ACADEMIA LITERARIA Y CIENTIFICA DE INSTRUCCIÓN PRIMARIA ELEMENTAL (HISTORIA DE MADRID)

(calle de Bario Nuevo número 5).

La fundación de esta ilustre asamblea, data desde el año de 1642, en que el señor D. Felipe IV accendiendo á la p e tición de varios profesores de primera educación , dio p e r miso para que estos formasen una congregación con el t í tulo de San Casiano, aprobando los estatutos que se formaron y confirmando las gracias v preeminencias que Don Enrique en 1370 , D. Fernando y Doña Isabel en 1500, Carlos I en 1540 y D. Felipe I I I e n 1610 habian concedido álos precitados profesores. Dichas preeminencias eran las que se otorgaban á todos los que ejercían artes liberales, exentos de quintas, levas e t c . En 1780 fue estinguida la congrega cion de San Casiano por mandato del Consejo de Castilla, formándose con el título Colegio Académico otra que no solo continuó los buenos servicios déla anterior reunión de profesores, sino que en 19 de setiembre de 1782 , aumentó c á tedras gratuitas en todos los ramos de primera enseñanza.

Ademas, durante 11 años trabajó incesantemente la Academicen todo lo que podia influir en la mejor educación de los niños, hizo varios servicios al estado y llevó á cabo cuanto creyó conveniente para dar lustre y honor á la c o r poración.

En 1791 y en virtud de real decreto de 25 de d i ciembre, el Colegio Académico cesó con este título y fué creada la Academia de primera educación bajo la inmediata dependencia de la primera secretaría de Estado. En 1804 cesó totalmente esta corporación y ocupó su lugar una j u n t a llamada de Exámenes , la cual reemplazó en este cargo á la denominada general de Caridad. En vano t r a bajo hasta 1808 reclamando del Gobierno medidas que g a rantizasen para lo futuro la mejor instrucción de la niñez y la protección debida á los profesores, pues el Gobierno i n truso de esta época derogó cuantas leyes y disposiciones regían para normar la enseñanza pública. En 1816 la Junta de Examenes y la general de Caridad reclamaron del Gobierno una regularizacion para la enseñanza primaria, creándose en su consecuencia 62 escuelas gratuitas en esta corte para los niños pobres é igual número’para niñas, quedando todas bajo el inmediato patronato de la Junta de Caridad, hasta que en 1820 cesaron en sus funciones, tanto esta c o mo la j u n t a de exámenes y el colegio académico. Declarada como gefe inmediato la Diputación provincial, esta las v o l vió á abrir reuniendo en su seno varios y distinguidos profesores.

Después de no pocas vicisitudes y alternativas e s tableció en 18421a Academia cátedras gratuitas para l o s a s – pirantes al profesorado y en ellas se enseña religión y mor a l , ortología, caligrafía española é inglesa, matemáticas, ideología; gramática general aplicada á la española , historia , geografía , dibujo lineal, natural y de adorno y cuanto necesario y brillante pudiera desearse, tanto en las escuelas elementales como superiores. Muchos y muy aventajados discípulos salieron de las aulas de la Academia y como una muestra del agrado que merecían sus esfuerzos, el regente del reino en marzo de 1843 le dio las gracias asegurándole que en todo tiempo podia contar con su protección y la del Gobierno. En 1840 y hallándose en un estado floreciente esta academia mandó cerrarla la superioridad, ordenando que en lo sucesivo todos los aspirantes al profesorado hubiesen de cursar en el Colegio Normal para su presentación á examen.

Desde entonces la Academia se ocupa en dilucidar cuestiones de educación que presenta en discusión pública mensualmente y en otras disposiciones encaminadas á dar el mayor impulso á la educación de la juventud. La Academia á fin de hacer mas llevadera la situación de varios profesores que en casos de enfermedad se viesen necesitados de los recursos indispensables para su curación, determinó en el mes de enero del corriente año que se socorra con 10 r s . diarios por quince dias á todo académico enfermo, creando ademas una Sociedad de socorros mutuos para atender con sus fondos á las viudas é hijos de los asociados y socorrer á los que se imposibiliten para ejercer la profesión ó dedicarse a otra ocupación decente y decorosa. Loable pensamiento que h a rá enjugar las lágrimas de muchas familias, que con la pérdida del padre ó del esposo , quedaban reducidas á la m i seria.