ACINIPO: si atendemos solo á la doctrina de los geógrafos mayores y á la razón científica, no es difícil determinar aproximadamente cuando menos la correspondencia moderna de esta célebre ciudad bética; pero si volvemos también la vista sobre nuestros geógrafos, y damos á su opinión la importancia que nuestro respeto quisiera tributarles, hacemos esta reducción la mas oscura que puede presentar la geografía comparada. En Plinio leemos: «Ouee autem regio á Boeli ad Flnvium Anam Eendit extra pradicla (Alontigi, CeL Aüosligi), Bfsturia npellaíur, in duas divisa parles , tolidemque gentes.- célticos, qai Lusitaniam altingun, hispnlensis couventus:
turdulos , qui Lusitaniara et Tarraeonensem accolunt, jum’lordubam petunt.» Y Ptotomeo concluye la descripción de la Bélica con la pequeña región de estos célticos, oriundos de los celtas lusitanas, á quienes Estrabon atribuyó la mavor parte de! país que media entre el tajo y el Guadiana, los cuales se estendieron por el lado meridional de este r., como espresó Rui Bamba, siguiendo al mismo Estrabón, que en este sentido debió decir, que los celtas de la Bética habían sido trasladados de los celtas que aseintan a la otra parte del Anas. De aquí vemos, que, conocido con el nombre Beturia todo el pais que se comprende entre el Guadalquivir y el Guadiana, desde poco mas arriba de Heliche, la parte próxima á este r., hasta donde alcanzaron las población celtas, que se trasladaron dé la orilla opuesta, fué distinguida con la voz adjetiva Céltica, y toda la restante , habitada por Jos túrdidos, fué denominada Túrdula. En esta pequeña región céltica de la Beturia, es donde Plinio y Ptolomeo colocan la ciudad Ácinipo. Tan clara y terminante está la doctrina de los maestros dé la geografía acerca de su sít, Sin embargó, en las cercanías de Ronda aparecieron algunas inscripciones , en las cuales se creyó leer los patronímicos de Ácinipo y de Arunda (también de la Beturia céltica), y desde luego Rodrigo Caro, que á ¡a sazón estaba escribiendo sobre las antigüedades de Sevilla, deslumhrado por este hallazgo, y por la sonancia de las voces Arunda y Ronda, abrió camino á una nueva reducción , contra toda la razón científica, y Florez, Masdeu, López, Cían y otros muchos le siguieron, bien dando á la Beturia céltica una ostensión que no tuvo, contra la uniforme y constante espresion de los geógrafos antiguos, bien arrancando de ella ciudades que estos terminantementele atribuyen, bien creando otra Céltica, que les fué á todos desconocida. Las lápidas geográficas, supuesta la
verdad de su hallazgo y la exactitud de su lectura, son decisivas, cuando no concurre otra luz; ellas tienen mucha fuerza,.cuando se presentan en apoyo de algún punto oscurecido ; pero son nada cuando , como ahora , para seguir
su indicación, se había de alterar completamente la corografía de regiones bien conocidas , oponiéndose con decisión á la espresion clara de todos los geógrafos ant. (*). Estos no solo nombran , corno hemos visto , una región céltica betica. sino que la fijan junto al Ana, limitándola á su orilla: ellos no solo no mencionan otra región céltica en Ronda, sino que constantemente espresan corresponder á aquella los pueblos que se ha querido atribuir á esta para su formación , como.es Ácinipo; y existiendo en la Bética una región céltica , oriunda .de los celtas lusitanos , aunque todos los geógrafos callasen acerca de su situado, en vez de fijarla con tanta-precisión como lo hacen, la razón misma indicaría también la orilla del Ana, que todos le atribuyen, porque nada mas natural que el establecer en ella algunas población los que ocupaban la orilla opuesta. Por todo lo que , el hallazgo cierto délas lápidas, tales como se presentan, verificado en las cercanías de Ptondn, solo probaria que Acinipo, con el permiso de la ciudad que ocupara este sitio, elevó un monumento en su foro, semejante al dé los auselanos que se encontró en Barcelona, y á otros muchos que se conocen. Pero ni esto so puede’asegurar por tales lápidas, en atención á que debieron aparecer casi ilegibles , de modo que se distinguen entre sí cuantas copias se han hecho de ellas. Veamos como se presenta aquella á que mas importancia se lia querido dar. D. Macario Fariñas, anticuario de Ronda, que fué quien la descubrió, remitió á Caro su copia en esta forma;
MARL.E MA. . . . R.
FABIÜS VÍCTOR.
PO SV.
ORDO ACCINIPONENSIS
LOCUM DECREVIT.
31. .EMILIOS S. P. T. D. S.
R D.
(*) Los geógrafos no han de ser violentamente arrastrados á los sitios donde se hallan las inscripciones, sino que debe ser al contrario, las inscripciones deben ser aplicadas á !os sitios indicados por los geógrafos; {Bamba)
El mismo la copió después para Laso de la Vega de esta
manera:
L. FABIUS VÍCTOR
TESTAMENTO STATÜAM
PONÍ. ; . . . JÜSSIT
ORDO ACINIPONENSIS
LOCUM DECREVIT
MALUIT JUSSÜ EJüS
STATUAM FIERI
P………………….. O
Y también se ha copiado:
FABLE MATRI
L. FAVIUS. VÍCTOR
TESTAMENTO. STATÜAM /S
PONÍ. IÜSSIT
ORDO. ACINIPONENSIS
LOCUM. DECREVIT
M. /EMILÍUS. S . . P. . .
STATÜAM FIERI
P. O.
Solo el patronímico Aciniponensis se encuentra siempre integro en estas copias, aunque como el compuesto de mas elementos paleográfieos era el que mas fácilmente debió alterarse; pero este nombre es el que interesaba resultase para la apetecida reducción, y para sostener un error, cuyo fundamento , á pesar de todo es siempre nulo. Mas todavía aparece una cuarta copia de la misma lápida, y en ella, no solo se ha alterado, sino que ha desaparecido completamente este nombre:
MÁRIE. . . MA. . . R. . .
FAVIUS VÍCTOR
PO SV
LOCUM. DECREVIT
M. /EMILIÜS. S. P. T. D. S.
R. D.
Tal ha sido la ligereza con que en este caso determinaron hombres doctos, á quienes tanto debe la ciencia geográfica: pero á pesar de lo general que se ha hecho este error, no todos lo han padecido, y. asi vemos como ¡o censuró Arduiuo: « Carus Aciniponem et Arundam, et ccetera, quaisequntur oppida magno errore extra Beeturiam Celücam , quse tota Ana et Ba3ti amnibus clauditur , fere ad Gaditanum fretum abiegat própe Roudam, vocum affinitate nducios in fraudem.» Cortés cree que en estas lápidas debió leerse Lacipponensis en vez de Aciniponensis, , y ciertamente , aunque Mela dice ser esta ciudad litoral entre Salduba y Barbesula , Ptolomeo la nombra entre las mediterráneas, perteneciente á los turdulos, y Plinio, que no hace mención de ella al describir la costa ibérica , la asigna al cony. Gaditano. Ademas, entre las muchas copias que se han hecho de las referidas lápidas, aparece una en esta forma:
F. L. C. FÍL. CAL
. . . I. UTRO. S. . . M. VIR
ANN. T. . . NI01. . . R
M
DECÜRIORUM
ACINIPPONENSIUM
D. D.
donde se vé el nombre Acinipponensiun con la p doblada, escritura propia de Lacippo, la cual no se presenta en ninguna de las diferentes monedas que acuñó Ácinipo; y en unas inscripciones tan desgastadas, no seria estraño que también este nombre pudiera leerse con igual facilidad Acinipponensium como Lacipponenshcm. El mismo Sr. Cortés reduce esta ciudad á Setenil, y Ácinipo á Fregenal, cuya reducción es sin duda la mas probable, pues Fregenal está comprendida en la Bozturia céltica, conserva indicios de antigüedad, y su nombre parece de igual etimología. Ácinipo ‘ es formado por féresis de Acimpolis , cuyo fruto ostenta en sus medallas, y dé la voz latina Acinus, es sinónima la celta Regn, que los franceses han convertido en Raísin , y leído con digama eolico resulta Fragin , de donde muy naturalmente pudo formarse Fraginaüs y Fregenal (V).