Historia de Madrid. Jardín botánico.

  Cuan antigua sea en España la afición á la botánica, aparece por el j a r d in que mandó formar Felipe II á principios de su reinado á instancia y persuasión del doctorLaguna: en su consecuencia dirigió S.M. 1 cédula al asistente de Sevilla en 1568 para que diera favor y ayuda á un herbolario enviado á propósito á fin de recocer grao n ú mero de árboles curiosos y plantas raras para un jardin a n terior de mucho á los de París y Mompeller y casi coetáneo con los de Padua y Pisa reputados por los primeros de Europa.

Lo mismo demuestra el herbario que se conservaba en la biblioteca del Escorial, de Hernández , primer médico del mismo rey y el mas famoso botánico de España en su tiempo , enviado á viajar por las Indias.  Mas prescindiendo de todo esto y contrayéndonos al botánico de esta corte, conviene saber que á mediados del siglo anterior existia en el soto de Migas-Calientes á orillas deí Manzanares un p e queño jardin al cuidado de D. Miguel Bernadcs, médico dc la fabrica de San Fernando, que habia estudiado la b o t á n i ca en Mompeller.  Pero no bastando este reducido jardin á á llenar las miras de Carlos III, mandó en 25 de julio dc 1774, que se mudase y trasplantase á las h u e r t a s del Prado viejo , donde en la actualidad se halla establecido ; localidad que hubiera podido ser mejor elegida.  Por lo demás el conde de Florida-Blanca desplegó en este establecimiento toda la protección que podia desearse para hacer dc él uno de los mejores jardines de Europa; é indudablemente hubiera llegado á serlo si semejante protección no se le h u biera retirado en los tiempos calamitosos que siguieron á aquella época de prosperidad nacional.  Su estension es b a s t a n t e considerable, constando de mas dc 30 fan.  De tierra distribuidas en 30 cuadros iguales , escepto cuatro dc las esquinas que difieren de los d e m á s , y otros dos de mayor estension que aquellos subdivididos en varios de menor e s cala.

Todos ellos están destinados al cultivo y plantación de las diferentes especies que forman la enseñanza de esta ciencia.  El Jardin se conserva con mucho esmero, tanto por lo respectivo al a r t e del cultivo, como á la dirección y h e r mosura de la parte de adorno que con sus flores, árboles frutales, precioso emparrado y bosquete, forman de él uno de los mas bellos paseos de la corte.  Frente al i n greso principal en el fondo del J a r d i n , se halla una ele gante portada con cuatro columnas arrimadas de orden dórico que da ingreso á un vestíbulo en cl cual se h a lla la entrada de la cátedra dc botánica; atando con dicha portada se estienden por uno y otro costado galerías de c o lumnas que sirven de estufas.  Circuye todo cl espacio una elegante verja de hierro cou pilares de piedra intermedios, ejecutada en Tolosa de Guipúzcoa por Francisco Árrivillaga y Pedro José de Muñoa, elídante de la cual hay asientos en toda su estension.  Ocupa el centro de la verja por la parte del Prado unaeleganteportadade granito con algunos miembros de piedra caliza-, consiste en un arco dc medio punto con archivolta , decorado por dos columnas entregadas dc orden dórico, en las que sienta el cornisamento, interrumpido en su friso y alquitrave, con una lápida enla que se lee la siguiente inscripción: Carolus III P. P. Botanices instauralvr cirinm saluti et oblectamento.  Anno MDCCLXXXI.

Corona el todo un frontispicio triangular y á los lados se veo dos p u e r t a s pequeñas con arco adintelado.  La segunda portada situada frente al Museo dc Pinturas, consta de dos pabellones de granito con cuatro columnas de igual materia.

Las terminantes órdenes de Carlos III dadas á sus gobernadores de I n d i a s , y las espediciones científicas que mandó verificar por diversas regiones, á ninguna sección del Museo de ciencias naturales produgeron mas riquezas que al Jardin Botánico de Madrid; pues las remesas de plantas v i vas y disecadas, lo mismo que de semillas, se sucedían casi sin interrupción, en términos, que por algun tiempo nuestro Jardin fue mirado con envidia por los Botánicos estranger

o s , puesto que no solo veian en él un depósito de los mas raros vegetales, sino que era considerado como aduana por donde pasaban todas las plantas exóticas que venían á E u ropa , y almacén que surtia á los otros establecimientos de su clase; constando que cn 1803 salieron de él 7,0lt) paquetes de semillas para los jardines públicos de París, Copenhague , Londres, Mompeller, Viena, Nimes, Turin , Pavia, Florencia, Genova, Parata, Filadelfia , Lisboa, Perú, Cartagena, Sevilla y Burgos.  Durante muchos años, en la d i s tribución del Jardin se destinó una parte muy principal al cultivo de las plantasdela escuela linivana; otra no pequeña para la de nuestro célebre Cabanilles, que en sus lecciones reformó algun tanto el sistema del gran naturalista s u e co; otra para las plantas de adorno, y por último otra gran parte para los ensayos prácticos de agricultura y h o r t i c u l tura.

En el dia va cambiando la espresada distribución, y el ordenamiento natural de las plantas ipie se cultivan en el Jardin hará desaparecer en breve los últimos vestigios del sistema artificial que por t a n t o s años se profesó en su e s cuela.

También ha mejorado la parte del cultivo con los a s i duos cuidados del profesor de agricultura, que desde que le fue encomendado el cargo de jardinero mayor , ha hecho limpiar las norias, abrir nuevas minas en los viajes de aunas de p i e , estucar y componer los estanques, aumentar Jaa regueras y hacer nuevas arquetas para la distribución mas cómoda de los riegos; componer todos los motines que estaban inservibles por falta de llaves y unión en sus piedras, y poco á poco va renovando algunos trozos de las cañerías abandonadas por espacio de tantos años.  La nueva viña, la injertera y semillero dc árboles y a r b u s t o s , lo mismo (pie la adquisición de muchas plantas vivas compradas á los lloristas estrangeros , con que se ha e n r i q u e cido nuestro J a r d i n , son obra de D. Pascual Asensio, que como profesor encargado del cultivo procura reparar las pérdidas considerables, que el establecimiento ha sufrido en tanto tiempo de abandono, al paso que como á catedrático de agricultura hay que agradecerle la formación de una galería agronómica».  Si bien en estos últimos tiempos se han mejoiado algo los invernáculos del J a r d i n , aun q u e da mucho que desear en esta p a r t e , pues carece de verdaderas estufas para cultivar con buen éxito muchas plantas de los paises ecuatoriales.  Son preciosos los ricos herbarios que posee, fruto dc muchas espediciones científicas, v de las recolecciones verificadas en distintos paises por ios distinguidos botánicos Sessé, Mociño, Boldo, Pavón, Buiz, Mutis, Cabanilles, La-Gasca, Clemente, Rodriguez y otros profesores y discípulos de la escuela de Madrid, que se han esmerado «en regalar al establecimiento muchas plantas vivas y desecadas.»La biblioteca ha sido reformada n o tablemente; pues si bien tenia un índice del tiempo de Bojas Clemente, adiccionado con las obras adquiridas después , carecía de un arreglo metódico por medio del cual fuera fácil, aun sin el auxilio del mismo, conocer á primera vista el número y naturaleza de los tratados de la ciencia; y esto es precisamente lo que de algun tiempo á esta parte se ba e j e c u t a d o , distribuyendo los libros en 11 armarios rotulados, y separando muchos, que por pertenecer á materias ó conocimientos diversos, merecían menos atención y se conservaban confundidos con los primeros.  A esto se debe tener ahora á mano los libros dc u s o , que no bajan de 2,500 volúmenes, entre los que se cuentan Floras, Monografías y Viajes de gran valor, no obstante que las c i r cunstancias de la nación no h an permitido destinar los fondos suficientes para surtir la Biblioteca de las obras necesarias é i n t e r e s a n t e s , entre las muchas que han visto la luz pública de 30 años á esta p a r t e ; falta que se hace mas palpable, cuando se llega á la determinación de especies nuevas ó dudosas.  Según hemos manifestado, la mayor r i queza del Jardin consiste en los herbarios , pues hay mas de 30,000 especies d i s t i n t a s ; entre ellas muchísimas raras, nuevas ó inéditas, especialmente de nuestras antiguas c o lonias americanas y de las islas Filipinas.  Esta preciosa c o lección , sin embargo, sc hallaba en tal estado de confusión y desorden, por causa de la ruina de los edificios y de las traslaciones que mas de una vez ha sufrido, ademas de haber carecido siempre de índice, que podia pasar por t e meridad la confrontación de un ejemplar.  Para remediar este inconveniente, aprovechando las épocas en que duerme la naturaleza y se presentan pocas plantas en estado de determinarse, se ha revisado hoja por hoja todo el índice y se ha enumerado y coordinado, aunque por mayor, lo suficiente para su manejo; y en dos inviernos, privados hasta del auxilio material de un escribiente, han formado los mismos profesores mas de la mitad de un índice, que ya hoy permite hallar con prontitud lo que antes ni aun constaba que existiera-, cuando este se halle concluido, fácil y menos urgente será darle la distribución que se crea preferible.

Tampoco está el Jardin Botánico tan escaso de plantas vivas como pudiera creerse, al considerar las cuantiosas remesas que en otro tiempo recibia de continuo, y los e s tragos de los escesivos frios de 1829 que hicieron temer y representar á D. Mariano La-Gasca la pióxima ruina del establecimiento.  El último catálogo, publicado hasta el dia, es de aquel sabio profesor-, impreso en 1816 indica las plantas que habia entonces; pero lo mas terrible era el estado de confusión y desorden en que se hallaban en los últimos tiempos los vejetales subsistentes en la escuela, según su primera distribución y las modificaciones de Cabanilles.

La insuficiencia de Wesfuerzos dirigidos á reponer las pérdidas y á desembrollar lo confundido, hizo pensar recientemente en poner en lo posible remedio á tamaños males: lo primero que se hizo fue fijar las siguientes bases: ^ .  A formación de una nueva escuela, mas en armonía que la antigua con los adelantos de la ciencia-.  2 .  A fijación y determinación de todas las plantas existentes en el Jardin: 3 .  A publicación de un catálogo de todas ellas.  No hace mas de dos años que hubo perfecto acuerdo entre los profesores respecto de estas medidas, y ya se han realizado en gran parte sus deseos; pero necesario será apuntar las dificultades que hay que vencer.  ¿Cuál seria la mano a t r e vida, que sin arrancar la inscripción que Carlos III mandó poner sobre la puerta principal, cortara por el pie los árboles y bojes que hoy forman sus cuadros, y talara algunos ue existen en su interior, únicos en su especie, solo potar una distribución á las plantas y dirección á las calles, como las que tienen en paises estrangeros?  Mostraría ademas mucha ignorancia desconocer, que en los jardines de los pueblos que se hallan á mayor latitud, los riegos son inútiles ó perjudiciales, y en los del S. no puede haber cultivos sin riegos.  De poco servia que hubiera muchos cuadros destinados á la antigua escuela, si el agua nunca bast a b a para todos ellos, originando pérdidas y gastos de considaracion: varios trabajos verificados han demostrado lo insuficiente que habian de ser las aguas durante el verano para dar á todos los cuadros el riego necesario.  De aquí resultó el determinar quedase reducida la nueva escuela á un corto número de ellos, debiendo ser estos los mas bien colocados y que no ofrecieran en su interior árboles que fuera doloroso destruir.  Preciso era también aprovechar el terreno colocando las plantas lo mas próximas que fuera posible unas de otras, siempre que no sc perjudicaran en su desarrollo, y que permitieran el paso al que haya de examinarlas, poniendo de las arbóreas ejemplares jiequeños en el sitio que les corresponda, según su clasificación , para arrancarlos cuando sean corpulentos, porque tienen otros representantes suyos, que mas profundamente arraigados en otros sitios «del Jardin pueden soportar mejor, durante algunos meses, la escasez del agua.

Consecuencia necesaria de este pensamiento ha sido la formación de grupos de plantas medicinales, tintarías, test i l e s , de prados, de adorno, dc fruto, de hoja v e r d e , y otros semejantes: con lo cual, al propio tiempo que se seguia el ejemplo de lo que existo en el Jardin de plantas de P a r í s , se pensaba en que la línea de cuadros que está mas próxima á la verja del Prado no ofrezca, á la brillante sociedad que allí se reúne, un aspecto tan árido como el que presentaba los años anteriores.  A este primer paso, por el cual se han colocado en la nueva escuela sobre 2,000 especies de vejetales perennes, se siguió la determinación de todas cuantas han florecido, así en los cuadros como en las m a c e t a s , sin fiarse de las denominaciones que antes t e n í a n ; porque nada mas fácil que el cambio de etiquetas por descuidos ó accidentes involuntarios -.  á las nuevamente determinadas se les han puesto sus rótulos escritos con punzones sobre planchas de plomo, de un modo permanente y bastante claro, para los estudiosos que obtengan el permiso de entrar allí.  De este trabajo debía resultar la inmediata formación del catálogo, tan necesario para el aumento de plantas.  Así, en efecto, ha sucedido, y ya hubiera podido publicarse uno no menos numeroso que los que antes se han dado en el Jardin, si no hubieran sido demasiado escrupulosos los profesores, que no quieren poner en él ninguna especie que no hayan examinado por sí mismos: y nadie ignora que en ciertas épocas la vejetacion se agolpa y no da tiempo á reconocerlas todas, mediando además la circunstancia de haberse dado á la prensa el Manual de botánica descriptiva, que comprende las plant a s de las inmediaciones de Madrid v de este Jardin.  Cierto es que no se verán largas listas 3e anemones, tulipas, fuchsias, hortensias, oenotheras, pelargonios y otros géneros, cuyas especies, y mas bien sus variedades, son la delicia de los floristas por su inconstancia misma; pero esto es por haberse creido mas propio de un establecimiento comercial de horticultura, que de un Jardin botánico.

En cambio, y con ventaja, figurarán la dracoena, las tecomas , siphocampylus, el margiricarpus , la p e r r e t t i a , el echites, las humildes gramas de cien diversos géneros, notables todos por su organización e t c .  , etciudad Hallándose establecida en el Jardin una cátedra de agricultura, que regentaron en otro tiempo los Bouteloucs y los Arias, necesario era que se pensara en procurar los medios de que la enseñanza no fuera completamente estér i l , reducida á puras esplicaciones orales.  Háse destinado á esto la parte que se llamaba reservada, y que en realidad debia estarlo, porque era un yermo desconsolador: en ella se han puesto semilleros, viveros, injertera, huerta v viña, en donde se encuentran los medios de reponer las faltas de la parte que se abre al público, y ejemplares de las plantas que por demasiado comunes no deben figurar en la escuela, ó que por el crecido número de variedades ocuparían mucho espacio en los cuadros, pudiendo vivir en secano.  Con esto las lecciones pueden tener algo de p r á c t i c a , que es lo que en todos tiempos sc ha reclamado de estas escuelas.  Tambien para la parte teórica habia mucho que crear, y para esto se ba formado cl gabinete agronómico, que yaempieza á llamar la atención, aunque ha costado poquísimo al establecimiento.  En él figuran en primera línea los modelos comprados por el profesor, ó trabajados por él mismo, y regalados al Jardin; los instrumentos traidos de sus viages por las provincias, (¡ue se hallan en el mismo caso, y los que le han regalado sus discípulos, así como muchos de los (¡ue se emplean en el lardin en algunas de sus labores y ocupan alli un lugar, mient r a s no están cn ejercicio.  Tambien se encuentran productos vegetales, y de los insectos útiles: de los nocivos se ha formado igualmente una coleccioncita, debida al celo y laboriosidad del profesor de zoología y anatomía comparada.

Debajo de campanitas se han colocado los ejemplares de los t r i g o s , de que habla Clemente en su adición al Herr e r a , y algunas otras cereales.  En frascos y tiestos se ven las principales tierras y abonos, y en un armario las rocas de cuva descomposición se forman aquellas, remitida por el profesor de mineralógia.  Los objetos r e s t a n t e s , tanto o mas útiles para el estudio de la botánica que de la agricult u r a , son las muestras de maderas exóticas é indígenas, de frutos y semillas, de gomas, resinas y demás productos, que con sus armarios han sido trasladados al J a r d i n , desde el gabinete de la calle de Alcalá, donde ya eran inútiles, por las nuevas reformas que allí se han hecho, ó que por falta de sitio estaban cubiertos por el polvo de sus desvanes.

Sirven asimismo para las esplicaciones de la órganografía, y fisiología vejetal, las monstruosidades que se van recogiendo, y después de secas se colocan entre cristales para que puedan examinarlas los discípulos y no se destruyan entre sus manos.  .  .  , Para completar este bosquejo habrá que decir algo del semillero.  Renovadas ahora todas las semillas se han clasificado con el mavor cuidado, v es el manantial ordinario de que se surten»los jardines públicos de todas las provincias, De él se sacan anualmente miles de semillas para tas :i 

Universidades é i n s t i t u t o s , habiendo cscedido de 4,000 las remesadas á unas y otros en el año último , y de 600 las mandadas al estrangero.

Otra cosa ha fijado este año las miradas del público, que aunque insignificante por s í , se cita por lo que prometo en lo sucesivo.  El humilde, pero duradero recuerdo dedicado á D. Mariano La-Gasca, aunque muy inferior al mérito de tan distinguido botánico, proporcionado á las facultades de su mas antiguo discípulo , ha dado margen á que uno de los parientes del célebre Cabanilles, haya ofrecido colocar 

En el Jardin el busto de tan eminente profesor.  Acaso, imitando este ejemplo, veamos antes de mucho los de otros que han figurado en el J a r d i n , siguiendo la práctica laudable de la mayor parte de los estrangeros.

En los primeros dias de la estación calurosa, se ve s u mamente frecuentado este Jardin por una sociedad escogida , que busca el deleite que les ofreció su fundador, asi como la clase menesterosa las yerbas medicinales que se les proporcionan gratuitamente,»llevando receta del facultativo , si su aplicación puede ser peligrosa.