santuario en la provincia de Guipúzcoa, partido judicial de Azpeitia. SIT. eo un delicioso valle regado por el ffrola y á 1/4 de leg. de dist. de la cabecera de partido se halla este célebre santuario, llamado no sin razón la maravilla de Guipúzcoa.
Fundó este edificio la reina Doña M^ria Ana de Austria, ‘nuda del Sr. D. Felipe IV, la cual deseosa de que en la casa nativa de S. Ignacio se erigiese un colegio de la Compañía de Jesus, consiguió que en su favor hiciesen cesión del palacio de Loyola sus poseedores D. Luis Enriquez de Cabrera y Doña Teresa Emiquez deVelasco, marqueses de Alcañizas y de Oropesa de Indias, en virtud de escritura otorgada en la ciudad de Toro á 2 4 de mayo de 1 6 8 1 , con la espresa con lición, de que no se demoliese pared alguna de a q u e l , por respeto á su venerable antigüedad. Aprobó esta escritura el Sr. D. Carlos II en 1 4 d e j u l io del mismo a ñ o , y el 1 9 de febrero del siguiente á nombre de la reina, tomó posesión del mencionado palacio D. Manuel, de Arce, corregidor de Guipúzcoa.
Hallándose en el real sitio de Buen-Betiro la reina Doña Maria Ana, firmó en 2 4 (le mayo de 1 6 8 2 , la fundación de este colegio y pidió al r ey su hijo le incorporase en el patronato real con las mismas «preeminencias, prerogativas, gracias y exenciones» que gozaban el monasterio del Escorial y los conventos de las Descalzas y de la Encarnación de Madrid.
Accedió el Sr. D. Carlos II á las instancias de la reina mad r e , despachando una cédula el 2 3 de marzo de 1 6 8 3 . en la que sancionaba en todas sus partes la referida fundación.
Dueña la Compañía de Jesus tle la casa palacio deLovola desde el dia 1 4 de agosto de 1 6 8 2 , por merced de la reina, tomólas oportunas disposiciones á fin de levantar el colegio, á cuyo efecto hizo en Roma los correspondientes diseños por encargo del padre Carlos Noyelle, el arquitecto Carlos Fontana.
Bajo tales auspicios se comenzó y llevó á cabo empresa tan grandiosa, habiéndose construido este santuario con tanto esmero y coste, que será muy corto el número de los que en riqueza y suntuosidad le igualen , á pesar de haber participado del mal gusto que á la sazón reinaba.
Las montañas que rotean el valle, las arboledas y cas.
que á la vista por todos lados se ofrecen , el Uroln con sus frondosas riberas, y el santuario, imponente objeto que á esta escena preside, forman un diorama no menos grandioso que pintoresco, digno por cierto de una minuciosa descripción.
Ceñidos empero á los límites que nos marca el plan de esta publicación, decimos que solo viendo la bellísima escalinata, el ostentoso colegio y la hermosa cúpula de Loyola, se puede formaruna idea exactade su magnificencia, del entusias^ moquecaHsan y délas re.igiosas y sublimes ideas que inspiran.
La planta de este gran edificio es un paralelógramo rectángulo, en el que con el auxilio de dos resaltos, se figura ingeniosamente un águila en actitud de levantar el vuelo , cuyo cuerpo es la iglesia, el pico la portada, las alas la casa santa y o! colegio, y la cola varias oficinas de la casa; y alude al título de imperial que dio á este colegio su fundadora, por ser hija del emperador de Alemania Fernando IIL. La fachada principal mira a! NE. y tiene de estension (asi como ia opuesta que da al SO.) unos 5 2 4 pies, no pasando de 2 1 0 la de cada una de las que corresponden al NO. y SE. Comprende toda la fáb., incluyendo, como se deja suponer, la portada y el resalto tle la espalda, 1 2 2 , 0 0 0 pies de área próximamente, según el Manual del viajero por las Provincias Vascongadas, que se lia publicado en julio de 1 8 4 7 , en el que se halla la descrmfcion masestensaque hasta ahora se ha publicado del edificio que nos ocupa, y á la que en casi todo nos referimos.
Digna es de particular atención la esiensa y magestuosa escalinata compuesta de tres ramales q u e , partiendo el ma- ; yor por el centro y los menores por los costados, conducen á una meseta desde la que arranca otro ramal que termina ( á la entrada del pórtico, teniendo las tres primeras sus correspondientes balaustradas de piedra con leones y otros or natos sobre los pedestales de los ingresos. Al fin de esta elegante y magnífica escalinata, álzase ta portada pesada y sin gallardía, por no haber sido labrada con s u c c i ó n á la idea de Fontana. Es de figura convexa y consta de Un cuerpo con tres arcos de medio punto, de los cuales solo sirve de entrada el del frente, al que adornan cuatro medias columnas con pilastras en las dos restantes y unas y otras sientan sobre pedestales. Termina el todo un frontispicio triangular con escudo de armas en el medio y balaustradas por amóos lados.
Son ridículos y en estremo caprichosos los capiteles de las columnas y pilastras, en los que Ibero acreditó que la escuela churrigueresca era muy de su agrado.
Es notarle el pórtico por los esquisitos mármoles de que está fabricado y por las cuatro estatuas que le decoran fáltale sin embargo buen gusto , y su forma semicircular no es la mas acomodada para que haga mucho efecto este r i quísimo vestíbulo. Hay en él varias puertas pequeñas con frontones triangulares, y ew el medio y entre dos columnas salomónicas, está la entrada primitiva de la iglesia.
Esta es una rotunda de t ‘U pies de diámetro, y en cuyo centro se levantan ocho grandes [filares ó machones, que sostienen la cúpula y forman con el muro del mismo templo una galeria circular. En la decoración del interno se observa el mismo gusto pésimo que en la de la portada. El retablo mayor, rico por los bellos mármoles que en su construcción se emplearon y por los embutidos y mosaicos que le adornan, e s de ninguna consideración por su arquitectura; pues consiste principalmente en un mezquino cuerpo de des columnas espirales, con una imagen de San Ignacio en el nicho del intercolumnio. Ocupó el mismo sitio una efigie de dicho santo ejecutada en plata á espensas de la opulenta compañía de Caracas, y con arreglo al modelo que trabajó en Huma el escultor D. Francisco Vergara el menor. Esta alhaja fué regalada al santuario que describimos por la mencionada compañía que tenia á San Ignacio por patrono, y al presente es propia de la v . de Azpeitia.
Nada podemos decir de los restantes retablos, puesto que unos están sin concluir y otros faltan enteramente, siendo hasta ahora solo dos colaterales los que han sido terminados.
Ocho puertas pequeñas dan comunicación á la iglesia con el colegio , con la casa santa y con dos sacristías que hay á los lados del altar mayor , y sobredichas puertas se ven otras tantas tr bunas que batían mejí r efecto, si tuviesen antepechos proporcionados. Entre el templo y las referidas sacristías se e’evan dos torres que descubren solo el cuerpo de las campanas.
Réstanos hablar de la cúpula cuyo diámetro liega.. 75 pies y que por ser lodo de piedra, creyeron muchos profesores que no se podria cerrar. Consiguiólo sin embargo D. Ignacio de Ibero con no poca gloria s u y a , la que fuera ciertamente mayor si en otras partes de esta fábrica no se hubiese dejado i llevar del corrompido gusto que en su tiempo dominaba.
Tiene el grandioso cimborio, cuerpo de luces con ocho ventanas, cascaron y linterna en la que remata á 200 pies de elevación.
Hay escudos con mantos y coronas reales en los diferentes compartimientos del cascaron, y por el interior obeliscos pareados que corresponden á l o s miembros que resaltan entre las ventanas.
A pesar de los indicados defectos, no deja de ser esta iglesia una obra sólida, observándose en el todo cierta magnificencia y grandiosidad. Verdad es que su forma y el coloi oscuro do.
los be los marmoles de que toda esta empelechada, la dan un aspecto triste el aspecto de un panteón , ademas de que el mucho espacio que ocupan los ya citados machones v la mucha vista que quitan, son causa de que aparezca pequeña, acn que su diámetro esceda en algunos pies al de San Francisco el Grande de Madrid Es digno también denotarse que el pavimento esta formado por hermosos mármoles de diversos colores Saliendo del templo que ocupa el centro de U d a l a fábrica se ofrecen a la vista las dos alas, de las cuales la de la izquierda de aquel esta sin acabar, y la opuesta que se terminó, es la que pasamos á describir.
Es su fachada sencilla, y no está deslucida ni afeada como el templo con ridículos adornos. Tienecuatro andanadas de ventanas hasta la cornisa, decoradas todas con jambas llanas y algunas con frontones horizontales. En el estremo y sobre aquella se eleva un cuerpo con seis ventanas de frente. Por un f,0 l.t , C 0 ‘ » ú t i l , cuya construcción no pudo entrar eu la traza nada por Fontana, se pasa al vasto y suntuoso colegio. Llaman en él la atención del viagero la cómoda y grandiosa escalera, en cuya caja hay doce tribunas , los espaciosos trámites y aposentos , su buena distribución y mas aun la copiosa biblioteca harto deteriorada al presente.
Otro de los objetos mas notables de este santuario es la Casa Santa, asi ílamada por haber nacido en ella San Ignacio. Es una de las torres que mandó demoler Enrique IV cuando los bandos OñecinÓ y Gamboino afligían al pais vascongado con largas y sangrientas guerras. Consérvase este antiguo é ilustre solar como engastado en el nuevo edificio , y nada se ba omitido para que aparezca con el correspondiente decoro á la vista de la multitud de personas, que por devoción ó curiosidad continuamente la visitan. Su fachada nada ofrece de par ticular labrada de piedra tosca y ladrillo, no tiene otro ornato que acredite su antigüedad, fuera de un sencillo escudo de armas colocado sobre su puerta. Consta de 3 pisos, en el tercero subsisie la santa capilla, en la que se nota riqueza y profusión, al par que notables desproporciones y pésimo gusto.
En sü techo, al que una persona de mediana estatura toca con la mano, hay tres bajos relieves egecutados por el escultor portugués Jacinto de Vieyra , quien los trabójó so o por la veneración que profesaba al Santo. Representa el primero á San Ignacio con su crucifijo predicando al pueblo de Azpeitia.
En el segundo se ve al mismo Santo dando la bandera de la fé á San Francisco Javier para su misión á las Indias. Vese en el tercero á San Francisco de Borja veslido de Grande de España arrojándose á los pies deS. Ignacio. Éntrelas muchas curiosidades y preciosas reliquias que en esla casa santa se conservan, merecen citarse el cáliz con que celebró la primera misa San Francisco de Borja, y un dedo de San Ignacio, que enviaron de Romaá la reina Doña Margarita de Austria , esposa de Felipe III, y que colocó en esta capilla un individuo déla Compañía. Dignos son también de mencionarte los tres altares de plata que para la pieza (hoy capilla), en que San Ignacio convaleció de sus heridas, trabajó el famoso platero e.-i\oiol Daniel Gutiérrez, y que por desgracia no existe.
Antes de concluir este articulo creemos necesario hablar de la gran romería que á fines de julio se celebra en este sitio , y que atrae multitud de gentes oe diferentes puntos, y muy particularmente de las tres provincias. Losba les, los fuegos artili i des, las corridas que lanto llaman ¡a atención de los naturales dei pais, la consiituy enla primera de las romerías de las 3 provincia La existencia del grandioso edificio que acabamos de reconocer, esta asegurada, pues pertenece á la provincia de Guipúz coa desde finesde 1846, con destinoá museo y archivo deaquella siendo dignos de mucho elogiólos esfuerzos y sacrificios que ha hecho la mencionada provincia para evitar que se arruinase fabrica tan suntuosa, habiéndose distinguido por su laudable celo el caballero guipzucoano D. Asensio Aituna, como alcalde de la villa de Azpeitia y diputado á cortes por su provincia.