COVADONGA

L. en la provincia de Oviedo (12 leg.), partido j u d. y ayuntamiento de Cangas de Onis (1 t/2), feligresia de la Riera  SIT. al E. de la v . de Cangas, en la estremidad de un estrecho valle, que torciendo un poco hacia el O. forma una vega ó cuenca limitada por 3 cerros. El de la parte occidental llamadomontoña de la Virgen, tiene por base una peña de 180 pies de elevacióy en su centro está la Cueva y Ermita , objeto de la venera – cion española. El r. Diva ó Deva sale por debajo de dicha cueva despeñándose de una altura de 90 pies  en tiempo de avenidas rompe por varios puntos, formando chorros de formas y altura diferentes, siendo el mayor el que sale bajo la ermita, y cae perpendicularmente en el pozo con grande estruendo; cuya imponente perspectiva solo se disfruta en tiempo de lluvias.

La Cueva tiene unos 40 pies de boca, 25 á 30 de fondo , y desde 10 á 40 de altura el techo es de peña áspera y desigual, habiendo alrededor varias sinuosidades ó covachas ; y el piso se halla formado en parte por la peña, y cerca de la mitad por un tablado sostenido á 90 pies sobre el r. por vigas, que solo por su estremo encajan en la roca. Con tan frágil apoyo se sostiene un balconage de 40 pies de largo , que ocupa todo el frente de la cueva, y á cuyo estremo se encuentra la ermita.

Esta atrevida construcción es la que hace concebir lo admirable que seria el templo que pereció en el incendio de 1777 (del cual nos ocuparemos), sostenido por igual mecanismo y con mayor artificio , al que se llamaba comunmente el milagro de Covadonga. Lo mas notable que la cueva encierra es el sepulcro de D. Pelayo, el de D. Alonso I y la ermita.

Sepulcro de D.’Pelayo existe en la primera covacha de la der.

según una inscripción, cuyo lenguage y carácter de letra demuestran ser del siglo X V I , se hallan también alli los restos de su esposa y hermana; pero la caja ó sarcófago de piedra que encierra los cuerpos es muy ant. y acaso obra del siglo V I I I  está sencillamente posada sobre la peña , y tiene una orla del mismo gusto que las esculturas del monast. de Villanueva, fundación indudable de D. Alonso I . La covacha es pequeña, y sin mas adornos que el moho producido por la humedad del sitio  se halla cerrada con una reja de hierro fija en una ventana , que selo permite ver el interior , y asi se conserva esta grandeza, que al menos merece el respeto de no ser tocada. La tradición confirmada por algunos documentos es’, que D. Pelayo fué sepultado en Sta. Eulalia de Abamia (antes Velamia), dist. de Covadonga una leg.; y también se cree que D. Alonso I cuando fundó el monast. de Sta. Maria de Covadonga trasladó á él desde Velamia el cuerpo de D. Pelayo , y mandó hacer cl sepulcro que hoy ocupa.

Sepulcro de D. Alonso I se encuentra al frente en la espresada cueva’ el lugar que ocupa es aun menos digno que el anterior , pues está empotrado en una de las paredes de la ermita , revocado y blanqueado , de suerte que solo quedó libre el testero en que se puso una inscripción en el siglo X V I . La autenticidad de este monumento es acaso mas positiva que la del de D. Pelayo, pues en la crónica de D. Alonso I I I se lee, que D. Alonso el Católico fué enterrado en el terr. de Cangas en el monast. de Sta. Maria que él habia fundado. El libro Recerro del Real Patronato hace mérito de ambos sepulcros, describiendo su situación igual á la que actualmente tienen , pero añade que no habia inscripciones.

La ermita  al estremo del corredor y entrada de la cueva se halla enteramente suspendida sobre el poyo  es muy reducida , pues no pasa de 3 varas cuadradas , y de otro tanto de altura , á primera vista se conoce que fué construida después del incendio mencionado; pero esta ermita y la imagen que en ella hay , aunque de malísima escultura, son las que escitan la mayor veneración, y en donde los peregrinos y devotos depositan sus ofrendas. Para subir á la cueva hay una ancha y hermosa escalera de piedra , que principia junto á la puerta de la c o l . , y para sostenerla se edificó 100 años ha un estribo desilleria de grande altura, solidez y belleza termina en una linterna con 4 ventanas, y la escalera forma alli un descanso del que arranca un tramo circular, pero lo mas notable es el contraste que hace el pavimento la escalera muro y ventanas , todo de jaspe perfectamente labrado , con el techo que, según digimos , es de peña áspera , y forma en este sitio un arco natural. Tal existe hoy dia la célebre cueva, asilo de D. Pelayo, y en donde por elección del pueblo dio principio á la nueva monarquía española, que tuvo su complemento en tiempo de los reyes católicos. Por esto con razón dice el indicado libro Recerro del Real Patronato, que Covadonga es la casa solar de los reyes de España.

Templo antiguo  el que se consumió con el incendio de la noche del 18 de octubre de 1777, era todo de madera , y ocupaba toda la cueva, suspendido la mayor parte en el aire á la misma altura de 90 pies, y sostenido por vigas fijas en la peña como está el corredor ríe que hemos hablado ; pero volaba mucho mas afuera , y quedando asi ocultas las vigas, parecía no tener mas apoyo que una orquilla fija en la peña. Asi le representan las pinturas quede él existen, y (pie no pueden mirarse sin sentir la pérdida de tan caprichosa y admirable fáb. Carlos I I I , á quien merecían protección todas las grandes ideas, decretó después del incendio (pie se levantase en Covadonga un templo digno del sitio. Pensionó varias mitras, aplicó simples vacantes , y reuniendo asi un fondo suficiente , envió á su primer arquitecto D. Ventura Rodríguez, á levantarlos planos sobre el terreno mismo  con arreglo á ellos se (lió inmediatamente principio á la obra , la cual duró lo que la vida del gran rey. Lo (pie se hizo es solo la base sobre que debia edificarse el templo, y costó L.900,000 reales según cuentas existentes en el archivo de la c o l . ; pero debe advertirse que el resto de la obra no hubiera costado mas, ni acaso tanto como el magnifico pedestal que por fortuna existe lo grande y diíicil está hecho.

Decidida la construcción de un templo lo mas inmediato posible al ant. , se ofrecía la dificultad de no haber terreno, pues el r. ocupaba toda la base contigua á la peña y cueva; Rodríguez salió del paso magisiralmente. Encerró dicho r. en una magnífica alcantarilla de sillería de 15 pies de alto y 9 de ancho , por la (pie corre oculto un espacio de 80 varas para caer de una altura de 60 pies, desde un semicírculo ó concha que ««parce sus aguas formando una cascada mas graciosa , aunque no tan imponente como la de la cueva  el arco de salida de la alcantarilla y la concha, ocupan el centro de un cuerpo almohadillado que imita bastante el frente de un casL., por cuya puerta sale el r. al caer corre aun por espacio de 100 varas por otro canal de sillería muy grande y descubierto, obra de puro hijo , y que podía haberse suprimido sin perjuicio de la solidez ; y con menos coste hubiera sido mas imponente el mura- Hón almohadillado haciéndole bajar hasla el r. Esto es lo que se ejecutódel proyecto.de Rodríguez loque falla del mísmoes un edificio que debia colocarse sobre la alcantarilla debía tener 2 cuerpos el primerocuadrangular y en su centro un panteón con puerta al frente y escalera para subir á la plataforma esterior del templo en el medio el sepulcro de D. Pelayo. Según el mismo proyecto por 2 escaleras colocadas á los costados y que no aparecen en la fachada, se sube al segundo cuerpo, que es una rotonda con su cúpula y linterna sin adornos notables.

El interior es verdaderamente hermoso, porque sostienen la cúpula 16 grandes columnas corintias istriadas, que dan al templo mucha elegancia. La altura (lelos 2 cuerpos , inclusa la cúpula , es de unos 100 pies, y añadiendo 30 que tiene sobre el r. el suelo artificial, resulta que el edificio cubría por entero la cueva y la mayor parte de la peña , desapareciendo el pozo la cascada , el aspecto aéreo de la capilla y toda la magestad y rareza del sitio. El arquitecto quiso sin duda copiar y hasta enmendar la obra de la naturaleza y de la fé, que pusieron un templo en el aire y sobre un torrente despeñado  él también ideó su templo sobre el r. , á quien dio una graciosa cascada artificial; pero observando el principio clásico de que la solidez visible es belleza , no se atrevió á ponerle en el aire, y le dio por el contrario una base firmísima, y lo que es peor, pensó cubrir con piedra labrada la atrevida concepción de los ant. ,el milagro de Covadonga. El templo , pues , de D. Ventura Rodríguez no hubiera sido mas que un pequeño edificio griego al pie de un monte ordinario. Consta en el archivo de la c o l . , que los canónigos propusieron al mencionado Rodríguez levantar otro estribo al frente del que sostiene la escale ra , y apoyaren ambos un arco, sobre el cual se edificase la i g l . en la misma cueva y sitio que ocupó la ant. semejante proyecto conservaba v i va la fe de los pueblos, que siempre buscarán en Covadonga un templo en el aire. Un entusiasta por este santuario propuso al Sr. Pérez Víllamil la idea de fundir en los altos hornos de Trabia y Mieres un gran corredor de hierro , mas volado aun que el actual de madera, y cuyo frente debía representar la fachada de un monast. ó cast. bizantino.

Así , como antes del incendio , podría haber en la misma cueva un templo regular  si el apoyo de los 2 estremos no era bastante firmeza, se podrían añadir fuertes cadenas fijasen la peña , sosteniendo la capilla á manera de un puente colgante.

No despreció él Sr. Víllamil el fantástico proyecto, pero exigía ipie la parte esterior fuese de piedra, ya para preservar el hierro de la oxidación , ya para que apareciera mas completa Ja ilusión de monast. ó cast. Ciertamente que seria digno de la ind. moderna realizar , ó esceder acaso el ant. milagro de Covadonga. Dicho Sr. Villamil formó y dibujó un proyecto de ornato , cuya idea cardinal es  conservar las lineas de los edificios , añadiéndoles todos los adornos de la arquitectura del siglo V I I I ; ademas, sobre el gran pedestal de Rodríguez, un templete abierto y calado , en cuyo centro colocó una estatua colosal de D. Pelayo.

Colegiala  si esla ocupa el sitio del monast. de Sla. Maria fundado por D. Alonso I (cuya escritura de fundación copia el P. Pisco), preciso es confesar que fué renovado desde cimientos.

Es de creer que se haría la nueva obra cuando pasó el monast. á ser de canónigos regulares de San Agustín , lo que ya habia sucedido á principios del siglo X V I I , según resulta de una bula de Urbano V I I I que hay en el archivo. Por este tiempo los canónigos á falla de rentas ya no vivían en comunidad , y servían curatos y escusas (coadjutorías) en las inmediaciones.

Felipe IV obligó á residir á los canónigos; les edificó casas , y aumentó la dotación cediendo varios simples del real patronato, y enunciando una canongia (pie el rey disfrutaba y se llamaba el canonicato manco aumentó 2 canónigos á los 3 y prior que había , y obtuvo de Urbano V I I I que la abadía fuese dignidad de la cated. de Oviedo. Felipe V agregó la abadía de Tuñon, y entonces se puso organista , sochantre , 4 salmistas, sacristán sacerdote y campanero. La renta de la abadía llegó á ser de .’i,000 ducados, y la de los conónigos 800 ducados.

En 1841 nose vendieron sus bienes raices en Asturias, y en 1844 la diputai ion provincial solicitó y obtuvo la devolución de los mismos; pidió también que se elevase á col. de primera clase , pues estaba clasificada de cuarta, y se logró quedase de segunda, y el abad con la categoría y sueldo de mitrado de 2.»

ciase. El edificio nada tiene de notable  se compone de una capilla con coro en alto, todo muy pequeño , una torreó campanario pegado á la peña, y un claustrito alto y bajo  en el primero hay varios cuartos , que fueron celdas , y eu el bajo 2 sepulcros hechos para abades en el siglo X ú X I , y que hoy pertenecen á 2 casas particulares (las de Corles en la v. de Cangas, y la de Noriega de Onao) ambos sepulcros tienen bastante labor , y sobre la tapa un báculo de relieve que denota su primer destino. A la entrada hay uua sala capitular muy buena con una pequeña biblioteca.

Lo que hoy existe en Covadonga es incompleto y desunido pero el todo es magnífico; el arte presta variedad al cuadro, y con su cascada y cauce artificial, lucha con la naturaleza sin encubrir ninguna de sus bellezas. Efectivamente, la primera vista de Covadonga desde el camino real, sorprende y admira una montaña cuya corona de hayas y encinas se eleva 4,000 pies sobre el espectador ; en su centro la pena y cueva-longa, sitio de milagros y de grandezas históricas , y en ella la capilla de la Virgen , cuyo asiento muestra de noche un farol, solo en aquella oscuridad  mas abajo la obra del hombre , una especie de hermoso cast. por cuya puerta sale un r. que forma al caer un velo plateado ; aun mas cerca un puente cubierto todo de hiedra sembradas de campanillas blancas; por último , otra cascada natural, la mas hermosa de todas y cuya espuma casi salpica al viagero ; al pie de la peña la col., edificio humilde , pero de líneas bizantinas  todo esto se presenta al primer golpe de vista, el que por cierto abarca todo cuanto hay de notable en el santuario. En octubre de 1840 dibujó el Sr. Villamil esta perspectiva, y dijo , que muchos creerían ser un capricho , porque la realidad parece increíble.

Todo lo demás de Covadonga se reducen 6 CASAS con sns huertas para los canónigos, edificadas sobre un cerro en sitio el mas elevado al N. de la col. ; en el fondo de la vega junto al r., un mesón y oirás 6 casas en que viven los dependientes de la i g l . ; habiendo también un molino bajo una peña aislada y frondosa. El sitio, aunque estrecho, es alegre para el estío, pues tiene hacia el S. una larga pradería llamada Peinazo, que dilata un poco el horizonte, y alegra la vista con su constante verdura; de ella baja á uniré con el indicado r. Diva el arroyo de la Gusana, cuyo nombre dicen se deriva de haber llevado tiempo gusanos producidos por la corrupción de los cuerpos muertos en la famosa batalla contra los árabes. La festividad á Ntra. Sra. se celebra el 8 de setiembre , diciéndose misa y sermón en el campo bajo unos árboles, á cuyas ramas suben los romeros ó concurrentes. Pocos meses ha se abrió un álbum que ya contiene firmas muy respetables ; y hasta hoy también sirven de álbum las paredes y piedras de la cueva y c o l . ; D. Ramón Campoamor y algunos otros jóvenes poetasasturianos grabaron su nombre en la peña cerca de los sepulcros de los reyes.

POBLACIÓN. 14 v e c . , 60 almas E n cuanto á TROD. y demás circunstancias estadísticas (V. el art de SAN JUSTO V PASTOR DE LA RIERA.)

HISTORIA. El estravio de las escrituras de donaciones reales que habia en el archivo de Covadonga, á consecuencia de que habiéndolas llevado á confirmar un abad murió este en el viaje , ha sido una sensible pérdida para la historia. En la España Sagrada, copia Risco la escritura de fundación del monast. de Sta. Maria de Covadonga, otorgada por D. Alonso I , que dice en ella estuvo en la batalla, y en acción de gracias y memoria de ella funda el monast. también copia otra de donación de varias i g l . Los sucesos de D. Pelayo, su elección y muerte y sobre todo la batalla de Covadonga, se refieren en la crónica de ü . Alonso el Magno, y en la del monje de Albelda el de S i los, del arz. D. Rodrigo , y D. Lucas de T u y . Aunque el número de muertos parece exagerado y puede rebajarse , se debe tener en cuenta que antes de la invención de la pólvora todas las batallas eran muy sangrientas, y en una sola se decidía la suerte de un reino como sucedió en Guadalete. La inspección del sitio pone en claro los detalles de la acción; D . Pelayo debió de formar su hueste escogida bajo la cueva y sus inmediaciones, colocando á los nattirales y gente sin armas en la alturas que rodean la posición y todo el camino, ocultos por los grandes bosques y dispuestos á precipitar al fondo del valle peñas y troncos. El ejército de Alcaman encajonado en un valle estrecho , no podia presentar á D. Pelayo sino un frente igual al suyo, quedando, sus inmensos flancos y retaguardia (¡pie debia de estar en Cangas á 1 1/2 leg. del punto atacado), espuestos al desorganizador efecto de las troncadas. Un ataque violento con fuerzas iguales á la cabeza de la columna debió arrollarla sobre el camino único atestado de soldados aturdídos por las peñas y troncos arrojados desde las alturas entonces la confusión y la matanza serian horribles , é imposible á los árabes librarse de un enemigo práctico en el terreno y que ocupa las alturas. Únicamente de este modo y con seme jante hipótesis, pueden esplicarse y concebirse todas las consecuencias de aquella célebre jornada. A l a salida de Covadonga hay un campo llamado deRepelayo, donde es fama , se hizo la proclamación levantando al rey sobre el escudo ; nada mas natural que este arranque de sumisión y entusiasmo en el primer sitio en que pudo hacer alto el ejército vencedor. A la leg.

junto al pueblo de Soto, se halla el Campo de la Jura ; aqui, ya pronunciada la derrota, pudieron reunirse los vencedores v verificar cl acto solemne del juramento y pleito-homenage.

Hasta el año de 1808 los jueces del concejo de Cangas iban al campo de la Jura á tomar posesión déla vara de justicia, recuerdo lógico é importante, que creaba los jueces en el punto donde nacióla jurisd. En medio de las vegas de Cangas la capilla de Sta. Cruz muestra el sitio de la grande batalla , que ya en campo raso se atrevió D. Pelayo á presentar á sus ya diezmados enemigos. Estos nombres históricos son las páginas in mortales en que se halla escrita la primera campaña , á que debe su origen el trono español un pueblo entero es quien puso y conserva estos nombres , documentos eternos é incontrovertibles contra el mas rebelde asenso. Los naturales del pais no afean el grande hecho histórico con cuentos ridículos; solo enseñan unas rocas de un granito muy grueso, que dicen, son piedras que se pegaron, porque los moros las querían lanzar centra los cristianos las rayas profundas de una peña á orillas del camino dicen que son el resbalón de la muía do I). Pelayo; y por último, que el diablo se llevó al o b . D . Opas en el momento de laaccion , y que representa el caso un relieve que forma el chapitel de la puerta bizantina de la parr. de Abamia ; efectivamente, en dicha escultura se ve un diablo que arrastra aun hombre por los cabellos, pero el arrastrado no tiene señas de ser ob. Estas consejas no se hallan muy generalizadas, ni tampoco atañen al hecho principal.