Dada una idea general del casco de Madrid, y habiendo dicho en nuestro concepto lo suficiente para que se comprenda su importancia, descendemos á la descripción particular de sus edificios y monumentos , clasificándolos , según el método que nos hemos propuesto. Empezamos por los dedicados al culto seguirán los edificios públicos en sus diferentes destinos, y por último los de particulares y los establecimientos ele recreo y diversión.
Creemos deber descartar de ellos todos los que por su í n t i ma relación con su objeto y uso, no han de separarse de Jo que verdaderamente constituye su importancia, puesto que parecía anómalo el q u e , separásemos la descripción del e d i ficio de su destino interior, truncando así la idea del e s t a blecimiento, que debe ser uniforme y compacta. Por esta razón nuestros lectores no encontrarán en estas secciones nada sobre Museos, Hospital General, Colegio de Medicina, Universidad», Monte de Piedad y tantos otros como hay en j Madrid, porque hemos creído no deber desmembrar su par e artistica de la que se refiere á su d e s t i n o , que es á no dudarlo lo mas esencial y lo que debe embeber necesariamente todo cuanto haga relación al edificio. Si estudiamos la arquitectura de todos ellos; si nos remontamos á considerar su antigüedad, pocos son los monumentos que veremos levantados mas allá del reinado de Carlos IIL. El fraccionamiento completo de nuestra monarquía en otros tiempos; la continua movilidad de la corte, sin residencia fija ni asiento determinado hasta Felipe II , y las asoladoras guerras que por espacio de largos años tuvieron que sustentar nuestros reyes, fueron sin disputa otros tantos obstáculos para que la heroica v. que levantaba sus negruscos paredones en las humildes márgenes del Manzanares , no ostentase esa magnificencia con que posteriormente fue enriqueciéndose, y que hoy la hace digna de ser el centro común del Gobierno supremo de la nación. Es verdad, que en épocas no remotas gobernaba á dos mundos; es verdad, que España hacia sentir su influencia en las regiones mas apartadas del globo ; pero el gobierno tenia tan solo ocupada su atención en los ímporportantes negocios de alta política , y los tesoros de la n a ción no podían destinarse á otros fines, que á mantener nuestro dominio en todas partes; sin cuidarse con el esmer o que hubiera sido de desear , de las artes , que generalmente solo florecen con la protección y con la paz. En siglo y medio que la dinastía austríaca habitó esta v., solo se l e vantaron algunos conv., dignos sí de la piedad de sus fundadores, pero que artísticamente hablando, no anadian ningún embellecimiento á la Corte, mientras que las oficinas públicas, careciendo de un local propio y digno, tenian que mendigar su colocación en los grandes caserones de la antigua nobleza. Esta , agrupada al rededor del t r o n o , y en la precisión de fijar su residencia en Madrid, tuvo necesidad de construir otros edificios dignos de su alcurnia y de sus blasones; pero, sea tal vez por el mal gusto de la é p o c a , ó por un lamentable descuido , no presentan estos antiguos palacios otra cosa que grande estension , mucha capacidad y colosales proporciones, careciendo por lo general de elegancia y de primor artístico.