ALPUJARRAS

tiene este nombro nn distr. ó ten. moa

Asimismo se consideran como pueblos de la Alpujarra, Berja, y Dalias por tener su situación en el escabroso terreno de donde toma su denominación, y también porque dependieron en otro tiempo del corregimiento de Ugijar. Antigua

mente se consideraban como pueblos del mismo terr., Caralauna, Bayacas y Soportujar

Comprende este terr. varias sierras de considerable altura, que forman grupos compuestos de muchas cordillera, que toman nombres particulares , como sierra Bermeja, sierra do Gador etciudad (•). Esta última y la Contraviesa; llamadas por los árabes Monles del Sol y del Aire, que son el núcleo ó armazón de las Alpujarra», forman parto del sistema bélico (•’), que si no es el mas estenso, es sin duda el mas notable de todos los demás por su elevación , y pueden considerarse como dos estribos muv altos en linca paralela á la sierra Nevada, entre esta y el»Mediterráneo. El Terrl.no do las Alpujarras es áspero y de suyo muy quebrado , á eseepcion del pequeño valle de Andarax , por cuya causa !a mayor parte está inculto; pero en aquellos parages que han sido susceptibles de recibir la benéfica impresión de la mano laboriosa del hombre , allí ostenta la naturaleza lo mas rico y variado desús frutos , y ofrece el cuadro mas encantador con que pueden blindar para que se elija por morada («»). Cortado este terreno por valles profundos en dirección de N. á S., es abundante de aguas, eonioqueenél brotan muchas fuentes que forman arroyos, ríos, y vistosas caseadai. Despréndeilsc de las cordillera de sierra Nevada el r. Almeriaó Andarax, que se une al nombrado de Obanes , y ambos desembocan en el mar, junto á Almería: los de Adra y Alboloduy, cuyas descripciones particulares hemos publicado: el de Nechile que se incorpora con el de Valor, cuyo origen se halla en la misma sierra: el de Berrhul y el del Barranco de Poqueira, que se juntan á las inmediaciones de Orgiva, desde donde toma ya este nombre, y va á desaguar junio á Motril. En el puerto llamado de la Bagua nace un r. poco caudaloso, escepto en el invierno en que recibe aumento su corriente, y se denomina también de la Ragua; fertiliza y liana el pueblo deBayarcalylosterm.de Laroles, Piccna, Cherin, Lurainena, hasta llegar junto á Darrical, donde se une al de Valor. Este traesu origen del barranco de Mecina-Hombaron, y antes de unirse á dicho r. de la Ragua, baña los término de Ya tor yJorairata, pasando por Iscariantes, última forl. que tu vieron los moriscos en este partido y cuyas ruinas existen todavia: recorre luego la pequeña vega de Benivar y fuentes do Marbella, que son baños medicinales en término de Berja, y va á desaguar en el Mediterráneo por Levante. Y por último los r. denominados de Paterna y Laroles, que se reúnen á los dos últimamente mencionados en las inmediaciones de Darrical. Todos estos r., y otras muchas corrientes que seria muy prolijo enumerar ahora, puesto que en los art. de los pueblos por donde pasan, hemos de hacernos cargo de ellas, llevan por lo común muy poca agua fuera del invierno, á escepcion del r. de Orgiva, que en algunas épocas del año se necesitan vadeadores para pasarlo por no haber puente alguno , á pesar de que por espacio de muchos años se exijió un impuesto para formar el que se principió, y en una de las avenidas del r. quedó tan destruido, que apenas se conocen en la actualidad sus cimientos.

Fertilizado, pues, el Irrr. délas Alpujarras, con tantos manantiales de ricas y cristalinas aguas ; reúne ademas el privilegio especial de hallarse refrescado con los ventisqueros de las sierras, y caldcado por los aires calurosos del África. Asi (pie en un solo día se puede pasar desde una playa ardorosa, cubierta con el verdor de los trópicos, hasta las cumbres heladas donde llega á desaparecer la vegetación; siendo tan vario el aspecto que ofrece la naturaleza, que en muy pocas horas se pueden recorrer lodos los climas,

C) La importancia que por si tienen las sierros enclavadas en el lerr. de las Alpujarras, nos obliga á dedicarles art. separados, en los cuales descenderemos a examinarlas circunstancias particulares que concurren en cada una de ellas.

(«) No existiendo en nuestra Península una cord de montañas de donde parlan , romo ramilicaeiones suyas, la mutliiud de crestas y elevados cerros de que está critado e1 terr. español , pueden referirse á seis los sistemas montañosos que en él existen. 1.» Sistema Pirenaico; 2.° Ibérico; 3.» Carpelano-Belónino 4.» Lusitano; 5.’ Mariánico; 6.» Retiro.

(***) Como pruc’a déla fertilidad del lerr. de lai Alpujarras, basla decir que en la v. de Ugijar , cap. de su ont partido un marjal que comprende 25 varas en cuadro de tierra , vale por lu común en venia 1,200 hasta 1,500 is. , y prod. en rtnla anual 1 lj2yilan.de trigo.

desde el ecuador á las regiones polares, son muy pocas las plantas que no pueden cultivarse al aire libre. Cerca de la costa prospera el algodón y la caña dulce, y lian llegado á aclimatarse un gran número de vegetales de la zona tórrida, como los míanos, el café y el añil. Las últimas plantas que allí se encuentran son las dolos montes Hiperbóreos, el andrósaco setcntrional, la sablina de Noruega, la sagifraga ó quebranta-piedras de Groenlandia, mezcladas y confundidas con los sauces herbáceos de la Laponia. Las principales prod. son el vino, aceite, cebada, centeno, almendras y seda: los pastos son admirables, y con ellos se mantiene mucho ganado lanar y de cerda, cuyos pemiles son esquisitos: hay una multitud de yerbasy plantas medicinales; aguas minerales-ferruginosas en el término de Bcrchul, que producen un asombroso efecto en las enfermedades gastritis crónicas y epatitis del mismo género ; bosques de árboles frondosos y frutas delicadas; cantoras do piedra esqulsila, y minas do diferentes clases, especialmente de galena plomiza en sierra de Gador (V.) en tanta abundancia , que este pais que antes parecía ser la cuna de la escasez y de la abyección, y cuyos moradores proletarios , entorpecidos con el narcótico de la miseria, yacían en el estupor de la molicie y en el olvido; esto pais, repetimos, descubiertos los inmensos tesoros encerrados en las metalíferas entrañas do la privilegiada sierra de Gador, ha cambiado enteramente de aspecto, y se halla transformado en otro de opulencia, do riqueza y de ilustración.

Cruzan osle torr. varios caminos principales de N. á S. hacia la cosía: 1.» en su parle mas occidental, el que va á parará Motril desde Granada: 2.» el que con la misma procedencia pasa por I’adul, Mondujar, Tablale.Lanjaron, Torniscón y se dirige á Albuñol: 3.» ol do l’gijar á Uerja y Adra: y 4.° el que desdo Granada, pasando por Guadix, Abla, Gergal y otros pueblos va á parar á Almería. Adornas de estos caminos, siempre difíciles por lo escabroso del terreno, hay otros de comunicación do pueblo á pueblo, por lo regular en mal estado, que so ponen intransitables en ciertas estaciones.

La elevación arramblada ó entrecortada de todo el pais, en que apenas so observa un pequeño llano, le constituye naturalmente fuerte y defendible á poca costa; por eso ha sido en distintas épocas teatro délos notables acontecimientos de (pie vamos á ocuparnos.

Histoma. Estrabon miró esta montaña, como un ramal del monte Orospeda, siendo uno de sus cabos Sierra Morena, y avanzando otro por el S. hasta al Calpe. Ptolomco dejó al Orospeda en la Tarraconense, y contando entre los dos montes de mas nombradla de la Bélica, el llipula que coloca á los 7° 20′ de long., y 37″ 30′ de lat. (según la edición Argentina), cuya altura de polo es la misma do Nebrija y Carisa;esleessi¡i duda el nombre con que so conoció en loant. la montaña do las Alpujarras. Aunque Estrada supone haberse llamado del Sol; según el testimonio do Plinio, este monte, es decir el Mons Solorius del que sin duda hablará Estrada , era el que dividía á la España Tarraconense de la Bélica , llamándose hoy Sierra Nevada; pues esta sierra es la que forma el oriente de la ant. Botica, y la divide de la Bastitania. Tampoco en la interpretación de la voz Solorius que presenta Estrada dlciéndola del Sol, puede determinarse con seguridad: San Isidoro de Sevilla, en sus etimologías, dice, llamarse Solorius á singularitate; porqne esel que se eleva sobre todos los montes de España; ó porque apenas aparece el sol, ó antes de aparecer ya le inflaman sus rayos. El nombre que corrompido hoy, so dice Alpujarras , fue dado á esta montaña por ios árabes : Bomey, con Mr. do Sacy, supone que Suar el Kaisiy otros revoltosos de la Andalucía oriental, levantaron por las serranías de Granada algunas fort., llamadas A l-Bordjela (Cast. de los aliados), do, cuyo nombro estragado ha venido á formarse el de A /pujarías, Xer¡T*Aledrix y Conde han congeturado mejor llamarse Alpujarras de Al Bug scharra que so interpreta sierras de yerba ó de pastos. No encontramos fundamento alguno á la opinión de los que suponen venir el nombro Alpujarras do haber poblado estas montañas un moro llamado Ahrain Alpujar: ni por ser tierra guerrera, como dice Nebrija, ni tampoco encontramos bastante razón en la corruptela que quiere traer Cortés do llipula, llipuja, Alipuja-acra, Monte llipuja; pues no se olrece, como se haya traducido la voz inons en aera, aunque se presente propia la aplicación de ambas voces unidas ili y aera equivaliendo á decir Mons altus en el idioma que se habló después de la época en que se estendieron asi la raiz iíi ohil, como acra en el terr. ibérico; pues si bien es natural la conversión da las raices ili y acra en Mons altus, y J/ohí a/fus en Monte alto» no lo es que de Monte alto haya venido al segundo y á decirse ili acra en ol tercero. El moro Rasis ensalzando á Abdalaziz, dice, no haber quedado nada en España de que no se hiciese dueño, escoplo las montañas de Asturias; no obstante Elorian de Ocampo afirma, que gran parta de estas sierras quedó sin ser conquistada á causa de su aspereza. Nótase, en la hisl. de Bcn Ketib Alsalami, la mucha población de este terr. Eran sus moradores estraordinariamenlo belicosos. Rebeldes al emir de Córdoba, capitaneados por Suar ben Hamboun el Kaisi que se titulaba rey de las Alpujarras, alcanzaron una gran victoria en las campiñas al S. del Guadalquivir, matando 7,000 hombres al walide Jaén Gaud bcn Abd el Gafir que quedó él mismo prisionero ; y se tendieron por toda la provincia (año 890). Despechado Abdalá, acaudilló fuerzas , v buscó el encuentro del Kaisi que le esperaba en la falda do la Alpujarra: fue el Kaisi batido, cayendo prisionero, y presentado al emir, le mandó cortar la cabeza, que envió á Córdoba Con la noticia de su victoria (por los meses de junio ó julio del mismo año). Algunos historiadores le traen sobre lósanos de 891 tomando á Granada; pero es un error cronológico. Almed bcn Mohamed el Hambdani, fue nombrado por la morisma serrana su caudillo (año 919), y fortificó crecido número de castillos en las Alpujarras. Las tribus de estas montañas so manifestaron contra el nombramiento del califa Soleiman, hecho en Córdoba (año 1009). Los edrisilas dominaron todas sus vertientes menos el torr. de Almería Encontráronse los alpujarreños bajo las banderas del caudillo Mohamed ben Said en 1162, marchando contra los almohades hacia Granada. Entregó el rey moro las Alpujarras á los Reyes Católicos, después de tomada Baza (año U90). Bebdáronse los alpujarreños al siguiente año, y no logró pacificarlos el rey D. Fernando, sino con mucho trabajo, y nombró un gobernador para este pais. Varias veces repitieron el grito de libertad contra un yugo que no podían soportar; pero la rebelión mas considerable fue á mediados del siglo XVI. Beunidos los principales en Cadiar, pueblo situado en la cslremidad de la montaña, nombraron por su rey (ano 1569) á D. Femando Valor , joven do mucha intrepidez y talento, de edad de 25 años; siendo descendiente de los reyes de Granada, tomó el nombre de Aben-IIumcya que había sido el de sus abuelos; empezó el uso de sus facultades, y se gobernó con tanto secreto que la corle de Felipe II nada pudo penetrar cuando ya lodos lo.* hab. de las Alpujarras estaban armados. El marques de Mondejar, entrando en algunas sospechas, pidió mayor número de tropa; pero Deza se opuso por competencias particulares entre ellos, y se negó el refuerzo. AbenHumeya que trataba apoderarse de Granada, hizo sus tentativas para ello;.y entonces fue cuando el Rey mandó fuerzas para Granada. Entre tanto Abcn-Humeya fortificaba los desfiladeros y las gargantas por donde se debía pasar para llegar á las Alpujarras, y puesto al frente de un cuerpo díó el mando de otro á Aben-Farax, primer motor en la insurrección. Visitaron los pueblos, destruyeron los altares é imágenes, convirliendo en mezquitas lasigi.j dando muerto á los sacerdotes y á todos los que no querían abrazar el mahometismo. El marqués de Mondejar, luego quo recibió los refuerzos, salió á sofocar la rebelión: halló alguna resistencia en las montañas; pero al fin Aben-Humeya tuvo que retirarse á lo mas inaccesible de ellas, y en poeos meses fueron reducidas las Alpujarras y sometidos los rebeldes. El rey Felipe queriendo evitar nuevas sublevaciones, mandó que los prisioneros mayores de once años, sin distinción do seio ni condición, fuesen vendidos como esclavos, lo que irritó á los moros de tal manera, que volvieron á las armas. Mondejar no tenia para pagar los soldados; perdió su autoridad, y se desertaron no pocos, saqueando los pueblos y matando a muchos moros, por lo cual acabó de escitar la rebellón bajo las órdenes del mismo Aben-Humeya. La guerra se hizo con gran calor: el marqués de Mondejar trataba con notable consideración i los vencidos, en la persuasión de qus muchos eran cristianos, (bajo este nombre habían fraguado su conspiración); pero acusado de inteligencias con ellos, no dio cuartel á los vencidos, ac«¡on bárbara que le desacreditó. El marqués de los Velcz entró en las Alpujarras, donde tuvo varias acciones con los moriscos, peleando estos con el judicial de lbiza: corresponde á la jurisd. y feligresia de la v. de Pilma. Tiene un oratorio público servido por un teniente ó vicario delegado del cura de la matriz (V.).