Cambad Y Circunstancias Del Terreno. El del valle de los Pedroches es en general llano, asi como las sierras que I« circundan montuosas, ásperas, llenas de riscos y escabrosidades. Estas sierras que torman cord, y son los verdaderos montes Marianos, curren de E. á O. : uno de sus ramales le separa de la provincia de la Mancha, y sus vertientes meridionales forman el r. Guadalmez. Por la parte del S. tiene de espesor y travesía desde sus vertientes sel. hasta las márg del Guadalquivir de 8 á 10 leg. por do quiera, y su altura sobre el nivel del mar, puede regularse en mas de 800 varas castellanas. El terreno de la parte llana del valle es flojo, árido, arenoso, silíceo menudo y de secano: está dividido en deh de encinar asignadas á los propios, y en la de los veciudad llamada de la Jara. El resto de la tierra llana , fuera de lo amortizado de monjas, fáb., capellanías, cofradías y algún otro vinculo que comprendían las 2 terceras partes, está subdividida en pequeños predios llamados hazas. cercados y herrenales , contando con alguno de ellos la mayor parte die los veciudad Se cultiva en general sembrándose cada 304 años una hoja, asi llamada cada porción de las 4 en que se tiene convencionalmenle dividida el terreno de la v. ; y aunque el suelo y el clima son ingratos , á fuerza de abonos y de una constante laboriosidad se consiguen reeuhires cosechas, que podrán ascender de GO á 66,000 fan. unos años con otros. La parte montuosa е.ч por lo regular infructífera, pedregosa y cuajada de riscos, por lo cual no produce mas quo las jaras y monte bajo para combustible, y el sembrar alguna roza, que consiste en corlar el monte, quemarlo en el mismo sitio, v con e.-,te calor y abono se le tira la semilla: si es año de lluvias proJuce regularmente, pero si seco se agosta aun en berza, y se pierde trabajo y simiente. En lo demás do la sierra aproximándose á su centro y al Guadalquivir, varia el terreno y abunda la arcilla hasta hacerse tenaz en muchas partes»; siendo fértil y pobladísimo de monte bajo como la rnndi oña, mata prieta /coscoja, charneca, abiernago, brezo, etciudad Las maderas y leñas hay las necesarias de encinar en las deh. de monte’alto, ñero no existen destinadas ningunas para la armada nacional.
Ríos Y Arroyos. Por el centro de la población corre de E. á O. un arroyo llamado antiguamente de la ч Casas, y fuera déla v.de los Alamos, por los muchos que poblaban sus márg. : en el dia se le nombra de la Condesa, formándolo las vertientes de las 3 colinas en que está fundada la población y los derrames de las casas. Al S, y á poco mas de 1/4 de hora corre una insensible loma que divide las aguas del i¡i4i<l’ib¡n’ifii- y Guadiana , de la cual nacen ios arr. Guadarramilla, Sla. María y Guadamora, uniéndose el primero al r. Zuja, y los 2 «últimos al tiuadalmt: que corre hacia el O. La misma loma da nacimiento á otros varios riach. ó arroyos que desaguan en el Guadalquivir, siendo entre ellos los mas notables el arroyo Garda , el Tiro de Barra y el Guadalcazar: todos ellos entran en el r. Cuzna, que» habiendo nacido á 2 leg. enjurisd. de Villanueva del Duque, atraviesa el term, comuiide los Pedroches, confluyendo en las Mesías, entre Adamuz y Obejo, con el Gua’dalbarbo y Varas, los que reunidos toman el nombre de Guadametlato, enriqueciendo al Guadalquivir por cima del puente de Alcolea. El Guadalbarbo, aunque tiene origen íleg. al O. en térm estraño, cruza también el de Pozoblanco por la Gargantilla y cerca de Pedrique, incorporándose como se ha dicho con el Cuzna en lis me>tas de Obejo. En ninguno de los precitados r. y arroyos son desastrosas lasdesbordaciones, ya por no haber pueblos algunos en sus márg., y ya por que corren á una prodigiosa profundidad y como encajonados entre las sierras que los circundan , por cuya razón no pueden sus aguas destinarse al rie
go, y solo se aprovechan en dar movimiento á diferentes molióos harineros.
Caminos Y Corrp.os. Doloroso es confesur que habiendo sidoenloant según demuestran algunos restos, magn^ficas calzadas las que atravesaban el valle de los Pedí oches, yacen hoy intransitables en su totalidad: en el di» solo existen caminos de herradura, á escepcion de la parte llana de dicho valle que por do quiera puede transitarse con ruedas ; siendo los que hay para Coi doba y Sevilla. mas bien que caminos, una continuación de precipicios. Los correos son dos semanales, los cuales llegan los martes y sábados al mediodía, y salen los miércoles y sábados á las 10 de la mañana para la adm principal de Córdoba; entrando y saliendo en los mismos dias las hijuelas de los pueblos del part, jud de Pozobianco y del de Hinojosa.
Producciones. L;i de cereales es la que mas abunda, sin emuargo du .o cual no basta para el consumo y se impurlan de ios pueblos colindantes, principalmente de Hinojosa y Bemlcazar. El fruto de bellota de In deh. de la Jara y de las de propios de todas las v. rie los Pedrorhes, es también abundante y productible por las grandes piaras de cerdos que se c*ban’con él, pudiendo valuarse de 40 á 50,000 reales anuales el correspond lente á Pozoblanco. Las nuevas plantaciones de olivos rendirán ya de de 6 á 7 mila.de aceite cada año ; y las anl. y modernas de viñedo suelen producir de 3 á 4,000 a. de vino. Se cria ganado lanar, cabrio y de cerda, muy poco yeguar, mular, asnal y vacuno, regulándose de IX á 20,000 ovejas, de 4 á 6,000″cabras, de 7 á 8 mil cerdos , de 1,400 á 1,t¡00 caballerías de todas cluses para la labor y arriería, y de 20 á 25 yuntas de bueyes. Los animales dañinos quo se conocen son lobos, zorras y tejones; abundando el jabalí, el venado, la cierva yelcorzo y la caza menor de liebres, conejos, perdices, etc Hay por úlUmo en .su lerr. minas de diferentes especies, innumerables canteras de piedra sillería llamada de granito 6 sal y pez, y varios nacimientos de aguas minerales, de los que ni aun se ha hecho el análisis de sus piincipios constitutivos.
Industria. Está reducida á la fáb. de bayetas, de que se llegaron acontar en algún tiempo mas de 400 telares; habiéndose construido recientemente para reanimarla una maquina de hilados movida con vapor. Las bayetas son de 40 varas de la,-go y 3 cuartas de ancho cada pieza, y tienen que llevarse á ios batanes del Guadalquivir, dist.’lO y 41 leg., por carecerse de este artefacto a falta de gredas y aguas corrientes perennes, hay 8 tintes para darles colores, pudiendo graduarse que se elaboran aun 6,000 piezas al año. Cuéntaiife ademas una fáb. de chocolate , varias de jabón blando, alguna que ot¡ a alfaiena, diferentes molinos harineros y O de acuite en las posesiones de olivar de la sierra; pero al ramo que mas se dedican sus naturales es al de la agricultura y arriería.
Comehcio. Las operaciones comerciales se reducen á importar los art. deque se carece, como añiles, brasil alumbre y demás efeclo-i para los tintes; cacaos, azúcar! habichuelas, pimiento molido, frutas verdes y secas, vino! aguardiente, aceite, bacalao y demás art. alimenticios; hierro, acero y otros objetos para la »gricnlluta y las artes; haciéndose las conduciunes generalmente por los arrieros de la población Los que se esportan son carneros, cerdos y otros ganados que se crian 6 alimentan en el pais, las bayetas de la lab., chocolate y objetos de alfarería; siendo !o común hacer en dinero estas especulaciones y alguna vez en ciimbio de otros frutos y cfectoí. Finalmente, desde el año de 184i se celebra una feria libre de derechos en los dias 24, Ío y 26 de setiembre; vendiéndose en ella toda clase de ganados, hierro, acero, ropas del reino, quincalla y comestibles.
PoblaciÓn : 1,687 veciudad, G,»48 aim. Riqueza Imp.: 686,470 reales co.vrn. -. 261.51Î reales 2í mreales El Presupuesto Municipal asciende anualmente á unos 80,000 reales, que se cubren con el fondo de propios y con el de comunes.
Мыошл Л mediados de octubre de 1836 llegó á esta población oí caudillo carlista D. Miguel Gómez, y siéndole embarazosos los prisioneros que con iucia, les dio Überlud rasgo que le honró mas seguramente que los mismus hechos de armas á que los debía. El 16 continuó su tmircha á Villanueva de Jara. Es patria del erudito D. Juan ‘Jiués de Sepúlveda, cronista de los reyes Carlos I y Felipe II ; de Juan Fernandez Franco, escritor del siglo XVI ; de San Bernardino y de •las venerables Sor Marta l’eralvo y Sor Úrsula de San Basilio.