CAMBIE ó CAMBIEL Y MALAISALT

v. con ayuntamiento en la provincia y diúe. de Jaén (i leg.), partido judicial de lluelma» (2), auil. terr. y C. g. de Granada (10: wr. en la profundidad de un valle formado por los cerros del Engeñoy el Achuelo , y dividida rn dos parles iguales por el r. de Villanueva. En cada una de estas hay un peñón escarpado de mas de 160 varas de altura, coronados por los east. árabes, ya derruidos, Caminí y Albabar, (fue comunicaron sus nombres a la población, y distan entre sí un tiro de piedra. El Cuma es templado, y los vientos mas comunes el E. y X., padeciéndose solo las enfermedades estacionales. Tiene plaza pública, con un molino de 3 piedras; rasa do ayuntamiento mezquina; cárcel, y sobre ella el pósito; dos fucnlcs malísimas por su construcción y muy escasas: una escuela de niños dotada con 200 ducados; iglesia parr. (la Encarna cion), cuyo curato, de segundo ascenso, está servido por un prior, 2 tenientes, un beneficiado y 2 sacristanes; una ermita dedicada á Sta. Ana, habiéndose arruinado las de San Marcos y San Sebastian, eslramuros; y cementerio á unos 600 pasos hacia el S. de la v. El Térm. coufina por el N. con Pegalajar, que dista 2 leg.; E. con el monle de la Mata Begid, territorio aislado de la e. de Jaén y sus propios, y con lluelma (2 leg.); S. Campillo de Arenas(3), Noalcjo(4) y lluelma, y O. con Carchel y Carcheíejo (2) y Pegalajar. Comprende unas 30 ca serias, entre las cuales son las mas notables, la Loma déla Celada , la de Collar, los Algarbes, las del pago ó desp. Arbuniel ó Arbuñel, quereime 05 veciudad y las de Mata-Begid, ant., la Mata-Oxis, con 8 veciudad Seria muy prolijo detenernos á hablar de cada una de las casas de campo diseminadas por el término; pues solamente en el mencionado pago de Arbuniel se cuentan mas de 20 , con sus tierras y olivas, casi todas las cuales to man el nombre de sus dueños; mas de otras 20 de veciudad pobres que han fabricado sus miserables casillas; los molinos harineros y de aceite de que luego hablaremos, uno de estos edificado s ilire las ruinas de una lab. de papel de estraza ; y por último la ermita donde se dice misa los días festivos, pagando el capellán los moradores de aquellas caserías. La cordillera de Frontil, poblada de pinos, roturada y repartida entre los vec el año pasado de MIS, arranca desde Arbuniel, y sigue hasta la puerta de Arenas, «pie es una leg.: los Cuartos son demente bajo, y la Mata Begid de encinas, existiendo ademas cu este término’el chaparral, propio del conde de Bornos, la sierra del Almadén, notable solo por su altura, y la de Ma gína en Mata-Begid, (pie como hemos dicho, corresponde ; Jaén. El tOREro, muy poblado de olivos, es duro en su mayor parte, romo regularmente sucede á los de sierra y qu» lirados, v le bañan los r. de Villanueva y Albunícl, (pie con el de Oviedo, que nace en la Mala Begid se confunden en el Cambil (V.). No hay mas puentes que los dos pequeños que sirven en el centro» de la v. para el paso del r. que la di vide en dos parles, y otro, también pequeño y de moros, en el sitio del término llamado de las Nogueradas. De aquellos uno es de madera y el otro de piedra de la misma época de los árabes ; y colorado este último en medio de los dos castillos se advierte debajo de su ojo un arco de buena hechura, tapado con mucha proligidad , y se sospecha sea una romunie.u ion

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Xíimern de tinque* que han entrado y solido en dicho puerto, procedentes de otro» del reino, do» año» de 1813 y 1841, secan lo» «lato» ondulo» de la tu Km» aduana.

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Noticia de los artículo» que han entrado y salido en este pnerto para otros años de 1843 y 184’A, según los datos olleiales de la misma aduana.

del reino en los dos

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Historia. Generalmente se reduce á esta v. e! ant. pueblo de los romanos llamado Oleastrunj en la rciñon de los coselanos. No hallamos lan cumplidamente justificada esta opinión como á la verdad histórica conviene. El itinerario de Antonino coloca un pueblo de este nombre, eu el camino de Tarragona por Cartagena á Castulon, haciéndole primera mansión de este camino , i 21 millas de la espresada ciudad de Tarragona. En consecuencia, el itinerario, documento de tanto peso en este particular, no está conforme con los que quieren reducir Oleasirum á Cambrils. Lo-, autores que mayor número de millas dan á cada leg., le asignar. 4 : siguiendo, pues, este parecer, que es el más favorable á los mencionados geógrafos, el Oleasirum Cosetatiicr debia (lisiar de Tarragona por lo menos 5 leg., jornada muy proporcionada y en armonía con los que comunmente hacían las legiones romanas en casos ordinarios. Cambrils se halla situado á 2 leg. de su rap., diferencia notable con la dist. que el itinerario de Oleastrum y corto trecho también para que en ella se colocase la primera mansión , V mas cuando ni la naturaleza del terreno, ni otras circunstancias, inclinan á creer t¡ne las consideraciones á la fatiga del soldado hiciesen necesario minorar la jornada. Tampoco vichen en apoyo de los que reducen Oleastrum á Cambrils los monumentos arqueológicos. Ni en Cambrils ni en sus alrededores se encuentran lápidas miliarias, sepulcrales , votos ni dedicatorias , monumentos arquitectónicos, urnas , vasijas, monedas, ni otro objeto alguno que denote haber existido allí ningún pueblo ant. Para querer hacer la espresada reducción, ha sido menester atribuir errores de escritura al itinerario , que no hallamos confirmados en el detenido examen que de este punto hemos hecho, y que destruyen todas las díst. sucesivas de un modo poco conforme. Fijada la primera mansión en Cambrils, la dist. déla segunda, que lo era en T ra i güira, seria de 37

millas, ó 9 leg., espacio que no venios corran en un dia nuestros soldados, aun cu casos estraordinarios, apesar de su mayor ligereza en los movimiento*, y que no hallamos entre otras algunas mansiones del mismo itinerario. No podrá en vista de las razones que llevamos alegadas, atribuirse á pedantería el que nos separemos de la opinión de tan respetables escritores. Convenimos en que el Oleastrum de los romanos era la primera mansión que se hacia saliendo de Tarragona para Tortosa ; pero no creemos pueda lijarse en Cambrils. Indudablemente na sucedido con aquel pueblo lo que con otros muchos que el tiempo, poderoso destructor, ha borrado hasta el menor vestigio de su existencia. No fué tampoco Oleastrum pueblo notable, ni aun durante la dominación romana. Ninguno de los geógrafo, maestros le nombra sino romo mansión: ningún hecho digno de mtncioiiarsc nos trasmiten los historiadores de aquel tiempo. No se da tampoco á conocer en los libros que tratan del imperio de los godos, ni en los (pie refiereu la irrupción de los árabes y prolongada lucha que se trabó para arrancar á estos del suelo español: la historia de Cambrils principia en el siglo XVII. Decididos los catalanes ert 1640 á sostener la guerra contra Felipe IV, miles que humillarse ahte su valido el conde-duque , cualesquiera que fuesen las consecuencias de su arrojo, señalaron como plazas de armas aquellos pueblos por donde pndian ser acometidos, y entre otros le tocó esta distinción ó desgracia á Cambrils. Declarada la plaza de Tortosa por el rey , la diputación catalana dispuso que el diputado D. .losé Miguel de Quintana, que había salido de Barcelona el 15 de setiembre, para escitar los ánimos á la defensa en los pueblos cercanos á Aragón, se apoderase de aquella c; sin embargo de que les constaba no tenia tropa, ni dinero, ni otra prevención alguna. Recibió el diputado esta orden en Gineslar el 48oIel rilado mes, y viendo fa imposibiKd.ul de llevarla á ejecución, ofició manifestando todos los inconvenientes , y cuánto mas útil seria fortificar el Coll de 15alaguer , para dejar por aquel lado impenetrable la entrada del país. Sin esperar respuesta , convocó los labradores de la comarca y los tercios de Montblanch, Tarragona y.Villafranca del Panados, que debían guarnecer la plaza de Cambrils. Poco satisfecha la (fiputacion con esta conducta, envió la vuelta de Cambrils á un conseller en cap. D. Juan Luis de Caldos, hombre de avanzada edad, con la tropa de D. José Dardena y los mosqueteros de José Molías, con la artillería y municiones correspondientes. Cables y Quintana se encontraron en la espresada v. , creyendo el conseller hallar un ejército con el diputado; persuadido este que el otro le traía un gran refuerzo, y sorprendidos ambos cuando vieron que remudas sus huestes solo componían unos G00 hombres, sin anuas, sin víveres, todos visónos , é ignorantes en el manejo de las armas. Con tales elementos desesperaron los dos gefes de adelantar nada contra una plaza tan bien provista de todo como Tortosa , y de romun acuerdo se encaminaron á mantener los pueblos ocupados y fortificar el Coll de Balagucr , como Miranda se había propuesto. Mas desazonada la diputación con el proceder de su conseller en cap., quien apesar del aumento de fuerzas, se contentaba solo con saquear, talar y quemar los campos inmediatos á Tortosa, pero sin expugnar ni acercarse d la plaza, se exoneró del manilo como inútil, nombrando en su lugar para el gobierno de Cambrils y tropas de la ribera, al cond» de Cavella, maestre Je ranino del tercio de Tarragona, l’or mas esfuerzos qu<t los catalanes hicieron , y no obstante lo envalentonados que las promesas do Francia les habían puesto, no pudieron impedir la entrada de las tropas reales, ni que el marques de los Velez que las mandaba lo arrollase todo. Rompió el paso del Coll de Balaguer, y se apoderó sin resistencia alguna del Mospit.ilot. Salió luego de aquí y.se dirigió á Cambrils, creyendo que en esta plaza.se defendería con tenacidad, pues se decía que las tropas que se habían dispcrsado_ se haliían reunido en esta v. con resolución de defenderla ó impedir la marcha del ejército, para dar tiempo á la diputación de hacer las levas, y poner en estado de defensa á Tarragona y las demás ciudades.

Antes de acometer la v. de Cambrils, el general envió á la guarnición y á sus habitantes un religioso capuchino de ios que había traído de Aragón, con el fin de servirse de su autoridad para sosegar sus ánimos y facilitar sus operaciones. Le escolto una compañía de caballería con un trompeta, y cuando llegó á la vista de las trincheras, lo dejaron haciendo llamada, y fué recibido con mucha reverencia, pero con gran cautela, temiéndose los castellanos que cometieran con él algún desmán. El dia siguiente lo despidieron de la plaza sin haberle hecho daño alguno, pero sin haber dado oido á sus propuestas ; antes bien le dijeron los cabos que estaban resueltos á morir en defensa de su libertad.

El religioso referia que, según se decia en el pueblo , había fin él 15,000 hombres , y que el ruido que hnbia oido, le parecía de mucha gente. Los paisanos que custodiaban las fortificaciones del Coll y estaban encargados de su defensa , para cubrir la ignominia de haberle abandonado con tanta cobardía sin haber hecho ningún esfuerzo , acusaron de traición al conde de Zaballa, y por evitar su furor se escapó. D. Antonio Armcngol, que era cabo de la gente del campo de Tarragona y gobernador de la plaza de Cambrils, Jacinto Vilosa y Carlos Metrola , sargento mayor do su tercio, tres hombres llenos de patriotismo y de valor, entraron con su gente en la plaza con ánimo de defenderla hasta sepultarse en sus ruinas: ¿pero qué podían hacer estos hombrescou su generosa resolución, si los soldados que tenían, lejos de estar subordinados y sujetos, mandaban con arrogancia y furor , y olriigaban con amenazas á los gefes á obedecer á sus caprichos y ejecutar sus imprudentes resoluciones? Luego que llegó la noticia que el ejército del rey iba á acometer la plaza , todas las gentes se pusieron en la mavor confusión , saliéndose los mas tímidos de ella por librarse del peligro, y los mas osados de los pueblos vea, iban á encerrarse en ella para hacer ostentación de su valor. Era Cambrils en aquel tiempo una v. pequeña, sin mas fort. que unas débiles murallas medio ronsumidas del tiempo y casi arruinadas, de modo que h multitud du las gentes que so encerraban en ella, mas servían de estorbo que de servicio para su defensa. Cuando estaban en la mayor agitación se presentó delante de ella D. Alvaro Quiñones, que aquel dia estaba

en la vanguardia, y la acometió con 500 caballos. Los dividió

en escuadrones creyendo que los enemigos estarían fuera de la v. para impedirle que ocúpate lo¡ puestos convenientes para el ataque; y á poco rato se trabó entre una multitud de ellos una pequeña escaramuza que duró muy poco titmipo, porque los catalanes no guardaban orden ni sainan defenderse ni huir. No tenían plan, ni se veía subordinación á ningún gefe, obrando cada uno de por sí como gente colecticia, que no resiste jamás á un pequeño número de tropa disciplinada. En uu momento fueron todos dispersados , quedando muertos eu el campo mas de 400 hombres , muchos heridos y estropeados , dejando huir por compasión á los demás, que por hacerlo con mayor ligereza arrojaron las armas, y se volvieron á sus casas. Algunos soldados castellanos fueron muertos y otros heridos, porque los catalanes puestos detras de los troncos de los árboles.»donde no se les podia ofender, disparaban desde allí á su salvo, mientras se peleaba con los deroas; mas lueg > que empezaron á huir, los que quedaron no se atrevieron á disparar y siguieron su ejemplo , siendo mas cobardes que los que se habían espuesto cu campo abierto á los tiros de los enemigos.

Estando el marques en marrlu con el ejército, le llegó el aviso de esta acción, y mandó á la vanguardia que adelantase para sostener á la cabal loria, pero guardando siempre el orden , porque no fueran acometidos de los enemigos cuando estuviesen ina? descuidados, pues se podia temer que ?.« hu hieran reunido en los bosques los que se habían dispersado, y atacarlos con todas sus fuerzas. Los de la plaza, viendo que se aumentaba tanto el número de los enemigos, y que era muy superior á las fuerzas que tenían , se dieron por perdidos. Enviaron , pues, un religioso carmelita descalzo al general, pidiéndole que mandase suspender las hostilidades por espacio de cuatro di,-.s, mientras daban aviso á Barcelona, con el lin de engañarle y ganar tiempo para que llegase el socorro que esperaban. El marques conociendo el artificio, les respondió que. sí entregaban la plaza antes de, ser atacada, les concedería la vida; pero que si le obligaban á usar de la fuerza para reducirla, tos pasaría á todos á cuchillo , y que tuviesen entendido que en acabando de llegar las tropas empezaría á batirla.

Quiñones, ahuyentados y dispersados los que estaban fuera de la v. con su caballería, repartió sus cuerpos de guardia por las avenidas , y con lo restante de sus caballos ocupó los puestos importantes. Se apoderó del conv. de San Agustín, que estaba enfrente de la puerta principal, donde se podia colocar una batería, sin que los religiosos que salieron á la defensa pudieran impedirlo; antes bien sucedieron muchos estragos y escándalos, porque un religioso hirió de un pistoletazo á un soldado. Entraron los demás en furia y vengaron con la muerte de muchos este agravio, y después de haberlo saqueado, quedó todo en poder de la tropa. (VER MÁS EN ORIGINAL)