LEYRE

célebre monasterio cisterciense en la provincia de Nav a r r a , partido judicial de Aoiz srr. en suficiente altura, aunque al pie de la sierra de su nombre, goza de muy hermosas vistas por los muchos pueblos y el terreno llano y ameno que se divisa á los dos lados del r. Aragón, del cual dista cerca de 1 / 2 l e g . , y cuyo panorama es tanto mas delicioso, cuanto el monasterio está colocado enteramente en un desierto poblado de árboles y debajo de una terrible montaña erizada de peñascos que amenazan desplomarse. Su TÉRM confina N. dicha sierra y Bigiiezal; E. Tiermas r’partido judicial de Sos , provincia

de Zaragoza); S. el espresado r . , y O. Lumbier y Yesa. El origen de este monast. es de una antigüedad tan remota que se pierde en la oscuridad de los tiempos , aunque se cree con bastante fundamento que fué construido en la época de los godos su advocación es de San Salvador, y su fábrica de piedra arenisca que abunda en el t e r r . , pero sin ningún mérito artístico, lo cual ha motivado el diclamen de la cornisón de monumentos históricos y artísticos de Navarra, que se ha declarado por la enagenacion absoluta del edificio , que sin embargo aun no está vendido. Entre las cosas notables que encierra su i g l . , debemos mencionar el altar mayor, á cuyo lado del evangelio están los cuerpos de las Slas. Nunila y Alodia en una arquilla de marfil, con inscripciones arábigas y varios relieves que demuestran una caceria, lo cual indica que no se hizo para el destino que actualmente tiene en otra arquilla se conserva el cuerpo de San Viril ó Virila, abad de este monasterio y del de Saraos en Galicia, á principios del siglo X. Enfrente de dicho santo hay 4 urnas de madera, ó sea el llamado panteón de los reyes de Navarra, lo cual es muy cuestionable, como lo es la noticia de haber sido enterrados en el monast. de Leyre los personages que indican las inscripciones ; pues que los historiadores y entre tilos la academia española en su Diccionario Geográfico- Histórico, les atribuyen errores de que hasta hoy n« han podido justificarse; y esto con relación á lo que se espresaba en el libro llamado de la Regla de dicho monast. y se aumenta la incertidumbee al reflexionar que las urnas son muy poste riores al libro de la Regla y que en ellas se nombran príncipes que no se conocen en la historia, dando lugar á sospechar que se procedió arbitrariamente en la calificación de los personages, y de consiguiente en la identidad de las cenizas que se suponen estar alli depositadas. Lo cierto es que las urnas referidas no existían en el año 1677 cuando Moret escribió sus anales, pues este hisioriador dice que teniendo los monjes necesidad de romper en 1613 dos arcos grandes en la pared de la igl-, en las cuales era fama entre aquellos estar enterrados los cuerpos de los reyes antiguos, se abrieron dichos arcos, y en el uno de ellos se halló un cuerpo solo, y en el segundo 15 juntos, mezclados entre los huesos pedazos de telas de seda plata y oro y de madera labrada en forma de celros reales; pero sin inscripción alguna que los distinguiese. No obstan te, las que ahora se leen, son las siguientes Sancho Garccs, Gimeno Iñiguez, Iñigo Arista , García Iñiguez, Fortun VIII, Sancho Abarca. García Sánchez, Sancho García, García Sánchez, Ramiro XIII, Andrés, principe; Martin Phebo,>incjpe, y siete Reinas.

Al tiempo de la supresión de los regulares poseía aun este monast. muy buenas fincas consistentes en montes, arbolados y campos de labranza, donde se mantenía toda clase de ganad o ; siendo una de las mejores propiedades la llamada Granja, que es un gran careo de viñas á la orilla del r . Aragón y 1 1/2 leg. al O. del monast. todas han sido vendidas á particulares.

Cobraba también las décimas de algunas iglesia y administraba las de o t r a s , conservando al mismo tiempo la propiedad de Tiermas y otros L. que pagaban tributo al monast., según puede leerse con toda minuciosidad, en el Diccionario geográfico-histórico de la Academia ; bastando á nuestro objeto manifestar los pueblos que pertenecieron al sen. de Leyre , y las iglesia y monast. que por donaciones reales y particulares le correspondieron, y son los siguientes (Ver en el original)