiteles se desprenden las arcadas hacia sus centros , estribando sobre grandes llorones; »1 rededor de ella corren 3 gradas espaciosas, con un respaldo gótico en la superior ; el pavimento está en su m:iyor parte cubierto con grandes lápidas sepulcrales, en cuyas tumbas se hallan sepultados algunos de los abades del monast. El palacio del rey D. Martin , aunque nada tenia de notable en su construcción, se hallaba recargado en todas sus partes de jaspes y alabastros, que le dabau cierto aspecto de riqueza y esplendidez, que manifestaba el objeto de su destino. La biblioteca era un salón con buenas luce«, de 34 raras de long, por 13 4/2 de ancho : adornábanlo los retratos de D. Pedro Antonio de Aragón , y de su esposa Doña Ana Catalina de Lacerda, duques de Segorbe y de Cardona, que hicieron donación al monast. de tan magnifica y curiosa librería; los estantes eran todos de ébano, cerrados con cristales ant. de Venecia, de grandes dimensiones; y contenían 6,000 volúmenes con encuademaciones iguales de tafilete, cantos, cortes y lomos dorados, y las armas del duque de Cardona en sus cubiertas : la mayor parte de las obras •ran de un mérito inapreciable por su originalidad, contándose entre ellas casi todas las mejores producciones de autores alemanes de los siglos XVI y XVII. Un crufijo encerrado en un escaparate de ébano , y dos pedestales de la misma madera , que sostenían dos grandes esferas geográficas, completaban el adorno de esta sala , que comunicaba con otra, casi de igual estension, llamada la librería ant., cuyos estantes, de madera ordinaria pintada, contenían otros 6,000 volúmenes. La sacristía situado en el crucero de la iglesia mayor, al lado de la epístola, estaba construida de hermosos y variados jaspes pulimentados, con infinitos adornos; existen aun restos de su hermosa portada ; el interior era todo de sillería, estribando su bóveda sobre pilastras , y en el centro un cimborio octágono con 8 ventanas. Lo ma* notable y sorprendente de este sitie era el innumerable cúmulo de relicarios, vasos , imágenes y alhajas de oro , plata y ébano, recargadas do ricas pedrerías, y colocadas simétricamente en grandes armarios de ébano, cerrsdos con cristales de Venecia , entre los cuales y frente á ellos , había grande» espejos antiguos, que multiplicaban hasta lo infiniiiitu todaí aquellas preciosidades: estos grandes aparadores se apoyaban sobre anchas cómodas de nogal barnizado, rematando en medallones embutidos con delicadas alegorías.

La fachada de la iglesia mayor, está decorada con 4 columnas de jaspe, en cuyos intercolumnios se ven todavía las estatuas de San Beníto y San Bernardo ; el grandioso pórtico que da paso al templo, tiene i capillas laterales : el interior de este describe una prolongada cruz latina en sus naves laterales, á cuyo estremo superior está el altar mayor; toda la fáb. es de sillería ; su pavimento se hallaba cubierto con jaspes negros y alabastros , distribuidos en cu:idros ó piezas de un palmo cada una ; lo mas notable de este recin

to, es el retablo mayor, que á pesar de las mutilaciones que ha sufrido, manifiesta auu su preciosa obra de alabastro de barreal ; en cuyo primer y tercer cuerpo se representan los misterios de la Pasión en primorosos relieves; en el segundo una imagen de la Virgen con 3 santos á cada lado, y en el último se hallan las estatuas de Jésus y sus 12 apostólos, rematando en pináculos adornados de crestería, cubiertos con delicados calados basta los est remos. Entro este altar mayor, y otros 2 laterales que habia de mucho mérito, existen •i puertas, mutiladas en sus adornos, que conducían ul каgrano. Este reducido espacio , cerrado cun una verja, cont tenia una obra admirable de escultura , en una preciosa y diminuta cena esculpida en alabastro, apoyada sobre lu gradería de un pequeño altar de jaspe bruñido. La iglesia y el pórtico, contenían 47 altares de piedra con retablo» de madera. En el crucero de aquella se ven aun 2 grandes arcos de sillería, apoyados en Bus columnas laterales en cuyos anchos claros estaban los reales panteones, de los cuales se conservan restos destrozados.

El coro ocupaba el eetremo de la oave. central; llenaban su recinto cien sillones de roble con altos espaldares, rematando cada uno en un dosel embutido de caprichosas y vanadas entalladuras de crestería. Daba salida al coro una puerta gótica de piedra, construida en 4581, en cuyo centro se veían las ai-mas de Aragón y del abad Oliver. El grandioso órgano, colocado en el intercolumnio del lado de la epístola, se construyó en igual fecha; fue incendiado en la revolución de 4822; pero al ocupar de nuevo los monjes el monasti después de aquella ¿poca, se fabricó otro en el mismo sitio , que costó 45,000 libras catalanas, y que en nada te escedia por su mérito el ant. La magnihca obra de los dos panteones , objeto principal del mouast, fue mandada construir por el rey U. Pedro IV de Aragon, para colocar los restos mortales de su augusta familia y sucesores; su materia es de trasparente alabastro de Sárrcal; dnba paso al interior una pequeña puerta de bronce dorado, en cada uno de ellos, adornada con una corona real embutida en su centro; sus bases sostenían tres uoinpartiuiones góticas separadas por estatuas, sobre las cuales corría un ancho friso, entallado de delicados adornos, y en ambos pan* teooes concluía su remate uon tres urnas góticas separadas por columnas, en torno de las cuales había una galería calada con pequeños doseles, que cubrían figuras de posturas llorosas con anchas vestiduras talares y capuces ; oí frente de cada panteón estaba compartido en tres partes, ó cuadros embutidos de relieves, representando batallas, y acciones memorables de los reyes allí depositados : cobijaban aquellos monumentos tres arcos originales, sobre los cuales se veían doseles afiligranados, dorados y pintados en sa parte interior de azul con estrellas de ora, recibiendo todo aquel estraño recinto una opaca luz por medio de los débiles reflejos de pequeños vidrios de colores , que cubrían sin claros intermedios. Tanto esto.s pauleones como la nave principal y crucero, estaban llenos de sopuloi-os que contelian los restos mortales de parte de la familia real de Aragón , v los fieles caballeros que no quisieron abandonar á sus señores, aun después de su muerte, en esta fúnebre morada. Omitimos aquí la enumeración de todos ellos, por no hacer demasiado difuso este artículo, supuesto que nuestro propósito es solo conservar á la posteridad un recuerdo de la magnificencia de este monast. Los monjes eran comunmente enterrados en un cementerio que se hallaba al lado del 3., entre la pared de la iglesia mayor y el muro; su recinto contenía varios sepulcros de la misma pompa que los anteriores. .. • •

La narración de los ricos y preciosos adornos que decoraban la igl-, y de las alhajas, ornamentos y útiles para oí culto, sena demasiado prolija; citaremo« solamente lo mas notable para formar idea cíe su riqueza y grandiosidad: colgaduras de grana para la iglesia, iostomJaJas y guarnecidas con ricos y primorosos realces bordados en oro; un sinnúmero de magníficos lapices y grandes alfombras; un temo y paramento Completo, pontifical, para los oficias de difuatos, compuesto de 8 capas pluviales, frontal, puño para el pulpito y todos los demás adornos necesarios de terciopelo negro, bordado en grandes y ánchete realces de oro ; una alfombra de la misma calidad y gusto, de 34 palmos du largo y 24 de ancho, orlada con una cenefa do 4 palmos, campeando Pii su centro cl escudo de la casa de Segorbe y Cardona, en realce de oro y plata, cuyo rico paño se colocaba en el centro intermedio de los dos panteones; al rededor de él se colocaban 12 blandones de ébano con filetes de bronre dorado, de 9 palmos cada uno. De igual madera y gusto eran los seis candeleros de mayor tamaño que guarnecían el altar, un crucifijo con su imagen de bronce, i ciriales, i atriles, Î facistoles, 6 bordones, 4 taburetes y un sillón «riego cubierto con un paño de brocado en el que se sentaba e? abad revestido con las insignias episcopales, rodeado de su numerosa comunidad, que como á hábito de coro, vestía cada monje el holgado y militar manto con cola de lana blanquísima. Los vasos sagrados, imágenes, relicarios, blandones y candelabros de ‘uro y plata, cuajados de piedras preciosas, eran sin número, no solamente ricos por su material , sino también por su mérito artístico ; una custodia de oro , sostenida por un ángel apoyado en un alto pedeslul, engastada de brillantes y rubíes, considerada como un prodigio del arte por sus labores, fue dadiva de la casa de Segorbe y Cardona La Verónica , lienzo encerrado en urna de plata,» rodeada de H figuras de santos, ángeles, oirás simbolizando las virtudes, y 44 de querubines cobijadas é interpueslas con delicado* relieves, rematando en un crucifijo de 8 palmos de alto y 4 de ancho. Un f.ontjl para el altar mayor, reputado por una jiya de mucho valor intiinseoo, embutido de llores , frutas y animales, formad j tüdo tie lápiz lázuli, ágatas, perlas, jaspes raros, cornelinas y topacios; compartido en 1res divisiones guarnecidas de plata y bronce dorado , ocupando su centro una imagen üe la Virgen oon 8 atributos, todo de plata en bajos relieves primorosamente cincelados. Infinitas eran las riquezas destinadas para el adorno de! templo; ademas de las propias para el culto , habia también un sinnúmero de reliquias de santos encerradas en relicarios de oro. plata y ébano, la mu\or parle engastadas de preciosas pedrerías.

Durante la calamitosa época de la última guerra civil, ha sido completa la destrucción de este monasl ; abandonado por sus monjes en 44 de julio de 1835, en virtud del deciudad-eto do esclaustracion , el hacha en el bosque y la toa incendiaria en el edificio, lo aniquilaron del todo; las columnas voluntes que por allí transitaban, lijaron sus vivaques en la iglesia, y codiciando imaginarios tesoros ouulios, violaban las tumbas, esparramando los esqueletos, y reduciendo á cenizas las regias \esliduras de los difuntos para fundirlas en el crisol; allí han perecido curiosos efectos históricos, ricos ornamentos y mil preciosidades dignas de perpetua conservación. Este real sitio era una joya artística que debió ser respetada y protegida, siquiera aiendido su carácter histórico. Hoy se halla reducido á un montón de ruinas, de entre las cuales pudo recoger D. Antonio Se¡ret, cura párroco du la Espluga de Francolí, la mayor parte de los restos realps, y los trasladó á una de las bóvedas de la iglesia de su payr., animado de un celo tan religioso como patriótico, hasta que pudo lograr la traslación de ellos á Tarragona.