PLAZA DE TOROS (HISTORIA DE MADRID)

(fuera de la puerta de Alcalá.) Al reblar dc la de Madrid y de las corridas que en ella se ejecutan , debemos prescindir de las cuestiones que traen agitados á los aficionados á esta clase de diversiones acere, de su índole y origen. Bien sea que en España no se con ciera la lidia’de toros antes de la invasión de los africano^ ya que en tiempo de loÍ romanos se empezara á lance\n en algunas justas y circos, es lo cierto que data dciudadm y ant. en nuestro pais esa decidida afición que se nota 1 es-I a c- il.a.s-e- dJ e. .e spectácu.loL.s., rL a exageració„n„ de .a|.l’iginimoso e^se^ del tonto de arte de l i d i a r / q u e en lo ant». e ra un terrible espéetaeuo critorés tauromáquicos les ha llevado á decir, que ning .

•onocido un oríeen mas noble que la uci ( t i n to asimilarla á íá p o r t e mas vilipendiada de la sociedad.

profesión ha reconocido origen i m u i t *» ~ . ¿ c r e r ó , mientras otros la han deprimido hasta cl punit en cl cual luchaba la fiereza de un b r u t o con el arrojo y valor del hombre, se ha modificado notablemente; entonces no estaba sujeto á reglas dc ninguna especie, y eran muy frecuentes las desgracias que originaba. Posteriormente se empezaron á estudiar los modos de precaverlas , e s tableciéndose algunos principios tan perfectos y bien entendidos, que el que los posea con las circunstancias que ellos previenen evitará con facilidad los riesgos tan comunes que acarrea la lidia. Algunos aficionados se ocuparon en escribir ciertos tratados para probar la necesidad dc crear una cátedra de tauromaquia , en donde se aprendiese con todas sus reglas, colocando al frente un maestro, con los elementos necesarios para llevar adelante la enseñanza de los que quisieran dedicarse al t o r e o ; establecióse en efecto por decreto de 28 dc mayo de 1830 una escuela de tauromaquia en Sevilla, á cuyo maestro se le asignaron 12,000 reales anuos, 8,000 á un ayudante y 2,000 á cada uno de los 10 alumnos deque debia constar. Esta medida fue en España, fue en Europa censurada, en nuestro juicio con fundamento, formando particular contraste con la real orden que pocos meses después , despidiendo á los alumnos, mandó cerrar las universidades.

Hecha esta ligera reseña , hablemos de la plaza de Madrid.

Desde muy ant. Venían celebrándose en esta v. algunas corridas de toros en la Plaza Mayor, á las que concurrían un inmenso gentío, ya de la cap. como dc los pueblos comarcanos, en términos, que fue necesario disponer otro local de mas amplitud, habilitándose al efecto una plaza junto á la casa de Medinaceli; después otra hacia la plazuela de Antón Martin; otra hacia el soto de Luzon; otra saliendo de la puerta de Alcalá, mas dist. de la que hoy hay, y últimamente la que en la actualidad existe, que se labró para propiedad del hospital general, estrenándose con gran pompa y lucimiento en 1749 , habiendo sido reformada en el reinado del señor Don Fernando VIL. La plaza está construida con toda solidez, siendo de cal y canto la pared que la cierra, la cual forma un círculo de 1,100 pies, dentro del que se contiene el todo de dicha plaza. En ella caben cómodamente unas t 2,000 personas , repartidas en 110 balcones ó palcos, bajo de los cuales esta la grada cubierta que consta de t r e s órdenes de asientos; al píe de ellos hay °tros llamados delantera ; á estos sigue el tendido , que es de sillería, el que termina con la contrabarrera. Contiene ademas la plaza diferentes departamentos , como enfermería, grandes corrales, habitaciones para facultativos y otras dependencias análogas. En ella se dan por lo regular 24 medías corridas al año, desde los meses dc marzo ó abril hasta octubre y siempre los lunes por la tarde, lidiándose por las mejores cuadrillas toros de las ganaderías mas acreditadas de España. El espectáculo que ofrece este g é nero de diversión es original en su especie; cn él todo es bullicio, confusión y gritería ; mientras los unos baten palmas y ondean sus pañuelos aplaudiendo alguna suerte ó un ‘asgo de valor de algun individuo de la cuadrilla , otros prorumpen en gritos y silbidos apostrofando, bien á un p i cador ó b a n d e r i l l e r o / ó al espada que no ba estado feliz en la muerte del bicho, según lenguaje de los aficionados.

Aquel bullicio v variedad se empieza á notar en los días de t o r o s , desde la misma Puerta del Sol y calle de Alcalá con el continuo movimiento de coches , ómnibus y calesas Jjue van y vienen á la plaza conduciendo gente. Por último, las corridas de toros entre nosotros tienen tanta simpatía, especialmente entre la clase media de la sociedad, que hay minutas personas tan entusiastas y apasionadas á ellas, que »’comente dejarían trascurrir un lunes sin asistir á este espectáculo.

Los precios generalmente s o n palco á la sombra 120 r s – ; al sol 100; id. por asientos 14; grada cubierta á la sombra 14; al sol 8 ; tendido á la sombra 6 y al sol 4. En e s t a plaza suelen darse también funciones dc* novillos v de volatines y caballos