audiencia terr. de la Península, cuya jurisd. se estiende á la provincia de su nombre, las de Cádiz, Córdoba y Huelva y á las plazas ó presidios de Ceuta, Melilla, Alhucemas y el Pjeñon de la Gomera, situado en la costa de África.
Tiene de superficie 1,109 leg. cuadradas, que ocupan 374 pueblos y multitud de ald. y cortijos, los cuales componen los partido judicial y distr. municipales, que resultan del estado que sigue (Ver en el origininal)
Ocupa la parte mas meridional de la Península entre los 36» 2′ 20″, 3S» 46’15» lat. y los 0 o 16’30», 3» 37′ 30″ long. o c cidental del meridiano de Madrid. Confína por el N. en casi toda su ostensión con la audiencia de Cáceres, lindando por el estremo NE. con la provincia de Ciudad Beal del terr. de la aud.
de Albacete; por el E. con la audiencia de Granada y sus provincia
de Jaén, Granada y parte de la de Málaga; por ¿1 S. con el estremo occidental de esta última provincia y los mares Mediterráneo y Océano Atlántico, y por el O. con el vecino reino de Portugal. Es su clima en general el mas cálido de España, si bien le templan y le hacen apacible, en unos puntos los vientos que cruzan por las cordillera que desde el N. se prolongan hacia el interior, y en las costas las brisas del mar. Es sano en todas estaciones y preferible á los demás terr. de la monarquía para la estación del invierno, porque ni molestan los rayos del sol, ni la intensidad de los frios.
Se halla el terreno lleno de montañas mas ó menos elevadas, fértiles unas y susceptibles de todo género de cultivo, ricas las otras en pastos. Las dos principales son la denominada Sierra-Morena, que desde la provincia de Jaén penetra en la de Córdoba en multitud de brazos y forma el lím. N. de la de Sevilla, y la Nevada, que viene de la provincia de Granada, marchando en sus declives casi paralela con aquella, recibiendo una y otra distintas denominaciones de los naturales de las jurisd. por donde cruzan. La primera divide las provincia de Córdoba y Sevilla en dos zonas casi iguales. Declinando siempre hacia el SO. y sin abandonar la margen der. del Guadalquivir, penetra en la provincia de Huelva y va á terminar sensiblemente cerca de Ayamonte en la margen izquierda del r. Guadiana, desde donde continúa hasta que mueic del todo en Portugal en el Cabo de San Vicente.
La segunda ó sea la Nevada, después de atravesar de NE.
á SE. la provincia de Málaga, prolonga sus declives por la provincia
de Cádiz y va á terminar en las playas del mar, donde forma las puntas de Europa, de Tarifa,» de la Paloma, Caraminal, Sara y San SERastian, y los cabos de la Plata y Trafalgar.
De la primera nacen la sierra de Constan! ina, que ocupa casi el centro septentrional de la provincia de Sevilla y la sierra de Lcita; de la segunda la sierra de Ronda y la de las Cabras.
La naturaleza geológica de las espresadas montañas es varía, las de Córdoba son menos escarpadas y mas cubiertas de tierra vegetal; la mayorparle de las de Sevilla se componen de un fondo calcáreo , aquellas están cubiertas en algunos puntos de lentisco y encinas, también se encuentran en ellas algunos robles y alcornoques; en otros aparecen desnudas y sin arbolado; en las segundas se ven bosques e s tensos de robles. La historia de la dominación romana presenta las cordillera de Andalucía ricas en minas de diferentes metales entre ellos de oro y plata; pero en el dia no se conoce alguna interesante , y si existiera ó fuera agotada por los dominadores, ó se perdió la noticia de su situación, en términos de que á pesar de la monomanía del siglo en el dia es desconocida; los vestigios de una que se creía de oro y solos los vestigios se conservan cerca efe Morón en la sierra de Leita. En las prolongaciones de Sierra-xMorena que dividen la provincia de Sevilla y Extremadura hay minas plata que fueron esplotadas.- En el cerro de Fuente de la Mina, jurisd. de Constantina se halla la de este nombre, también de plata mezclada con hierro y plomo ; los pozos y galerías demuestran la inteligencia de los mineros de aquella época.
En el siglo XVIH continuó los trabajos un particular, pero los abandonó luego ó por mala dilección ó porque no correspondió á sus esperanzas. La mina de Constantina ha sido también objeto de nuestros mineros modernos, mas sin fortuna.
Pocas son las minas de plomo que se conocen en el terr.; mas frecuentes son los ejemplares de las de cobre; las hay de este último melal 2 leg. al O. de Cazalla, en Biotinto y en las cordillera inmediatas’;! Córdoba. En la provincia de S e villa se encuentran algunas minas de hierro, 2 de imán, una de blanco y otra de gris aplomado , y á 4/2 leg. de Cazalla cerca del sitio llamado los Castañares hay una de vitriolo.
Las sierras de Andalucía, tan ricas en mármoles, en las provincia de Granada, Almería y aun en las de Jaén y Málaga, no lo son tanto en el terr. de la audiencia de Sevilla.» Mas notable es en canteras de jaspe, pues es poseedora de 3 de las 4 mas famosas que se conocen en toda la Andalucía , la una en Riotinto , la otra en Valverde y la tercera por encima de Campofrio. Los r., riach. y fuentes son muy numerosos en el terr. El Guadalquivir y el Guadiana son los principales; el primero bajando por los confines orientales de la provincia de Córdoba, á la cual atraviesa desde el E. al O. dividiéndola en dos mitades, una montañosa y otra llana, se introduce en la provincia de Sevilla, y declinando al SO. riega los muros de la cap., constituyéndola en uno de los puertos mas concurridos; forma después las islas mayor y menor ó de Amalia, cortada por el canal Fernandinode 6,300 pies de largo y 24 de profundidad, y sigue después á desaguar en el Océano, entre los lindes de las provincia de Cádiz y Huelva por junto á los muros de Sanlúcar de Rarrameda. Es el mas tortuoso de todos los r. de la Península y formando la gran Cuenca que separa las dos sierras, Nevada y Morena; recibe las corrientes que descienden por las declinaciones meridionales de la primera y por las setentríonales de la segunda. El rio Guadiana constituye el mojón divisorio de Huelva y de los Algarbcs en Portugal, y tan solo penetra en aquella para desaguar en el Océano, formando el puerto de Ayamonte.
Los otros r. de segundo y tercer orden mas conocidos son el Guadalete, Tinto, Odicl, Chanza, Majaceite y Bembuzar enumerarlos riach. y arroyos seria casi imposible, asi como los manantiales de aguas potables, trabajo innecesario cuanto en muchos artículos se han descrito el nacimiento, curso y situado de todas y hasta los accidentes mas insignificantes.
Las balsas ó depósitos de aguas saladas son muy abundantes en la provincia de Cádiz. Las de Puerto Real en número de 60, se estienden por los bordes de la bahia de Cádiz desde el puntal del Puerto de Sta. Maria, se estrae la sal por evaporacion y con tanta abundancia que ellas solas punieran atender al consumo nacional, y dejar sobrante considerable para esportar al estranjero. Son pocos los nacimientos de aguas minerales; las hay trias en Chiclana y eu Colona, la Coronada, Ganalvill y elCuervo. De aguas termales no se conocen otras en el terr. que las de Bornos á 2 leg. de Arcos, con el nombre de fuente de la Sarna.
Las tierras son en general escelentes, no faltan sin embargo algunos puntos estériles en los confines de las provincia
de Córdoba y Sevilla; por debajo de Ecija hay 2 leg. de terreno cubiertas de lentiscos y encinas verdes de la especie pequeña; en el camino que conduce de Cantillana á Sevilla se halla un territorio de o leg., pobre, sin piedras , cubierto de palmitos y. de espeiges salvages, verdes y blancos, se ven algunos olivos, pero secos y mustios; el llano que inedia entre Chiclana y Algcciras de 44 leg. de estension no presenta mas que tierras blancas y de pastos , sin árboles, sin huertas ni jardines, casi enteramente desierto y sin mas poblaciones que varios cortijos; en la sola jurisd. de Utrera se encuentran masde 20,000 fan. de tierra inculta. Masa pesar de estos lunares, la Andalucía puede considerarse como uno de los terr. mas fértiles de España ; los terr. de Herrera y Estepa en la provincia de Sevilla rinden una cantidad prodigiosa de trigo, cebada y aceite ; los alrededores déla Alameda están cubiertos de bosques inmensos de olivos , el de Carmona abunda en trigo, vino y sobre todo en aceite; el de Alcalá de Guadaira produce mas granos y menos aceite que el anterior; los valles y colinas de Arcos se presentan poblados de viñas, olivos y de toda especie de frutas; las campiñas inmediatas al puerto de Sta. Maria (provincia de Cádiz) se ven cubiertas de viñas y de olivos y se hallan en ellas una continua serie de jardines ricos y hermosos, y de bosques de naranjos; pero nada iguala en todo el terr. al campo de Jerez de la Fronteía, que no es mas que un jardiu continuo, poblado de viñas, ele olivos, naranjos , limoneros y de toda clase de frutales.
La estensa llanura que se prolonga por las riberas del Guadalquivir al S,. de Córdoba es de lo mas fértil y ameno; aun ofrecen al viagero un aspecto mas risueño, los montes que dominan la espresada capital por el lado del N. hasta cierta elevación, y las cañadas que encierra cubiertas de jardines, de bosques de naranjos, limoneros y de toda especie de frutales. Largo seria enumerar los terrenos privilegiados por la naturaleza, y decimos por la naturaleza, porque la agricultura no se halla á la altura que debiera en muchos puntos, por no decir en todo el terr.; mucho contribuye á este mal lo poco dividida que se halla la propiedad; los grandes propietarios, señores de terrenos inmensos, les arriendan por 3 ó 4 años, y los arrendadores se dedican tan solo á sacar las mayores ventajas, con los menores desembolsos; asi es, que descuidan beneficiar las tieuas; nada do hortalizas, de jardines, ni de árboles frutales; el cultivo se reduce á granos y pastos. El clima , las aguas , todo contribuye á hacer á la Andalucía el terr. mas rico en todo género de producciones naturales; solo le es contraria la indolencia de sus hab.; mas apesar de esto, produce el terr. dobles granos de los que necesita para su consumo. Con raron puede llamársele la bodega vinaria de España y la mas rica de Europa por la buena calidad y variedad de sus vinos la cosecha de aceite es prodigiosa y debiera ser el mas apetecido sí se perfeccionarse su elaboración; las frutas son tan abundantes como variadas y agradables; antes se cultivó la morera , y la cosecha de la seda era de las mas grandes y de la mejor calidad; pero después de la conquista se gravó con escesivos impuestos esta producción y desapareció casi del lodo, mas protegida en el último siglo volvió á reanimarse en algunos pueblos, y probable es llegue con el tiempo á su ant. esplendor. Otra producción ha Regado á aclimatarse en el terr. con notable ventaja del comercio y la industria , la cochinilla , la cual da cada año mayores productos.
La cria de ganado lanar y vacuno es grande, la caballar llama por muchos siglos la atención de todas las naciones; pero languideciendo poco á poco en los dos últimos siglos ha casi desaparecido; los alrededores’de Córdoba, Arcos y Ecija es donde mas se crian; los primeros son los mas famosos.
Mucho se ha dicho acerca del estado floreciente de .la fabricación en los siglos XV y XVI principalmente en sedería, y aun se encuentran reglamentos para las fáb. de la espresada manufactura; pero ó bien sea que hubo mas de exageración que de reulidad, bien que las trabas que los gobiernos mal aconsejados impusieron á la industria retirase de ella los capitales y los brazos, lo cierto es, que en 4569 no se contaban ya en Sevilla sino 60 telares de huso, cuyo número fue sucesivamente decreciendo hasta el siglo XVIII, época de su resurrección. En la actualidad se encuentran en el terr. algunos telares de paños burdos y entrefinos , de sargas, muletones y estameñas, de lino y de algodón, de cuyo artículo se montó recientemente una brillante fábrica movida al vapor en la ciudad de Cádiz; hay también en Sevilla ! una fáb. famosa de tabacos, de cañones, otra de tiabucos, i y otra de loza fina, y en diferentes pueblos -del terr. fáb.
! de cueros y curtidos, de papel, de jabón, de sombreros y j otros artículos menos importantes.
La conquista de las Américas hizo de Cádiz y Sevilla en ¡ distintas épocas dos plazas notables por la grandeza de su ; comercio, y la emancipación de aquellas fue el principio de ¡ su decadencia sin embargo, aun se sostiene en el terr. el comercio esterior. Las cuatro provincia que le componen esj traen por sus dos puertos principales de Algeciras y Cádiz, I y por otros menos importantes como los de Sevilla, San- ! locar de Barrameda, Huelva y Ayamonte, para las Amé- • ricas , Italia , Francia , Inglaterra , Holanda y otros puertos | el sobrante de sus granos, frutas y caldos, y gran cantidad 1 de sal con los mismos efectos sostiene el comercio interior, ! fornentado ademas con los productos de la ind. inglesa, I francesa y de otras naciones que recibe en sus puntos, y I con los que venían de las posesiones de Ultramar.
I La imaginación casi oriental délos andaluces les hace mas aptos para la literatura que para las ciencias; sin embargo; en una y otra ha dado en todos tiempos hombres eminentes, y quizá en mayor número que los demás terr. de la monarquía también las bellas artes han sido cultivadas con los resultados mas felices, los pinceles de Murillo, de Alonso Cano de Céspedes, Castillo y otros muchos, han asegurado á los andaluces un lugar preeminente en las principales escuelas del mundo.
La instrucción pública superior é intermedia cuenta en el terr. muchos y muy acreditados establecimientos, pero la primaria, base de la civilización y déla moral, aunque muy mejorada en su dia, comparada con épocas anteriores, se halla en un estado poco grato, porque la subdivisión de la población en multitud de cortijos y alochuelas pone gran dificultad á la concurrencia á las escuelas, al propio tiempo que proporciona escusas aparentemente bien fundadas á los indolentes padres de familia.
De los mismos defectos que en el resto de la monarquía adolecen en el terr. los establecimientos de beneficencia; existe un crecido número; pero pocos de ellos inclusos los de las capitales, cuentan con las rentas necesarias para cubrir sus atenciones.
La pronunciación, eltrage, los usos y costumbres de los andaluces, presentan un tipo especialen toda la monarquía.
Carecen de la reserva algún tanto maliciosa del castellano, de la sangre fria del aragonés, de la rudeza no vituperable del catalán, y do la volubilidad del valenciano. Son naturalmente jactanciosos v en ocasiones dadas provocativos, distinguiéndose en sus discursos por lo estudiado desús frases y por la exageración de sus dichos hasta en su mirar parece que algunosamenazan. En sus conversaciones si hay algún cobarde, se demuestra valiente hasta temible no se crea por esto, que los andaluces son malos nada de eso, muy al contrario reúnen multitud de circunstancias que hacen desaparecer sus defectos y que los hacen apreciables son generosos hasta la esplendidez, buenos amigos, caritativos y religiosos. / Hemos hecho con rapidez la precedente descripción geográfica, civil y moral del terr. de la audiencia de Sevilla, porque en los art. ya publicados de las provincia de Cádiz, Córdoba y Huelva, y en el que sigue de la de Sevilla, hallarán nuestros lectores cuantos datos pueden apetecer para conocerá fondo su geografía física y civil. Nuestro objeto no es mas que presentar aquellas indicaciones, que bastan para formar una ligera idea de las cosas y de los hab. del terr., por la influencia que la situación, el clima, la naturaleza del terreno, sus producciones, el comercio, la industria, la instrucción y la beneficencia pública y el carácter, usos y costumbres, ejercen enla criminalidad. Procuraremos no estendernos mas en la reseña histórica de la fundación del tribunal de apelación del territorio.
El santo rey D. Fernando fue el que estableció en 1250, la primera forma de tribunal en Sevilla, creando dos alcaldes mayores ordinarios], que entendían en las causas civiles y militares, y de cuyos tallos se apelaba para ante el adelantado mayor de Andalucía, quien para oir las apelaciones tenia tres jueces que se llamaban alza vista y suplicación, por cuyo orden se les denominaba; también se les daba el nombre de jueces de grados, constituyendo cada uno por sí un tribunal separado. El rey D. Juan II se reservó el nombramiento de juez de suplicación, lo duplicó y se aumentó otro por los asistentes; de modo que con los de alza y vista se contaban ya cinco, que reunidos en tribunal tomara el nombre de audiencia de grados y oían las apelaciones. Así continuó siendo visitada algunas veces desde el año de 1525, porque se habia notado algún vicio, origen de las relaciones de parentesco y paisanage que unia á los jueces con las familias de Sevilla; y de la última visita, que tuvo lugar por el año de 1351, resultó, que en el de 53 mandase el emperador Carlos V , que cesaran en lajudicatura los alcaldes mayores, y en su lugar fueran á ejercer sus oficios con toda autoridad tres ministros de mucha esperiencia; pero se ofrecieron varias dificultades y reparos, por lo que el cabildo de la ciudad envió sus diputados á Flandes para que informasen al emperador, quien enterado, mandó en 10 de enero de 1556 en las ordenanzas de Bruselas y en las de Madrid, capítulos 2 y 3, que la audiencia se compusiese desde entonces de un re gente y seis jueces que entendieran en todas las apelaciones, mandando, que ninguno de los nombrados fuese natural de Sevilla, ni de su término, ni de la v. de Carmona, ni de su tierra. El mismo emperador por las ordenanzas de Madrid, capítulos 2, 6 y 10, y por las de Bruselas, capítulo s e gundo, dispuso que «en la audiencia de los grados hubiera dos salas con tres jueces cada una, y que eí regente pudiera sentarse en cualquiera de ellas.
Desde esta época quedó constituida la audiencia con tal nombre, y con el de oidores sus jueces. En el año de 1572 le crearon un fiscal y otros 2 jueces, fijando ya por otros capítulos de las ordenanzas el número de relatores, 2 para cada sala, 2 escribanos, i receptores y 4 porteros. Asi continuó el personal déla audiencia hasta el reinado del Sr. D. Carlos IV, quien en Aranjuez por resolución consultada en 21 de octubre de 1784 y pragmática sanción de 30 de marzo de 1790, mandó ampliar el terr. jurisd. de la aud., dividiendo entre la audiencia de Sevilla y la cancillería de Granada los cuatro reinos de Andalucía. Con este motivo se espidió por el mismo el real decreto de 14 de octubre de 1798, disponiendo se llevase á efecto lo acordado por otro decreto de 15 de abril, por el cual se creaba otra tercera sala civil, compuesta de 4 oidores, un segundo fiscal, un agente fiscal, un relator y un escribano para lo civil, y otro relator y otro escribano para lo criminal. También se ordenó por el decreto de 14 de octubre citado, la división de la audiencia y de sus ministros en salas, en la forma siguíeute 2 civiles con la dotación cada una de 4 ministros , y otro mas agregado para que con el mas moderno de cada una se constituya cuando sea necesario otra tercera sala para los negocios de menor cuantía, compuesta de solos 2 ministros, los cua’es podrán también en su caso dirimir las discordes; una sala del crimen con 5 ministros y el gobernador. Últimamente por real orden, espedida en Aranjuez á 12 de junio de 1799 , se facultó al regente de la audiencia para qué pudiera agregar un oidor á la sala de menor cuantía, para que indistintamente pudieran despacharse en ella negocios de mayor. Tal fue la organización de la audiencia de Sevilla hasta nuestros días. Después e s – perimentó las variaciones anejas al decreto de las Cortes de Cádiz, espedido en 9 de octubre de 1812, revocadas en la restauración del Sr. rey D. Fernando Vil por su decreto de 23 de mayo de 1814, que quedó sin efecto con el restablecimiento «de la Constitución en el año 20, y que volvió á ponerse en vigor en el año de 23. Las que introdujeron el real decreto espedido en Aranjuez- á 24 de marzo de 1833 y et 5 de enero de 1844, que es el que subsiste en vigor el personal de la audiencia terr. ele Sevilla y sus juzgados es el que resulta del estado que sigue, espresivo también del presupuesto ordinario y estraordinario fijado á la misma
(Continua en el original)