v. con a y u n t . , cabecera del partido judicial de su nombre en la provincia de Vizcaya (á Bilbao 5 leg.), audiencia terr. de Burgos (22), ciudad g. de las Provincias Vascongadas (á Vitoria 12), diócesis de Santander (14). Está SIT. en un paso angosto y preciso entre la orilla izquierda del r. Cadagua y el lado menor de la base de una pirámide irregular prolongada y t r u n c a d a , de muy difícil acceso y s u b i d a , y apartada de los montes mas altos que de no muy lejos la dominan, por los profundos barrancos escavados por los arroyos Salecillo y Abeduiar , que á los dos estremos N. y S. de la v. se introducen en el espresado r . es el primer pueblo de Vizcaya que se encuentra yendo de Burgos á Bilbao por. Villarcayo y valle de Mena, y á su salida hacia la costa se apartan los caminos de Castro-Urdiales y Bilbao. Hasta la última guerr a con D. Carlos, en que fue demolido, coronaba la cima de la susodicha pirámide un ant. cast. con su foso y barbacana, de cuyos flancos partían las murallas, que ciñendo á la v. por entre los arroyos y el r. ,*al paso que la defendían militarmente , la protegían contra los aluviones y avenidas. El CLIMA es húmedo, como se observa generalmente en la p r o ximidad de la costa cantábrica- los vientos reinantes NE. y S . , y las enfermedades mas comunes anginas, constipados y algunas afecciones de pecho.
PUERTAS. En lo ant. correspondían á las 4 calles de Valmaseda 2 puertas al N. y 2 al S . , abiertas en sus murallas, y otras 2 al r., ademas de la salida por la puente llamada vieja , que servia para el camino a n t . , y sobre la cual se levanta una torrecilla que con el mismo puente y 2 leones r a pantes en guisa de contener la t o r r e , forman las armas ó blasón actual de la villa.
INTERIOR DE LA POBLACIÓN. No son muchos los pueblos que en su interior presentan una planta mas regular que Valmaseda. Fórmanla 4 calles paralelas entre sí y con el r., cortadasperpendicularmente por otras 3mucho mas angosi rectángulos muy ‘les por N . se ena muy irregular, o mal aspecto y ó portal cubiertas lluviosos En la t a s , que dividen toda la v. en cuac proporcionados, A la estremidad cuentra el mercado ó plaza mayor¿ en la que se hallan la casa de la vasta ostensión , con una galeriaj t o , para tener aili el mercado misma plaza está también la iglesia mayor, de bella construcción en el interior y de no desagradable vista al esterior, aunque con su torre y fachadas del siglo pasado, casi del mismo tiempo que la casa de la v . , no se puede decir que presenta orden alguno de arquitectura conocido. Al estremo S. de las calles se ve la plaza vieja, en la que antiguamente se corrían los novillos, y la cual, en uno de los lados de triángulo que forma, ofrece á la vista el ennegrecido, destechado y ruinoso palacio edificado por D. J u a n O r t i z de Valmaseda, de quien mas adelante se dará razón, en la a c t u a -lidad perteneciente á los condes de Bornos. Las casas, que en lo general son de dos pisos, no corresponden de modo alguno á la planta tan regular que tiene la v. aunque hay algunas de magnifico esterior, las r e s t a n t e s , ademas de su antigüedad y de la oscuridad consiguiente de un clima lluvioso, están muy mal construidas. S e a d v i e i t e mucha desigualdad en la altura, demasiada salida en los tejados, balcones y pisos, con algo mas que desluce y no recrea la vista.
A tal irregularidad han contribuido en gran parte dos incendios ocurridos, el uno en 3 de diciembre de 1608, y el mas voraz el 8 de noviembre de 1808, en que los franceses, persiguiendo al ejército de la izquierda, abrasaron lo mejor de la v. También ha sido causa, y quizá la principal, la multitud de censos ecl., aniversarios y capellanías, impuesto.- sobre las casas, asi como el ser varios los dueños de las mismas; de suerte que aunque ha mejorado algo la población, con lo que se ha reedificado después del último incendio, todavía en partes se descubren los restos y en partes ofende al transeúnte el aspecto d e a’gunos edificios ruinosos.
ESCUELAS. NO las.¡tuvieron olvidadas los valmasedanos en los siglos anteriores, contribuyendo alguna vez los discípulos para la manutención del maestro. En el día es del todo gratuita la escuela que existe dotada por la v. con 3,000 reales
anuales, y concurren á ella 120 niños y 70 niña?. Hay ademas otra de niños y una de niñas, dirigidas por maestro y maestra particulares, á los que retribuyen los alumnos con 2 reales mensualmente. También paga la v. 200 ducados al preceptor de latinidad, por no cobrarse en los Cinco Gremios .Mayores de esta corte el rédito correspondiente al capital en ellos impuesto por el piadoso Juan de la Piedra, de que hablaremos mas adelante.
IGLESIAS Y BENEFICENCIA. Hay en Yalmaseda una igle- VAL ¡ sia parroquial con su ayuda de parr. dedicada esta á San \ Juan Bautista y aquella á San Severino ob. ó arzob. de Coj lonia, que también se cuenta haberlo sido de Burdeos, en j cuya c . , asi como en la de Paris, hay parr. que también lo tienen por titular. Esta circunstancia , y la de haber sido San Severino contemporáneo de Sau Martin, de quien fueron muy devotos los godos; y suevos , inclina á pensar que quizás lo fuesen los primeros pobladores de Valmaseda, ó tal vez de la Aquitania ó gascones, pues que San Severino, como hemos dicho , es celebrado en Burdeos como uno de sus mas venerables prelados. El patronato de las iglesia de Yalmaseda corresponde á la villa por los privilegios de los señores de Vizcaya, D. Lope Diaz de Haro y su muger Doña Urraca, de L.°»de julio de 1234 , y del rév D. Alonso el Sabio, de 24 de marzo de 1256. Con dificultad se citarán patronos que con mas celo y desprendimiento desempeñaran su encargo que los ayuntamientos de Yalmaseda , á pesar de la resistencia que por lo pasado hallaron en la pueril vanidad de un clero , que siendo todo hijo de la v., disputaba á sus padres y hermanos b á s t a la inocente autoridad de disponer de las varas del palio. Asi e s , que admira cómo un veciudadndario tan reducido e n « l número como en los recursos . pudo emprender á fines del s i glo XIV ó principios del XV, pues no hay memoria que lo indique, uu templo tan bello como es la iglesia mayor, del género gótico decadente , con tres naves y bellas ventanas caladas, que cuando tenían las vidrieras de colores, cuyos vestigios aun se observan , causarían un efecto admirable.
Por fortuna, aunque en los altares é imágenes no hay ninguno que admirar, considerados como objeto artístico, sino que por el contrario, para dar al templo mas ensanche y belleza, convendría quitar los altares pegados á los pilares,. BO h ay tampoco que deplorar la abundancia de capillas y enterratorios que suelen deslucir otras iglesia Solo hay dos de aquellas en la iglesia mayo- de Valmaseda, y ninguna de las dos ofende ni por la situación ni por su arquitectura. La de Juan de Urrutia, edificada, ó mas bien concluida en 1545, es tradición que el plano y el altar con sus imágenes vinieron de Sevilla, en donde vivió y murió aquel, dejando al Hospital de la sangre las casas de su morada. A principios del siglo pasado, habiendo cundido la voz de que el campanario amenazaba ruina, se trató primero de su repara- G , 0 , n Y después de edificar una torre nueva; la que se efect u ó siguiendo los planos y dirección del arquitecto D. Lázaro de Ainsera , vecino de Azpeitia. A esta obra sucedió la de las fachadas déla misma iglesia, siguiendo los planos de un baile , que creemos fuese el mismo hermano Marcos de Sta. Teresa , carmelita descalzo, á quien el ayuntamiento comisionó en 1730 para reconocer la obra. En aquel tiempo, y con el mismo género de arquitectura, se levantó también la torre de San J u a n , cuya iglesia debió su origen á mediados del siglo XV á Juan López de la Puente. En ella nada hay de notable , como no sean los restos del cuerpo de San Bonifacio, mártir, que á principios del siglo pasado trajo de Roma el P. Manuel Joaquín Ortés de Velasco , j e s u i t a , que algunos titulan predicador del rey. Nada tampoco ofrecen de particular las dos e r m i t a s , una á corta distancia de la v. sobre el ¡mL. camino de Bilbao, dedicada á la Magdalena, y la otra á San Sebastian eu la cúspide del elevado pico de Colisa. Una y otra sin embargo, merecen llamar la atención por la antigüedad, que no remonta al año de mil ciento y once, como se lee en este art. del Diccionario de las tres Provincias etciudad d é l a de San Sebastian, sino á tiempos muy posteriorc-;, y es bastante. Por que la de San Sebastian exist í a ya con rentas y mucha consideración en el año de 1453, en que el célebre oh. de Burgos D. Alonso de Cartagena la unió para siempre á la iglesia de San Severino. La de la Magdalena , aunque también existia en el mismo siglo, y que se sabe haber sido fundada por una muger, por las pretensiones que á principios del siglo XVI tuvieron los comendadores ó religiosos de San Lá;aro, se infiere que pudo ser una de aquellas leproserías que en lo a n l . , cuando la lepra era mas común y se la miraba como castigo del cielo, se establecieron fuera de los pueblos. Para el servicio, asi de jas iglesia corno de las ermitas , hay en Valmaseda un cabildo de 8 beneficiados que deben ser patrimoniales, y obtener los beneficios por concurso ante el ob. de Santander ó su sínodo, y desempeñan después alternativamente todas las cargas del ministerio pastoral. Entre las personas señaladas que formaron parte de tan respetable cabildo, se han contado en menos de un siglo al lllmo señor D. Martin Delgado y la Piedia, ob. de Valladolid , en donde falleció en 4753; al muy Iltre. señor D. José Antonio de Arecbe, magistrado intégérrimo, que fue beneficiado antes de ser oidor de Filipinas, fiscal de la audiencia de Méjico, visitador general de todos los tribunales de Justicia, y superintendente general y subdelegado de Hacienda de los vireinatos del P e r ú , Chile y Provincias del Bio de la P l a t a , del consejo de Indias, e t c . , que falleció en Bilbao en 1798, declarando en su testamento, que las casas que dejaba en esta v. y e n B o r t e d o las habia heredado de su padre, porque otra cosa tal vez no se creyera; y al lllmo. señor D. Manuel Gómez de las Bivas , actual a r z o b . d e Zaragoza. Solo hay en Valmaseda en el dia un hospital muy reducido.
Consta que también existia en el siglo XV . y que en su origen fue destinado como tantos otros al hospednge y albergue de los peregrinos. Su administración está á cargo del cabildo ecl.. que por medio de uno d e s ú s individúes distribuye sus escasas rentas en socorros domiciliarios en dinero á unos y en costear las medicinas á o t r o s , acogiéndose solo á los que por falta de asistencia ú otras causas no pueden permanecer en sus casas. En este si-lo , sin hacer mención de otros bienhechores ant. son dignos de la grat i t u d general, D. José Antonio de Beti , que le dejó , aunque después han sido reclamados por sus h e r e d e r a . cinco ó seis mil duros que valian sus bienes , y D Manuel de Cari a ga , hijo de Valmaseda y vcciudad de la Habana, que en 4848 le ha legado también 4,000 duros Ademas de estos y otros benéficos valmasedanos , que por la brevedad omitftimos , hubo otros en lo a n t . , especialmente en el siglo XV, que tuvieron mny presentes á los pobres. Entonces veíamos que al paso que se fundaban memorias y aniversarios en la i g l . , era muy común acompañarlos de otra tanta limosna ó de comidas en los mismos dias para los pobres. Pero desde la segunda mitad del siglo XVI, y principalmente en el XVII, se advierte mucho empeño en fundar capellanías, pasando de 30 las que hubo en Valmaseda , alguna de las cuales lo fueron por hijos de ella que fallecieron en América.
En medio de eso, sin embargo, es digno de memoria Juan de la Puente, que por su testamento otorgado en 4555 eu Arica, jurisd. de Arequipa, ademas de varios legados para la reducción y conversión de los indios, y para las iglesia y ermitas de Valmaseda, mandó 400ducados de oro, para que en ella se emplearan todos los años en trigo por julio o cuando valiese mas b a r a t o , y se repartiera á las viudas, huérfanos y pobres necesitados al mismo precio cuando valiese mas caro. A D. Francisco Ortés de Velasco, que aunque natural del contiguo L. de Aedillo en Mena, dejó por su testamento otorgado en el año de 1600 en Cartagena de Indias, un pósito de 100 fan. de trigo , para ayudar á los labradores al tiempo de la sementera; ademas de otras limosnas y piadosas fundaciones para pobres y parientes, que hoy dignamente administra el señor D. Iñigo Ortés de Velasco, marqués viudo de la Alameda; y á Juan de Elguer a , q u e por su testamento, otorgado en Valmaseda en el año de 1608, ordenó, que el producto de una media casa que tenia en Bilbao se repartiera anualmente en pan á los pobres. A tan benéficos valmasedanos , agregaremos á Juan de la Piedra, no porque en su testamento, otorgado en Panamá en el año de 1643 mandara fundar el conv. de monjas de Sta. Clara, que en el dia existe en Valmaseda , sino porque de los 3,000 ducados de renta que les dejó, mandó que se separaran 200 para un preceptor y 150 para el r e pasante que le ayudase á enseñar gratuitamente la gramática , y que se admitieran 8 religiosas indotadas, tomadas de entre sus parientes y las hijas de vecino, á las cuales diera la comunidad 200 reales anualmente para gastos estraordinurios.
A Juan de la Piedra seguirán D. Francisco de la Puente Verástegui, caballero de Alcántara y vecino de Sevilla , que en 1664 mandó el quinto de sus bienes, que pasó de 6,000 pesos á la iglesia de San Severino; el capitán [). Martin de Asunsolo , que de la misma ciudad de Sevilla y de la de L;ma. hizo varias remesas de alhajas de plata y temos para la misma iglesia, y entre ellas una lámpara de plata de cerca de 100 libras para la capilla mayor , y 300 pesos ademas para que con su rédito se alumbrase á D. Lucas de Hor casi t a s , que gasto 7,000 ducados en la obra y adorno del altar mayor, imponente en su género churrigueresco á 1). Agustín de Bado y Vedia que en el afio de 1693 en que fue alcalde , después de haber estado en Indias, donó á la iglesia una custodia, un frontal de plata maciza para el altar mayor, una silla de respaldo torrada de lo mismo, un palio con ocho varas forradas también de plata , cuatro cálices, un terno de oro y otras cosas; al capitán D. Miguel de Villa, veo. de Uuaiícavelica, que en 1699 envió una custodia y 1,100 pesos para una memoria al capitán don Francisco de Herv.oso, que en 1696 envió de Lima una custodia grande de plata sobredorada, una cruz y otras alhaj a s á D. José de Horcasitas, tesorero general del reino, que en 1747 envió la imagen de Ntra. Sra. del Pilar , toda de plata, que está en el altar mayor al lllmo. señor Delgado, ob. de Yalladolid , que envió en 1752 un riquísimo terno de oro tejido en Toledo; y á D. José Larra/aba . veciudad
de Lima , en donde falleció en 175L. dejando ademas de una multitud de alhajas de plata para adorno del a ‘ t ar y monum e n t o , que todas pesaban 400 marcos de á 8 onzas , un riquísimo y muy completo terno de tisú de oro fabricado en León de Francia, etciudad PUENTES. Con razón puede envanecerse Valmaseda por sus puentes y caminos. Tres de los primeros tiene sobre el r. Cadaijua en el mismo límite de la v . , sin contar con los de los arroyos á la entrada y salida de la misma. La puente llamada Vieja , que servia para la antigua calzada, está situado
casi al estrémo S. de la v.. representando con un arco c e n tral muy elevado v otros dos muy pequeños á los lados la edad media, en que ni el a r t e ni el acarreo habían progresado todavía. No es posible señalar la época en que se const r u y ó , aunque de algunos documentos y noticias se infiere ser anterior al siglo XV. A principios del último, cuando antes de abrirse el camino de Orduña las lanas se trasportaban desde Burgos á Bilbao por Valmaseda, para «vitar á los carros la penosa subida de este puente, se habilitó y empedró un paso del r. por enfrente ¿el conv. de las monjas.
Viene luego el segundo p u e n t e , comunmente llamado Nuevo , que se edificó el año 1G69 en el centro de la v. y en donde habia unos pasos ó atrancos para el servicio de las h e redades, cas. y tenerías. Aunque con sus arcos mas bajos ya manifiesta algún adelantamiento en el a r t e , la pesadez de sus pilares y el mal enlace de sus arranques ofrece gran desventaja, de cualquier mcdo que se le compare con el tercer puente q u e , atendida su edad y comparada con la de los anteriores, podemos llamar novísimo. Edificóse en 1843 á la salida N. de la v. y para enlazar con ella el camino que á la sazón se abria para Bilbao. Lo bajo y ligero de sus arcos sin declive á la entrada ni á la salida, contrasta notablemente con la elevación de los otros dos pueBtes que desde él se observan solo le falta esperimentar las grandes y estraordinarias avenidas del Cadayua, .semejantes á la de 480L. Fuera de la v. al S. y no muy distante, se ha construido para que nada falte, en el ano 1848, otro puente de madera y cantería está destinado para el camino que abierto por la provincia de Álava hasta su térro., lo ha continuado la v. de Valmaseda en medio de tanta desgracia y atraso como la cupo en la pasada guerra civil y en la de la Independencia; no habiendo temido desprenderse hasta de 11,000 duros para construir la parte de su jurisd. y enlazar aquel camino con el que por ella pasa á Bilbao y Castro-Urdiales.
Estos desembolsos bien merecían llamar la atención del gobierno supremo hacia un pueblo no muy rico, cuando en otros opulentos se ha invertido casi enteramente un empréstito de 200.000,000 r s . con objeto de abrirles buenas c a r r e t e r a s ; mucho mas si se tiene en cuenta que Valmaseda contribuye anualmente con 33,000 reales para el rédito que le corresponde del capital que tomó á préstamo con dicho obj e t o . Lo demás relativo á caminos se halla en el art. del p a r t . judicial
(Continua en el original)