PIRINEOS

montañas y sierras, que dividiendo á Francia de España, constituyen la cordi Galibérica en ива esténsmu de mas de 9i leg. desde el cabo de Higuer en el Océano hasta el de Creux en el Mediterráneo. La cadena de montanas que forma esta cordillera, es igualmente seguida en su base, pero presenta carqcteresdistintos; climas’diversos, y perspectivas muy ;•-: ¡añas: lo que constituyen las pendientes del lado de Francia, es comparativamente tan suave como áspero lo que forma las de España. La falda meridional da origen á diferentes r. españoles, entre los que sobresalen, el Aragón, el Gálleyo, el Ter, el Setjre, el Ciñen У el Еда. De la setentrioual, se desprende el Carona, que nace en terr. español. En medio de esta cord, hay valles importantes de Navarra, Aragón y Cataluña, y el famoso de Andorra independiente en lo politico, pero sujeto eu lo eel. al ob. de Urgel; el cual presenta una frontera con España de 10 leg. por la misma cord, pirenaica. Hay diferentes puertos parala comunicación en toda ella, y varios picos ó crestas, que los franceses llaman Puy ; los navarros Poyo ; los aragoneses Puerlo ó Pumo, y los catalanes Puig. isa grande eslensioa permite variedad de producciones, aunque lo mas general son maderas y pastos en el reino vegetal, v vena de hierro en el mineral. Las provincias que tienen por limito esta cord, son las de Guipúzcoa, Navarra, Huesca, Lérida y Gerona. La división que de ella hacen los franceses es orientai, aíía y baja. Los españoles damos la denominación de Pirineos navarros, aragoneses y catalanes, si bien tampoco es desconocida la voz de ofto y bajo Pirineo. Los departamentos franceses que se estienden en las faldas de esta cord, son el de los Bajos Pirineos; el de los Altos; el del Alto Garona, el del A negé, y el de los Pirineos Orientales. Entre las varias ramificaciones de ella, hay puntos notables entre los que pueden citarse. Llorona v Basagoda, sierra del Grau, Coll de la Ganga, Mouserrat, Mauren, Cadix, Vallirana, Llena, Mola y Escoi nalboii, Canigú ó Canigó, Nuria, Careosac y otros varios en Cataluña; monte Perdido, Vigueiiiale, Pectragema, monte Tobazo, Garrinza, Tres Sórores, Collarada y Maladeta en’ Aragon; Abodi, Alan. Alduides, Arraco, Arras, Belaya y Alzaeta eu Navarra, y San Marcial y Jaitzquivel en Guipúzcoa. Hecha ya esta descripción general, nos resta otra que consideramos también necesaria, para que nuestros lectores puedan desde luego y en globo, digámoslo asi, formar una idea del territorio que vamos a describir, con la detención y exactitud, que nos sea posible, y al propio tiempo compatible con el fin que nos hemos propuesto en la publicación de esta obra.

Si después de lo dicho nos remontamos á considerar esta gran cord, de montes con respecto á la tierra, solo deberemos estimarla como una parle dol tronco de la gran cadena, que principiando en los últimos términos del Asia, hacia el mar de Tartaria, después de atravesar toda aquella gran región, viene á unirse por medio de los montes Rífeos y Carpacios, con los Alpes, que dividen la Alemania de la Italia, y continua por^l Dclfinado, las Cevenas y el Vivares, hasta as alturas que median entre los valles de Aran y Conflans, desde donde se separa una de sus ramificaciones, que sigue entre este último valle y la Cerdaña, el Kosellon y el Am)urdan, hasta terminar en el cabo de Creux, mientras que a sierra madre sigue su curso por entre el Aragon y el В еагne , hasta las alturas de Roneesvalles, desde las cuales, se>arando la Navarra de la Guipúzcoa y Vizcaya y las mon>añas de Burgos y Asturias de la provincia de Álava, y las de -astilla, entra en Galicia, y subdividida en varios ramos, ermina con los dos mas aparentes, en los cabos de Ortega! f Finisterre, humillando su frente hasta perderse en las aguas del Océano ocidenlal.

El Alto Pirinea, ó sea el comprendido entre oí pico del mediodía de Pau, y el de Maladeta , al S. de Bagneres de ..uchpn, es la verdadera cúspide, el centro y la llave del circulo que corre de E. á O. del uno al otro mar, y en la que se ven en conjunto todas las afecciones geológicas y naurales del corJun entero; y por lo mismo la parle mas tra¡ajada de los elementos destructores, y lamas combatida юг si misma. Las horribles terapcslades que se forman en isla serie de casi iguales alturas, que ora llevan á la vez su errible azote á las lértiles llanuras del Ebro y del Carona;

ora descargan iracundas sobre las montañas en que se forman y alimentan, no hav duda que son uno de sus principales destructores, pues nada puede compararse en los llanos eon la quebrantadcra detonación que conmueve los altos montes en sus tormentas, ni con las devastadoras avenidas de sus torrentes, los cuales barren y destruyen cu mío encuentran, con la multiplicada fuerza que les dan las pendientes. Pero, romo ya hemos indicado, no es esto común á ambos lados. El del ‘S. mas descarnado, desnudo y vertical que el del N. está ma« sujeto á tamaños horrores. Si osle ademas no recibiera tan de lleno, y no estancase en sí, como quien dice, los rayos del sol; y si por lo mismo la incubación de las nieves no fuese tan activa, comparativamente hablando, se viera menos áspero, menos erizado, y en fin menos destruido. En el invierno- se cubren las montañas de nieve; ejerce el ienlodel mediodía ó b ichorBo, su influencia sobre ella en la primavera y en verano , y no tan solo se desprenden al derretirse, masas enormes del fluido condensado lodayia, sino que frecuentemente arrastran con sigo porción del terreno que invaden, como tam bien los peñascos sueltos á que estaban aderidas por la congelación, y precipitándose con gradual aumento de ímpetu desde las cornisas mas elevadas á lus profundas valles, e-.cavan los montes é imprimen en ellos todas las funestas seSales de la desolación : tales son las lurtes , aíurfes ó lides, que todo es un:i misma cosa, mas ordinarias y tremendas en la parte que el sol hiere con mns fuerza. No se crtvi’que una lurte es cosa indiferente aun á los ojos del que está mas habituado á ella->: el estampido del trueno, repetido por los magesluosos ecos del de-ierlo, no impone tanto co.no uno de estos fenómenos. Nada detiene la furia de aquellos gruesos pelotones de nieves y pedruscos, que se llevan de calle cunnto hallan: espesas selvas, casas, ganados y cuanto se les pone por delante, arrastran: el aire mismo que oprimen con la fuerza de su caída, barre las faldas de lus moines antes del choque inmediato de la lurte, precorriemlo asi y aumentan 1o sus estragos; de manera, que ningún viviente está seguro de no perecer, estando á menos de 100 pasos (le la lurte. Sin embargo, no toilaslleviinel mismo carácter maligno: hablamos aquí de las de’mas consideración; de aquellas, que por lo común se desgajan de lo mas alo y van é sepultarse en los valles. A’gunas de estas caen »erlicalmente ó con muy pocos grados de inclinación, de Î, de 3,00» pies y aun mas, y llegadas que son á las hondonadas ó barrancos , los cubren con 50, 6o y 400 varas de nieves y destrozos. Es ocioso advertir, que no obstante esto, se ofrecen pocos ejemplares de desastres ocasionados por las lurtes en las personas, pueblos y ganados, á no ser una casualidad inevitable; pues amaestrados los montañeses por la espcriencia, saben dónde han de edificar ; en qué parages han de apacentar, y en qué épaca del año suceden eslas catástrofes. Vistas eslas etéreas avenidas desde lejos, ofrecen un espectáculo muy curioso, pues que sobre ser paulatino su descenso por causa del qrande espacio que recorren, parecen rios de leche que se «lanzan de las cumbres, y su vivo y prolongido estruendo no encuentra comparación con el estampido de una y mas piezas de artillería. De aqui resultan los famosos puentes de nieve; de aqui los caos, en gran parle, y de aqui tantas y tan profundas arañaduras, como se ven por los costados de las montañas. Una sola piedra desprendida casualmente; un pajarillo que al posarse en las nieves superiores mueve un copo de ellas; el eco de la voz, en fin en ciertos parases, basta para causar en un instante miles incalculables. ¿Con cuánta mas razón los causará e desplome simultáneo de una dilatada superficie de nieves por el bochorno, ó conmovidas por las oscilaciones atmosféricas ó de la tierra, que mas de una vez se sienten en las alturas del Pirineo, las rmles se nota, que son mus sensibles en la parte del mediodía, por razón de su mayor escabrosidad y concabidades?

Tambien se advierte otra especie de lurtes, no meno: funfstas, Runque menos frecuentes: tales son las de peñas o piedras solamente. Estas proceden de las mismas causa poco mas ó menos. Filtradas las aguns al derretimiento de las nieves, por entre las grietas y capas de los peñascos, vai poco á poco gastándolas , hasta que perdido su sistema de unión y obedeciendo á la ley de la gravedad se separan, se desprenden y caen, arrastrando, en la (ncreible rapidez de

u descenso, otras muchas. Por desgracia, bien por casuali~ ad, bien ром; ic los ganados que pastan eo las monta»ns> lisan y hacen perder el equilibrio á las piedras, n i hiy diaf и momento en que loi derrumba 1е:оз no suenen cou el esi ciudadiitn de los peñascos desprendidos.

Una vez que los frentes del mediodía de las montaña- h in sacudido de si las nieves por las malhadadas lurtes, por su nfiítracion ó por su simple derrelimienio, se apodera de illas otro genio destructor ; el de las tempestades é inlem>erie. Espueslas entonces á los fuerte* vientos del S., á la luvia, al ardor d«l sol y á los demás agentes dé1 su degralaciun, sufren tanlo mas , cunnto quedo la superficie mas )landa y delicada, y cuanto de con siguiente, están mas pro)•!!..!-, a deteriorarse. Obsérvese bien la cordillera y se advertirá que las vertientes meridionales están como tajadas, como violentamente alteradas de arriba ahajo; no de otro nodo que si la nalura eza hu’iicra querido haciudader anatómica nenie la abertura de las montañas, para mjstrar su eslruciura a los observa lores. Por la parte selentrional, empero, se ve que las mon.añas están al abrigo , vestidas , lal cual cjnservadas y suaves, coma nue p mecen menos directanenlc las causas comunes de destrucción. Asi. mientras en a parte francesa se nota, que el cordón del Pirineo no presenta sino un curvado perfil, cuyas desiguildades mircan, y ajan no distintamente ¡ sus picos mas celebres, por la es> ».i.jl.i se manifiesta de lleno el gran mnrallon vertical, sus n л) tañas, al parecer aisladas, y todas con sus peculiares cai-acteres y tormas.

No sabemos que decir de la antigüe lai del Pirineo, hablando en hsica. Mr. Darcet, en su discurso sobre el estado de los Pirineos , p. 41, edición de 1776, dice, que pu ‘dé concebirse esta cordillera, co;no un gran.le banciudad), como una comarca excesivamente elevada en su origen, desde l<iego llana y compacta, pero que en seguida empezó á degradarse por el derretimiento de las nieves, por los vientos. us lluvias, tas tempestades, y por las de.nas causas y me leeros consiguientes ; y que no habiendo estas dejad i do obrar, han desbarrado esta masa inmensa, y reducidla ni estado -de ruina en que se bal a Pero admitiendo esta hipótesis, ¿quién calcularía los siglos trascurrí los desde la existencia de esa pretendida comarca, hasta nuestros días? ¿Quién considerando que la ac ual corriente de los r. del Pirineo, y la situación de las gargantas y desfiladeros <ie aquellas montañas existían como ahora, en los primeros tiempos do que tenemos noticia, podría concebir sil esta lo entonce i y anura ? Como q.iicra, la gran.le anligUedid del Pirineo la demuestra no solo la composición y la estraordinaria cuanto pausada superposición de materias heterogéneas al verdadero núcleo de la cordillera, sino la íi-ma m sma de lus cabezos , los cuales mucho mas erguidos en Oíros días que en los nuestros, han ido envían lo sus destrozos á los valles, y quedando lisos , pMadjs é inmoMos, solo retenidos ya por la fuerza de la adhesión y de la gravedad. Mas, lo repelimos r para tamaño cambio han debido trascurrir muchísimos siglos. No hablaremos de las demás causas que influyen mas ó menos directamente en la incesante destrucción de las cordilleras de primer orden; ni del choque de los meteoros que obran en esta con tanlo vigor ; ni del estampido de los truenos, que á veces parece desquiciar hasta sus bases; ni de los fuegos subteráneos , que produciendo tantas fuentes termales, como son las caux chandes, eaux bonnes , las de (auferei:, Barcgyes. Panticosa, San Sauveur, [as dj l is dos Daijneres etciudad, le están socabanda y corroyendo desde tiempos muy antiguos, en que por lo mismo se le dio el nombre de Pyr 6 fuego , ni de otras cn> que pudiéramos estendernos; pero nos concretaremos si, á la opinión de nuestro apreciable é ilustrado amigo el señor O. José Viu, emitida en su preciosa obra innediía del alto Pirineo; en la cual ha demostrado sus profunlos conocimientos en las ciencias naturales. Seg m el aspecto que presenta el Pirineo por la pendiente del S , cree dicho Sr. vid, distinguir tres grandes épocas: la primera es aquella en que se formó la cordillera granítica central ; la segunda cuando sobre este cordón, se hacinó un trabajo eslraño , esto es, el de los mares, agitando nuntencí enormes de elementos minerales , vegetales y anímalos; cuyos montones endurecidos y condensados con el tiempo y con el peso, quedaron formando la linea meridional de la Zoca pirenaica; y la 1ercera época, que es una escuela de la segunda, cuando nuevas ondulaciones de las aguas desmán ladas é impelidas en la misrní dirección , 6 bien las mismas de la tumultuosa Segunda época ¡il retirarse, depositaron al pie de las motilarías de segundi formación y por grados el limo y destrozos de los reinos naturales ; resultando de aquí poco à poco nuevas montabas de tercera y cuirta formación y orden de altura, que ocupan por el S. muchas leg. de extensión : tales son los llamados estribas del Pirineo, entre los que se encuentran sas valles. Estos estribos, terminan en otra cordijlera paralela al Pirineo, mas consistente, aunque de las mi-ni.i-, materias que los montes intermedios, la cual sirvió indudablemente de barrera á los marea, cuando retirados de las laidas del Pirineo, quelaron ocipanJj loi lUnos de Aragón. Pero lo que es común á todas ellas, es la infinidad de petrificaciones marinas, y de los testáceos qua contienen. Cualquiera que suba á las cimas del Pirineo, echai á de ver que las montañns secund irías del N. fueron lo. nudas con alguna calrní, sescun la regularidad de sus capas : nj asi las dei á., cuvas estrernadas asperezis, y la inversion del orden on la colocación do sus sedimentos, indican claramente los viólenlos esfuerzos que causaron estos desórdenes. Sobre ello so nota también, que esta misma agitación guardó sus pe. iodos, pues que sobre algunas series de capas se ven renovarse con ímpetu la yezcla y la confusión. Si se estudian mas estas moni mas secundarias del N.,se verá también, q.ie no ofrecen un campo tan vasto para cspl.iyar congeturas como las de S., las cuales están patentizan Jo en sus destrozadas frentes, ei tumulto en que estuvo envuelta la naturaleza por un lie.про incalculable. Aquellas ocupan una faja insignificante, que fas separa de la II mura , razón per la que en Francia .se nadan muy próximas las tierras snaves, en vez de que en España hay por ciertas partes que caminar por una escabrosidad continuada varias leg. para llegar desde el Pirineo á los terrenos á propósito para rué las. Es púas indudable, que las montañas de segunda y tercera formación hacinadas á los Pirineos fundamentales, deben su existencia á un event wl trasto-no; asi como estos la deben á su necesidad en el orden establecido en la naturaleza. Como quiera que sea, ello es. que existen ; que su composición es viólenla; que procede de elementos estraños al ege granítico y funJa.neutal; y sobre todo que no menos se encuentran á cada paso las arenas marims y otros rastros de igual género sobre todas estas montañas, sino que hasta en lis mas altas, se hillan con fre-uencia infinidad de mariscos en varios estados Mr. Rarnoni tropezó en lo alto del monte Perdido, con pjlipjs, zoófilos , imdreporas, ostras llenas d« orthjceral;las, ochínitas, mean Iritas y o!ros seres marino* desconocidos: siendo lo mas raro , en su concento , el encontrar estos vestigios del reino animal mezclados unos con otros en ciertos pirajes, y unos en piedra caliza y otros eu silex. También vio porciones de asimilas en!re Turbes y Bagneres, á las faldis del Trou-nousse y en otras parles. El misino Sr. Via no«dice, haber encontrad) esos vestigios do los mires en Im Pinnios, bill>m lo muchísimas petrificaciones de lo< 1res reinos en las cumbres; y lo q Ib os mis raro, se encuentran perdidas ya la mayor parle de las especies q.ie representan. Entre otros eie nplarcs cil.i un caracol m irino.de J pies de diámetro, hallado en Poey Morón (estribo del VigníuMlej, en (81 ‘i. y una serpiente co’n i alelas, en esta l.j po lernaliza lo, encontrada en 1817 en lo alto de la montaña de OUI. Es de advertir, que estos’recios marinos, son macho mas con mes en las caídas meri lion îles, y sobre lodo con mas abundancia; sea porque e.stm, y dob-‘n est ir mas de manifiesto por la continu i descomposición de las montañas, «ciudadi porque real y efectiva ne He quidise mas deporto de ellos de resultas de la donvnacion y convulsiones de las agu is estrelladas contra el diq Ib granítico. No nos cansaremos mas en probar, q ie el Pirineo debe ser y es mu/ desem?janle en sus formas, y también en su temperatura por el S. y por el N.

Siendo, pues, mis áspero el costado meridional de los Pirineos, su despoblación relativa debe ser muy sensible, mucha mis si la conpiracion se í ;ui i en lo general de Aragón, con respecto á la de los países del S de la Francia. En efecto, lo es en tanto grado, que escepluan lo los valles limítrofes del Pirineo ceñirá), apenas es sino un dilatado páramo el intervalo que media desde las tierras llanas á él.

Ni aquellos valles pueden ponerse en parangón con los limítrofes de la parte francesa Por ejemplo, el de Broto, que con tener mas eslension que el de Baregges, solo tiene unas 2,700 almas, por 6,000 que osle cuenta, es una irrefutable prueba : no solo esto; mientras desde el valle de Ossau inclusive , hasta el d« Luchon, h’ny sobro 9 de ellos, en los cuales hormiguean los habitantes, en España, se cuentan 5 tan solo, que no admiten mis que un gentío escaso , á causa de la aspereza y fragosidad qel terreno, que no pnpde proporcionarles medios de subsistencia, en cuya razón esta siempre la población

Dada ya una idea general del Pirineo, pisaremos á formar su descripción de una manera mas minuciosa y geográfica; comenzando por la parle del Océano ó sea Guipúzcoa , de donde pasaremos á N ivarra y sucesivamente á Huesca, Lérida y borona, para terminar en el Mediterráneo : de modo, que dividiremos esta parte de nuestro art. en 4 series: la primera comprenderá lo respectivo á la provincia de Guipúzcoa; la segunda lo de Navarra; la tercera el Aragón, ó sea provincia de Huesca, y la cuirta y última lo correspondiente á Lérida y Gerona, bajo el título de Cataluña Y como qu:era que las faldas pirenaicas se eslienden algunas leg , formaremos su descripción comprendiendo á las veces un espacio de 4 ó 6 por nuesiro terr. ; sin olvidar los principales y distinlos pasoso puertos de comunicación con el vecino reino; las pocas ó contadas carreteras quehiy; los puntos fortificados, y en fin, cuanto notable encontremos dign i de mencionarse; si bien algunas cosas las tocaremos superficialmente por no incurrir en repeticiones viciosas.

PRIMER.* MF.RIE.

Partb De GuipÚzcoa: las montañas principales do esta parte no son otra cosa que los estreñios, continuación ó mas uien estribos de la cord, de los Pirineos, co.-no las sierras de Aralar y San Adrián, que dividen la Guipúzcoa de Navarra y Álava. Las primeras montañas que se presentan hacia la tronlera de Francia, son los ostremos de la de Aya y Peña» de Feloaga, que por medio de unas lomas se enlazan con la de Jaitzquioel, que está ya en la coila, y cuyos estremosterminan en los pueblos de Fueuterrabia y Pasages, y son parte esencial de los mismos Pirineos. Estos estribos se desprenden de la cord, divisoria entre Navarra y Guipúzcoa, siendo como un efecto de misma naturaleza, que entro unos y otros se formen los valles por d.mde suelen estar las gargantas de comunicación y por donde van las aguas, cuyo curso siguen en general los caminos, como el parafe mils suive y marcado para conducirse á los pueblos Estas lomas y estribos se hallan tan unido;, y es generalmente tnn quebrado y dosiguul el terreno, que son bien contado; los pequeño-, llanos que lieiien el alcance de un tiro de fusil en todas dilecciones. Queda dicho que el motile Aya es parle de uno da los principales ramos del Cirineo: enlrj «sus cridas y el Océano, hay pues, un lerreno lodo ondulado por los estriño»» de 1ч inis.ña cordillera, pjr algunos pequeños valles que bañan losr. \’i ! ¡«i i y (/rumen, y por alluras aisladas de diferenle e ev.icion. La соДа q le ciñe á este terreno da principio en el cabj de Higuer ; desde aili va subiendo; tonna la montaña G ia l.’l’i.H’. y seguidamente Id do JaiUquivel. y vuelve á levant irse con rapidez para determinar el monte Ulia en la desembocadura del r. Urumea. En esta diát’.incia se h-illan sil. los 1res puertos mant. de Fuentei rabia , Pacages y San Sebastian ; el primero en la desembocadura del Vitlnsoa, cuyo i. form i el hm. divisorio do Guipúzcoa con la Francia corriend) por untre las mxilañ.is de Cjmisari y la Cruz, correspondientes á aquel reino, y las peñas de Feloaga y Jciitzquivel de España; el según lo en el ostremo de la regata y valle de Oyarzun , y el te.-cero á la orilla izquierda del Urumea. Los monies de Feloaga y lomas que vnn al Jaitzquivel, dividen las vertienloi uel Vid-usna y Oyarzun: el de San Mai eos separa Ы qu- caen al iillim i y al Urumra; cuva variación de corrientes en lan poco espacio da la verdadera idea de la desigualdad y desnivel del terreno. El monte de San M ircos eslá separado de la cjrd. por un collado muy bajo y lan estrecho, que s j!o deja lugar al camina : uno de sus estribos baja hasta cerca de U desembocadura del Urumea, cuyo punto dista mas de 4/2 leg.; y otro desciende á la parte en que mas se interna el puerto do Pasages entre la Herrera y Henteria á 4/1. El monte do

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Qyprzun se encuentra ев igual caso con respecto á la cqrd., y su caída llega á Rentería, sucediendo lo mismo al de Feloaga Relativamente á la cordillera, entre estos dos últimos y sus caídas hacia Pasagps, se forma una regata estrechísima qijfi va á Rentería. De todo rsto terreno, el mas m intuo,so e# el que media entre San Marcos y el r. Ürumea. Las loцця con que se aproxima á los puertos, van sucesivamente eji degradación, siendo inferiores á todas las de la orilla del Vidasoa y terreno intermedio cnlre osle г. у Feloaga. La fronten! de Francia con Guipúzcoa es menos áspera y montuosa que la que acabamos de describir; pues la loma llamada de la Cruz, que dista del Virlasua unas 2,5QO varas, os de fácil acceso en toda su estension : el terreno es bastante despejado, y su cima separa las verileóles que van al Vtdasoa y al A;iuei/e: á su N. está Andaya ; Oruña al E., y al S. la termina otra mayor altura llamada el Diamante, donde se forma un collado que la une con la loma Verde. El terreno que media entre la loma y el r. Nivelle, es de fánl acceso en todas sus partes, encontrándose bastantes árboles y vallados: de la misma loma salen dos estribos casi paralelos entre sí y al mar, que por medio de varios montecillos se entienden hasta el pie de la montaña de Siburu, frente de San Juan de Luz.

Слитое. El principal, y puede llamarse único, que sirve de comunicación con Francia, es la carretera general, que atravesando los valles do ürola, Oria, Urumea, Oyarzun y Vidasoa, entra en aquel reino por el puente de uehoyia, el cual es el tronco, digámoslo asi, (lelas diferentes ramificaciones que parten de varios pueblos de la provincia, ó entrando en ella de otras. Los demás puntos de comunicación con Francia, son veredas ó camiVios bastante malos para los carros del pais, á causa do la aspereza y elevación del terreno, y formar el Vidasoa el limite de ambos reinos, según queda indicado. El hallarse esta materia sufieienlemcnte tratada en el art. provincia de Guipúzcoa, nos retrae ‘ t ‘ndernos mas sobre ella : pasaremos pues á formar una ligera reseña de lo respectivo á

FpttTiFiCAcroNES. Limítrofe la provincia de Guipúzcoa á una nación poderosa, ha sido en muchos siglos uno de los principales puntos que mas inmediatamente han empezado á senlir la cruel influencia del maligno genio de la guerra; pues ya penetrasen los ejércitos franceses en España, ó ya se preparasen los nuestros á hostilizar ó á la defensiva, siempre han sufrido y sufrirán aquellos pueblos ó terrenos mas ó menos priracioñes, según la calidad, fuerza y circunstancias en las guerras. Ignoramos la época de la fundación de alguna do tas fortificaciones de la provincia, que asi como la contigua, trataban por este medio de estar prevenidas eontra las agresiones del contrario: basta saber que hace muchos siglos so hallan establecidas, y que con suertes varias han llenado mas ó menos el objeto de su misión. La p-.imera fortaleza estable que se encuentra en la linea es endeble, y puramente marítima, ó por mejor decir, un puesto de aquellos que por sí mismos no se defienden: tal es el cast, de San Telmo de Higuer, situado en el cabo de Oleareo ú Olarso , en la punte de la parte mas sel. de Guipúzcoa, y construido en tiempo de Felipe II. Este cabo es uno de los estremos de la montana de Jaitzquivel, que forma el término de nuestro t err. á la salida del r. Vidasoa. Sobre esia punts hay un cast, reducido, con las mas precisas divisiones para una corta guarnición. El objeto de este cast, uo parece puede ser otro que dominnr la entrada y salida del Vidasoa,

L proteger algún tanto los barcos del comercio al doblar ess puntas.

Plaza рв Foentkiibabia. Al opinar la brigada de generales destinada en el año 1796 al reconocimiento de las plazas de Guipúzcoa y Navarra , por que no debía repararse, mejorarse ni mantenerse la plaza de Fuenterrabia, opinó también que se debía conservar un fuerte en su lugar , para tener la regalía ó derecho de poseer una fort., cuyos fuegos batiesen el país enemigo ; defendiesen en parte el paso del r. que divide las dos potencias; mantuviese el derecho de la pesca que hay en él; conservasen su fondeadero y navegacieu, y sobre tode apoyasen la izquierda de nuestros’ejércitos, destinados á formar y sostener la primera linea de la froiir t’T.i de Guipúzcoa ó sea el Vidasoa. Este fuerte lo quería la brigada, compuesto su fondo de la torre ó casa fuerte del emperador Carlos V , cou un pastel ó herradura por la parte

PIR

dpi г., una gran batería baja y otra alta ед la plataforma, emendo el tpdp por la parte de tierra coa un foso estrecho y un muro aspillerado con algunos flancos. Opinaba también la brigada que la batería baja del fuerte debía teuer 8 piezas de á 2^£ 2 obuses de á 8, y 2 morteros cónicos de á <2: la alta б cañoaes de á <G; 2 morteros cónicos de á 10 , y 2 obuses de á tí , teniendo ademas 4 cañones de á 4 para sacarlos fueca del fuerte y sostener las tropas. Pero para seguir esta idea , es necesario tener el contingente necesario para el servicio de todas estas piezas, tanto las de salida corno lis estables; y lal vez tau pequeño espacio, no dará suficiente superficie para los almacenes. Sin embargo, sea cual fuere el fuerte que se Пе.ццо à elegir , la idea es un general muy buena, asi como Ib es también el abandona de la plaza.

Castillo m: Sta. Isabf.l De Pasages. S« da este nombre á una obra sumamente irregular , cerrada p!‘r su gola, con baterías sobre 1res distintos niveles , que defienden la entrada ó boca del puerto , situado en una punía occidental de la montaña de Jailzquivel.

Plaza De San Sebastian т Cast. De Sta. Cruz De La Mota. Descrita la costa de ‘Guipúzcoa en el art. de esta provincia, queda mareada la localidad del monte Orgullo, donde está el casi de la Mita: esta circunstancia y ja di- tenernos que ocupar de las fortificaciones espresadas , al hacerlo de la plaza de San Sebastian nos retrae ocuparnos de ellas mas por estenso en este lugar.

11% 8ERIE.

Pahtk De Navarra. La gran cord, de los Pirineos que forma este lado de frontera, co.rre con pocas alteraciones de O. á E. desde el puerto de Roncesvafles ó cul’ado de Ib.iñetu, hasta el confín con Aragón, haciendo una pequeña inflexión hacia el S., para seguir por las montañas de Euruchespile y Vizcahori , pasando por dtlmte de la fáb. de Eugni : poco mas arriba df este punto, se divide esta cordillera en dos. ram ‘S principales, el mas al N., que en gran parto coincide con la linea divisoria, toma esta uirercioíi pagando por las pelas de Arguinza , montes de Urrusca, Auza y Lanz: allí gira al O. por Tos de Ml’; lea, Garromenui, Anzabaly Aironuz; retrocediendo al S. hasta el monte Arrhiula , de donde vuelve á O. y continúa can inflexiones certas por las Palomeras de Echalar, montes de Laveaga y Larhun, y so inclina al S. basta Comisar! para conlinunr h icía.el O. /estrellándose en el Océano por la loma de la Cruz. Este ramo divide las vertientes de aguas de los r. .Vine y Vidasoa. El segundo ramo en queso dividen los Pioncos , no lejos de EujÍuÍ, sigue al O. con alguna inclinación al S. por los montes de Arlesiaga , Veíate y Denamaria, hasta los ae Ubici y Gorriti : alti su divide en otros dos brazos considerables; el mas esleí ior toma la direc»ion casi al N. , pasa por los montes de Guizuela, M.iya y Pciïas de Fcloiga, ya en Guipúzcoa , y por medio de unas lomas se enlaza con las montañas de Jaitzquivel. El segundo ramo de esta nueva división de la cordillera, se dirige al SO. por encima de Lecumberri ; pasa por las montañas de Aralnr y San Adrián, término de Navarra; se inclina al O. por las de Sa’inas, límites de Álava y Gu’púzcoa , y sigue á bu de Altube, Penas de Gorbea y Órduña, de donde va enlazada por las Encartaciones á las de b, inlander y Asturias, siguiendo la costa de Galicia. Desde est.-s grauaes y primordiales cord, se desprenden otros ramos de mayor ó menor consideración , según sus elevaciones y la imporlnncia de los valles que comprenden , y los pnsos que forman ó facilíían.

Todas las fronteras o términos esenciales de Navarra son. de difícil acceso; pero la de Francia lo es mas que todas. por la mayor elevación y base de la cordillera, que ciñe %• determinados y precisos pasos ч casi todos malos. parte, comprendida cutre Orhaiceta y Eugu¡ , es de las de mas fár cil acceso

Siguiendo el mismo método que en la descripción de la parte de Guipúzcoa , daremos una ligera noticia de la frontera de Francia con Navarra. El valle de Souve y tierras de H¡ra ó Zíra , que soplas confinantes, constan de terreno montuoso y áspero , y solo son а!цо mas despejadas las orillas del r. Nivelle. La tierra de labor que linda con el valle de Uaztan, las cinco v. de la montaña, y sobre todo el térro iw coniprendid,» eptre el .\la-lk y e,} Yidasoa , tiene mu

chos bosques, es todo ondulóse, y las pequeñas heredades en que se halla dividido están cercadas de fuerte* vallados ó linderos de árboles, que todo nmneota las dificultades de penetrar por un país, que puede por su naturaleza y calidad de cultivo, mirarse como muy quebrado.

Camilos. La carretera yuc sube el puerto de Volate por tas falda» occident ales de dicho monte y el de Ocolin, contornea las altas pendientes de M icsnaz y Garzara, hasta llegar á Alrnandoz, á cuyo cuarto de leg. empilonan los do* r.imales que conducen «á la frontera, el uno por Biztan y Urdax, hasta el puente de Daneharina mitad español y mitad francés, v el otro por Santesleban y Vera a la barca do EndarЦет. El camino que por Urroz y Aoiz, conducía íi Ocli;)gn-> biayraya de Francia, era casi intransitable, particularmente de Aoiz en adelante, en tiempo île nieves: en el dia se ha construido una carretera , que se separa en Villava de tes, que dirigea á Frarcia. Anteriormente, el camino que ofrecía alguna facilidad para carruajes, entre Francia y Na**<та-,es-el que arrancando desde Pamplona, se dirige por todo el valle eje Esteribar, hasta Zubiri, y atravesando unos montos peto elevados, pa-a por Linzoain y Mezquiriz, llano de Hurguete y Boncesvallcs, y cruzando el Pirineo por las feldas de fiurrizu y Altohiscar, baja por uno de sus estribos á San Juan de Pie de Puerto: a esta avenida principal, concurren otras mas ó menos escabrosas y practicables entre ellas, la que sigue el trazado de la nueva carretera de Baztan, y la otra, un poco á la izquierda, el llamado camino du los Berriós, que conduce por Bemosu<o, Marcalain, [guaras y Lizaso, desde cuyo último punto hay tres dislmto3 parages que atraviesan la gran cordillera. Para forrn;ir una idea del camino carretero de Boncesvallcs, ó sea el que saliendo de Bayona viene de Francia á Navarra por San Juan de Pie de Puerto, como también de sus enlaces con otras comunicaciones, deberá considerarse , que cuando la grau cordillera de los Pirineos llega á la montaiia elevada do Altoviscar, se desprende un ramal, que forma el alto de Orzanzurriela y baja hasta las fábricas de Orbaiceta, Desde la misma montana sigue la cordillera hasta el altodeB^rtantca; allí se dirige hacia el «N. un estribo, que tormina en las inmediaciones de San Juan de Pie de Puerto, y como el camino de que se trata viene de Bayona, toma por dicho estribo , pasa por la venta de Orisun, Caste! Piñón, falda meridional de Altoviscar, deja sobre su costado al N. el collado de Ibañela , y corteando la falda del alto de Ouiriza, desciende á Rpncesvalles. Este camino es en lo general llano, menos hacia Linzoain y Espinal, halláiidose toda la falda m?ridional de la cordillera cubierta de un bosque espe-;is¡mo que continua hasta mas ajlá de Eugui. Este camino, hár cia Francia, baja con dominación hasta San Juan de Pie de Puerto, costea el r. JViee, y por terreno mas despojado llega á Bayona, que dista de MU poco mas de 9 log. y 13 de Rpncesvalles. Con este camino tienen enlace toaos los que vienen de Francia á la fáb. de Orbaiceta, la cual se halla colocada en una garganta muv estrecha, y entro montañas •muy elevadas. La regata de Xegarza, quo la baña, va á desembocar al r. Irnti á poca dist. de la espresada fáb., la nue tiene puntos de comunicación carreteros con Roncesvalles }’ Burguete, como también con los que vienen de los Aldaijdes por el collado de Atnlostcgyi, Sorogoyen v fab. de Eugui. Desde la fáb. hay carrel ora sólida y ancha nasta el pueblo que la da nombre, y desde allí, «por terreno mas despejado, aunque siempre montuoso, sigue, ya por laderas, ya costeando las marg. del г.. hasta Zubiri, donde se enlaza con la carretera principal de Upncesvalles. Corta y enlaza igualmente con todos estos caminos, el que se construyó para la conducción de maderas de los bosques de Orézbételu y de Garralda, el cual da principio eu el primer bosque á Î íeg. de Orbaiceta : va por Garralda; el Espinar, Lanz y Olaglie; entra en el valle de Ulzama, y subo al puerto babeaba v Donamaria, desde cuyo pueblo pasa á Santester ban , de donde se conducen las maderas por el Vldasoa.

Los Alduides forman un valle de noca anchura, entre el estribo de la gran cordillera, que desciende desde Linduß basta el monte Mupiera, comunicándose con el valle de Baygorri por una estrechísima garganta y mal camino que safe ¿ Banca.

El vallo de Baztan tomado desdo el puerto de Maya hasta • el de Veíate, ffebe fôfCa ‘de’TЩ. de Joqg., sieudo su-an

chura muy desigual, pues desde f\ fondo déla garganta de Garzaiu á Oronuz, se cuentan i leg., al paso que entre Arircun y Elizondo, asi como en otros muchos parages, hay sólo algunas toesas. Este valle es la parte mas saliente de toqrç la frontera: los montes que le circundan tienen mucha elevación, poro en sus caidas laterales se forman varios coHados de acceso mas ó menos fácil, pero asequible en todos, siendo los mas notables el de Berderis al SO. que sirve para bajar á los Alduides ; cl de Ispegui al NE que conduce á Baygorri, y el de Vidasley ó de Maya al NO., por donde pasa el camino de dicho pueblo, que va por Urdax , Surtiré y Vitariz á B.iyona La cordillera que ciñe todo el valle di Baztan, en la parte en que ofrece avenidas con Francia^ que es la comprendida entre (<l collado de Beladun por la parte de los Ald’iides . hasta el monte Anchilahidum, se estiende unas 5 leguas.

L-i frontera do’las S villas, que da principio en el monte de Isacogaña al К del de las Palomeras de Echatar, es escabrosa , v con solo veredas para comunicar con lo interior hasta llegar al monte de Laviaga : desde est« al ‘de Larhun, forma un collado bajo y de fácil acceso, por el cunl pasa el camino que va de Vera al pueblo de Snra La caidá de Larhun hácij el O. forma otro collado , por donde va el camino que sale también de Vera para San Juan do Luz« ambos sun practicables par» toe carros del pais , y el terreno en la parte de Francia es mas despejado y menos montuoso que, todo el resto de 1* frontera Los monies que circundan a Vera , y se est ¡enden desde Laveaga hasta Comisan, forman también otra parle saliente de nuestra fron-» lera hacia Francia , siendo llanco de todo el terreno comprendido entre los r. Vidasoa y Nivelle. Además , existen en toda la linea que nos ocupa una infinidad de veredas 4 pasos ; en términos, de poaer.se asegurar , no hay en casi teda ella hasta el Aragón , parte alguna, que no pueda comunicarse con el remo vecino ; pues pocos terrenos se eiH contraran, tanto en los collados o desfiladeros . como en lo» flancos, que no hayan sido pisados por los pastoree.

Ríos i/ arroyos. Obra muy prolija sena , seguir en sa curso los r. é infinidad de arroyos que se forman ó recorren el ramal del Pirineo que nos ocupa : asi pues , no haremos mas que designar los principales, con la detención compatible con el objeto que nos hemos propuesto. En este reino hay i depósitos ó madres principales , que recorren y conducen al mar los r. de segunda clase y la multitud de arroyos que nacen y se forman en las montañas que le cercan: el uno os el Vtdatpa y el otro el Ebro. Aquel es pues el único depósito ó caja principal de aguas de la parte N. de Navarra ó sea la que corresponde á la frontera de Fran* cía: los depósitos de segundo orden que concurren á formarlo son, primero el r de Bastan, que se une en Santesteban al r. E-curra, para formar desde este punto el r. Vidasna; el segundo es el mismo Ezcurra, que reúne las diversas regulas procedentes de lo* montes de Ubici y Gorriti. En la parte del torr. francés , correspondiente ¡i la misma frontera y procedente do las vertientes en sentido opuesto de la cord, limítrofe, se forman también Ï cajas ó depósitos principales, que constituyen los r. Niée y Nivelle ; el primero que tiene su origen de la montaña de Abodi y puertos inmediatos sobre el valle de Aozcoa, corre próximamente en dirección NO. hasta los Alduides, y recodando al N se vuelve poco después á inclinar al O. para desembocar por Bayona en el Adonr -. el Nivelle tiene su nacimiento en la reaata que comienza á’las inmediaciones del puerto de Ochoado y desciende á Urda* ; recoge las aguas do las ver>tientes al N. desde los montes de Ochondo y Alconuz hast* los de Labeaga, Larhun, etciudad, y va á desembocar ев el mar á las inmediaciones de San Juan de Luz. Por la parte meridional de la referida cordillera del Pirineo , quo desde el confín de U provincia de Huesca, corre de E. á O. por los puertos de Roncesvalles y collado de Ibañeta . montes de Gprrostia Vizcahori, Veíale, etciudad, hasta los de Ubici y GorriH, «e desprenden varias regatasen dirección casi perpendicular á aquella, que bañan los valles de Erro , Esteribar , Anué y Ulzama. Las procedentes de los tres últimos valles, costeando las Î faldas del grande estiibo meridional que dejamos descrito, y formando los r. de Ztibiri y el Mediano, se reúnen en Villava á 4/2 leg. de Pamplona, para formar el que toma el nombre en este pueblo y desagua cu el Ebro , despues de recibir el Larraun, Araquil, Salado y Ara ion que le quitn el título.

El terr. de esla frontera correspondiente á Navarra , es de muy escasas producciones, pero fértil, rico y muy poblado en la tierra llana do las riñeras del Ebro. En las caldas y cumbres hay escelentes pastos para toda clase do ganados : los valles producen to’la clase de frutos con mas ó menos abundancia, y l.is tierras ásperas tienen caza mayor y menor. Los montes’son de suyo de poca miga para la producción de vino y aceite : mas no por eso carecen de otros bienes que recompensan esta falta. Innumerables plantas puede encontrar en ellos el botánico, sin que dejen de prestar vasto campo de investigaciones al naturalista y mineralogista. Todo lo cual, con bien pora diferencia , puede considerarse idéntico en la parle de Guipúzcoa; sin que en ambas sea menos interesante la producción de maderas de construcción ; riqueza inmensa , y que con justa causa nos envidian otras naciones. Somos lacónicos en esta parle, porque ello pensamos tratarlo separadamente con alguna detención. Pasemos pues, á la serie tercera sin ocuparnos de las forlitir.aciones, porque siendo Pamplona la única que se encuentra en esta parte , en el articulo de esta с puede verse esta mnteria , tratada con la detención que su importancia merece.

TEBCeitl SERIE.

Pakte De Hi’ESCA : mirados los Pirineos por sus respectivas alturas comparadas con un término común y general á las diversas elevaciones que los componen, tanto en el todo como en las distintas provincia á que sirven de limite, Ьан estado mucho tiempo descuidadas, contentándose con comparaciones respectivas á un corto local, y á la diferencia de elevación que se notara entre una cúspide muy elevada con las otras mas inmediatas: asi es que el Canigú del Roselbn y el Pico de Mediodia de Dañeras , se miraban romo los principales colosos de aquella cordillera , por su elevación gigantesca, ó mas bien porque sus inmediaciones no presentaban oíros puntos altos quo disminuyesen la impresión óptica de aquellas elevadas moles : asi pasó también por mucho tiempo la montaña de Vignemale casi por el punto mas alto del todo de los Pirineos, porque descollaba mas ó escedia á sus inmediatas en Aragón , donde siempre se ha supuesto, y realmente se halla, la mayor elevación de la cordillera. Pero luego que empezó á tratarse esla materia geológicamente, gue entraron en algunos, aunque parciales exámenes los señores Monse y Draiet por los años do 1774; que siguieron en 1776 los Г1 iinichoii, Laroche y Moiset, со npar.iiid > las alturas de Luz , el Pico de Agre ,» la Vignemale , Marboré, Pico de Ga\isos, cimas de Bearnc, Bigorri v pais de lo< Bascos, y que los señores Vidal, Uehoul en 1787 у 78П , cxami

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hnjando del principal que por Ionian usurpado a otras moles mas elevadas Co nparando el resul’.ado de todas las operaciones se vio. que el monte Perdido es de las cimas mas elevadas de toda la cordillera, cuyo conocimienfo se debe al ¡nf.itig.iUe sabio Mr. R.iniond. Este monte se halla en Aragón ó sea la p;\rte que, nos ocupa , siendo su altura sobrc’el nivel del mar de 1763 loesas, 41 mas que Vignemale , que es la montaña mas elevada de las vertientes setentrionales , y está casi en la misim linea de lin’itcs.

Hallado esla especie de centro en los Pirineos, descienden en dirección próxima Á los cuatro vientos cardinales; por el Poniente vanrasi gradualmente en ocha escalones h icia el Océano; por la parte oriental empieza lo mismo la cadena, pero luego al lieg ir ;\\ valle de Aran, y contándola por lo inmediato á la frontera, pero dentro de Francia, Ivice una inflexión ú ondulación muy sensible para volverse á elevar hasta unirse al Canigú, como un término de elevación ó de pej-spccliva, pues colocándose sobre él parece que lus inonlañaa desciendan hacia el E , O. y también al N y S. La inclinación progresiva que se advie’rte del centro al O., se nota igualmente desde la cresta de las montañas hncia el N.; pero por osla parlo, aunq-ic descendiendo se observa una continuación de cimas altas, agudas y descarnadas que se enlazan y forman como el ege de toda la cordillera Por la parte del S, de España el terreno empieza á descender desde el

monte Perdido, y como de una vez eon 1,000 á 1,100 metros (Ramond). Esteprectpicio tiene en el fondo las cimas de las mas altas montanas que ningún i llegí á 1,500 metros do elevación absoluta, dejener.mdo lu.>go ей colina; bajas y redondas seguidas de las grandes llanuras de Aragón

De esta idea general de lo-; Pirineos dada en esta parte por ser comj el coatro de la frontera, de donde descienden hacia todas parte-, se ve que las montañas considerables están cercanas d la linea divisoria, y que 1-is de esta son muy elevadas, y mucho mas si se toman comparativa nenie. Pero para esplanar m,is esta idea, nos ha parecido oportuno trascribir la tabla de las principales alturas de esta parte del Pirineo, tal como la sacó de Mjisset, Vidal, Rebaul, Passumont j otros sabios, el Sr. Viu, la cual creemos preferible á la de Mr. Draiet, рэг hallarse reducidas las toesas á pies y á varas españoles. Tuli!» de la altura de lu* prliiclpalen montana« del

Pirinea Central Nolire oí nivel del riinr.

Valle га Boiuo. Signe al anterior y esaüft mas pequeño que él, careciendo de comunicación propia con Francia, lo cual «orifica por la gjrganta de Aisa , pasando aates el puerto de Borao, malo, estrecho y penoso: sus \\rn-. de U. y fciudad зон dos estribos de la gran cordillera, paralelos entre si, sin camino ni vereda sino en sus estremoí. El suelo es tan áspero coaio el de los otros, aislándolo las nieves una gran parle del año.

, Vallk Dk Canfbanciudad De distinta especie es este al anterior. Tiene i leg. de frontera, como que se interpone al valle de Bjrao. A pesar de ser algo reducido este valle, es tal vez el de mayor importancia de lodos los que forman la frontera de Aragón y Francia, por las fáciles comunicaciones que tiene por los puertos de la Cruz d« San Port, Astun y coll de los Mongos. Le atraviesa el r. Aragón. El Puerto de la Cruz de ban Port, que so hulla en la continuación de la venta de Sta. Cristina á Urdas, Porlalet etciudad del reino vecino, es llano , espacioso, y se pasa casi en todos tiempos, pues aunque suelen cargarle las nieves, cou facilidad se üeshacen , de lo cual es una prueba la obligación que tienen los naturales de abrirlp, si en 1res dias no lo hace el tiempo. cosa que no podría hacerse, si fuese este p_uerto como ios de los valles anteriores. Dista la Cruz de San Port i leg. largas de Canfrauc , y 4 ‘1/4 de las gargantas de Aisa y Borao por el barranco de Candanchui. El segundo puerto, ó sea el de Astun, dista de la v. 2 1/2 leg., y es áspero, angosto y casi una senda; está cuarto y medio de leg. al E. del anterior pur cl alto de las montunas, y 3/4 por la venia de Sta. Cristina. Ea el confín de este vallo» y el ue Tena, hay otro paso, quo no es ñus que una senda, y el llamado co!l de los Monges, por donde ambos se comunican con la parte esterior de la frontera , y so unen con loa que dirigen á los pueblos de Francia, Gavas, Larrun y otros en el val.e de üssau.

Mas interno de la frontera y hacia el NE. de Canfranc, hay un pequeño valle llamado de Garoipollera, que mag bien parece una parle quitada de aquel, con solo veredas para comunicarse los pueulos entre si, pur las que se pasa a Francia; pero no asi bacía el interior de Aragon, que por camino mas despejado , se va á Jaca. A este valle sigue el de

Tena. Distante por el aire del de Roncal unas U leciudad y Í8 hasta el de Aran en Cataluña: esle espacio comprende precisamente el Pirineo central, couleniépdose en él los valles de Tena, Broto, Vio, Puertolas, Bielsa, üislau y Beiíasque, los cuales presentan un paisage mas varonil, una elevación mas marcada y uaa zona mas compacta que el resto de la cordillera Asi también se observa en estos parajes que lus paralelas de sus estribos, tienen mas ostensión hacia el S., y hacen que sus fragosidades ocupen una buena parle de Aragón. Al llegar al valle de Arau ó pico de Maladeta, vuelve á aparecer el l’iriueo menos montuoso y poco á poco van asi mismo sieudo mas suaves sus pendfenles, hasta que se sepultan en los nures del Rosolijn; observándose . que no menos por el O que por el E. de la согф guardan los países inmediatos el mismo orden de descanso y suavidad.

Al valle de Ossan en Francia , corresponde el de Tena, al cual se entra desde el inlerior de Aragón por el punió de Biescas. Este valle se encuculra lodo dentro del verdadero Pirineo, ó lo que es lo mismo eulre la linea meridional de su núcleo y la central granítica. Aunquo es el mas llano y abierlo de lodos, tiene sin embargo, terreno montuoso y descendencias ásperas, particularmente desde la lineada limites hacía la orilla izquierda del Aragon é inmediaciones do tas baños de Panlícosa. Queda dicho, que el coll de 1оз • Monges es uno de los pasos de este valle para el de Canfranc , en cuya parte se conocen 4 puertos y 3 sendas: el primero empezando por el O., os el del Formigal; este puerto es tan abierto, llano y practicable, que puede transitarse E or éi, no Solo con caballería formada sino con artillería. а т. de Salient es la población mas abanzada á la frontera, que hay en el camino de España y Francia por el Formigal, oel que se desprende otro de herradura, por la venta del Socolor, que se interna en el vecino reino por el barranco ч!е1 Peiuso4 quedando entre ambos la montaña llamada Corona Alta de Brocam. Otra montaña hay ya dentro de Fran

PIR

cía, que divide estos camino-, pasando el primero por el puerto do Ancun, v el ol.ro por el de Orade: en estos dos puntos han pretendido algunas militares debieran colocarse puestos abantados , respecte á que ambos caminos vuelven a unir.se en Francia á la leg. de la frontera. De las veredas que de diferentes parajes desembocan en el fr’ormig»!, Inv especialmente dos, una que viene á ser un atajo para los pueblos interiores del vallo y aun después de él, y la otra para el camino de herradura , que pasa por Orade, siguiendj por el collado de Artiluengo, no lejos del paso de las Costas, que es otra tercera. Mas al E. del puerto de Formigal ó Tormigal, y de las sendas referidas, se halla como á 1/2.leg. de la de l.-w Gerbes el pncrlollamado CueHe-deSoba. |юг el que se comjnica el valle de Tena directamente con el de Azun y pueblo de Arens en Francia. Esta comunicación es muy ¿bala y áspera , de modo que con mucho trabajo se pasa con caballerías ; pero debe notarse , que el camino va reoto desde Salient, y e« mas corto desde este pueblo á la frontera. A otra 1/2 leí;, larga está el puerto do la Porqueta, que también es de herradura y malo, llegándome por él mas directamente á los pueblo* de Panticosa y Pueyo, si bien puede irse por sus ramificaciones á todos ios pueblos del valle. El cuarto y último puerto llamado de Paniicosa, está una legua mas al E., que el anterior y en el cunlin del valle de B oto; inedia hora antes de él se hallan los baños de su nombre, célebres por sus especiales y recomen Jabíes virtudes, y de los cuales nos ocupamos en art. especial. Esto valle, de que venimos tratando, está separa Jo de todos los que le rodean por montañas ásperas, pero practicables por sendas.

Antes de pasar al valle de Broto . creemos deber consignar aquí un suceso acaecido á principios de este siglo. Dividido el pueblo de Biescas por el Gallego, mas de una vez ha estado amagado por sus avenidas. Súbese por un costaJd del Gallega al valle de Tena, y no á gran diet., se divisan los restos de una monUma considerable, que se desplomó en l-i época indicada , la cual cayendo déla der. del r. sobre su mismo cauce, lo rebalsó por tantos dias y hasta ana altura tal; que toJas las riberas de su dilatada corriente, temieron era llegado su estermínio, si rebentaba el tremendo lago. Entonces se vio, acaso por la primera vez, casi enteramente seco su álveo : todos los montañeses se consternaron, pero reunidos’sus esfuerzos contra el común enemigo, trataron do desaguar el estanque poco á poco. Trujóse artillería de Jaca, y aunque á costa de fatigas, se logró por fin descantillar el enorme dique y dar salida paulatinamente á las detenidas aguas, hasta que al cabo demucho tiempo de continua avenida, volvió aquel caudaloso r. á su estado natural, restituyendo el sosiego á los hab. ¿e las comarcas, que riega hasta Zaragoza, por donde desagua en el Ebro. Bies cerca de la dicha montaña, hay una fequeña fortaleza, y á poca dist. sobre la der. del camino, I lamoso santuario de Sta. Elena, de gran veneración ea el pais y célebre ( tanto por su tradición como por la fuente que nace en la cueva donde está la iglesia Esta fuente es una de las mas admirables entre las intermitentes de los Piri-» heos; no guurda orden ni período como otras .secándose á lo mejor para volver á salir de nuevo, y á veces con tal ímpetu; que causa-sorpresa á lo* viajero«; de un fenómeno como este han emanado leyendas extravagantes, pudiendo componerse un gran libro con solo el relato de los estupendos lances, que se cuentan sucedidos por virtud de la fuente, llamada con este motivo la Gloriosa. Desde el Pucyo y aun antes de llegar á él, se ve la bien situada casa de Laslosa, rodeada de prados, bosques y frescura, y mas arriba Tramacaslilla, en una posición bastante regular. El Pueyo es el punto de reunión de los magnates del valle , cuando han de ventilar ó decidir asuntos de interés córnün.

Valle De Broto. Para pasar al Valle de Broto desdé Biescas, hay .que subir toda la corriente de un bai raneo, gue nace y se engruesa en aquellas vertientes por entre escombros calizos y montes áridos. Toda la izquierda del Gallego hasta el ¿raes así, y por cierto que forma un contraste muy notable con su der. hasta el r. Aragin. Por dicha izq, del Gallego no se ven mas que montañas escabro;-as y melancólicas J su población escasa y montaraz, y sus producciones Bgricolaá casi nulas ; mas por su der. apena? se sale del term, de Biescas, se abre al O. una inmensa planicie sembrada de pequeños pueblos, abundante en frutos, especialmente de tcigo, que llegando hasta Jaca y dándose la mano con la vega del r. Aragón¡ continua hasta Navarra. Los mismos 1. situado á la der. de Biescas, sobre las faldas del Pirineo, presentan desde luego la diferencia; esto comprueba que lo mas áspero de la cord, debe empezar donde sus estribos son mas bruscos y voluminosos, que es desde el punto de Biescas, hacia él E.’, hasta los confines de Cataluña.

Sigamos el valle de Broto. Llégase por fin al pie de la montaña divisoria, llamada Cotelablo, montaña llena de ruinas y de espesuras, y se emprende una subida casi totalmente vertical por una senda tari tortuosa que bien so podrán contar 1ÎO vueltas : una vez en lo alto se ve compensada la fatiga con el magestuoso punto de vista que se presenta, pues por un lado se distingue la peña de Cruel 31 SE. de Jaca, famosa por su cueva, en la cual tuvo principio la reconquista aragonesa en tiempo de los árabes, como la de Castilla en Covadanga; y po,- otro se descubren los picachos que encierran por el S. los valles de Bielsa, Gistau y Benasque. Luego hay que bajar haciendo poco menos otros tantos rodeos hasta el llauo de Linas, ciiyo pueblo es el primero del valle de Broto : desda allí se pasa, siguiendo el valle, á la casa do Santa Eugenia, casa solariega, según se cree, de los Abarcas, reyes de Aragón; contingando en descenso se deja á la der. el torrente sorrosal, y á la izquierda el camino de Torla y se llega á Broto, cap. del valle, después do una travesía desde Biescas de 5 log. de O. á E., sobre terreno calizo. Este vallo confiua por N. coa el cantón de Gavarnie y valle de Baregges; por NO. con el de Tena ; por O. con tierra de Biescas ; por S. con Serrablo’y la hermosa ribera del Fiscal ; SE. con el valle de Solana, y E. con el de Vio.

Gomo este valle se halla tan encajonado entre ásperas montañas, ^n también sus comunicaciones bastante difíciles. Se reducen á la de Biescas; á una mala salida al SO. que guia á la Yebra y riberas del Gallego; otra al S. que va a Sarrablo, y el camino de las orillas del Ara que da á la ribera de Fiscal. También hay camino para el valle de Vio por las caidas del Jalle, y por cierto que es el mai penoso : de modo que puede decirse que las dos únicas avenidas Jel valle que sean menos fragosas, son la de Francia por Bujaruelp a Gaváruié, y la que se co.nunica coa la mencionada ribera de Fiscal, valle abajo. Las producciones de este valle son riquísimas, aunque poco abundantes; sus exquisitas frutas, sus carnes, truchas, hortalizas y legumbres, son de lo mas sabroso y delicado.

Eicamino que hemos dicho dirige á Francia por Bajaruelo, baja por las montañas de Petraniara , Espluciatas y otras a Gavarnie, dejando á la der. la lamosa cascada y anfiteatro del Marboré, desde el cual se ve, á no mucha dist. de Gavarnie, el ant. paso de la Bernatuara. La >-nla do éste puerto se toma por la suave montaña de Sandaruclo al pie de Picblan ó Pico blanco, en derechura al N:, hasta gue se dobla el collado que comunica con los pastos de Plana la Coma en el valle de Ossau. Luego que se llega á dicho collado se encuentra sobre la misma linea divisoria un estenso lago, de 460 pies de diámetro con poca diferencia ; escede aun en elevación al de Gaube, siendo ademas inmensurable. La montaña ó praderas de Sandaruclo á la falda meridional del Pico blanco, son abundantes en pastos; lo mismo que otras que hay mas arriba hacia las peñas de San Martin, llamadas de Lapazosa, donde hay otro estanque ó ibón, según llaman en el pais. En todas estas montañas se encuentran igualmente yerbas aremáticas, y en la indicada de Sandaruelo una cueva despejada denomii<.» 1, la Espluga, que sirve de refugio en los contratiempos á las personas y ganados.

Ya tenemos recorrido el alto Pirineo español, desde los confines del pico de S. de Pau, hasta el monte Perdido: vamos i seguir ahora la línea hasta el pico de Maladeta.

Vallb De Vio. Sigue este al anterior, y aunque no de los mas pequeños, carece de interés : linda por N. con el de Ordesa y con el cantón de Gavarnie (Fraacia), con el cual se comunica por la brecha d» 1Ы I m ; su frontera es do 4 leg. larga, pero de montañas tan ásperas é ni

transitables, que no admiten mas paso que él ya indicado de Roldan. Los pastos de la parte setentrional de este vallo son de lo mejor del Pirineo , pues que perteneciendo a este cantón los llamados puertos de Goriz, ó sean las laderas meridionales del monte Perdido y de sus empinadas colaterales, las Tres Sórores, posee lo mas esquisito, inleresante y sano del ramo herbario. Estas laderas} á pesar de su escabrosidad, ofrecen subida, bien que difícil y espuesta á la cima del monte Perdido; pero que tal vez sea el único que la haya pasado el Sr. D. José L)uaso, capellán de honor de Fernando Vil. En lo demás de este valle no se busque fertilidad ni caprichos, pues hasta el r. Jalle que lo recorre y se precipita en el Ara, dentro del cantón de Broto, niega su atractivo. Bien que en esto no hace mas que seguir [a regla de los demás valles sil. fuera del centro de la cordillera, puns ya que Ja dicho, que desde esta hasta las tierras llanas de Aragón, hay una zona anchísima de montes y barrancos, todos ásperos y poco agradables. Sigue á este el valle de Puericias : este no tiene contacto inmediato con la linea divisoria de ambas naciones, por interponerse los término de los de Vio y Bielsa; dista 4/1 leg. de ella, y no es otra cosa que la estrecha barrancada formada por ios estribos que le dividen de los dos anteriormente indicados, y por la cual corre el r. llamado Bellos, qu« trae su origen de las vertientes meridionales del monte Perdido, y va á desaguar en tíl Cinca. Poco hay que decir de esté valle, pues en todo él no hay que admirar mas que derrumbaderos de bien poco interés. Su comunicación mas directa es por una senda llamada el Portilla de Telia ¿ por la cual se sale al val,e de Bielsa, 4 leg. larga antes de llegar á la frontera.

Baile de Bielsa: forma un triángulo irregular en su superficie , cuya base está en la frontera, y el vértice en el pueblo de Salinas, que ya está fuera del valle. Le atraviesa el r. Cinca, al cual se une el arroyo Uarrnsa. La frontera tiene 2 \¡i leg. de largo, con 2 puertos y un paso ; los primeros son el Jo la Porqueta de Uaregges y de Aura , correspondientes á los valles franceses de estos nombres ; el paso es el llamado Trigoniero, que es el mas al E. de la misma frontera. Do los i puertos, es el mas abierto y franco el de Aura , por donde entran en España los tres caminos reunidos cerca de la frontera , que vienen de los dos valles franceses limítrofes. Las montañas de Bielsa son comb las del valle de Broto; llenas de vegetación ; ya su vista es mas agradable que la de las intermedias Encllashaydescubierlas minas de varios metales. En lo demás, es poca la desemejanza de e-ite valle con el anterior, ya sea en el aspecto y producciones del pais, ya en el carácter y ocupaciones de sus hjbitantes. Desde el valle de Bielsa se pasa al de Gistau pjr un puerto muy escabroso. Se comunica con los valles de Aure y Loron en Francia por medio de tres puertos y un camino bueno que construyeron k» franceses á su costa, para estraer la rica y abundante madera que hay en él, por lo que se le denominó paso Ja la Madura ; este camino y el dol puerto de Aura son espaciosos, pero su influencia fenece en los. montes de la Madera. La frontera do este valle es da 3 1/í lea. Lo atraviesa el r. Cinqueta, enriquecido por el de Viadas y otros barios arroyos. E4c \ alie rodea por el S. al de Bielsa, y su terreno es también áspero como lus otros ; lo atraviesa en gran parle la montaña Barbanchiua, y tiene algjnas bordas que facilitan su defensa, como también la oblicuidad coa que corren los r. Cinqueta y Víalos. Será siempre famoso, mas aunque por su auundancia de escelenles maderas de construcción, y que por sus minas da plomo, azufre, amatistas , cobre y hierro, por la célebre arsenical de cobalto que posee, cuyo mineral es de lo mas esquisito que se conoce en su línea. Su gruño es. muy fino y do un color azul oscuro, pero mas claro que el ponderado de Sajonia. Hace años que se espiólo con buen éxito por una compañía do extranjeros, los cuales lo abandonaron por causas, que na teuiau coaexioo ni coula abundancia, ni con la escasez de ella.

Sigue al E. de Gistau, ó Gistain, el de Banasque, que es el mas grande y tal vez de mayor consideración de toda la frontera de Aragón con Francia, asi como es también el término de ella.Cruzado de infinitos arroyos y pequeños r. que desaguan en el Esera, hacen su suelo risueño y productivo. Casi compite con los inmediatos de Francia, espe

cialmenle en frondosidad ; sus entradas en ellos son 8, esto es, G con el nombro do puertos, ásaber: el llamado de Francia, el de Garcinias, el de Caballos, el de Remuñs, e! de Maicero y el de Clarauida; y otras dos muy m.ilas con ei nombre de pasos, pero todas ocho constituyen el puertoo enentrada de Benasque, p.ira cuya delen -a h iv un rastillo antiguo sobre un peñasco á la der. del Esera. El terreno entre el |¡uerto de Clanfida, hasta el limite con el valle de Aran, es montuosísimo y muy quebrado como se infiere de lo* diferentes r., arroyos y lo/rentos qu; descieu leñen diversas direcciones, por entre la; q icbra Jas de estos mjnles,desaaumdo lo.losello; en el lisera. En todos los diversos camino;, sendas y vereda; que coiid.iciudadtMi á este valle, bien sea directamente de Francia, bien del de Aran , se encuentran pasosoälreclios y farilïs de defender dentro de si mis no, aun cuuido no ofreciesen dificuHad lo;p:ierte; de Moloero, Bemuñe , de los Caballos y G irgule;. Üili mámenle el pico Maladeta, term, y confín del valle de В^па-que con el do Aran, ofrece terrenos asperísimos, y el paso por el puertode esto nombre, aunque mas practicable que los arriba citado-, presenta en su trave-Ла grandes obstáculos y dificultades, aun en los pocos meses que no están cubierto; de nieve.

En general lo; valle; de> Ar.igm limítrofe; con Francia, se componen de terreno monlu >so. áspero , y de difif.il acceso por todas partes. Asilo com >rueba el prodigioso núm>rodj r., arroyos y lo Tentes, quj n leionJj al pie de 1л linea d¿ li nites, se precipitan im leiuasi nenie, formmb por su reunión otro; r. de i.* clase, que van á desaguar CÍhi todos al Ebro, como caja general de todas estas aguas. Del mismo modo se demuestra lo quebrado do esla fronten por el corlo número de espeJiciones milita .’es que nos ofrecen la historia de nuestrss guerras por esta pane, comprobando la misma verdad la escasez de caminos cubiertos que hay, y otras varias ñausas, que seria largo enu nerar.

Desde la sierra Maladela, que co.n i hemos dicho repetidas veces, separa el va le de Benasuue del de Aran, se ve ya invertido el orden y gr.idac’on de la cordi lera, pues al llegar á este punto hace una inflection muy sensible, de que resulta dicho valle de Aran, que verileo lo á Francia sus aguas, corresponde á Cataluña. Luego vuelve á enderezarse, digámoslo asi, hasta que llegando al Canigú, toma de nuevo una dirección seguida, y siempre en orden descendente désele el M.iladeta. bastí perderse en el Mediterráneo.

Fiirtißcacionea. El reino de Arag >n, es de entradas muy dilkiles por la parte de Francia, y asi nunca han si.lo sus fortificaciones de aquellas respetables |юг su sistema, su capacidad y resisiencia, aunoue algunas de ellas ocupan ventajosas localidades. Jaca es la única plaza de guerra que tiene aquel reino, y lo; cabillos de Deuasque y algunos antiguos torreones abandonados.

CUARTA Y ULTIMA «Kill»:.

Parte De CataluÑa. El primer terreno perteneciente al Principado , contiguo al Aragón y raya de Francia que se nos présenla os el vale de .4ran, posesión preciosa, porque soslenidí facilita correrías y entradas libres en Francia ; de la cual nnda podemos decir en esle lugar, que no fuese ana repetición de lo ya con-ignado en su ¡irtículo especial, formado por el conocimiento predico que el autor de esta obra tiene de todo aquel territorio, en raz’in á lo muclio que ha debido recorrerle durante la época que en la pasada lucha, se halló encargado de su defensa.

Sistema de montañas. La línea de limites que divide por la parte de Catahiña, la Empaña de la Francia , es la misma cord, q’ie desde el Océanj corre, como se ha dich i, hasta el Mediterráneo, siguiendo poco mas ó meno; de O. á E., y aunque se indicó ya. q le U miyor elevación de ella se halla en Arag in , y desde aqui va degradando su altura hacia su; estremjs,sin embargo, los pocos pasos cómodos que présenla p:ira carrunges en toda la ostensión de l;i frontera , prueban evidentemente la aspereza de estos montes en esta parte. Esta cord por el O. ó valle de Aran, presenta, sin embargo, un espacio ó abertura , que tacilita una comunicación de las mas cómodas con Francia -. en él tienen origen diversos arroyos, que todos desembocan en el Carona. Las vertientes de este г. у las del Palla

reja, que también nace en este valle, quedan divididas por un estribo, que destacándose del pico de Lart, próximo á la linea de limites, corre en la dirección de NO. á SE uniéndose con ,’a cor I. qua cierra á aquel v ille par esta parte. E 4a cord, salo del puerto de Aulas, y sigue por los de Palla; y Cildds, lomando desde este ultimo la dirección de E á O., y sirvien lo de lim por la parto del S al expresado valle , hasta llegar al puerlo d i la Picada , lim. de Aragón. á cuya inmediación se hulla la montaña Mabdela, de la cual salen dos estribos: el Uho divida las vertientes de 1оз r. Jaén y Garona , y el otro sirve de lim. al citado valle de Aran por el O., y lo secara del de Luchon , dividiendo igualmente las veriiente.s-del Carona y r. Pique, que.se reúnen cerca de San Boat, dentro de Francia.

Djsde el p.ierto de Aulas, signe la cord, limítrofe con alguna inclinaison al SO. pisando por los puertos de Sillo, Cisión, Marlilbz , Com_indaz, Bru it y Puerto-Negro , haciendo varias curva* : de esta cordillerase desprenden varios г.. de ios cuales unos corren hacia la parte de España y desagu m en el Patlaresa, со no el Noguera de Cardas y Noyucra Je Forreras, que dan nombre á otros dos pequeños va|les; y oíros hacia Francia muriendo en el Salât y el Arricye para unir después sus aguas al Carona. Desde Puerto-Negro , que os el punió de là Frontera donde se divide el corregimiento de Talarn del valle de Andorra , sale una cord, ó estribo perpendicular á la principal, que sirve de lim entro el dich) valle de Andorra y el de Ferreras, y que siguiendo la dirección NS. divide las vertientes de los r. Pallaresa y Ser/re y lo; corregimientos de Talarn y ?uigcerd.i. De esta misma cor 1., pasado el Coll de Norris, sale otro estribo, que formando una gran curva, cierra por la parte S. el cil.idj valle, reuniéndose con la cord, que desde el portillo de Luz-j y cerca de las lagunas de Batirá , divide las venientes á ésie r. y al Segre, y sirve de lim. entre el espresadj valle de Andorra y la Cerd.mj por el O , dejando por el S. una pequeña salida á las agu-is del ttalira, por donde se comunica el camino que de la’Seo de Urge! va á Andjrra.

El condado déla Cerdaña, que siguiéndola cord, de O. á E. es el terreno mas inmediato ¡il ya repelido vallo de Andorra, se divide en Cerdjma española y francesa. Los lira, de aquella por el N. son la cord, de los Pirineos, cuya cima divide los derrames de las agujs, formando las’de la parte de Francia lo; r. Ande y Arriei/e, qje pasan el primero por los pueblos de Quillart, Alct, Li noux y Carcasona , y el segundo por bs de Ax , Cabanes, Tarascón, Foix y Pamiens, desaguando en el Carona antes de llegaré Tülosa: por el E tiene por lim. la continuación de la misma cordillera, que le divide del de Confiaos , en donde nace el r. Tet, corriendo por este condado y p»r Oleta, Villafranca , Prades y Perfjiñan : al S. la sierra de Ntra. Sra. de Nuria, que es un estribo de la m miaña del Canigú, donde nace el Fresser, que reuniéndose en Rivas con los r. ttiyaty Sagadell, sigue su curso hasta Ripoll para morir en el Ter : en fin, por el O. lo limita la cord, del valle de Andorra de que se ha hablado, y garganta del Score por donde sigue su curso hacia la Seo de Urgel.

La linea divisoria entre la Cerd:ma española y la france^ sa, señalada con arreglo a l.i paz de lo; Pirineos por el ob. de Orange y D Miguel G dvá, baja desde la principal cord, inmediata al Coll de Puig n >rens en el origen del r. Queroí, signe este r. hasta el pueblo de Sáuhhuja, y dirigiéndose al E. enire-los pueblos de Embeix y Rig.Aisa , pasa por medio de un puente de maJera que hay sobre el г. Поеиг , i 1/í horade Puigcerdá; sigue á encontrar el Segre cortando otro puente de madera sobre dicho r., á 4/4 de hora también de Puigcerdá sobre el camino q-ie va al pequeño pueblo de las Guinguetas ; y desde aqui continua á lo alto de la cima de la cord, do Ntra. Sra. de Nuria , siguiéndola hasta encontrar otra vez Ц verdadera linea divisoria , que es la que separa los dos reinos.

El pueblo y lniili.i de Llivia, que se bolla poco mas de una hora al N. de Puigcerdá, sobre el camino que va á MontLuis ._ aunque enclavado en territorio francés , pertenece á España , siendo neutrales ó comunes el camino que de dicho puente conduce á Llivia , y la calle misma por donde aquel dirige á Francia.

De la cord, principal que limita por el N. la Cerdaña t-scañóla, salen varios estribos que la dividen en otros pequeños valles ó segundas cajas, sirviendo de receptáculo a los r. Er y Sallayosa, Roeur y Llor, que todos desaguan eu el Segre, como igualmente el Querul y otros varios regalos, que bajando del N. y O., prueban coa evidencia que por esta parle el terreno ha¿ta las caídas del Segre es quebradísimo , confirmando esto mismo la escasez y dificultades que ofrecen los caminos, á cscepcion del que media entre Puigcerdá y Mont-Luis , pur doude va el carretero. No es menos escabroso el terreno de la orilla izquierda del Seyre y vertientes de la sierra Nuria , que como se ha dicho, es el lim de la Cerdaña por la parte del S. i.-i.¡ nuntaüa , que es un estribo de la elevada del Canigú, se dirige de E. ü O. al Pía de Guillen, y desde aqui, dividiendo las vertientes de los r. Tech y TVí, pasa por la montaña de С irensac , continuando después por el culi de Nonsondes, Pía de Salinas, coll de Mayans y del Pal, en dirección NE. al SO. ; sigue inclinándose de E. á O por el coll de Jou, de Pendis y de Tanca la Porta, en la montaña de Cadix , dando nacimiento á varios arroyos y r., como el Cardonal-, el Viudasens, el fíascareny y otros de mas ó menos consideración, según el terreno que recorren. Desde el coll de Tanca la Porta sigue la montaña de Cadix, que es la misma de Ntra. Sra. de Nuria , al culi de la Creu y al de Port, por donde se pasa para ir desde la Seo de Urgel á Solsona y_ Cardona ; de aquí sigue atravesando el Segre entre Ürdauá y el paso de ios Tres Puentes , con descendencias y estribos rápidos á dicho r. que le estrechan y encajonan , dejándole solo el paso preciso La aspereza de esta montaña es tal, que sin embargo de lus muchos pasos que hay para comunicarse desde la Cerdaïia á Cataluña por la paite del S. pasando por la v. de B.igá , lodos son asperísimos, y apenas permiten transitar á bis caballerías, y con trabajo á las geutes. Lo misino suce.Ie por la parle que conduce á Ripoll y Rivas , siendo el menos oíale de lodos, el paso por el co.l de Mayans ó el de Tossas.

Siguiéndola cord, principal desde la montaña de Carrensac hacia levante, continua la cresta hicienüo una curva en dirección á España hasta el coll de Falgueras, en cuya distancia intermedia , se hallan los pasos del coll del Piègó y Vermandeil, saliendo estribos mas ó menos ásperos que» por la parte de España dividen las ve. líenles enlie los r. Presser y Ter , que se reúnen en Ripoll. Este ten euo es escabroso , y los caminos que de la frontera se dirigen á la v. de Bjgá , siguiendo sus orillas , ofrecen mil dificultades para el paso de caballerías , por la estrechez y desfiladeros que en ellos se encuentran. La misma aspereza de montes sigue el curso del Ter, dejando á su izquierda la sierra de San Antonio cerca de Camprodon , con descendencias rápidas á dicho r. hasta el coll de Canas, por medio del cual se uno al ramo de los Pirineos, que divide las aguas del 1er y Pluvia, dando nacimiento á una grande porción de r. y an o, os que se precipitan por terrcuo fragoso en este último. En este coll de Canas, sil. en el camino de Ripoll á Olut, principia la cprd. del Grau, y se prolonga por las inmediaciones del dicho Olot á Gerona por San Fehú de Pallerols dando nacimiento al Pluvia ; esta cord, ofrece una grande elevación , con faldas muy escarpadas al N., pero mas suaves y prolongadas hacia e’l 1er, al cual corre formando desde R’ípoll un arco de circulo, cuya mayor concavidad pasa por Roda y termina en Amer , donde concluye el ramo de de ella pasando por Nlra. Sra. del Far , y constitua endo el eslrecho que la separa del Montseny. Al mismo tiempo esta sierra sirve de lim. entre el anl. corregimiento de Yich, que deja al SO., y el de Gerona al NE. Pasando el camino mencionado donde acaba el Grau , corre la cord, mas baja entre el Pluvia y arroyos de Amer, Sellent y Llemaná.

El ramo principal al N. pasa por el_Coll de Caisielles, cerca de Sta. Pau, camino de Olot á Bañólas, y se estiende .• lo largo de la orilla der. del Pluvia, dejando á la opuesta ¡ Castell-follit, Besalú y otros. La cima mas alta de este ramo está al E. de Sta. Julia del Mont. Debajo de Rocacorba, como centro, se separa ó divide la corU. en muchas sierras de las que la mas alta y de menos estensíon se dirige á Pujarool. y bajando después con rapidez continúa por las mesillas que dividen las vertientes del Ter y del Huvia entre Esponella y Bañólas, Bascara y Gerona. La segunda sierr..

TOMO XIII.

irincipal, menos alta, pero mas sostenida, va dividiendo las guas del Ter de las del Terri ó r. de Bañólas, hasta el esrecho debajo de Sla. Julia de Ramis, en donde so separa sla de la dé San Miguel, que está á la orilla der. del Ter. La sierra de Costa-áspera, sil. al O. del coll de Costaoja, corre île N. á S., aislada al E. perlas gargantas y coll leí Costa-roja; al N. por el barranco de Re-sec y el coll de lasciins; al O por la cortadura que pasa el camino real de lañólas, y al S. poi un barranco muy hondu que la divide de u pequeña loma de Marroc ó Pedrerete, y del Puig-blaoco il. à retaguardia.

Al O. del camino de Bañólas á Gerona se halla la sierra escarpada de Montagut, que termina en la altura de Cabaiils, que la domina, y es punto muy interesante en la guerra , porque ademas de flanquear costa áspera y cerrar el canino de Bañólas á Gerona, cubre á Pont-mayor; ventajas odas en favor de esta plaza.

Ьз parlo del Pluvia comprendida entre Besalú y Bascara* ¡ene sus verlientes terminadas por las montañas de San Fenr riol y Serra den BritoalO., cuyas aguas recoge por medio del arroyo Juniel ; por las costas de Merlan, Serras de Guincberes y Serra de San Miguel de Serinya ; por el S. pur el llano de Úsay, la Ferrer, Serra de Espoñell;), E4epa, Puig de Bolaire, de Nemiirós, de Gallínés, de la Pallera y coll de Orriuls, recibiendo las aguas que descienden de estas alturas por medio de los arroyos de Puig de Espolia y Remirols y tórrenles de Paréis y Guarnes , desembocando este iltimo á la inmediación de Bascara; entre las cuales se halan las lomas de San Baudilio y Puig den Bataller Las des-‘ candencias al Ter por esta parió, son las lomas de la Creu de Villardel, á cuyo pie corre el r. Alterri. á quien se unea jor su der. el Matamos y por la izquierda el Garrumber, que lescendiendo de la de Terres, pasa por las inmediaciones de ^asa Prals de Fonl-cuberta, y entra en el Alterri cerca de las casas de Dalman de Soreales Entre el Garrumber y el Folgat corren las lomas de San Bartolomé , que dividen sus vertienlos, y á la orilla izquierda de esle último lo verifican otras que naciendo en la Serra de Eslepa y Pui.a de Bon-Ayre, siguen al Puig Caslelar, Sta. Calalina de Parens y Vilamari. Los puntus ventajosos de esta parle de terreno son l:i falda de ‘as montan is de San Fcrriols. por oponerse al paso del camino que viene de Ucsalú y forma en esla parle un desfiladero; y las alturas desde el arroyo Juniel hasta la confluencia del Cer con el Pluvia, por ser punios de observación que sostienen el desfiladero de Serinya. También es interesante la altura de Castell-Jc Telia, por estar próxima ul camino de Bañólas ; la falda de la sierra de San Miguel de Serinya y Sla. Martiirid, igualmente que el Puig de la Creu de Villardel y de la Bella casa, por dominar la vega de Aiter-‘ ri y camino real hasta Costa-roja. Del mismo modo lo son las alluras de Santings y Esponella, Puig den Selart y do, Carnedó, Serra de Llovert y de Orjans; pues terminando, casi al frente del I. de Espinavesa, proporcionan dominar todo el r. ; no ofreciendo menos ventajas el Puig den Casasnovas por dominar el vado de Orfans ; el de Medina de Pa-¡ reís, Puig den Bataller, lomas de San Biudilio, bosque de. Pallera y coll de Oriols, porque baten el camino de Bascara á Gerona. También es interesante la altura de San Esteban pora la defensa, tanto por su naturaleza como por su localidad.

No puede detallarse la topografía de rada uno de estos puntos sin estenderse excesivamente en esta clase de des-r cripciones, que harían larguísimo este trabaj’o, y solamente podemos describir en grande las diversas cora, que puede interesar conocer. Volvamos pues, á la descripción de la cord, que sirve de lím. entre las dos naciones, y tomándola desae el coll de Falgueras, donde la dejamos, debe saberse, que la cresla de los Pirineos en este punto, es la mas avanzada en nueslro terr., y vuelve á separarse siguiendo la dirección de NE. á SO. hasta el coll de Lly, cerca del Portell; hallándose en esla distancia el coll de Orts, de la Creu de Canonge, del Pía de la Creu, del Pía Jnbenal ele., quo dirigen á V’illarroia, San Lorenzo de Cerda y otros pueblos de. Francia inmediatos á la frontera, por caminos asperísimos. En esta estensíon hay otros muchos estribos de donde salen sierras ásperas y montuosas, que se ramifican entre una infinidad de г. у arroyos en todas direcciones. Entre estas se cuentan las sierras de Llorona y de Basägoda, que dividen las vertientes entre el Manol alE.; el Muga al N. y N12. ; el Pluvia al S., y el Llera al O. Igualmente el terr. entre el Muga y el r. de Masanet se compone de altas montabas que dividen las vertientes de estos dos г., sin que entre ellas se encuentren caminos que permitan el paso á las caballerías hacia la frontera; no pudiéndose atravesar la cord por esta parte sin apoderarse antes de San Lorenzo de Serüil en caso de incursión militar. Las vertientes á la carte del’s. de San Lorenzo de la Muga, es igualmeule terreno escabroso, por dundo corren diversos arroyos que van a desasnar al Manol, el cual bajando del coll de Sescré se precipita entre las sierras del lirau, Puig de las Barrancas v Sierra de Liado, al N. de la que so halla la de Indot, corriendo entre ellas el r. Villerjala, que desemboca en el dicho Hanoi En fin, todo el espacio comprendido entre el Мина por el N.. el Algas por el S., y higueras y camino real ciue va á Francia, es terreno muy quebrado y nada propio para espediciones militares, por los obstáculos que presentan los caminos aun para las gentes de á pie.

Al puerto de Portell o Pamsas sigue el de Pertus, entre los cuales se halla sil. el fuerte de Bellegaide, que domina el nmv cómodo y practicable camino paia toda cíase de carruaaes que va por esta parte. Este camino real está encajonado por las montañas sobre que está el fuerte y la de Alberá de tal modo, que no puede pasarse sin esponerse á Ms fùeeos • teniendo la circunstancia de no poder ser atacado por la parte de España por ninguno de sus Illancos. Al E de Bellegarde se prolongan los fírmeos hasta el Mediterráneo, no habiendo por esta parte mas paso que el del coll de Bañuls y el de Espolia, que facilitan la comunicación de este lado del Ampurdan con Francia; y aunque no permite el tránsito de carruages, pueden pasar caballerías. Tampoco permite carruages el coll de Porlell, pero con algunas reparaciones podría conducirse por él artillería, como lo verificó el señera! Ricardos en la guerra del U3. Ademas de estos tres pasos espresados, que son los principales por este lado hay otros que permiten atravesar los Pirineos.

Las montañas entre el coll de bauuls y el mar , son también escabrosas, y no dan paso mas que a las gentes de á ni« estando defendidas sus avenidas por puntos ventajosos v dé difícil acceso, como el coll de Baüuts, Puig de la Câlin, i coll de Suró etciudad Desde estas montañas se desprenden estr’ibos que ofrecen posiciones ventajosas á las tropas que defiendan estos pasos, y aunque en esta parle carecemos de descripciones topográficas, cual se necesitan para dar una idea exacta del terreno, nos limitaremos á decir cuanto nos proporcionan los escasoá materiales que tenemos a la vista.

Entre San Lorenzo de la Muga y la Junquera, se encuentran los interesantes puntos de la montana de la Magdalena, que defiende el paso del Muga por esta parte, igualmente que sus ásperas caidas al mismo por el N.; hallándose á su espalda las alturas delante de Lier, y las posiciones de’serra-Blanca, Serra-Mitchaua, Serra-Pujada y enírente de Pont de Molins; todas las cuales aparecen a la izquierda del camino real y plaza de Figueras. Igualmente entre el Aicardeíy el Llobregat, se encuentra el Mont-Uoig, las alturas de la Estrella, de Kabos y otras, de que se hizo tanto uso en la guerra de la república, principalmente en la campaña del 94.

Mas á rctuguardia , es decir, el terreno comprendido entre el Pluvia y Ter, hasta la desembocadura de estos r. en el mar, ofrece igualmente una segunda linea, que pasa por la venta del Orriols, camino de esle punto á Camaliera, alturas de Puig de Centinella, Ruges, Bug y Segalas, terminando en la montaña de Torroella de Muutgrl. Las alturas ventajosas por esta parte, son la loma de Calabuix y Puis de Foi tin, que es su continua-: iou, el cual bate por su izquierda ó parle de Bascara l-i orilla del г., y por su derecha los vados de Villajoan, descubriendo mucho terreno de la orilla opuesla ; y la Sierra de Puig de Vilans, porque descubre, enfila y dificulta el paso üe los vados que nay por esta parte. También se consideran ventajosas todas las alturas que baten el llano desde el Puig Malañel hasta el Ter, cuyas posiciones son favorecidas por las acequias que salen ikY mismo rí ¡¡ <•«<.

De las inmediaciones de la plaza de Gerona sale una cord, bastante considerable que sigue al SE. de la espresada plaza y pasa contiguo á Cassa de la Selva, formando varias caídas al r. Oña, hasta determinar á í leg. de la Bisbal, y en el mismo rumhó hacia Calonge , el coll do la Ganga, de que nacen el r. de este nombre y el Pierot. Desde este coll ó collado, sigue la cord, en la misma direccipa hasta San Juan de Palamós, en donde principia á disminuirse de altura , terminando en el mar con escarpados de bastante elevación.

De esta cord, salen dos ramales á la inmediación de Gerona ; el uno pasa por Nlra. Sra. de los Angeles, cuyas vertientes por el NE. caen al Ter , y al Oña por el SO. y O., concluyendo en la loma de la izquierda de la Bisbal; el’otro cruza por Cassá de la Selva y concluye en Fanais y Puig Yalente, cerca de Palamós, formando uno de los lados del valle de Aro. De esta sale un estribo que con otro que nace en el coll de la Ganga , constituyen al NE. de Calonge un valle muy estrecho, por donde corre un arroyo que desagua en el Pierot. En fin, esta cord, principal delante de Gerona atraviesa la Cataluña en dirección al Monseny, Congost y Monserrat, siguiendo desde aquí al Bruc, Brugañá, Vallespinosa, Cabra , Lilla, Riva, Prada, Monsant v ta Figuera , y concluye en el pas del Ases en el Ebro. En toda esta ostensión solo se halla la cortadura de Monserrat, paso del Llobregat, del Vallespinosa por el Gaya; en la Riva por el Francoli y en la Figuera por el preciso paso del rMonsant.

Ríos Y Arrotos. La gran cord, de los Pirineos orientales da nacimiento á una multitud de r. que siguiendo su curso precipitado por los barrancos y valles de aquéllas altas montañas y terrenos desiguales, hasta que encuentran con las vertientes de otros puntos y van reuniéndose las aguas á las cajas mas profundas que forman los principales г., los cuales las conducen al mar, desagüe final do todos ; cuya ley natural está muy marcada en los Pirineos, tanto en’la parte española como en la francesa. Pero conlrayéndonos á la de nuestro objeto, pueden considerarse en «¡ los r. principales , que son, empezando por el O., el Noguera Rivagorzana, Noquera Pallaresa, Seijre , Llobregat, Ter, Pluvia y Muga ; de los cuales 4 solo no pierden su nombre hasta el mar, y son el Llobregat, el Ter, el Pluvia y el Muga. De todos ellos y demás que afluyen á ellos, nos ocupamos en sus respectivos art., donde puede verse su descripción.

Caminos. Los principales caminos carreteros, que atravesando los Pirineos orientales facilitan la comunicación entre España y Francia, son; el que desde Perpiñan, pasando por el coll de Pertús, se introduce en el Ampurdan, v ej que desde Mqnt-Luis, pasando por Llivia se dirige á la ¿erdaña, y siguiendo el curso del Segre va á la Seo de Urgel. Los demás, que partiendo de Gerona como centro se dirigen á la frontera por aquella parte del Ampurdan ; y los que dirigen por la Cerdana, valle de Aran, Andorra y demás á Francia, son, bien carreteros ó bien peoniles, según queda indicado en la descrip. de la cordillera

fortificaciones. Seremos sumamente lacónicos en esta parte ; solo mencionaremos las plazas fuertes y demás pun • tos^fortificados, por sus nombres , como son : Seo de Urgel y Castell Ciudad ; San Fernando de Pigueras ; Rosas; Gerona con sus fuertes del Condestable, Reina Ana y Capuchinos, y Berga con su cast; pues Lérida. Hostalrwh, Cardona. Castell-teon y el cast, de Camprodon, se hallan ya fuera de la faja que es objeto de nuestra descripción.

Ademas de las plazas que acabamos de mencionar , hubo antiguamente en la froBtep» de Cataluña con Francia un gran número de cast, y punte- fortificados, de los cuales unos se hallan enteramente destituidos, sin que quede de ellos mas nolicia que la de haber existido; y de otros solo se conservan restos: ellos son, Castell Valencia, cast, de Aristol, de Bar, de Montella, de Beloer. Castelt-Roig, CastellCabrera, Castell-Follit y cast, de Caramansol. _ Otros muchos cast, ó pequeñas fort, ha habido en Cataluña , correspondientes á la frontera de Francia, ó limites de los pequeños estados en que estuvo antiguamente dividido aquel terr., y cuyas localidades pertenecen á la faja del Pirineo que llevamos descrito, viéndose por ello que loa mas han sido demolidos por los franceses con el objeto de hallar menos oposición 6 resistencia en sus movimientos y correrías en tiempo de guerra ; siendo evidente que su interés ha sido y será siempre el que nuestras provincia fronterizas estén abiertas á sus armas, asi como el nuestro parece debería ser el de aumentar obstáculos estables, que hiciesen intransitable el paso de los Pirineos. Las continuas demoliciones que han hecho de nuestros cast, y fuertes de la frontera y aun del interior, aprovechando las ocasiones que les ha proporcionado la guerra, manifiestan claramente esta verdad.

Seria pues estenderse demasiado, dar una noticia detallada de los cast., pueblos cerrados, casas fuertes y demás puestos fortificados que se destruyeron antes y después de la guerra de Sucesión ; y aunque la demolición de algunas de estas fortificacioaes del interior de Cataluña podia aca.->o ser absolutamente necesaria en aquella época, de ningún modo podia ser conveniente se estendiese á los puntos mas inmediatos á la frontera, como el cast, de Dorris, el de Roca-Bruna , de Sala, Benda y Madiña, y torres de la Cervellera, Caramansol y fortificación de la v. de üarriguela, con otra porción que seria prolijo enumerar. De este modo, nuestra frontera., que por esta parte estaba sembrada de obstáculos difíciles de vencer, quedó enteramente abandonada.

esta parte de la frontera, proporcionen oponerse can ventaja a la entrada de los enemigos, obligándolos á perder tiempo y gente en el ataque de ellos.

Hemos recurrido ya la vasta cord, de los Pirineos desde el Océano al Mediterráneo ; pero lo hemos hecho solamente en k> respectivo á la topografía del terreno, pues solo como por incidencia hemos tocado alguno de los tres reinos vegetal , mineral y zoológico. Razón será por lo tanto que demos una pincelada sobre estas diferentes materias , tan ligadas être si, á pesar de su heterogeneidad ; siu olvidarnos de las muchas y diferentes aguas medicinales que salen de las entrañas de esle coloso, si bien en esto nos concretaremos solamente á las mas dignas de mencionarse.

Producciones. Â medida que los metéoros ejercen su influencia en la superficie de los Pirineos, cúbrese esta de una capa de tierra, de la cual se apodera la vejetacion : las semillas de las primeras plantas aumentan sucesivamente su espesor, y la hacen mas fértil y productiva , preservándola de la intemperie de las estaciones, y fructificando de esle modo la» semillas que los vientos ó los pájaros han depositado ед aquel suelo. Asi es como la naturaleza cubre con una capa de verdura y corona de bosques todas las montañas, á escepcioi) de los picos y de las cimas mas elevadas, en duade reina uu eterno invierno. Pero los hombres no han respetado la obra de la naturaleza, ni se han contentado coa cultivar el fondo de los valles que aquella destinó á producir su alimento : después de introducir el arado en las praderas que cubren las vertientes vecinas, han estendido su cultivo á los campos superiores, destruyendo bosques para sustituirlos con tierras de labor.

Los pastos para el ganado son un manantial de riqueza, siempre que las praderas se encuentran en tal relación con aqueljos terrenos, que puedan abastecer de pasto durante el invierno y una parte de la primavera, á los ganados que en las demás estaciones se han apacentado en las montañas. Todo sistema que tienda á romper este equilibrio, es por lo regular vicioso, y he aqui por que se adopta generalmente en los Pirineos.

Respecto de las viñas, sabido es que los vinos del Hoseuon de Beam y de algunas otras partes de la baja Navarra adquieren en envejeciendo una cualidad que les hace ser may estimados. Pero cuanto mas próxima se halla la viña á la parte meridional, mas se percibe en el sabor de la uva el frío de la atmósfera y la humedad del suelo. A pesar de esto se encuentran viñedos hasta en las inmediaciones de los pueblos тая elevados de las montañas , sacando los hab. un Tino muy flojo que reservan para los trabajadores Si и tiene generalmente por cosa cierta que el número

y la calidad de los ganados con que cuenta un pais, es el barómetro de la inteligencia de sus cultivadores, esta verdad es incontrastable en ios Pirineos •. las tierras ligeras de las montañas tienen necesidad mas que otra alguna de frecuentes estercolados; y Ja duración 6 intensidad de los fríos obligan á los montañeses á un gran consumo de tanas para sus vestidos : de aqui el que te educación de los ganados debe considerarse como la parte mas importante de la economía rural: pero su número no es tan considerable como pudiera, si el labrador conociendo mejor sus intereses acórtasela estension do sus campos y aumentase la desús praderas. El número de cabecera de «añado vacuno en los Pirineos franceses se eleva á una décima parte del lanar; y las vacas apenas’ dan 2 ó 3 azumbres de leche diarias, al pasa que las de Flandes y Normandia dan 3 ó t veces mas.

Ya se podra inferir por lo dicho, que la principal prod, de/ reino vegetal es la de los pastos, siendo mucho menores la de cereales, legumbres, frutas y caldos. Sin embaído á aquella hay que añadir otra no menos útil y ventajosa «cual es la de maderas de construcción , riqueza incomparable y que bastaría ella sola de por si á sacarnos en gran parte de la postración en que yacemos.

El haya, el pino silvestre, el abeto, el fresno, el álamo blanco, el tilo y las demás corpulentas columnas de Sua selvas, especialmente en la parte del alto Pirineo español no es decidle lo que dispone el ánimo del observador, por su magostad y agradable perspectiva. Los bosques dcf Pirineo forman exactamente la zona de sus faldas, y desde la linea que la naturaleza ha marcado para otra vejetacion menos fuerte, no se encuentra un arbusto siquiera; en lo general sucede esto subiendo hacia lascimas. Un bosque allí es un vasto templo, un magcstuoso vestíbulo, por donde se entra á adorur al sabio criador de tales moles. Nada falta en ellos para llenar el ánimo y la imaginación del filósofo. La abundancia y magnitud de aquellos árboles hace muchos siglos que es objeto también de especulación. Bien públicos son los elo»ios que desde los mas remotos tiempos *e han hecho de la°sanidad y robustez de los enormes abetos y pinos del Pirineode su escelencia para toda clase de construcciones; de su casi incorruplibilidad bajó todos climas, y de las ventajas, de la mayor duración en los mares, que llevan estos palos á los de Suecia , Rusia y otros paises def N. Ni se crea tan difícil sacarlos de la escabrosidad del Pirineo : la naturaleza misma está manifestando que tanta muchedumbre de erguidos árboles, no es necesaria para el ornato de las montañas, y asi ha indicado ella misma y allanado los conductos por donde pueden ser conducidos á paises remotos. Cada valle hemos visto que tiene su r., y cada r. sus épocas do avenidas. De estas la mas permanente es la del derretimiento de las nieves, desde abril hasta agosto. Entonces se ven las principales corrientes de la cord, cubiertas de maderos en forma de balsas ó almadias como allí se llaman de 6 en 6, de 1 i en 1 î, de ’20 en 20 y aun mas, según el diámentroy la largura de los palos,» según su peso, y se»un también la localidad, amplitud, corriente y abundanciade aguas ; y descender rápidamente á Tortosa y al Mediterráneo , conducidas cada una por 2 ó 3 hombres, los cuales mas de una vez ponen su serenidad á prueba en tan singular navegación. Generalmente los maderos que se bajan э! *kbro tienen sus medidas ya conocidas (no hablamos de los destinados á la arboladura hidráulica, porque á estos se da la que se pide, y se dirigen por separado). Unos son de 20 cuartas y 4/2 de diámetro, otros de Î4 y el correspondiente grueso, otros de 30, 40, 60 y hasta de 80. Por lo regular toda esta madera espino. Los palos de navio son husta de 150 pies algunos, y aun para esto no se entienda que se escogen los árboles mas grandes, sino aquellos que auna enfiladura recta reúnen su lozana juventud. Tanto unos como otros bajan ya muy bien labrados de las montañas. En la parte correspondiente á la provincia de Gerona. debe agregarso a la prod, de maderas y pastos, general en toda la cora., la. particular y no menos aprecíame del corcho, que viene á constituir uno de los principales ramos de su riqueza.

De la parte botánica solo podremos decir, que en el lado meridional poseemos todas las plantas, yerbas y lluros uuu se crian en los montes de Europa, desde los helados de laNoruega hasta los cálidos de Sierra-Morena. La esposicion al sol y las frígidísimas sinuosidades que tiene, le dan todos los temperamentos y todos los climas.

El ramo mineral no es menés difuso y abundante. Se encuentra amianto, raras y muchas estalactitas, amatista de buena calidad, mucha concha y testaceofósil con otras petrificaciones y rarezas, indicaciones y venas de oro, plata, sobre , hierro, plomo, azufre, carbón de piedra, cristales de roca, cobalto y otras sustancias minerales no buscadas de intento, sino encontradas por la casualidad De aquí podrá inferirse lo que probablemente descubrirían los mineralogistas que pasasen á aquellas montañas á investigar con detención. El Pirineo está convidando con inlerés, y no es diíicil llegue el dia en que acabemos de convencernos mas palpablemente , de que poseemos en nuestro suelo todos los ele-Tienios de nuestra prosperidad, sin necesidad de mendigarlos fuera.

No ¡niere-a menos la zoología de aquellas montañas. La escabrosidad de eilas, su dilatación, la inaccesibilidad de la mayor parte, su frescura y la diversidad de una vegetación, que proporciona la subsistencia y abrigo del fiero reino anim.il, son todos medios poderosos para que en ellas estacione y crie una grandísima porción cié especies, y se inautengan»las demás todo el año, aun en el invierno. Desde el o?o entre los cuadrúpedos, hasta el arminio hermoso, se cuenta una larga sene de ellos, que ya por sus pieles , ya por sus carnes, ya por sus singulares instintos, me.ecen un examen detenido, bien se consideren como interesantes á nuestra economía y comercio. bien como objetos particulares de la historia natural. El oso puede reputarse con razón, por el monarca de nuestras selvas. Se crian bastantes y de gran magnitud; su cacería es siempre peligrosa. Duermen con efecto , ó al menos pasan muy retirados en la» cabernas los cuatro meses de riguroso invierno, y cuando ya el bochorno empieza á derretir las nieves en la primavera, salen de sus guaridas, y lánguidos y estcauados como están de una larga abstinencia, se dirigen por un impulso natural hacia los sitios de majada, donde el calor del esliércol ha conservado algunos insectos, levanlan como pueden las piedras movedizas, aplican la lengua á la escavacion, y pegándose á ella las hormigas, las eu0ullen y trasladan á su^ fríos estómagos. Este alimento que la próvida naturaleza les preservó en la época de bs velos , es de mucho sustento, sin dejar de ser abundante. Eu breve pone á estas lieras en estado de poder masticar las raices y yerbecillas, y de adquirir fuerzas, no tardando en presentarse con dignidad y amenazar al que quiera inquieta, les en sus madrigueras , hasta que llegado otra vez el tiempo delirio y de las nieves, desaparecen y se sepultan en Us cuevas. Enlielanto nose crea, como ¡ilg’unos han supuesto, que s>! mantienen de destrozos : no ion los mas los que ;.e alimentan de ganado; á escepcíon de uno que otro qui! llega á cebarse en edos, los demus son herbiboros ó fructívoros, á no ser que .-.e hallen heridos y respiren venganza, en cuyo caso son terribles. La cabra montés y el ligero sarrio, son también dignos de atención: las primeras habitan por lo regular en el seno de los bosques, y los segundos en lo mas elevado de los montes. Aquellas acostumbran á pacer diseminadas, y son muy corpuientas; estos se ven en cuadrillas de 20 , 30, 100 ó mas, bajo la dirección de un gamo viejo, que los avisa con un silvido eu los peligros: entonces se apiñan Indos los del rebaño en un momento, y tomándola delantera su guia, los conduce como el viento á oíros pastos nías seguios: sobre lodo tienen un olfato muy fino y mucha lígcrez.) para salvar medio volando los precipicios. El lineo, el jabalí, el lobo y otros animales dañinos , son también bastante comunes , asi como las ardil’as, martas, comadrejas, anuimos y «Iros que seria largo enumerar, si bien no hay conejos. La altanera águila que domina los picachos, es allí muy temible; mas de una vez esparce el terror entre los sarrios y ganados que se hallan paciendo en el borde de los abismos. Las hay de diversas especies, pero todas muy boraces. Se encuentran pabos silvestres, perdices blancas, y mil géneros de pájaros, indígenas, cubriendo á las veces el sol la infinidad de ellos quedan á pasar el veraneen los bosques, al dar la señalen otoño para emigrar á los ¡jai-es cálidos.

Aguas MisebÁles. Habiéndose tratado de las prod, naturales, preciso será también hablar de las aguas minerales. Las que mas abundan en la cadena sept., sou las sulfurosas, con

virtudes medicinales incontestables: en particular empleadas esteriormenle obran de un modo directo sobre el sistema cutáneo, y por absorción y simpatía sobre las partes internes. Los sitios donde se hallan estas aguas, en la parte francesa , no «on frecuentados tan solo por las personas que iralan de recobrar su salud , pues por lo común son el punto de reunion de las gentes de tono, que procuran variar de placeres, de curiosos aficionados á trepar por las mon’ aña s y de ociosos jugadores y aventureros. Este heterogéneo concurso se compone de cerca de la,000 , y á veces mas personas de todas edades y países.

Seria sumamente prolijo formar una descripción detallada, de cada uno de lus manantiales que ее encuentran en esta eslensa cordillera, cuyas virtudes son , ó pueden ser aplicables á la medicina: baste decir, que el Pirineo respira vida y salud por du quiera, ya por los diversos é infinitos manantiales que le recorren impregnados de sustancias minerales, ya por la pureza de la almocera, ya también por la sanidad de los alimentos. Sin embargo, debí! consignarse que el Alta Pirineo, lleva hasta en esto un¡i gran ventaja al resto de la caden-i, si bien es verdad nue los principales establecimientos su hallan en la parle de Francia. Bigneres de Bigorre , Uagneres de buchón, Baregges, Snl. Sauveur, ó San Salvador, Cauterclz, Eaux Chaudes, ó Aguas-calientes, Eaux bonnes, ó Aguas-buenas, y Ussat, Rennes y Ax al E. de buchón, forman lodos un catalogo, que dan mucho honor á aquel pais y contribuyen i su celebridad ; no menos que á nuestra España los de Isaba. Aribe, Panticosa, Tiermas, Benasque, Les, Arties, Tredos, Caldas, Caídeías, y otra porción que dejamos de enumerar, y cuyas descripciones se hallan en esla obra con artículos especiales.

Pero concret in Joños tan silo á Bagneres de Bigorre ó sea Ba fieras de Bigorra, diremos , que es el pueblo mas felizmente siluado, no sol» entre los referidos, sino entre todos los de Francia en que hay aguas minerales. Vichy , Digne yBalaruc, están nvjy lejos de poseer sus hermosos sitios , que tan poderosamente proporcionan á bs enfermos distracciones lan necesarias á la salud. Lejos de afligirse mas el paciente en este punto, no hay otro alguno quiza en toda Europa que le ofrezca tanta diversión. ¿Y cómo no hn de sar asi, cuando al privilegio de una mimosa posición, so añade la circunstancia de ser el cu irlel general en verano do lodos los opulentos que se desparraman por el Pirineo, los cuales llevaii siempre Iras de su oro, las comodidades, ei recreo y aun el refinamiento de los placeres? La fundada esperanza de recobrar la salu I en unos, la necesidad de desahogarse de negocios en otros, y el espíritu de especulación ó du curiosidad en muchas, airee todos los años á solo Bjgnercs de B’gorre. un gen jo inmenso, de todos países, enlre los qje se suelen dislinguirse lo-s ingleses Los alrededores de la v. facililan tod os los ejercicios y medios necesarios a la distracción, y hasta los mismos médicos saben conlribuir de manera admirable á este objeto. Los magníficos paseos Bourbon y Camino (te la Salud , son los sitios de moda, y de consiguiente muy concurridos. El gabinete literario de Mr. Jalón es otro «objeto de pasatiempo para los aficionados, los cuales encuentran medios en él para evadirse de la engorrosa etiqueta del gran munilo. Allí se hallan dibujos magníficos, relativos al Pirineo ; de modo que puede formarse uua idea de ludo él con so!o recorrerlos con la vista ; pues abrazan todos los puntos mas dignos de verse . desde los enciudadanla.lores valles de. Bagi:eres y de Campan, hasta las heladas cabezas del Vignemale. También se encuentran en este gabinete cuantas obras se han escrito sobre el Pirineo, y muchísimas de sus producciones naturales.

El establecimiento llamado Frascatti, es igualmente digno da mencionarse, pues en él hay un bonito teatro , care, biblioteca, varios juegos, papeles públicos y otros medios de recreo é instrucción. Este es por lo regular el puntodonde los concurrentes á los baños estrechan sus relaciones , según el carácter y hábitos de cada cual.

Entre lo.las Us fuentes medicinales de Bjgneres y de sus contornos, il son muy acreditadas, formando cada una su. establecimiento: muchos de ellos tienen sus jardines que sirven de recreo,

Industria т Comercio. Viniendo ahora á la parte industrial, veremos; que en muchos pueblos de la falda meridional se dedican à la récria de caballerías, que compran en Francia y venden en las ferias de España. En el departamento de los bajos Pirineos se fabrica una gran cantidad de telas y de pañuelos, conocidas en el comercio bajo el nombre de pañuelos de Bearne. Aunqnc estas telas no tienen el gusto ni la finura de las de Holanda , sou muy fuertes. La parte de Cataluña es la en que mas abundan los tejidos, aunque en la mayoría de los pueblos del todo de la cord, hay telares caseros en mas ó menos número; llamando la atención la fáb. de Llivia, que lame el terr. francés, donde se elaboran lelas de algodón de mucho mérito, que uusolros husmos hemos examinado, viendo al propio tiempo el movimiento del algodón en rama y el manufacturado , á fia de cerciorarnos, que alli se elaboran las telas que llevan su nombre y su sello. Por lo demás, los hab. de los Pirineos son naturalmente activos é industriosos para adquirirse lo necesario á su sustento, si bien una gran parte se lo proporciona de una manera nada legal, por medio del contrabando. Suele decirse que la ind. es hija de la necesidad, pero nunca es tan verdadero este refrán, como cuando se trata de adquirirse las cosas que mas necesarias son al hombre.

En las buenas estaciones, que son aquellas en que las lluvias son abundantes, Aragon y la alta Navarra producen bastantes granos para el sosten de sus hab. y aun para estraer; pero cuando esta última no presenta recursos, Guipúzcoa los encuentra en Castilla la Vieja.

Generalmente los pueblos de la parte española verifican su comercio mutuo con los de Francia, bien en pastos, bien *n ganados ó en otros art. primarios por medio de tratados 6 pactos.

Respecto á los 6 deparlamentos franceses que se entienden desde Bayona á Perpiñan, rara vez la provisión de granos les ocasiona inquietudes, porque las llanuras sup’en inficientemente lo escaso de las cosechas en los países montuosos, y porque la Gascuña provee á todos estos de los granos que puedan necesitar en cambio de los hierros, latas, madera y demás art. de manufactura que ellos producen. Los sanados son el objeto principal de las esportaciones de dichos departamentos, en cambio de los cuales el •Но Araeon , Navarra y las Provincias Vascongadas les entian sus lanas , caldos y hierros, ya en rama , ya manufacturados.

Concluimos manifestando el número de aduinas que hav «n la

Prov. fronterizas. I.1 clase 2.a Total.

Guipúzcoa.. . . \ » 4

Navarra 2 i 6

Haya de Francia. Huesca o 5 14 32

Lérida 2 4 6

Gerona 2 6 8

El nombre de los pueblos en que se hallan situado, poniendo las de 1.» clase con letra cttr»ít;o y las de 2.« con redonda, es como sigue =

Guipúzcoa Irun.

Navarra j ^ax ,Honcesvalles, Echalár, Eugui,

1 Isaba y Valcarcarlos.
Ansó Benasqtte , Con/Vane , Salient,

Huesca Sirena, Torla, Araguesdel Puerto, Biel

sa, Fago, Panticosa y Plan. I,;.: j, i Bosost, Esterri de Aneo ó flaneo, Belvcr,

•’• I Salardú, Seo de Urgel y Tirvia.

< Junquera (laj, Puiycerdá, Besalú, Cam! prodon, Llivia, Olot, Rivas y S. Lorenzo ‘ de la Muga.

El pormenor sobre este punto podrá verse en los art. de los mencionados pueblos.

Historia. Como es considerable el objeto de este art. en sentido puramente geográfico, lo es también en todos los conceptos históricos. Puede empezarse su estudio hasta examinando en él el curso délas edades; pues también ofrece al observador los grandes cataclismos , ora generales, ora parciales del globo, cuyas memorias cuando la geología estaba en mayor atraso, existía solo en la razón de las la

Gerona.,

bulas, con que habían sido engalanadas, al cruzar los tiempos milicos. Desentrañándolas, no solo por pagar el debido tributo de respeto á la antigüedad, como dice eí elegante Livio,sino para entresacar verdades de un grande interesa la historia, como lo hicieron Herodoto, Josefo, Varron,f especialmente Dionisio de Halicarnaso, se descubren loa preciosos restos de otra edad moral del mundo, restos, que hasta llegar á época en nivel con la en que fueron creados, no podían ser conocidos; y que nos descubren la mas sólida base para la historia, siendo verdaderamente su razón física. Hubo un gran filósofo que dijo : «no aprender el hombre nada sino por la esperiencia» -. poco aumentaríamos ya sobre aquel notable concepto, atribuyendo á una acción , Í una ley tópica los adelantos humanos. En aquella idea se convenció de la verdad del diluvio, que antes le mandaba creer un testo sagrado. Es cierto, que, como en este texto» aparece en el Eda, y que, como nosotros teñamos un Noér los caldeos tuvieron un Xisurus ; los indios un Vichnou, Io9 chinos un Peirum; es cierto que un Bclgemer condujo igualmente derla barca conservadora del genero humano en el norte de la tierra, y que, para los egipcios, Mercurio aseguró los principios de las ciencias en columnas contra el impulso de las olas ; es cierto que esta idea universal, esplicdda ademas en la efusión de las aguas, que era la base de todas las fiestas antiguas, es una prueba irrecusable de aquel cataclismo; mas por fuerte que sea este resultado moral, que de él nos quedara, no iguala al físico que nos patentizan las cumbres de que actualmente nes ocupamos. Recorriendo la gran mole de los Pirineos hasta cabe determinar los varios giros que lomaran las aguasalformaraquel nimenso acinamiento en unas partesy aquellas profundas cortaduras en otras : junto á los colosales peñascos, y en ello» mismos se halla la eterna huella de las olas. ¿Seria resultado de alguno de los diluvios parciales, como los de Ogiqes y Deucalion ? Baste atribuir á estos, efectos de causas locales , la alteración de la faz de nuestras costas, como hemos espueslo en otros varios artículos, particularmente en los de Ahila (monte), y Gibraltar (estrecho). La acción que alteró la faz del globo, según se observa en el vasto sistema pirenaico, no pudo menos de ser universal. ¿ Se dirá contra esta idea, que existe otra negativa ? Espresion de un pirronismo producido no por los trabajos geológicos necesarios para crear una convicción ilustrada; no por el estudio de las antigüedadesque recomienda cuando menos el respeto debido á tantos hombres eminentes que se han ocupado) en ellas ; no por una razón física también debidamente ilustrada ; sino por cuanto es sencillo orillar lo qUe no se comprende ; ó por cuanto adula á ciertos caracteres, presentar ideas nuevas mayormente cuando contradicen lo mas recibido. Una causa local pudo dar y dio repetidas veces cataclismos parciales al mundo : el rompimiento del istmo que uniera las penínsulas ibérica y africana, hizo que se derramasen las aguas del Océano en el mar interno, dando á las olas cierto número de estadios de las costas cuyo número vemos puntualizado en los geógrafos mayores. Desde que se vio la analogía que las afecciones del grande Océano guardan con el curso diurno de la luna, y se descubrió en ellas una acción astronómica, sin necesidad de entrar en la cuestión de cual sea esta, debió tenerse ya por un problertia muy sencillo determinar la acción que podía enrarecer aquellas aguas bastantemente para derramarlas sobre toda la faz de la tierra. En la gran cordillera Galibérica que nos ocupa, siendo una parte del vasto sistema pirenaico, pueden admirarse los terribles sacudimientos de una catástrofe semejante, que después de acatar debidamente la espresión sagrada, y en oposición á cierta crítica moderna, que la pretendido) desentenderse de ella, juzgándose autorizada para esto pop razones físicas, puede esplicarse por el perihelio de algún astro , cuyas tardas revoluciones marcan las grandes edades de los menores, sobre que, en su curso, vau ejerciendo su acción terrible. Si se reconoce esta acción , el tránsito del diluvio á la conflagración que supone la mitología ocurrida cuando el joven Faetón quiso imprudentemente conducirlos caballos del sol, y asustados estos per la vista del escorpión se precipitaron, y el mundo fue convertido en pabesas, no es otra cosa que el paso de menos amas, du ya negativa seria paramente voluntaria , contra un principio concedido, contra una tradiccion universal semejante á la del diluvio, y contra las sorprendentes observaciones de la ciencia geológica.

¿Conocerían ye tes antiguos los restos de esta combustión que presentan los Pirineos, y por ello fes darían los griegos este nombre? Pur-#n«os es tanto como decir montes encendidos. No dejaba de convenirles en este concepto, y por ello afirmó Platón les fue dado. Aunque Posidonio, espresando con entusiasmo las riquezas de los turdHanos, dijo, que debajo de su tierra no estaban los infiernos, sino Plutd el Dios do la riqueza, y que habiéndose incendiado sus montes y selvas esta tierra arrojó á la superficie una lava de metales preciosos, esta es la idea que se tuvo de los Pirineos, como se lee en el mismo Platón. Ahora, si esta idea fue la denominante de los Pirineos, que para los antiguos eran todos los montes de la Iberia, dilatada desde el Ыго (el Danuvio hasta Cades (Cádiz\ ó fue otra, no es posible determinarlo. También pudieron llamarlos montes encendidos, viendo que en efecto parecen estarlo cuando el sol se traspone á elfos cayendo á su ocaso, cuando los rayos de la luz, quebrados por una atmósfera careada, ofrecen el horizonte enrojecido y acrecen el disco del sol, de donde tuvieron motivo para decir que era tantas veces mayor cuando descendía á descansar en el mar eslerno , sobre» el que se creía en aquel tiempo se apoyaba el mundo. La fábula del famoso incendio de los Pirineos, y los raudales de oro y plata que se dice corrieron en aquella ocasión por la superficie de estos montes, puede esplirar ambas razones filosóficas y la riqueza de estos montes en dichos metales. Todas las fábulas encierran razones semejantes para las ciencias. La que presenta á la ninfa Pirene enamorada de Hércules y desesperada cuatidola abandonó este, conserva una razón geográfica y otra histórica , cualquiera que sea el Hércules á qun se refiera , y ambas alusivas a estos montes. Si al Hércules primitivo o físico, que es el sol, este, después de haber dejado las columnas (Cnlpe y Ahila) la abandona á las tinieblas, debiendo entenderse en ella la región Pirénea, esto es, la región separada por el cstenso muro de granito que nos ocilpa : esta región de que se dio asi una idea tan aventajada como estableciendo en ella el imperio de Pluto y la mansión de los bienaventurados, pues se la presentó como amada del que había recorrido el mundo. Si hace al Hércules primitivo histórico, que siguió las huellas del físico , es la espresioB de todas las memorias de esto Hércules , que lo presentan conduciendo la población de Oriente á Occidente, tramontando los Pirineos y dejando la Peninsula ibérica para ir á buscar la Saturnia, esto es, la escondida, la Italia. Con relación á este grande acontecimiento se hace andar á Tabal (Bal era el nombre que los caldeos daban al sol) edificando pobi. por toda la España y en los Pirineos, especialmente los encarecedores del dialecto vascongado, que atribuyen su origen á aquellos mismos pobladores.

Por razón contrapuesta hubieron de llamar mas tardo la atención de la Península los Pirineos-, si antes la ninfa Pirene había derramado sus lágrimas porque Hércules se traspusiese A ellos, bien pronto ntibo de llorar la aparición, en las cañadas de los mismos, de las tribus nómades de aquellos países, cuya naturaleza parece ser ingrata á sus hijos, y que no obstante es el ibón de las mas terribles invasiones,»cuyo orden casi periódico, observado por el célebre Montesquieu, te sirvió para amenazar á las sociedades modernas con el desbordamiento de la laguna Mentis. Por mas que en la fecunda imaginación del critico Masdeu cupiese el pensamiento, de que los celtas eran oriundos de esta parte del Pirineo, y pasaron á establecerse en la opuesta, con el único objeto de rechazar la idea de los franceses que, menos razonadamente aun, pretenden dárnoslos por pobladores , es preciso convenir rn quo e-¡los, tramontando los Pirineos, asaltaron en sus establecimientos á los iberos y se mezclaron con ellos en repetidas invasiones, hasta que llegaron á producir 1я nación celtibera. De tan antiguo ha existido la razón que debe hacer considerar á los cispirenáicos la importancia militar de este insaltable murar, si en él se opone resistencia : por no haberlo verificado, de tan antiguo han Sufrido los españoles que las invasiones ultrapirenaicas hayan venido á trabajar el pais, á alterar sus usos y costumbres, sus leyes políticas y religiosas. Los romanos, después qpe vieron tramontar este mismo muro al formidable ejército de Anfbal, que marchaba sobre su ciudad, cuando trajeron

sus legiones á España, encontraron dividida su población central en dos grandes moles, do las cuales una era está recibida de la parte ultrapirenaica. Grande seria el trastorno de los pacíficos iberos cuando la vieron descender de esta cumbres y establecerse entre ellos, bebiendo la sangre del primer cautivo en el bárbaro culto del Dios Theiit, y considerando por su mejor alimento la leche v sangre de las yeguas; pero al fin la barbarie de estos cedió á ^a ilustración de aquellos, y pararon ch formar pronto un solo pueblo, pudiemlo decirse con toda propiedad, que los conquistadores del Norte fueron conquistados por la ilustración de este país: en naila alteraron su constitución social. No sucedió asi cuando sufrió este muro el asalto que arrebató la España al imperio romano : los cuxkanis ó escandunas, generalmente llamados rascones, déla ralea ibera primitiva , que en las invasiones mas antiguas no habían hecho mas que orillarse, cuando por las cañadas de sus dominios veian derraniarse sobre España aquellos bárbaros , en esta ocasión habían adquirido ya la unidad de que antes carecían, necesaria para la resistencia; la habían recibido del gobierno romano, y estas montañas fueron teatro de los mas recios combates antes de ser dominadas por los destructores de Roma.

El pueblo godo era el pueblo de las montañas, como el euskaro; asi pudo dominar estas , y nacer que no limitasen su poderío, que se estendió por una y otra parte del Pirineo. No obstante, esto fue siempre con gran trabajo: la guerra de los vasconcs inauguró numerosos reinados, pues apoyado el espíritu libre de este pueblo en sus riscos y ventisqueros, no perdonaba ocasión de cstremar sus esfuerzos contra la preponderancia goda : la cspedicion de Wamba contra Paulo que contando con la Septimania y las ventajas que le ofrececia este gran muro, pensó desentenderse de Toledo, cuya acción no podía menos de debilitarse al tramontar tan encumbradas crestas llamadas en otro tiempo Alpes por Livio, ha sido comparada por un ilustre literato moderno, con la famosa cspedicion de Anibal : ambas expediciones son en efecto muy interesantes , con especialidad para los estudios militares.»Los musulmanes destructores de la monarquía goda, dueños de las fértiles llanuras de la Peninsula, se cuidaron poco de estas escabrosidades, y confinando , digasmolo así, hacía ellas aquellas valientes tribus del Magreo, de quienes había sido en verdad la conquista , acaudilladas por Tharek , facilitaron á los indígenas la ocasión, no solo de erigirse independientes , sino de lanzarse á la guerra cíe conquista. Las montañas son el santuario de la libertad de las naciones: la libertad española, fuerte,en estas, en aquella época ; dueña del origen de los rios , invadió como estos las llanuras hasta dar con el dominio islamita en los mares. En aquella terrible lucha, estos riscos fueron repelidas veces enrojecidos con sangre. Mientras que sus naturales y los españoles que á ellas se habían acogido , huyendo de la esclavitud de las llanuras, organizaban su independencia y la conquista, numerosos ejércitos musulmanes y francos tramontaron en orden contrapuesto oslas cumbres ; atentando todos contra la independencia que en ella aparecía , y por lo mas, era momentáneamente doblegada. Pero asi aquellos ejércitos que las crónicas arábigas dicen con su estilo enfático é hiperbólico eran tan numerosos como las arenas del mar y agotaban el curso de los rios, en su tránsito, como los que encarecen los historiadores francos, todos fueron escarmentados en los desfiladeros de los Pirineos setenlrionales. Por esto esclami un escritor francés, hablando de sus hab.: «¡Porteros caprichosos, bahren las puertas á Almanzor y las cierran á Rolando!» Estos admirables esfuerzos dieron por resultado una nueva monarquía dilatada por ambas vertientes del Pirineo septentrional: Sancho el mayor de Navarra contó entre sus títulos el de r«/ de Toiosa. En el artículo del reino de Navarra , llamado por algunos Pireinaico, puede verse la historia de esta parte de los Pirineos con la brevedad propia del propósito de nuestra obra. En el de Cataluña vimos también, aunque con igual brevedad la de los Pirineos orientales. Hasta que las prolongadas guerras, en que fue comprometida la nación española por sus monarcas, volvieron á fijar en este aran muro, que es su término natural, el término político de la Península, no reaparece su antigua importancia. También vimos en los mismos precitados art. y en otros varios de la presente obra , los tratados que han versado sobre este límite , y como posteriormente ha sido traspasado aun, por enemigos de nuestra independencia; al mismo tiempo que las sangrienlas guerras de que ha sido teatro hasla en el presente siglo: por ello Dos abstenemos de dar mayor ostensión á este articulo.