PLAZA DE LAS CORTES (HISTORIA DE MADRID)

Se halla situado delante de la fachada principal de las casas nuevas llamadas de Sta. Catalina, ocupando parte del solar en que se hallaba el conv. de este nombre, entre los palacios de Hijar v nuevo de las Cortes al N., y la iglesia de Capuchinos del Prado y el palacio del duque de Medinaceli al S. Tomó el nombre de plaza de las Cortes luego que se estableció en el extinguido conv. delEs- .píritu Santo el salón del congreso de los diputados. Forma un cuadrilongo muy estenso, y confluyen en ella las calles Carrera de San Gerónimo y del Prado al O.; las calles; del Florín y del Turco al N., v í a de San Agustin al S. Desde ia fuente «de Neptuno , á cuyo frente desemboca en el Prado, suben dos hermosas calles de árboles hasta el mencionan, conv. de Capuchinos de San Antonio y la calle del Florín a su cabeza hay una plazoleta adornada con diferentes can de árboles, cuyo centro ocupa la magnífica estatua de o vantes, rodeada por una pequeña verja de hierro bronct do. La mandó construir en honor de aquel maestro de• i* teratura española el rey Don Fernando VII, á su escuito ^ cámara D. Antonio Sola, quien hizo su modelo en^ Roma, fundieron los célebres artistas prusianos Luis Jollage y ^ llelmo N. Hospgarten. Hablando de esta obra a rVs t l C* ,it u0 diario de Roma el Señor Salvador Betti, secretario Pe rH de la insigne v pontifical Academia Romana de ban v decia «Loor ‘al Señor de Sola, quien con tanta J e i f » ¿’ perfección del a r t e nos hace ver la imagen de e s t e n_ escritor. Le vemos en ella, es el mismo Miguel ae us t e s , como lo manifiestan su noble figura, su espaciosa ^ t e , sus ojos llenos del fuego del alma, su andar tranco , ^ natural al hombre de armas y de aventuras, 7je n 0 de que se ven las maneras españolas del siglo AV 1« una sublime imaginación está en actitud de mudar el paso; actitud que no podia mostrarse por el a r t i s t a con mas facilidad y maestría, ya por el movimiento natural de las piernas á que acompaua el de toda la persona , ya por el contraste de los pliegues del vestido, y especialmente de la c a pa que mueve el aire con suavidad. Tiene en la mano derecha un lio de papeles , muestra de un literato , la i z quierda descansa sobre el puño de la espada en prueba de sif profesión militar y nobleza de sus antepasados; y para ocultar la imperfección de esta mano á causa de una h e r i da de arcabuz que en ella recibió en la batalla de Lepanto, Sola ha tenido la singular idea de cubrirla con un pliegue de la capa, conservando de este modo todo lo perfecto, sin e s – ponerse á la censura de los que exigen la verdad. Todo es vida en esta estatua, todo vanidad al propio tiempo que se conserva la oportuna dignidad. Y como intendente de las bellas arles digo, como sentencia u n i v e r s a l , que ésta estatua es una de las mas célebres que se han hecho en este glo, y una de las mas importantes por representar a_tan grande hombre. Añadiré ademas, que hace muchos anos, no se ha fundido en bronce en este pais otra igual, pues es semi-colosal, teniendo 40 palmos y medio de altura.» En Madrid han sido varios los p a r e c e r e s , aunque todos los i n teligentes reconocen el mérito de la e s t a t u a que nos ocupa.

L a s obras públicas, decia el erudito Pons , como e s t án e s puestas á la crítica de todos, son consideradas según el g u s to o capricho de cada uno, y si bien alguno suele acertar con lo mejor, hay que contentarse con lo que se hizo mientras no sea un absurdo. El mismo señor Sola remitió con la ‘ estatua un proyecto del pedestal sobre que debía descansar , pero no hallándolo conforme los profesores de la Acanemia de San Fernando , fue sustituido por otro que p r e sento el Señor Velazquez, el cual tambien sufrió modificaciones de importancia e n la ejecución. Los dos relieves del Pedestal, obra del escultor Don José Piquer , representan el j»no áDon Quijote y Sancho Panza, guiados por la Diosa de ¡a locura, y el otro la aventura de los l e o n e s en el mismo Pedestal se lee la siguiente inscripción «A Miguel de Cervantes Saavedra, príncipe de los ingenios españoles, ano a e 4835.» Esta inscripción está repetida en latin al rededor de la estatua hay una verja de h i e r r o , que si bjen parece querer reducir aquel monumento á mas estrechas proporciones, le mantiene limpio y ageno á las profanaciones de los mal intencionados.